Estudios de Lingüística del Español (ELiEs)
Cortesía y descortesía: teoría y praxis de un sistema de significación / Alexandra Álvarez Muro


2.1 Normas explícitas: los manuales de urbanidad

Cortesía y gramática pertenecen ambas a terrenos que se norman en la sociedad y en la lengua. La cortesía es vista como un sistema de normas de comportamiento en sociedad y está íntimamente ligada al uso verbal, dado que las relaciones sociales se dan, en una gran parte, a través del lenguaje. Estos modelos adquieren "cierto grado de obligatoriedad" (Lara 1976: 110).

Revisaremos en esta sección un conocido manual de cortesía, como una manera de observar cuáles son las normas de conducta explícitas que imperan en una sociedad. Si bien estas normas no se corresponden con el uso, los rasgos que no coinciden con la norma también forman parte de ella de la misma manera que, según Durkheim (2001), la enfermedad forma parte de la salud, lo anormal de la normalidad; sólo incluyendo la comprensión de la descortesía puede conocerse lo que es la cortesía.

Los manuales de cortesía se conocen, en Venezuela, desde la colonia, pero es especialmente en la época guzmancista cuando reciben más atención, hecho que se prolonga hasta nuestros días. Con la creación de la República, en las primeras décadas del siglo XIX, aparecen las primeras constituciones (en 1811 en Venezuela), los primeros catecismos y también los primeros manuales de urbanidad. La separación política de la madre patria no implica, ni mucho menos, la alteración del orden establecido. Bello regula, con su Gramática para el uso de los americanos, las normas del lenguaje; Carreño se ocupa de las normas sociales, la mayoría de las cuales se fundamentan en la lengua, porque la vida en sociedad está conformada por una serie de instituciones basadas en el lenguaje.

En el siglo XIX se funda una cátedra de urbanidad y buenas maneras en el Colegio Nacional, y surgen numerosos manuales sobre cortesía 26. El más conocido de estos manuales es el Manual de urbanidad y buenas maneras de Manuel Antonio Carreño, editado por primera vez en 1854, casi simultáneamente, como señala González Stephan (1998:171) con la Gramática de la lengua castellana de Andrés Bello, aparecida en 1847. En 1855, el Congreso Nacional declaró el Manual como texto indispensable para la educación y formación de los venezolanos y fue, en su momento, ampliamente conocido en toda América Latina. El Manual se erigió en Venezuela en norma nacional, sancionada por el Congreso de la República como texto para la enseñanza en 1853 (Sirola 2000). Todavía hoy editan los diarios reconocidos del país, como El Nacional, manuales de etiqueta, urbanidad y buenas maneras (ver Guevara 1998).

El Manual de Urbanidad y Buenas Maneras consta de dos libros: el primero sobre los deberes morales del hombre y el segundo, titulado Manual de urbanidad y buenas maneras, sobre la cortesía 27. El primer libro consagra el deber de la oración diaria a nuestro creador en eterno agradecimiento, y el deber de respeto a nuestros padres por sus constantes esfuerzos. Para con nuestros semejantes, tenemos deberes de caridad cristiana, que también nos debemos a nosotros mismos: en este caso se trata de cultivar el espíritu y cuidar la salud. Pocas páginas después, se inicia lo referido a la urbanidad 28 que Carreño declara como una emanación de los deberes morales, y que define como “el conjunto de reglas que tenemos que observar para comunicar dignidad, decoro y elegancia a nuestras acciones y palabras, y para manifestar a los demás la benevolencia, atención y respeto que les son debidos” (p. 9) 29.

Los principios de este manual de urbanidad son principios morales, de modo que la moral y la cortesía parecen ir de la mano en la sociedad de ese momento. Podemos resumirlos como los siguientes: ejercer los derechos propios con el menor desagrado de los demás, respetar sus derechos y reconocer sus méritos a pesar de los daños que esto pudiera traernos, así como promover el bien de los demás y renunciar a los resentimientos, sacrificando las afecciones personales al interés público. En general, se nota la tendencia a la renuncia personal a favor del bien de otros, así como la búsqueda de la armonía.




Notas

26 Entre ellos, los artículos en revistas como La Guirnalda, y Progreso y Cultura, dedicadas a la mujer como guía de la familia y base de la crianza de los hijos (Sirola, 2000). Pueden clasificarse estas obras según el campo que enfatizan en obras religiosas de moral y de crianza, obras de modales, cortesía y etiqueta y obras sobre etiqueta y protocolo; hay incluso una obra de 1998, dirigida a la escuela básica.
27 Mientras la edición colombiana de 1999 comprende ambos libros, la edición venezolana de El Nacional de 2001, incluye solamente el Manual. Utilizamos esta última por basarse en una edición previa, también publicada en Colombia, en 1965, que es fiel al original.
28 Hacemos notar que Carreño llama urbanidad lo que en este libro llamamos cortesía; pues consideramos a la primera como la competencia social no marcada.
29 En adelante solo mencionaremos el número de página del Manual, pues empleamos solamente la edición de 2001.





Estudios de Lingüística del Español (ELiEs), vol. 25 (2007)   
 ISSN: 1139-8736