Estudios de Lingüística del Español (ELiEs)
Cortesía y descortesía: teoría y praxis de un sistema de significación / Alexandra Álvarez Muro


4. Ideología y buenos modales

El puesto de una señorita no es corral,
ni su sociedad la de los sirvientes.
Teresa de la Parra: Ifigenia

La construcción de la identidad que se hace a través del discurso está íntimamente ligada a la ideología, porque ésta constituye la base de la identidad social de un grupo (van Dijk 1998). Loa valores ideológicos son aquellos asumidos por un sujeto a partir de la selección de los valores axiológicos (Barros 2001: 29). En este caso, hablamos de la cortesía como un valor deseado, eufórico y de la cortesía como un valor no deseado socialmente y, por lo tanto, disfórico. En este mismo sentido, sostiene Goffman que la presentación del individuo ante otros representa los valores acreditados de la sociedad más que su comportamiento general porque, para este autor, la actuación del individuo tiene el rango de ceremonia: es la encarnación expresiva y la reafirmación de los valores de la sociedad (Goffman 1959:35).

Recordemos que Goffman considera la imagen personal como un guión representado ante los demás y que se construye en la interacción. Para van Dijk, las ideologías son esquemas que definen los criterios de pertenencia a un grupo, y a la vez definen la identidad social del mismo. En otras palabras, tan pronto como un grupo ha desarrollado una ideología, esa ideología define al mismo tiempo la base para su identidad (van Dijk 1998: 152). Lo mismo puede aplicarse a la persona: si ésta asume la ideología del grupo, se considera perteneciente a él.

La identidad es a la vez personal y social, pero en todo caso es una representación mental. Van Dijk (1998) distingue entre la identidad social o de grupo y la identidad personal. Esta última adopta dos formas: una representación mental personal de sí mismo, como un ser humano único con sus experiencias y biografía propias, como se lo representa en modelos mentales acumulados, y el auto concepto abstracto delicado de esta representación, a menudo en la interacción con otros; una representación mental social de sí mismo, como una colección de pertenencias a grupos, y los procesos que están relacionados con tales representaciones de pertenencia. La identidad social se fundiría con un esquema grupal (p.54). Las representaciones que hacen los seres humanos de sí mismos son suertes de narrativas personales ubicadas en la memoria episódica, abstracciones construidas gradualmente a partir de la historia personal. Por la misma razón de que estos modelos incluyen las representaciones que se fabrican en la interacción social, se considera que estas auto-representaciones dependen de cómo los demás miembros del grupo nos ven, y nos definen y tratan (p. 152).

Cabe recordar que este autor distingue entre la identidad del grupo y la ideología, puesto que esta última es la base “axiomática” de las representaciones sociales compartidas. Eso significa que las ideologías forman, a lo sumo, la base de la identidad grupal, esto es, las proposiciones fundamentales que corresponden a evaluaciones más o menos estables sobre “nuestros” criterios de pertenencia al grupo, actividades, objetivos, normas y valores, recursos sociales y, especialmente, nuestra posición en la sociedad y las relaciones con otros grupos especiales. Pueden ocurrir cambios en las creencias de una persona o de un grupo, por lo que van Dijk usa el término identificación para estos tipos de pertenencia (van Dijk 1998: 156).

A diferencia de las ideologías, dice van Dijk, las identidades sociales no necesitan estar limitadas al campo cognitivo. La identidad del grupo también puede definirse, al menos parcialmente, en términos de las prácticas sociales características de sus miembros, incluyendo acciones colectivas (1998:158). En este aparte entran los acontecimientos históricos notables, los símbolos, etc. que pueden llegar a ser cotidianos, como es poseer una tarjeta de crédito; la tarjeta American Express, por ejemplo, nos hace “miembros” del grupo exclusivo de sus tarjetahabientes. También entran a jugar un papel, en la identidad del grupo, prácticas como las de la cortesía. Fairclough (1989) explica, en este mismo sentido, que la ideología está en las estructuras, porque muestra los eventos como práctica discursiva constreñida por convenciones sociales, normas e historias. Para este autor,

Una serie de propiedades de los textos se considera potencialmente ideológica, incluyendo rasgos del vocabulario y metáforas, gramática, presuposiciones e implicaturas, convenciones de la cortesía, intercambios de habla (toma de turnos), sistemas, estructura genérica y estilo. (Fairclough, 1995b: 2)





Estudios de Lingüística del Español (ELiEs), vol. 25 (2007)   
 ISSN: 1139-8736