ISSN: 1139-8736
Depósito Legal: B-37271-2002
Copyright: © Silvia Montero Martínez

1.3.3.2. Terminografía sistemática y ad hoc

En lo que se refiere a la gestión terminográfica, definida como cualquier tipo de manipulación deliberada de información especializada (Wright y Budin 1997: 1), se pueden observar tres tipos de trabajos: i) el llevado a cabo por distintos tipos de especialistas con el fin de delimitar y estructurar un lenguaje preciso y lo menos ambiguo posible que facilite la comunicación entre expertos en la materia; ii) la estructuración sistemática de dicha información y su representación en diccionarios, glosarios, colecciones y bases de datos terminológicas casi siempre de carácter multilingüe, y iii) la recopilación ad hoc de tal información para fines de traducción y de interpretación, para la producción o edición de textos como parte de la comunicación especializada y para la gestión de la información experta.

En realidad, estos tres apartados generales hacen referencia a dos tipos de gestión terminológica, la gestión sistemática de la terminología basada en el conocimiento de un dominio determinado y aquella gestión terminográfica ad hoc que está más centrada en el texto especializado, con las consecuentes limitaciones. Según Wright y Wright (1997: 150) el primer tipo de gestión debe partir del estudio exhaustivo de la organización del dominio conceptual de especialidad, es por tanto subject-field-driven, estudiando a su vez los términos usados para comunicar dichos conceptos y dando cuenta del comportamiento lingüístico de los términos y de las posibles variantes observadas en el uso terminológico (Pérez Hernández 2001: 109). Desde el punto de vista práctico, el terminólogo debe documentar todo término que aparezca en los textos y que no forme parte del vocabulario activo general de un no especialista. De esta forma, se anticipa a las necesidades de los usuarios que pueden tener un conocimiento menor que el propio terminólogo (Wright 1997a: 19).

En cuanto al segundo tipo de gestión, ad hoc, ésta hace referencia a la frecuente necesidad de los traductores, redactores técnicos, etc. de enfrentarse a conjuntos de terminología que aparece de forma aislada o en textos fragmentados por lo que se la podría caracterizar como text-driven (Wright 1997a: 19). Las diferencias entre ambos tipos de terminografía se resumen en la siguiente tabla:

Gestión terminológica sistemática
Gestión terminológica ad hoc
Recoge los términos y conceptos de un campo de especialidad.
Identifica términos que aparecen en textos aislados.
Construye un sistema de conceptos que se enmarca en una situación comunicativa determinada.
Crea entradas betas para los términos.
Elabora definiciones estructuradas de manera sistemática y rigurosa.
Se documenta con textos disponibles.
Crea entradas para los términos.
Busca mayor información contextual con las limitaciones de tiempo existentes.
Relaciona las entradas con la estructura conceptual que refleja el sistema o sistemas de conceptos.
Sólo si hay tiempo y posibilidad, reconstruye el sistema de conceptos basándose en los fragmentos disponibles.

[Traducido de Faber 1999]

Tabla 1.3: Comparación gestión terminológica sistemática y ad hoc

En el caso de la gestión sistemática, es fácil deducir que para su óptima realización se requiere una gran cantidad de tiempo, esfuerzo e infraestructura; es necesario elaborar listas de términos extraídos de publicaciones representativas del dominio, desarrollar sistemas de conceptos y establecer relaciones de correspondencia entre dos o más lenguas a partir de un estudio detallado de los conceptos (Faber 1999). Por otro lado, en la gestión terminológica ad hoc, que tiene como meta la inmediata o casi inmediata adquisición de datos o información de un dominio en concreto, el tiempo empleado en la búsqueda y diseño es reducido. En la mayoría de los casos, por tanto, el terminógrafo ad hoc se corresponde con el usuario final. El análisis y organización de la terminología surge a partir del texto a traducir y se lleva a cabo al mismo tiempo que se avanza en la traducción:

(...) the translator takes the text as a model of the world, and uses it to elaborate a partial reconstruction of the underlying conceptual systems within the text (Faber 1999: 7).


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