ISSN: 1139-8736
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2. Aproximaciones al conocimiento parte-todo
 


2.1 Enfoques léxico-relacionales: la meronimia
2.2 Aproximaciones constructivistas
2.3 Conclusiones
 


    En este capítulo presentaré las aproximaciones teóricas que han tratado, desde diversos puntos de vista, el tema del conocimiento parte-todo relativo a entidades -por tanto codificado en el lenguaje mediante nombres-. Dichas aproximaciones pueden dividirse en dos clases principales: léxico-relacionales y constructivistas.

    Las aproximaciones del primer tipo son de orden exclusivamente lexicológico, luego no toman en consideración el modo sintagmático de individuación en el lenguaje. En dicho marco se asume que el significado léxico viene determinado por las relaciones que cada unidad establece con el resto del lexicón, tomado en su conjunto como una gran red semántica. Se trata pues, de aproximaciones de clara raigambre estructuralista, con diferentes matices. Por una parte, los análisis de Lyons y Cruse son de orden lingüístico-descriptivo, evitándose la toma de compromisos teóricos acerca de la posible realidad mental de las unidades léxicas y de las relaciones que entre ellas se establecen. En su trabajo el análisis semántico se fundamenta de forma exclusiva en juicios de normalidad o anormalidad respecto a la aparición de las unidades léxicas en diversos contextos lingüísticos. Por contra, los investigadores situados en el marco de la psicolingüística (Miller y Johnson-Laird; Winston, Chaffin y sus colegas) postulan la existencia real en la mente de una estructuración relacional del conocimiento léxico-semántico. En ambos casos, la relación parte-todo, o de meronimia, es considerada como uno de los tipos fundamentales de estructuración del lexicón, el cual se superpone a la relación taxonómica (o de hiponimia) y es en cierto modo transversal con respecto a ésta (ver fig. II.1).
 


Fig. II.1: Taxonomía y Meronimia
 

    El autor que trata de forma más extensa y precisa las relaciones de parte desde un punto de vista estrictamente lingüístico es Cruse (1986), partiendo de las consideraciones previas de Lyons (1977). La aproximación de Cruse, sin embargo, no puede desligarse de los modelos psicológicos de la memoria léxica. Ciertamente, ni Cruse ni previamente Lyons reclaman para sus análisis status alguno de realidad mental; por contra, se basan únicamente en juicios de aceptabilidad lingüística de las palabras en contexto. Pero no debe pasar desapercibido el hecho de que el análisis de la meronimia de Cruse recoge los realizados en el campo de la psicolingüística anteriormente por Chaffin y Herrmann (1984), y simultáneamente por Winston et al. (1987); mientras este último, a su vez, se apoya ampliamente en el de análisis lingüístico de Cruse. Como tampoco que la aproximación de Winston et al. se enmarca en el modelo de la memoria léxica desarrollado por Miller y Johnson-Laird (1976); mientras que, ya en el campo de la representación computacional, WordNet, una base de datos que proclama basarse en principios psicolingüísticos -desarrollada por el equipo del propio Miller (Miller et al., 1990)-, utiliza para la definición de las relaciones léxicas, entre otros, los análisis lingüísticos de Cruse. Finalmente, una base de datos léxico-relacional que no prentende ser un modelo psicolingüístico sino puramente lingüístico, EuroWordNet, se fundamenta tanto en el trabajo lingüístico de Lyons y Cruse como en el piscolingüístico de Miller y Winston et al. (cf. Alonge et al., 1996; Climent et al., 1996).

    Como puede verse, en el campo de la semántica léxico-relacional, los modelos puramente lingüísticos y los psicolingüísticos se entrecruzan e incluso se solapan, nutriéndose los unos de los otros hasta formar, prácticamente, un cuerpo teórico único. Esta situación no debe resultarnos extraña, sino que por el contrario resulta habitual en lingüística. El lenguaje es una manifestación privilegiada de las facultades cognitivas del hombre; quizá, incluso, una de dichas facultades cognitivas; pero en todo caso, lenguaje y cognición humana son realidades inseparables. Por ello, no debe resultar en modo alguno insólito que descripciones lingüísticas y modelos psicolingüísticos guarden paralelismos e interaccionen entre sí.

    Los dos modelos principales de organización de la memoria léxico-conceptual son, según Saint-Dizier y Viegas (1995), el de Collins y Quillian (1972) y el antes citado de Miller y Johnson-Laird (1976). En la representación de Collins y Quillian la memoria léxica se estructura en forma de grafo, es decir, de nodos (conceptos) conectados por relaciones binarias de tipo lógico o asociativo ('y', 'o', ...). Dicha estructura se basa en el principio de economía organizativa, no previendo, pues, la existencia de redundancias en cuanto a conexiones y almacenamiento de la información, por lo que dicho modelo se ha visto invalidado a la luz de posteriores avances en el campo de la neurolingüística (p.e. vid. Damasio y Damasio, 1992) que parecen demostrar que la organización de la memoria no se rige por el principio de economía sino por el de eficiencia, con multiplicidad de conexiones y redundancias que permiten un acceso flexible a la información.

    El modelo de Miller y Johnson-Laird es compatible con la redundancia y la diversidad organizativa (cf. Miller et al., 1990). En su aproximación (ver fig. II.2) los conceptos son estructuras que median entre esquemas perceptuales, etiquetas léxicas e información gramatical asociada a estas últimas. Los esquemas perceptuales incluyen información sobre las características distintivas de los objetos (forma, color, dimensión, etc.) -extraídas a partir de la percepción y luego esquematizadas-, información funcional y posiblemente otros tipos de información mnésica. El significado de los conceptos se deriva en dicho modelo de las diferentes relaciones (Es-Un, Parte-De, ...) que establecen con otros conceptos. Las aproximaciones léxico-relacionales que, por lo que refiere a las relaciones parte-todo, describiré en este capítulo, se enmarcan dentro de este modelo.
 


Fig. II.2: Modelo de organización de la memoria de Miller y Johnson-Laird
 

    Las aproximaciones que trataré en la segunda parte de este capítulo, y que denomino constructivistas, difieren de las anteriores en que no se ciñen, como mínimo no de forma estricta, al estudio del significado en su vertiente puramente lexicalizada -en el que, de modo más o menos tácito, se toman a las unidades léxicas como punto de partida del análisis semántico-, sino que centran su estudio en las categorías mentales que, según se postula, subyacen al conocimiento lingüístico. En este tipo de aproximaciones no se aborda el conocimiento parte-todo como una mera relación paradigmática entre unidades léxicas. Por una parte, la corriente cognitivista considera que dicho conocimiento es uno de los mecanismos fundamentales que dan lugar a la formación de las categorías mentales (que ulteriormente serán expresadas mediante unidades lingüísticas). A partir del trabajo de Rosch (p.e. 1973, 1976) se introduce en los modelos de memoria léxico-conceptual la noción de prototipo, o ejemplo típicamente representativo de un concepto o de los rasgos asociados a un concepto. Dicha aproximación supone un notable cambio de enfoque respecto al tipo de información que dota de significado a los conceptos, al establecerse relaciones de proximidad entre éstos y ejemplares prototípicos de las categorías. En ella, además, los conceptos se construyen a partir de cierto número de rasgos, siendo un tipo fundamental de ellos, como veremos, los denominados rasgos de parte.

    Por otra parte, Jackendoff postula la existencia de rasgos conceptuales extralingüísticos susceptibles de dar cuenta de realizaciones lingüísticas en las que se ven implicados modos ciertamente sutiles de inclusión parte-todo -como la relación unidad-pluralidad, la relación entre una entidad y sus límites, o la relación entre una entidad y la sustancia que la conforma-. En el modelo de Jackendoff (p.e. 1992) no existe un componente léxico propiamente dicho, sino que se postula que el lexicón se halla distribuido en las reglas de correspondencia entre módulos mentales, p.e. entre las reglas que relacionan estructuras fonológicas y estructuras sintácticas; y entre estructuras sintácticas y estructuras conceptuales (ver Fig. II.3). Siguiendo la línea generativista, Jackendoff concibe la mente como una estructura modular secuencial, en la que cada módulo (p.e. fonológico, sintáctico, conceptual) recibe un input de un módulo previo y genera un output al módulo siguiente.

    Al igual que el modelo de Collins y Quillian, la estructura modular de la mente parece haber sido desmentida por los más recientes descubrimientos en materia de funciones corticales que, como he apuntado antes, sugieren una estructura en forma de red distribuida con múltiples interconexiones e interacciones entre todo tipo de nodos informativos. Sin embargo, el análisis de Jackendoff (1991) relativo a diversos aspectos de la información parte-todo es, como veremos posteriormente, susceptible de ofrecer explicación a diversos problemas de tratamiento del lenguaje, como por ejemplo el que desarrollaré en §7, las restricciones de selección de los nombres partitivos.
 


Fig. II.3: Modelo de la organización de la memoria de Jackendoff
 

    A pesar de las diferencias teóricas entre los diferentes modelos, a efectos de representación computacional del conocimiento léxico, las nociones de concepto lexicalizado que manejan todos ellos son igualmente representables en bases de representación del conocimiento. Resulta hasta cierto punto irrelevante desde el punto de vista de la formalización que el significado se defina en el modelo de Miller y Johnson-Laird mediante relaciones, y en el modelo cognitivista mediante rasgos, dado que, en una base de datos léxica, los rasgos pueden ser vistos como etiquetas de relación, y las relaciones como nombres para los rasgos. Tomemos por ejemplo los conceptos lexicalizados 'ave' y 'ala'. En WordNet -formalismo directamente basado en el modelo de Miller y Johnson-Laird- hallaríamos la representación parcial esquematizada a la izquierda de Fig. II.4; por otra parte, una representación basada en rasgos -como la utilizada en LKB (Copestake, 1992), formalismo que describiré y utilizaré más adelante- tomaría la forma que puede verse a la derecha de la misma figura. Como puede observarse, salvando divergencias teóricas, desde el punto de vista de cantidad de información representada y contenido de la misma, ambas representaciones son perfectamente equivalentes.

    En cuanto al modelo de Jackendoff, los elementos explicativos que en el mismo aparecen como primitivas conceptuales son, a pesar de enmarcarse en un modelo cognitivo totalmente dispar, igualmente representables en forma de rasgos y/o de nodos de la ontología de tipos en los formalismos de representación del conocimiento léxico y, en definitiva, asumibles como parte del conocimiento que comparten los hablantes.
 


Fig. II.4: Comparación de representaciones
 

    En todo caso, y a modo de corolario de esta introducción, es preciso hacer notar las aproximaciones de uno y otro tipo, léxico-relacionales y constructivistas, no deben ser consideradas como radicalmente disjuntas, sino que tienen diversos aspectos en común que podrían dar pie a otros modos de estructuración de este capítulo. El constructivismo y la aproximación psicolingüístico-relacional comparten la postulación de realidad mental para los constructos teóricos que se proponen. En particular, tanto el cognitivismo como la psicolingüística, con diferentes matices, asumen algún tipo de organización del significado léxico en el cerebro humano en forma de red distribuida multirrelacional. En otro orden de cosas, por lo que atañe a la posibilidad de formalización del conocimiento semántico para el procesamiento del lenguaje, tanto la aproximación psicolingüística como la de Jackendoff comparten una clara orientación en dicho sentido, dado que postulan la existencia de constructos semánticos -en el primer caso relaciones, en el segundo rasgos conceptuales- codificables en formalismos de representación del conocimiento lingüístico.

    Así pues, pasaré a continuación a describir en primer lugar en §2.1 las aproximaciones léxico-relacionales en lo que refieren al conocimiento parte-todo; y en segundo lugar en §2.2 veremos las aproximaciones constructivistas.
 
 



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Climent S. (1999) Individuación e información Parte-Todo. Representación para el procesamiento computacional del lenguaje. Estudios de Lingüística Española (ELiEs).

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