ISSN: 1139-8736
Depósito Legal: B-39120-2002
Copyright: © Chantal Pérez

4.1.3 Unidades terminológicas y léxico: la dimensión lingüística

El interés de la terminografía por la dimensión conceptual de las unidades terminológicas es inseparable del estudio de las denominaciones que los conceptos reciben en el seno de un área de especialidad. En este sentido, la relación que se establece entre la estructura conceptual y la estructura léxica es lo que el terminógrafo, en su labor, persigue capturar:

Terminology is concerned with concepts and hence knowledge structures only to the extent to which they are represented in the lexicon of a language. A theory of terminology is therefore primarily concerned with a referential system which relates knowledge structures to lexical structures and defines the constituent elements of each type of structure.

Sager (1990: 14)

Aunque, como ya vimos en el apartado 3.4.2, la línea divisoria entre unidades léxicas y unidades terminológicas no puede establecerse claramente, el vínculo explícito que se establece entre el concepto y la denominación aparece destacado en la mayoría de las definiciones que encontramos de término. Así, por ejemplo, la norma ISO 1087 (1990) Vocabulary of Terminology lo define de la siguiente manera:

term: Designation of a defined concept in a special language by a linguistic expression. Note: a term may consists of one or more words (i.e. simple term or complex term) or even contain symbols.

Esta definición hace hincapié en el carácter lingüístico de la denominación, aunque se reconoce la posibilidad de utilizar otros medios (símbolos, formulas o gráficos, por ejemplo) para designar un concepto. Una definición similar la ofrece de Bessé:

[...] a term is defined as a meaningful unit comprising one word (simple term) or several words (complex term) that represents a single specific concept within a subject field.

de Bessé (1997: 64)

Hasta hace relativamente poco, la mayoría de los teóricos de la terminología, siguiendo la teoría terminológica tradicional, consideraban a los términos como unidades unívocas (la relación entre denominación y concepto es única) y monorreferenciales (un término sólo puede designar un concepto). La realidad del uso terminológico, sin embargo, ha puesto de manifiesto que, si bien ésta es la situación más deseable, en ocasiones un término puede usarse para designar conceptos diferentes (guardando o no un núcleo común de significado) en áreas de especialidad diferentes y, el caso contrario, un mismo concepto puede tener denominaciones alternativas; así, por ejemplo, un tipo particular de leucemia, chronic myelogenous leukemia, puede ser denominada también chronic myelocytic leukemia, chronic myelosis leukemia o chronic myeloid leukemia. Además, estas cuatro formas se corresponden a su vez con una única forma abreviada, las siglas CML.

Si bien las unidades terminológicas no son tan unívocas ni monorreferenciales como sería deseable, es indudable que el proceso de asignación de denominaciones es mucho más sistemático y controlado que en la lengua general. Los procesos de creación de nuevas denominaciones (ya sea por medio de la modificación del significado unidades léxicas ya existentes o por la creación de unidades nuevas) se encuentran bien documentados y suelen ajustarse a unos principios metodológicos definidos de antemano.43

En la gran mayoría de los casos, el cuidado puesto en la elección de las denominaciones responde a un deseo de transparencia, es decir, a hacer que el vínculo entre las características que definen el concepto y la denominación se perciba lo más explícitamente posible:

Designation in special languages, therefore, aims at transparency and consistency; often attempts are made to make designations reflect in their structure major conceptual features or characteristics of the concepts they represent.

Sager (1990: 57)

De esta forma, siguiendo con nuestro ejemplo anterior, una característica del concepto de leucemia es que puede ser clasificada según el desarrollo de la enfermedad sea crónico (chronic) o agudo (acute); para hacer explícita esta característica, junto al tipo de leucemia antes mencionado chronic myelogenous leukemia, también aparece la denominación acute myelogenous leukemia. Al igual que en el caso anterior, también encontramos acute myelocytic leukemia y acute myeloid leukemia como denominaciones alternativas a acute myelogenous leukemia (aunque no tenemos constancia de la existencia de la denominación acute myelosis leukemia).

Atendiendo a su dimensión lingüística, las unidades terminológicas pueden tipificarse de acuerdo a cuatro aspectos que las caracterizan: la forma, la función, el significado y la procedencia (Cabré 1993: 176 y ss.):

  1. Criterios Formales
    1. Dependiendo del número de morfemas que lo componen, los términos pueden ser simples (sangre) o complejos (sanguíneo).
    2. Según el tipo de morfemas que intervienen en la formación de un término complejo, los términos pueden ser derivados (si están formados por una base léxica y uno o varios afijos, como en el caso de terminología) o compuestos (si están formados por la combinación de dos o más bases léxicas, por ejemplo videoconferencia).
    3. Los términos complejos, además, pueden estar formados por combinaciones de palabras con una determinada estructura sintáctica. A esta posibilidad hacían referencia las definiciones de término que antes mostrábamos, donde se señalaba que podía estar constituido por "una o más palabras". Aunque, en términos estadísticos, la aparición de estructuras sintagmáticas que funcionan como una unidad es mucho más frecuente en lenguajes especializados que en la lengua general (Goffin 1992: 431), en la práctica puede resultar difícil dilucidar si se está tratando con un sintagma terminológico, con una combinación libre de elementos, o con alguna de las posibilidades intermedias de fijación en la combinación de elementos, como son las unidades fraseológicas o las colocaciones. En términos teóricos, no parece existir consenso sobre los dominios estrictos que delimitan los términos compuestos de las unidades fraseológicas con mayor o menor grado de fijación, las características distintivas de cada una de ellas o la denominación que debe dárseles.44 Para los propósitos de nuestra investigación, y siguiendo las indicaciones que encontramos en Wright (1997) y Tercedor (1998), consideraremos términos compuestos (o sintagmas terminológicos) a aquellas combinaciones multipalabra que designan "one concept that potentially represents a greater whole than the sum of its constituent parts" (Wright 1997: 14). Por otra parte, las unidades fraseológicas (que, a su vez pueden gozar de un mayor o menor grado de fijación) designan, en palabras de Tercedor (1998: 94) "varios conceptos unidos y en las que las unidades léxicas independientes pueden por tanto funcionar de forma aislada, manteniendo su significado originalde forma aislada, manteniendo su significado original".quot;.45
    4. También atendiendo a criterios formales, existen términos que deben su formación a procesos de reducción o truncación, de forma que están formados por términos complejos. Éste es el caso de las siglas (unidades formadas por la combinación de las iniciales de varias palabras, por ejemplo SIDA (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida) o CML (Chronic Myelogenous Leukemia); los acrónimos (formados por la combinación de elementos de un sintagma desarrollado, como en terminótica -terminología automática); las abreviaturas (att., ss.) y las formas abreviadas (auto -automóvil).

  2. Criterios Funcionales: atendiendo a la función que los términos desempeñan en el discurso, los términos pueden clasificarse, según Cabré (1993: 180) en nombres, adjetivos, verbos y adverbios. Las palabras eminentemente funcionales (preposiciones, conjunciones, artículos, pronombres) no son consideradas como posibles términos aunque, en nuestra opinión, puedan existir casos dudosos, como son los conectores if, or y and, que sin duda poseen un significado mucho más específico en el discurso científico (y, por supuesto en el lenguaje de la lógica) que en el lenguaje general. La proporción de unidades terminológicas que pertenecen a la categoría nominal es, sin lugar a dudas, mucho mayor que la de los verbos o adjetivos. De hecho, otros autores como por ejemplo Sager (1990: 58 y ss.), no mencionan la posibilidad de que existan términos adverbiales o incluso niegan que puedan existir unidades terminológicas adjetivales o verbales.
  3. Criterios Semánticos: los términos pueden clasificarse según la clase de conceptos que denominan. Esta clasificación presupone que los conceptos han sido agrupados en clases atendiendo a las características que los describen y a las relaciones que se establecen entre ellos (tareas que, tal y como veremos en el apartado 4.2 y en el capítulo 6, no son nada fáciles). Por el momento, siguiendo lo indicado en Cabré (1993: 180) podemos establecer cuatro grandes clases de conceptos, que se expresan normalmente por una clase funcional determinada:

    • objetos o entidades: nombres
    • procesos, operaciones, acciones: verbos, nombres verbales
    • propiedades, estados o cualidades: adjetivos, nombres
    • relaciones: verbos, adjetivos.

  4. Procedencia Lingüística: los términos pueden haber sido formados usando recursos lingüísticos ya existentes (asignando un nuevo significado a una palabra ya existente, como en el caso de ratón o mouse en informática), pueden haberse formado por medio de la modificación de recursos lingüísticos existentes (ya sea derivación, composición o truncación) o pueden formarse por la creación de unidades lingüísticas nuevas (neología), ya sean éstas unidades léxicas totalmente nuevas o préstamos de otras lenguas (véase Sager (1997) para un amplio tratamiento de estos procesos de formación de términos).


Notas

43 Véase, por ejemplo, Sager (1990: 61 y ss.), Sager (1997) y Cabré (1993: 188 y ss.).

44 A este respecto véase Corpas Pastor (1996), Butler (1998b y en prensa) y Tercedor Sánchez (1998), donde se discute en profundidad el alcance de la fraseología y las diferentes posturas existentes sobre este tema, en referencia a la lengua general en los dos primeros casos y a los lenguajes de especialidad en el tercero.

45 Otros autores, por ejemplo Meyer & Mackintosh (1994) usan un término más amplio, phraseme, para incluir tanto compuestos nominales como colocaciones, aunque reconocen que los primeros suelen designar un solo concepto, mientras que los segundos no.


Índice General I Índice Capítulo 4 I Siguiente

ISSN: 1139-8736
Depósito Legal: B-39120-2002
Copyright: © Chantal Pérez