Estudios de Lingüística del Español (ELiEs)
Cortesía y descortesía: teoría y praxis de un sistema de significación / Alexandra Álvarez Muro


2.1.1 La higiene

El primer paso hacia la búsqueda de la armonía es la higiene. Carreño recomienda, en un largo y detallado capítulo sobre el aseo, la necesidad de la higiene de la persona y de los objetos que la rodean, porque esta revela, entre otras cosas, “la candidez del alma”, además de hacernos atractivos ante los demás. No deja de lado las consideraciones sobre la importancia de la higiene para la conservación de la salud, pero afirma que esta “comunica belleza y elegancia a cuanto nos concierne” (p.18). Cuerpo y alma van unidos en este requerimiento.

Así como no debemos nunca entregarnos al sueño sin alabar a Dios y darle gracias por todos sus beneficios, lo que podría llamarse asear el alma, tratando de despojarla por medio de la oración de las manchas que las pasiones han podido arrojar en ella durante el día, tampoco debemos entrar nunca en la cama sin asear nuestro cuerpo... (p.19).

La importancia de la higiene en el Manual radica, ciertamente, en que la limpieza contribuye a la salud, pero el aseo también está valorado socialmente, y es “una gran base de estimación social, porque comunica a todo nuestro exterior un atractivo irresistible y porque anuncia en nosotros una multitud de buenas cualidades de las que la pulcritud es un signo casi siempre infalible” (18)30. Las sociedades se tratan como cuerpos que hay que mantener inmunes e higienizados, porque se ven como máquinas que deben funcionar correctamente31.

Despojarnos de lo sucio, lo impuro, es el primer paso para lograr el ideal que es la armonía. Esta limpieza comienza con lo espiritual, pero se extiende a todos los terrenos. Lo regido por la norma esta también higienizado. Es por ello que Carreño considera la oración dicha antes de dormir como una forma de “asear el alma” de modo que nuestra búsqueda de la pulcritud y limpieza física va aparejada de la limpieza espiritual (p.19). El aseo se debe también a los vestidos, que tampoco deben estar ni rotos, ni ajados; esto apareja a la limpieza también con el cuidado de los objetos y el mantenimiento de las cosas en un mundo sistemático y ordenado.

El aseo personal se continúa en el aseo de los espacios, nuestra casa debe mantenerse aseada; pero ese aseo debe también mostrarse, de manera que si llegáramos a considerar que “una pequeña falta puede alguna vez ser excusable en la parte interior, jamás lo será en la sala ni en los demás puntos de recibo” (p.27).

El aseo debe cuidarse también meticulosamente hacia los demás y no debemos acercarnos demasiado a la persona con quien hablamos de forma “que llegue a percibir nuestro aliento” (p.29), ni contaminarlo con otros humores físicos de nuestra persona, ni permitir que perciba nuestro calor corporal, por ejemplo, cuando cedemos el asiento: “en este caso, procuraremos por medios indirectos que la persona a quien lo ofrecemos no lo ocupe inmediatamente” (p.33). Esto, además de cuidar la higiene, parece defender el espacio personal, como si la medida de la distancia física permisible fuera el mantenerse lejos de las secreciones o del calor de nuestros semejantes.




Notas

30 Hay una curiosa relación entre las gramáticas y los manuales de cortesía, dado que ambas son recopilaciones de normas tanto para el funcionamiento de la lengua, como de la sociedad. González Stephan encuentra que la higiene, la ley y los manuales de urbanidad establecen límites, homogeneizan las entidades heterogéneas y regulan la dinámica de los contactos entre personas y grupos (González Stephan, 1998:167).
31 Por ello la relación que se traza entre las tendencias higienizantes de la sociedad con las de la lengua en el trabajo de González (1998), según quien el conocimiento de las normas de la lengua y de la buena conducta son los fines de la era moderna. La disciplina en ambos territorios es para González Stephan el fin de la educación y de allí la razón de la proliferación de gramáticas, tratados de oratoria y manuales de conducta y urbanidad (González Stephan, 1998:161).





Estudios de Lingüística del Español (ELiEs), vol. 25 (2007)   
 ISSN: 1139-8736