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3.2.2 Terminología descriptiva: el vínculo necesario entre realidad y normalización

Definíamos en el apartado 3.2 la terminología descriptiva como la realizada por los profesionales de la traducción, los redactores de textos técnicos y los investigadores de las ciencias sociales. Éstos, según la descripción que encontramos en Wright y Budin (1997: 329), se ocupan sólo de documentar y recopilar terminologías, sin que sus decisiones sean vinculantes en el dominio especializado en el que se mueven.

Podría parecer, por tanto, que la actividad terminológica más autorizada, por referirnos a ella de algún modo, puede llevarse a cabo sólo en el seno de un organismo normalizador, y que otros tipos de actividad terminológica quedan relegados simplemente a soluciones ad hoc (Wright & Budin 1997) o a trabajos sin trascendencia.

Sin embargo, otros autores, como Sager (1990: 3) en la definición que ofrecen de terminología no hacen referencia expresa a la actividad normalizadora33 y Cabré (1993: 35-36) enfatiza la importante labor que realiza la terminología como vehículo de comunicación entre especialistas y profesionales, aludiendo a aquellos casos, como por ejemplo las traducciones de textos técnicos, en los que resuelve necesidades comunicativas reales de forma rápida y eficaz. En un texto más reciente (Cabré 1999a: 134), en el que expone los fundamentos de la ya mencionada Teoría Comunicativa de la Terminología, Cabré afirma que todo trabajo terminológico ha de tener, al menos inicialmente, un carácter descriptivo, ya que el trabajo terminológico supone la recopilación de los términos usados en la comunidad especializada. Sólo después de la descripción puede plantearse la reducción de las posibles variantes a una de las formas que ha de considerarse como preferente o recomendada.

Por su parte, Sager (1990: 212) también considera el trabajo descriptivo como un trabajo preliminar obligatorio para la normalización:

Earlier terminologists attempted to record only accepted or approved usage, thereby establishing something like a recommended form of a term. It is increasingly being recognised that fixation of usage, e.g. by means of prescription or standarisation, follows established usage and does not precede it. This attitude points to a more realistic appreciation of the uses of language whereby the communicative use is given the primary position before the classificatory and ideational uses which we observe in action during term formation. This fundamental shift in emphasis places considerable stress on the observation and recording of usage which in turn can positively influence term formation.

Para Sager, pues, la normalización terminológica debe seguir los dictados del uso de los especialistas y, por supuesto, este seguimiento no puede llevarse a cabo si la labor terminológica descriptiva no se realiza de forma exhaustiva y si no se vehiculan canales de comunicación fluidos entre especialistas, terminólogos descriptivos y organizaciones normalizadoras.

De esta falta de comunicación entre usuarios de terminología y organizaciones terminológicas se hacen eco Ahmad et al. (1994: 43) cuando señalan que "standardized terminology is idealized. It does not always reflect language as it is used". En esa misma dirección apunta Pearson (1998: 16), cuando afirma que la visión estática de los términos que ofrecen la mayoría de los repositorios terminológicos normalizados no sirve para dar cuenta de las múltiples ocasiones en las los especialistas extienden, reutilizan o simplemente abusan del significado de determinados términos ni de los cambios a los que, debido tanto a la evolución lingüística como a la evolución tecnológica, pueden verse sometidos los términos que designan los conceptos.34

En otras ocasiones, la excesiva fragmentación y especialización de los contenidos de los repositorios terminológicos normalizados hace que éstos se alejen de la realidad interdisciplinar en la que sus usuarios los crean y utilizan:

There is an assumption that terminology is used only by a closed expert community, and that each subject field has its own discrete terminology. When a lexical item cannot be said to belong exclusively to one subject field, terminologists are not in agreement on how it should be treated. Furthermore, in the traditional approach, there appears to be a tendency to describe all special subject fields as separate entities. While this approach may be possible for the representation of the terminology of the exact sciences, it poses problems for other disciplines. With increasing interdisciplinarity, the demarcation lines between subject fields are becoming blurred; there is often considerable overlap between subject fields.

Estas son algunas de las razones que nos llevan a pensar que, para que la terminología pueda cumplir las funciones a las que hacíamos referencia en el apartado 3.1.1, no sólo debe existir un buen canal de comunicación entre los terminólogos descriptivos, los especialistas y los organismos normalizadores, sino que es imprescindible que las labores de terminología descriptiva se lleven a cabo teniendo muy en cuenta los diferentes contextos comunicativos en los que los especialistas hacen uso de la terminología de la que ellos han de dar cuenta, y haciendo un seguimiento intensivo de los cambios y desarrollos en el ámbito conceptual del campo de especialidad. Este seguimiento debe ir paralelo al estudio del uso lingüístico y terminológico que, sin duda, reflejará y dará cuenta de estos desarrollos y variaciones.

Para que la terminología descriptiva pueda llevar a cabo lo que Wright & Wright (1997: 150) denominan Systematic Terminology Management, deberá, por tanto, partir del estudio exhaustivo de la organización del campo conceptual de especialidad, estudiando a su vez los términos usados para comunicar dichos conceptos, y dando cuenta del comportamiento lingüístico de los términos y de las posibles variantes observados en el uso terminológico.

Desarrollaremos ampliamente en los capítulos siguientes el tipo de gestión terminológica sistematizada que proponemos, haciendo especial hincapié en las fuentes de información con las que ésta cuenta para recopilar la información terminológica y los mecanismos de representación en las que puede apoyarse el terminólogo descriptivo en su misión de estructurar el campo conceptual de especialidad y asignar a dichos conceptos la información pertinente. En nuestra opinión, sólo de esta forma la terminología descriptiva se podrá erigir en el puente necesario entre la realidad del uso de los términos de especialidad y la ardua, laboriosa y, en ocasiones lenta, normalización terminológica.


Notas

33 Aunque sí hacen referencia a ella en otras secciones de las publicaciones citadas: Cabré (1993) dedica una sección su libro a la normalización general y otra a la normalización terminológica y Sager (1990: 114 y ss.) discute los principios, objetivos y métodos de la normalización terminológica.

34 Pearson (1998: 16) pone el ejemplo de la definición del término CD-ROM, en la cual, hace algunos años se habría especificado que es un medio electrónico para el almacenamiento de textos escritos. En la definición actual de término, sin embargo, habría que especificar que es un medio de almacenamiento tanto para ficheros de texto como para vídeo, sonido o gráficos. El significado del término, por tanto, ha ido evolucionando acorde con la realidad a la que hace referencia.


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