ISSN: 1139-8736
Depósito Legal: B-37271-2002
Copyright: © Silvia Montero Martínez

1.4. Recapitulación

En este capítulo se ha querido ofrecer una visión general del estado de las disciplinas de la lexicología y la terminología, así como de las ramas aplicadas de ambas. Como punto de partida, se asume que la lengua, especializada o no, es una herramienta de comunicación, regulada y controlada no sólo por reglas lingüísticas sino también por convenciones sociales que dictarán unas pautas de comportamiento para cada tipo de situación. Dicho esto, las características que diferencian el discurso general del especializado y del artificial (§1.2.1. y §1.2.2.) van más allá de la dicotomía palabra-término. Si bien existen variables como temática, usuario y contexto de uso que hacen del discurso especializado una herramienta de comunicación que requiere un análisis propio, sin embargo, el hecho de que los lenguajes especializados cuenten con no pocos rasgos pertenecientes a la lengua general y el constante transvase de unidades de unas a otras hace pensar en el tratamiento de éstos como subconjuntos, fundamentalmente pragmáticos, del lenguaje global que integraría tanto a la lengua general como a todos los posibles sublenguajes. La opción que se propone es tratar palabra y término como un gradiente en el nivel de categorización, sin líneas divisorias pre-establecidas. Según este nivel de categorización, los términos se ubicarán tanto en el nivel subordinado como superordinado mientras que las palabras pertenecerán al nivel básico de categorización, formando parte, no obstante, de una misma realidad lingüística, aún cuando pertenecen a distintos niveles de lengua. Para llegar a dicha arquitectura de categorización es necesaria una estructuración previa del dominio de especialidad en categorías conceptuales dinámicas y prototípicas, a partir de la que se puedan extraer patrones semánticos y sintácticos recurrentes (§1.2.3).

Una consecuencia evidente de la división entre palabra y término, es la diferenciación entre lexicología y terminología (y por extensión entre lexicografía y terminografía) partiendo meramente de la unidad léxica (§1.3). Tras una revisión de las propuestas teóricas más relevantes sobre la lexicología y la terminología y sus ramas aplicadas, concluimos que es una cuestión bastante polémica, ya que se trata de un gradiente que no permite establecer líneas divisorias claras entre términos específicos propios de los lenguajes especializados y ul pertenecientes al nivel básico de categorización. A nuestro entender, todas ellas responden a una misma necesidad, la de sistematizar una estructuración léxica que no es más que la formalización de una estructura conceptual específica, sujeta a las normas lingüísticas y no lingüísticas que rigen cualquier acto de comunicación.

En el marco de la terminología, hemos diferenciado entre los enfoques tradicionales, tales como el de Wüster (1973), con la Teoría General de la Terminología (TGT) (§1.3.2.1) y las nuevas propuestas que surgen como alternativa a los postulados de los enfoques de los años setenta, como la de Cabré (1999), con la Teoría Comunicativa de la Terminología (TCT) (§1.3.2.2.1.) y la de Temmerman (2000), con la Teoría Sociocognitiva de la Terminología (TST) (§1.3.2.2.2.). Queda patente un reduccionismo ante la complejidad real, si se concibe la terminología como un modelo idealizado que ahoga la diversidad y la variación real existente, concibiendo las unidades léxicas como entes estáticos, meramente denominativos sin contemplar la circularidad del conocimiento y la dimensión sociocognitiva de toda comunicación. La terminología se erige, por tanto, como una materia interdisciplinar que parte del principio de la variación discursiva y que tiene como objetivo describir formal, semántica y funcionalmente las unidades que pueden adquirir valor terminológico, dar cuenta de cómo lo activan y explicar sus relaciones con otros tipos de signos del mismo o distinto sistema. Se concibe la terminología como fenómeno que ha de ser estudiado desde las ocurrencias reales en el texto, no desde la idealización de una estructura conceptual determinada por entidades normalizadoras. Además, tiene lugar en el marco de la comunicación especializada y, como tal, está sujeto a las convenciones, cambios y variaciones propios de las lenguas naturales en uso.

En el marco de la terminografía, en aras de una mejor comprensión del trabajo terminográfico que estamos llevando a cabo en esta tesis, así como de la práctica terminográfica en el marco de la traducción, es fundamental realizar una distinción entre terminografía descriptiva y prescriptiva (§1.3.3.1), por un lado y entre terminografía sistemática y ad hoc (§1.3.3.2), por otro. Así, si bien es necesario recoger todo uso prescriptivo de la lengua, la recopilación en nuestro lugar ha de ser descriptiva al mismo tiempo que sistemática, para que pueda dar cuenta de las diversas necesidades del usuario entre los que se encontrarán traductores, documentalistas, informáticos, lingüistas y lexicógrafos.


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