ISSN: 1139-8736
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    2.2 Aproximaciones constructivistas
 


2.2.1 La gramática cognitiva
2.2.2 La semántica conceptual: Jackendoff



    Los análisis que presentaré en esta sección representan un notable cambio de enfoque metodológico respecto a las descritas en § 2.1, al no centrarse en relaciones estructurales sino en los principios mentales subyacentes a la creación de categorías léxicas. La gramática cognitiva, en concreto, fija su atención primordial en el proceso de categorización mental, del que, según se postula, el conocimiento parte-todo parece ser uno de los mecanismos básicos de construcción de las categorías. Asimismo se hipotetiza que los esquemas generales parte-todo emergen en los humanos a partir de una concepción experimentalista del propio cuerpo tomado como el esquema parte-todo prototípico. En § 2.2.1 presentaré el cognitivismo, finalizando con el análisis crítico de las teorías relacionales del conocimiento parte-todo -vistas en la sección anterior- realizado desde un punto de vista cognitivista por Iris et al. (1988). En dicho análisis se critica la excesiva subclasificación de las relaciones meronímicas realizada por los psicolingüistas, postulándose por el contrario un número muy reducido de esquemas merológicos básicos.

    En § 2.2.2 veremos la aproximación de Jackendoff (1991), el cual, a partir de unos hipotéticos elementos conceptuales atómicos innatos, da cuenta de aspectos íntimamente relacionados con el conocimiento parte-todo, tales como límites de entidades, pluralidad, entidades granulares constituidas internamente por elementos de un cierto tipo, o relaciones (que dan lugar a alternancias polisémicas) entre una entidad y la materia de la que está hecha. Los análisis de Jackendoff, -prescindiendo de consideraciones sobre innatismo o realidad psicológica de los elementos conceptuales que postula- resultarán, por su alto nivel explicativo, de gran utilidad para la representación formal de diversos aspectos del conocimiento lingüístico que desarrollaré en la segunda parte de este trabajo.
 
 

2.2.1 La Gramática Cognitiva

    La Gramática Cognitiva (en lo sucesivo GC) es una corriente heterogénea emparentada con el funcionalismo y la Semántica Generativa, impulsada en los últimos años por lingüistas como Lakoff, Langacker, Fillmore y Talmy entre los más destacados. Nace en cierta forma como reacción al generativismo, a partir de la negación de que la gramática sea un módulo autónomo e independiente del cerebro, un sistema innato dirigido a generar de forma algorítmica el conjunto de frases bien formadas de la lengua a partir de un conjunto universal de categorías sintácticas autodefinidas (N, V, A, P) y un sistema de reglas y operaciones sobre el orden de aparición de dichas categorías en el lenguaje. Por contrapartida, la GC postula que la capacidad lingüística es indisociable de las capacidades cognitivas generales:

    "Language, being at once both the creation of human cognition and an instrument in its service, is thus more likely than not to reflect, in its structure and functioning, more general cognitive abilities"

    ["El lenguaje, siendo al mismo tiempo una creación de la cognición humana y un instrumento a su servicio es, en consecuencia, más posible que sea que no que no sea, en su estructura y funcionamiento, un reflejo de capacidades cognitivas más generales."]

Taylor (1989)

    En dicho marco, por consiguiente, las categorías lingüísticas no son vistas como constructos mentales autónomos y autosuficientes sino como algo directamente imbricado en el conjunto de las categorías (conceptos) mediante las cuales los humanos comprenden y organizan el mundo (no lingüístico) que les rodea. Así, los lexemas no son únicamente categorías lingüísticas, sino que además son correlatos de categorías no lingüísticas: la existencia en español de las palabras 'árbol' y 'arbusto', por citar un caso, es no sólo un hecho lingüístico sino también algo inseparable de una cierta forma de organizar, en un determinado entorno sociocultural, un determinado aspecto de la realidad.

    La principal consecuencia de esta forma de enfocar el lenguaje es que la comprensión de los procesos lingüísticos pasa por la comprensión de los procesos mentales dado que, por hipótesis, los primeros no son sino un subconjunto de los segundos. A tal respecto, una parte fundamental de la investigación en GC se relaciona con las teorías de Rosch sobre categorización y la noción de prototipo como método de creación y organización de categorías mentales, por oposición a la concepción aristotélica de las clases como conjuntos definidos mediante condiciones necesarias y suficientes.

    Respecto a la relación entre categorías lingüísticas y categorías mentales es preciso apuntar que para la GC las primeras surgen de una interacción entre convención y motivación; es decir, se aparta de las posiciones extremas que suelen ser denominadas (cf. Taylor, 1989) Nominalismo y Realismo. Desde un punto de vista nominalista el significado léxico es arbitrario, un reflejo de la convención. Por contra, la perspectiva realista postula que los conceptos reflejan propiedades realmente existentes en el mundo. Así, un concepto léxico como [rojo] , surgiría para un nominalista a partir de la observación de como la palabra 'rojo' es usada en convencionalmente en castellano; por contra, para un realista, 'rojo' corresponde directamente y sirve para designar al conjunto de las cosas que son rojas -en notación de teoría de conjuntos, el adjetivo 'rojo' se representa como l X rojo(X), siendo una expresión con referencia 'al conjunto de las cosas rojas'-.

    Desde el punto de vista de la GC resulta obvio aceptar que, siendo como es el lenguaje un sistema simbólico convencionalizado, éste impone una serie de categorías a sus usuarios; pero ello no debe implicar que las categorías sean necesariamente arbitrarias, sino que diversos factores (p.e. las discontinuidades que de hecho existen en el mundo, los mecanismos perceptivos de los humanos, etc.) son susceptibles de actuar como desencadenantes de la formación de categorías lingüísticas. Por tanto la categorización (p.e., formación del concepto léxico [rojo] ), deberá ser entendida como el resultado de una dialéctica entre convención lingüística y motivación externa.

    Otra consecuencia de orden metodológico en la GC es el enfoque radicalmente semanticista del estudio del lenguaje. En palabras de Lakoff (1987), "meaning is all language is about": de lo que trata el lenguaje es del significado. Es decir, nada en lingüística tiene razón de ser si no se contempla desde el punto de vista de la conceptualización y la transmisión de significado, luego el estudio de la sintaxis como sistema autónomo o módulo únicamente sujeto a una dialéctica de input/output (entran estructuras lingüístico-semánticas, salen formas fonológicas; o viceversa), es visto como un sinsentido. Como efectos principales de dicho enfoque tenemos las siguientes hipótesis de trabajo:

    · Las estructuras sintácticas no son constructos generativos de origen innato, sino elaboraciones de un conjunto de esquemas o patrones prototípicos -kernels- adquiridos en la fase de aprendizaje de cada lengua en particular
    · Los miembros de las categorías sintácticas comparten un conjunto básico de propiedades semánticas (cf. Langacker, 1987)
    · No existe contraposición entre semántica lingüística y conocimiento general: la organización del significado es un todo indisociable.

    Queda fuera del alcance de este trabajo el ofrecer una revisión general del trabajo realizado en GC, tanto por amplio y diverso como por heterogéneo en cuanto a puntos de vista de los diversos autores sobre el mismo tipo de temas. Me limitaré pues a exponer las bases generalmente admitidas como comunes dentro de la corriente y su relación con los fenómenos parte-todo.
 
      Prototipos

    Uno de los puntos de partida básicos de la GC es, como he apuntado, el trabajo del equipo de Rosch (p.e. Rosch, 1973) sobre categorización, entendida como la organización de los conceptos sobre la base de la noción de prototipo. En dicho modelo se postula un nivel central o básico de formación de conceptos que actuaría en los primeros años de vida de la persona, en el que de forma no analítica ni reflexiva ciertas entidades exteriores muy prominentes perceptualmente y muy entrañandas en la propia naturaleza y el entorno inmediato de la persona son captadas y conceptualizadas de modo global, como un todo -y no, por ejemplo, como una síntesis de sus partes-.

    Dichos conceptos básicos no constituyen clases entendidas como conjuntos cerrados de entidades, sino como categorías radiales de límites difusos, sujetas a un determinado grado de proximidad a un prototipo. Un ejemplo típico (p.e. vid Kleiber, 1990) es el de la adquisición del concepto [bird] ('ave'). Desde el punto de vista tradicional la asignación de individuos a dicha clase se realizaría basándose en un conjunto compartido de condiciones necesarias y suficientes, p.e. 'tener plumas y pico', 'ser ovíparos' y 'volar'. Sin embargo tales rasgos no son lo suficientemente discriminatorios acerca de la pertenencia a la categoría: los pingüinos no tienen plumas, los ornitorrincos no son aves y tienen pico, los ofidios también son ovíparos, las avestruces no vuelan -y ciertos peces e insectos sí-.

    Según la hipótesis de Rosch, la clase vendría definida -y se formaría- a partir de la consideración de uno o varios ejemplos prototípicos -p.e., en nuestro entorno, el gorrión o la gallina-, que actuarían como núcleo de la categoría, juzgándose la pertenencia a la misma de los nuevos candidatos a ser denominados 'aves' a partir del grado de similitud o cercanía al prototipo. De esta forma las categorías constituirían conjuntos difusos (al estilo de Zadeh, 1965), en las que existiría una gradación desde miembros óptimos hasta miembros dudosos de la categoría, pasando por miembros buenos, aceptables, etc. -p.e. un gorrión sería un ejemplo claro e indudable de ave, pero un pingüino un ejemplo ya no tan claro, y por tanto situado en una zona marginal de la categoría-.

    Como he apuntado anteriormente, tal concepción de la categorización se considera aplicable a cualquier tipo de categorías mentales, incluidas las categorías lingüísticas. También éstas se organizarían -y serían adquiridas- a partir de prototipos. Por ejemplo, Langacker (1987) considera como prototipos de la categoría 'nombre' las palabras que designan entidades tridimensionales, concretas y discretas ('mesa', 'gato'), mientras que palabras como 'llegada', 'verdor', 'altura', 'equipo' u 'honradez' serían miembros no tan claros de la categoría, puesto que se asimilarían a ella por proyección del esquema espacial básico a otros dominios (tiempo, color, etc.). En el caso de las categorías lingüísticas, como en el de las categorías cognitivas generales, una mayor grado de adecuación a la categoría corresponderá a un mayor cumplimiento de requisitos o propiedades atribuidas a la misma; p.e. en el caso de las categorías morfosintácticas, los mejores ejemplos de nombre son más susceptibles de pluralización que los ejemplos marginales('gatos'/*'honradeces'). Esta relación entre la idoneidad semántica ejemplar-clase y efectos lingüísticos es denominado en GC efecto prototípico, y se considera que se manifiesta en todos los ámbitos del lenguaje.

    Rosch postula una estructuración de las categorías mentales en tres niveles: el antes mencionado nivel psicológicamente básico (p.e. 'pájaro'), el supraordinado que agrupa categorías del nivel de base (p.e. 'animal') y el subordinado que las subdivide (p.e. 'jilguero') -vid fig. II.6-.


Fig. II.6: Niveles de categorización

    Para Lakoff (1987) las categorías de nivel básico lo son en cuatro sentidos: perceptivo, funcional, comunicativo y de organización del conocimiento; los cuales corresponden a diversas conclusiones extraídas por Rosch (Rosch et al., 1976). Para dichos autores el nivel básico es:

    · A nivel perceptivo

    · El nivel más alto en el cual los miembros de la categoría tienen una forma general similar a los de la categoría y diferente de la de las otras categorías
    · El nivel más alto en el cual una única imagen mental puede reflejar toda la categoría
    · El nivel en el que los sujetos más rápidamente identifican miembros de la categoría

    · A nivel funcional

    · El nivel más alto en el que la persona utiliza acciones motoras similares para interaccionar con los miembros de la categoría (p.e., dadas las categorías de base 'silla' y 'mesa', hipónimas de la superordinada 'mueble', las acciones relacionadas con tipos de sillas son similares entre sí y distintas de las relacionadas con tipos de mesas)

    · A nivel comunicativo

    · El nivel en el que los nombres con que se designan los miembros de la categoría son habitualmente más cortos
    · El nivel en que los nombres con que se designan los miembros de la categoría son los más usados habitualmente
    · El nivel en que los términos con que se designan los miembros de la categoría son usados en contextos neutros (p.e. 'hay un perro en la puerta' puede ser usado en un contexto neutro, mientras que 'hay un mamífero en la puerta' o 'hay un dálmata en la puerta' requieren contextos especiales)
    · El primer nivel que es nombrado y comprendido por los niños y el primer nivel en entrar en el lexicón

    · A nivel organizativo

    · Aquél nivel en el cual se organiza la mayor parte del conocimiento: la mayoría de información sobre atributos de los miembros de categorías se concentra en este nivel

    Diversos autores aportan otros aspectos en que presumiblemente el nivel fundamental de categorización es psicológicamente más prominente. Por ejemplo, el nivel básico es también aquél en que los nombres se recuerdan de forma más rápida y directa; y también el nivel en que las cosas son percibidas en forma de una única gestalt mientras que para distinguir entre categorías subordinadas se precisa de detalles de orden muy específico.

    Esta última noción nos conduce a la consideración de la importancia de las relaciones parte-todo en la categorización, tema del cual trataremos con mayor detalle más adelante. Sin embargo, con anterioridad, es preciso dar cuenta de que la organización de categorías a partir de prototipos no es la única hipótesis que baraja la GC: otras hipótesis relevantes son las de los esquemas mentales (Langacker) y los modelos cognitivos idealizados (Lakoff).
 
    Esquemas de categoría

    Langacker (1987) postula que coexisten dos mecanismos en la estructuración de categorías: la extensión a partir de un prototipo y lo que él denomina extensión de un esquema. La diferencia fundamental entre ambos es que los esquemas son compatibles con la totalidad de miembros de la categoría que definen, luego no están sujetos a una gradación como en el caso de la categorización a partir de prototipos. Para Langacker, tanto los miembros prototípicos (p.e. [gorrión] ) como los marginales ([pingüino] , [avestruz] ) de una categoría ([ave] ) responden a un único esquema mental y son especificaciones del mismo.

    Según su hipótesis, en un primer estadio de adquisición, una categoría se forma a partir de uno o varios prototipos (p.e. [gorrión] ), y a partir de éstos se elabora un esquema mental. La ulterior asimilación de nuevas instancias a la categoría motiva, de forma progresiva, la modificación del esquema -p.e. relajación de restricciones de tamaño al incorporar [avestruz] - hasta que el esquema se estabiliza definitivamente.

    Para Taylor (1989) dicha hipótesis es en principio criticable dado que en muchos casos es muy difícil concebir esquemas lo suficientemente discriminatorios que subsuman a la totalidad de miembros de una categoría. Su conclusión final es que la categorización por esquema y la categorización por prototipo son en realidad aspectos diferentes de un mismo fenómeno, dependientes en última instancia del grado de abstracción que se quiera atribuir a las representaciones mentales -lo que, por otra parte, no niega Langacker, el cual admite la coexistencia de ambos procedimientos-.
 
    Modelos Cognitivos Idealizados (MCIs)

    Tampoco está exento de críticas el modelo de categorización por prototipos. Aunque el modelo de Rosch en líneas generales es aceptado y valorado como hipótesis de trabajo central en categorización, no es menos cierto que se ha constatado que no todo en la formación de categorías tiene una explicación en términos de prototipos. Tomemos en consideración, para acercarnos de modo intuitivo a la cuestión, algunos ejemplos típicos manejados en trabajos de GC como son los nombres 'madre', 'solterón' y 'lunes'.

    En el primer caso es ciertamente plausible que la adquisición del concepto, 'madre' provenga de las experiencias básicas propias. En general, salvo casos desafortunados (y a expensas de lo que pueda ocurrir en la era de la clonación y la ingeniería genética), todo el mundo tiene una madre identificable y parece razonable admitir que la consciencia de la existencia de la propia madre sirva como detonante o prototipo para la formación de la categoría. Pero no debe perderse de vista que la utilización de la palabra en derivados ('madrastra', 'matriarcado'), compuestos ('madre adoptiva', 'madre de leche', 'madre política', 'lengua madre -o materna-', 'salirse de madre') o sentidos extendidos ([monja] , [cauce de un río] ), sugiere la existencia de un haz de información asociado a 'madre' que excede del simple esquema reproductivo, pudiendo considerarse (como hace Lakoff, 1987) que también están implicados en su significado aspectos relacionados con nutrición, estructura familiar o jerárquica, orden natural de las cosas, etc.

    De forma más clara, casos como 'lunes', 'día', o 'semana' parecen ciertamente inaprensibles desde el punto de vista de categorización por prototipos. La existencia de un 'lunes' o una 'semana' prototípicos no parece que sea algo que pueda postularse. Un caso intermedio entre 'madre' (en principio categorizable a partir de un prototipo) y 'lunes' (de muy dudosa prototipificación) es el de 'bachelor' ('soltero').

    La experimentación directa de la existencia de un 'soltero' prototípico es, como caso general, de más dudosa postulación como detonante de formación de la categoría. Más bien parece que el concepto deba enmarcarse en la consciencia de un cierto orden social típico, dentro del cual las personas, a una determinada edad, suelen estar casadas, de modo que las que no se ajustan al modelo reciben una cierta denominación específica. Desde este punto de vista, la pertenencia de un individuo a la categoría parece ser un caso de sí o no: una persona se ajustará o no al modelo 'soltero', con lo que la categoría no será difusa ni sujeta a proximidad a un prototipo.

    Sin embargo Fillmore (1982a) hace notar que no todos los adultos no casados son igual de buenos ejemplos de 'soltero': un cura, Tarzán o un homosexual pueden ser denominados como 'solteros', pero no como 'solteros' propiamente dichos. Para Lakoff (1987) no debe hablarse en este caso de la existencia de prototipos, sino de asimetrías en la categoría o efectos de prototipicidad, los cuales dimanan de la contrastación de dos tipos de esquemas o modelos cognitivos -en este caso los de 'soltero' y, p.e., 'cura'-. Una mayor o menor compatibilidad de ambos esquemas dará lugar a una mayor o menor sensación de buen ejemplo de la categoría. Así, desde el punto de vista de Lakoff, la noción de ejemplar prototípico pierde relevancia en favor de la de efecto de prototipicidad.

    Para dar cuenta de este tipo de efectos, nuevamente, parece ser precisa una concepción de la estructura de las categorías más compleja que la postulada por Rosch: una estructura, el Modelo Cognitivo Idealizado, en la que jugarían un papel diversos tipos de mecanismos cognitivos, entre ellos la metonimia. Así lo parece avalar la existencia del efecto prototípico de la extensión metonímica de significado, en donde de dos sentidos relacionados de una palabra (p.e. 'ternera': el animal y la carne), uno es concebido como central ([animal] ) y el otro ([carne] ) como derivado -cf. Kleiber (1990)-.

    Lakoff (1987) no define de forma explícita la noción de MCI, sino que la caracteriza como un conjunto estructurado de conocimiento asociado a una forma lingüística, en el cual se utilizan cuatro tipos de mecanismos: correspondencias metonímicas, correspondencias metafóricas, estructuras esquemáticas (cf. Langacker, 1986) y estructuras proposicionales al estilo de los marcos ('frames') de Fillmore (1982b).

    La noción de MCI no es radicalmente novedosa sino que está emparentada con diferentes propuestas de representación del conocimiento provinentes en último término del área de la inteligencia artificial (IA). De hecho, términos tales como frame -Fillmore-, domain ('dominio') -Langacker- o script ('guión') -Shank y Abelson (1977)- son utilizados en GC y en IA para referirse a constructos de orden más o menos similar. La noción fillmoriana de frame es deudora (cf. Lakoff, 1987) de los métodos de representación del conocimiento de Minsky (1975) y Rumelhart (1975), en dónde un marco o esquema es una red de conexiones entre nodos representativos de categorías conceptuales; y las propiedades de una cierta categoría dependen de factores tales como su rol en el esquema, su relación con otros nodos del esquema o la relación del esquema con otros esquemas. Los scripts, por su parte, configuran una secuencia temporal de relaciones causales en la que acciones, procesos y estados se imbrican dando lugar a una representación del conocimiento asociado a un cierto tipo de acción o situación.

    La noción que subyace a dicho tipo de constructos mentales es, para Taylor (1989), la de contextualización del significado, ya presente en las aproximaciones estructuralistas, pero con una diferencia radical de matiz en el cognitivismo: la negación de la existencia de un conocimiento semántico-lingüístico disociado de un conocimiento semántico general (o conocimiento del mundo). En efecto, ya para la concepción de la lingüística que nace en Saussure (1916), el significado es dependiente del contexto, pero de un contexto interno al lenguaje, fruto de las relaciones sintagmáticas y paradigmáticas establecidas entre los signos dentro del sistema lingüístico. Para la GC, por contra, el contexto dentro del cual se caracterizan los significados de los signos es externo al sistema lingüístico como tal: el significado de una forma lingüística sólo puede ser comprendido en el contexto de otras estructuras cognitivas, sin que sea especialmente relevante que tales estructuras se hallen o no lexicalizadas en una lengua en particular.

    Para ilustrar tal aproximación al significado Taylor (1989) vuelve a los ejemplos de 'lunes', 'día', 'semana', etc. 'Lunes' sólo es comprensible dentro del contexto del concepto [semana] , como estructura dividida en siete partes ([días] ) temporalmente iguales pero distintas en otros aspectos, p.e. unos días son laborables y otro/s de descanso (de ahí 'fin de semana') y su posición dentro del ciclo hace que cada uno de los siete días de la semana reciba nombres diferentes. Además, el concepto [día] debe ser explicado en el contexto del ciclo natural día-noche y, en último término, tanto [día] como [semana] en el contexto de la percepción del transcurso del tiempo.

    Para Langacker (1986) la semana es un esquema mental o dominio, resultando tal concepto especialmente relevante para su aproximación a las categorías lingüísticas en tanto en cuanto que, para Langacker, las formas lingüísticas adquieren significado por el método de perfilar (o destacar) una región en algún dominio. Así, el significado de la palabra 'lunes' vendrá dado por la delimitación, en el dominio cíclico 'semana' de una de sus partes (longitudinalmente dispuestas en el tiempo), aquélla que sucede a la última parte de tipo festivo (vid. fig. II.7).
 


Fig. II.7: significado de 'lunes' en términos de Langacker (1986)
 

    Conjuntos estructurados de conocimiento como el que acabamos de ver, relacionado con los días de la semana, es lo que Lakoff entiende por MCIs. En definitiva, los MCI recogen propuestas anteriores de representación del conocimiento, consistiendo la principal innovación de Lakoff la unificación de dichos constructos (configuraciones estáticas como los frames de Fillmore, dinámicas como los scripts de Shank y Abelson, esquemáticas como los dominios de Langacker), su aumento con mecanismos de extensión del significado (metáforas y metonimias, cf. Lakoff y Johnson, 1980), y su elevación al rango de categorías del pensamiento de tipo holístico.

    La categorización mediante MCIs tiene, para Lakoff, efectos de todo tipo en la utilización y comprensión del lenguaje, pudiendo citarse algunos como los efectos prototípicos antes mencionados en 'bachelor' o en las extensiones de significado animal-carne, la concepción de conceptos léxicos como partes de otros conceptos léxicos, metonimias como 'Madrid ha roto relaciones con La Habana', o desambiguación de compuestos nominales como los de (3) -cf. Taylor, 1989-, en dónde el conocimiento asociado al uso y constitución de botas y zapatos hace que (3a) sea interpretado como 'zapatos hechos de piel de cocodrilo' y no como 'zapatos para ser llevados por cocodrilos' -como 'zapatos de señorita' en (3b)-, 'zapatos para ser llevados en zonas de cocodrilos' -como 'botas de montaña' en (3c)- o incluso 'zapatos para ser llevados en tiempo de cocodrilos', como 'botas de lluvia' en (3d).

    (3)
    a. Zapatos de cocodrilo
    b. Zapatos de señorita
    c. Botas de montaña
    d. Botas de lluvia

    Hasta aquí hemos visto las líneas generales del programa cognitivista. A continuación trataré de forma más precisa el rol de las relaciones parte-todo en dicho marco teórico.
 

    2.2.1.1 Categorización y relaciones parte-todo

    La hipótesis Berlin-Hunn (Berlin et al. 1974; Hunn 1977) según la cual el aspecto determinante del nivel básico de categorización es la percepción de la configuración general parte-todo (o percepción gestalt) se ve claramente confirmada para Lakoff (1987) por el cuerpo de evidencia experimental obtenido por Tversky y Hemenway (1984) -ver también Tversky (1986) cf. Kleiber (1990)-.

    La observación fundamental de Tversky es que el nivel básico se distingue del superordinado y el subordinado en el tipo de atributos que se suelen asociar a los miembros de dicho nivel categorial; de forma especial, en la asociación de atributos relacionados con partes de las entidades. En otras palabras, el conocimiento en el nivel básico se organiza principalmente alrededor de divisiones parte-todo, por tres razones principales:

    · Las partes suelen tener como correlatos funciones; en consecuencia el conocimiento relacionado con funciones suele estar relacionado con el conocimiento relativo a partes de las entidades
    · Las partes determinan la forma; en consecuencia determinan el modo en que un objeto es percibido
    · Los humanos suelen interactuar con los objetos a traves de las partes de dichos objetos; en consecuencia las divisiones parte-todo juegan un papel fundamental en la determinación de los programas motores usados para interactuar con los objetos (p.e., un 'asa' no es simplemente una parte curvilínea de ciertos objetos, sino también algo que los hombres utilizan para agarrar dichos objetos).

    El efecto de las relaciones parte-todo en los distintos niveles de categorización puede ejemplificarse retomando el ejemplo de los animales. Se admite en GC que, en general, las diferentes categorías de base hipónimas de una misma categoría supraordinada se distinguen entre sí de forma fundamental por rasgos de parte y se agrupan en dicha categoría superordinada por compartir otro tipo de atributos. En cambio, las diferentes categorías subordinadas hipónimas de una misma categoría básica se agrupan en ella por compartir rasgos de parte y se distinguen entre sí por otro tipo de atributos (p.e. tamaño o color).


Fig. II.8: Categorización y rasgos parte-todo
 

    Esta concepción puede verse de forma más clara a partir de los ejemplos de la taxonomía parcial representada en la Fig. II.8. En ella al nivel central (pájaro, perro) representa categorías de nivel básico; y el superior y el inferior, respectivamente, niveles superordinado (animal) y subordinado (canario, jilguero, dálmata, perdiguero). Nótese que, en dicha jerarquía:

    - Las categorías básicas se distinguen entre sí por rasgos de parte: los pájaros tienen plumas, pico, alas, etc.; los perros no.
    - Las categorías básicas se agrupan en la superordinada a partir de otro tipo de atributos -distintos de los rasgos de parte-: pájaros y perros, pese a diferir en esquemas parte-todo, tienen en común el hecho de ser seres animados, por ello se agrupan en la categoría [animal]
    - Las categorías subordinadas se agrupan en una de nivel básico por compartir esquemas parte-todo; y se distinguen entre sí por atributos de otro tipo: jilgueros y grajos se agrupan en [pájaro] por tener alas, plumas etc., mientras que se distinguen a causa del tamaño, el color, etc.

    Consideraciones como las anteriores no tienen porque restringirse únicamente al dominio de los objetos físicos: Lakoff (1987) y Lakoff y Johnson (1980) postulan asimismo que las entidades abstractas y las temporales (eventos) se estructuran de forma análoga por extensión metafórica a partir del esquema parte-todo típico de las entidades tangibles. Así, en MCIs del tipo de 'viaje' intervienen diversos subesquemas (unión-separación, proximidad-distancia), entre ellos un esquema parte-todo, configurado por los conceptos [origen] , [recorrido] y [destino] ('source', 'path', 'goal').

    Postula Lakoff (1987) que la organización del pensamiento está mediatizada por la existencia de cierto número de esquemas básicos nacidos a partir de la experimentación y percepción de nuestro entorno inmediato, y, de forma especial, de nuestro propio cuerpo. Prestaremos atención aquí a los dos más relevantes: los esquemas parte-todo y contenedor-contenido.

    El esquema contendor-contenido surge para Lakoff -siguiendo los postulados de Johnson (1987)- a partir de la constante experimentación de nuestros cuerpos simultáneamente como contenedores (p.e. en funciones primarias como la ingestión, la excreción o la respiración) y como elementos situados en contenedores (p.e. en casas o coches). Dicho esquema se estructura a partir de los conceptos de [interior] , [límite] y [exterior] , y define la distinción básica entre [dentro] y [fuera] -y la consiguiente [entrar] -[salir] ), de aplicación constante en el lenguaje tanto en registros concretos como en abstractos o metafóricos ('no me lo puedo quitar de la cabeza', 'entró en estado de coma', 'salir de su estupor', 'vomitar insultos', etc.)-.

    El esquema parte-todo procedería asimismo de la experimentación vital del propio cuerpo como un todo distinguible en partes, consciencia que se extrapolaría hacia la concepción del resto de cosas del mundo (concretas y abstractas) como todos estructurados en partes. Por ejemplo la familia y otras organizaciones sociales son entendidas como todos compuestos de partes ('desmembrar una familia', 'unirse en matrimonio', 'Nicéforo ha roto con su novia', etc.).

    Evidencias de una concepción antropomórfica de las relaciones de parte pueden hallarse en la constante utilización en todas las lenguas de términos de partes del cuerpo en la construcción de nombres de partes de otras cosas. Levinson (1994) estudia en profundidad el fenómeno en el tzeltal, relatando la existencia de construcciones tan interesantes como 'la nariz del pecho' (por pezón), 'el cuello de la pierna' (tobillo), 'la espalda de la silla' (respaldo), 'la nariz de la pirámide' (cima) o 'la oreja de la jarra' (asa). Aunque no es preciso ir tan lejos para encontrar dicho tipo de extensiones metafóricas, como puede verse en los ejemplos del castellano de (4).

    (4)
    a. La cara de la moneda
    b. El corazón de la selva
    c. El cabeza de familia
    d. Un brazo de mar
    e. Una mano de póker
    f. Un ojo de buey
    g. El pie de la montaña
    h. El ombligo del mundo
    i. La boca del metro
    j. la piel de la manzana
    k. Una cabeza de ajos

    A modo de breve conclusión de lo expuesto en este apartado consideraremos que, desde el punto de vista de la GC, las relaciones parte-todo no deben, o posiblemente no puedan, ser vistas (como en las aproximaciones lexicalistas reseñadas en 2.1) simplemente como un caso de relaciones entre palabras tomadas como átomos de significado, sino más bien como un medio fundamental de estructuración del pensamiento y de construcción de las categorías mentales; con los consiguientes efectos en sus correlatos, las categorías léxicas, y detectables en el lenguaje en general.
 

    Tipos de esquemas parte-todo: Iris et al. (1988)

    El trabajo del grupo de psicolingüistas que he presentado en § 2.1 resulta en cierta forma abrumador en cuanto a la diversidad de clasificaciones y al grado de subclasificación de las relaciones semánticas que genera. Este aspecto y el de la teoría en que se basa, la descomposición de las relaciones en elementos relacionales, para los que se postula entidad psicológica real a tenor de los experimentos realizados, da lugar a valoraciones escépticas, entre ellas la más notable la llevada a cabo desde una posición cognitivista por Iris, Litovitz y Evens (1988), quienes rechazan la validez de tal aproximación por considerar que contiene desviaciones o prejuicios causados por la naturaleza ad-hoc de la lista de ejemplos usada con los sujetos del experimento, con lo que la clasificación resultante está asimismo viciada. En sus propias palabras:

    "(...) the results obtained by Chaffin and his coworkers indicate how their particular subjects performed on a set of words proposed by the experimenters; it is not clear how this performance relates to native speakers' abilities to identify and label parts and wholes. Nor it is necessary to suppose that in natural situations speakers use Chaffin's 'decompositional strategy' in their decisions"

    ["(...) los resultados obtenidos por Chaffin y sus colaboradores indica como unos sujetos particulares reaccionan ante un grupo de palabras propuestas por los experimentadores; no está claro cómo esta reacción se relaciona con la capacidad de los hablantes para identificar y etiquetar partes y todos. Ni es nececesario suponer que, en situaciones naturales, los hablantes usan la 'estrategia descompositiva' de Chaffin en sus decisiones."]
 

(Iris et al., 1988)

    La hipótesis alternativa de los autores, fundamentada en el análisis de corpus y diccionarios, es que los hablantes tienen modelos o esquemas de unos pocos tipos de relaciones parte-todo, los cuáles difieren entre sí en términos de (i) discretividad y entitatividad (o forma) del todo y de la parte; y (ii) en términos de qué se formó primero, la parte o el todo. Entre dichos esquemas constarían en principio los siguientes:

    · Componente Funcional-Todo (rueda-coche)
    · Segmento-Todo (rebanada de pan, grano de arroz, taza de arroz)
    · Miembro-Colección (oveja-rebaño)
    · Inclusión de Conjuntos (manzana-fruta)

    Para las autoras el esquema Componente Funcional - Todo se caracteriza fundamentalmente porque las partes pueden existir antes que el todo y por que el todo se construye a partir del ensamblaje lógico de sus partes. Sin embargo reconocen que ello no siempre es cierto; por ejemplo la relación entre el cuerpo y sus órganos caería dentro de este tipo, y no puede afirmarse ni la preexistencia de los órganos ni la constitución del cuerpo por ensamblaje de ellos.

    Los esquemas Miembro-Colección e Inclusión de Conjuntos no se definen en el trabajo de Iris et al. (1988) de forma precisa, remitiéndose a la noción lógica de conjunto y sus relaciones de subconjunto y pertenencia de elementos.

    El esquema Segmento-Todo, finalmente, se caracteriza, como mínimo, por los siguientes aspectos:

    · La posibilidad de extracción de la parte (o la divisibilidad del todo).
    · Se atribuye a la parte algún tipo de cualidad de entidad. En algunos casos la parte tiene una medida y una forma predetermidadas. P.ej. 'rebanada de pan' connota una forma, medida y espesor particulares, pero por contra, palabras como 'fragmento' no implican medida o forma particulares.
    · El todo ha de preceder a la parte (no se puede tener un trozo de pastel antes de que exista el pastel).
    · El todo puede ser discreto o continuo, lo que se refleja en el lenguaje en la distinción masa-contable (judías-arroz).
    · Los términos genéricos de individuación de masa pueden extenderse a palabras-masa abstractas e inmateriales ('un poco de información') -observación debida a Jespersen (1933)-.
    · Los nombres generales colectivos ('un montón de arena') o los nombres de medición ('una taza de arroz'), se considera que dan límites a las masas, las cuales previamente son todos amorfos. En un sentido más general, es posible trazar límites alrededor de segmentos de un todo.
    · Una concepción geométrica euclidiana del espacio está implicada en el modo en como los hablantes conceptualizan las cosas: los niños aprenden en su etapa de maduración y desarrollo que las flechas tienen punta, los bosques tienen límites, etc.

    Es digno de ser notado que la totalidad de ejemplos ofrecidos para ilustrar el esquema Segmento-Todo no consisten, como en el resto de esquemas, en pares de palabras relacionadas, sino en construcciones partitivas ('rebanada de pan', 'trozo de pastel', etc.)

    En otro orden de cosas, las autoras corroboran en líneas generales la tesis de Winston et al. (1987) relativa a que parte-todo no es una relación sencilla sino una colección de relaciones. Pero a diferencia de éstos no mantienen que siempre exista transitividad dentro de un mismo tipo de relación meronímica, sino que la transitividad opera únicamente en las relaciones Segmento-Todo (un trozo de un trozo de una cosa es un trozo de dicha cosa) e Inclusión de Conjuntos (si un canario es un pájaro y un pájaro es un animal, un canario es un animal); pero no en las relaciones de Parte Funcional y de Miembros de Conjuntos.

    Respecto a la relación de Parte Funcional argumentan que la no transitividad de ejemplos del tipo del clásico de Lyons (1977) 'empuñadura'® 'puerta'® 'casa' se debe a que la noción de funcionalidad de una entidad respecto a otra implica la de que la parte en cuestión es un componente mayor -especialmente relevante- del todo, relación que suele perderse al concatenar de forma transitiva dos relaciones de parte. En el ejemplo, puede decirse que la [empuñadura] es un componente mayor de la [puerta] , y que la [puerta] es un componente mayor de la [casa] ; sin embargo, la [empuñadura] no puede postularse como componente mayor de [casa] , por lo que el efecto es que la transitividad no opera en dicha concatenación de relaciones.

    Respecto a la no transitividad de la relación de Miembro a Conjunto el argumento es el siguiente: si un conjunto S tiene como miembros a los pares {a,b} y {c,d}, puede decirse que 'a' es miembro del conjunto {a,b}, pero no que es miembro del conjunto S, dado que los elementos de S son, por definición, pares {x,y}, y 'a' no es un par, sino un elemento simple.

    Asi, en resumen, las diferencias principales del trabajo de Iris et al. (1988) respecto al trabajo de Winston, Chaffin, y sus colegas son:

    · Se considera que la relación Es-Un (llamada "Inclusión de Conjuntos") es un tipo de relación parte-todo.
    · Se considera que los hablantes tienen esquemas mentales generales únicamente para tres relaciones merológicas fundamentales (excluimos la relación Es-Un). La sobreclasificación ofrecida por los psicolingüísticas no se considera fundamentada.
    · Dentro de las relaciones puramente merológicas se considera que la transitividad únicamente se da dentro de la relación Segmento-Todo.
    · Pese a que no se menciona explícitamente, a tenor de los ejemplos de cada relación que se ofrecen, no se desprende que la relación Segmento-Todo sea, como en los demás casos, una relación entre pares de palabras (lo que sí se desprende de la aproximación psicolingüística, en cuyos ejemplos -a la sazón ofrecidos a los sujetos del experimento para que los juzguen- sí existen pares tales como grano-sal o trozo-pastel).

    Tras haber presentado en esta sección la visión cognitivista de la merología, en la siguiente recapitulación pasaré a considerar cuáles son, a mi juicio, los aspectos de dicho modelo que pueden resultar más relevantes para la representación del conocimiento parte-todo.
 

    2.2.1.2 Recapitulación

    El modelo del significado que plantea el cognitivismo es de índole más general que el modelo semático-léxico de Miller y Johnson-Laird de modo que puede entenderse como que este último es subsumible en el primero.

    En primer lugar es preciso notar que el modelo cognitivista plantea una estructuración del significado en la mente de los hablantes que no puede circunscribirse al conocimiento semántico-lingüístico, sino que, por el contrario, conocimiento semántico-lingüístico y conocimiento semántico general forman un todo indisociable. En dicho marco, pues, la asunción fundamental léxico-relacionalista de que el significado de las unidades léxicas viene definido por las relaciones que establecen con otras unidades léxicas, queda subsumida en un modelo en el que el significado de todo tipo de categorías y estructuras cognitivas viene definido por las relaciones que establecen con otras categorías y estructuras cognitivas; resultando incidental en este orden de cosas que categorías y estructuras cognitivas estén o no asociadas a etiquetas léxicas: es de esperar que mientras ciertas categorías, modelos o esquemas serán expresables en una lengua dada mediante un único lexema, otras lo serán mediante construcciones lingüísticas más complejas.

    A efectos de representación del conocimiento lingüístico, podemos extraer las siguientes conclusiones básicas:

    · El significado de las unidades lingüísticas deberá ser representable por relación a esquemas de conocimiento general, tanto lingüístico como extralingüístico.
    · Este modelo del significado no es representable mediante formalismos puramente léxico-relacionales (como WordNet), resultando más adecuados formalismos de tipo frame, basados en estructuras de rasgos, en el que los rasgos puedan ser tanto unidades léxicas como tipos de una ontología que sea modelo de una estructura cognitiva general.

    De modo especial, por lo que refiere a la representación del conocimiento parte-todo, destacaremos como más relevantes los siguientes aspectos de la aproximación cognitivista:

    · El enfoque originado en el trabajo de Rosch destaca la importancia del conocimiento parte-todo en la propia construcción del significado. Los rasgos de parte pasan de ser considerados un mecanismo de estructuración del lexicón a un mecanismo de creación del significado.
    · El conocimiento parte-todo comparte con el conocimiento de función y con los atributos perceptuales (forma, color, disposición,...) este status privilegiado de elemento constructor del significado. Ello resulta especialmente relevante para los propósitos de este trabajo puesto que el formalismo básico de representación lingüística que utilizaré (Pustejovsky, 1995), pese a no estar basado en el modelo cognitivista, precisamente contempla de forma implícita, como rasgos fundamentales de descripción del significado, modos de conocimiento relativos a partes, a función, y a aspectos formales -perceptualmente relevantes- de los conceptos.
    · Los esquemas parte-todo no son vistos como puras asociaciones de pares léxicos, sino que -según se infiere del análisis que del esquema que denominan segmento-todo hacen Iris et al. - se trata de esquemas generales que pueden fraguar en el lenguaje en construcciones más complejas.
    · La multiplicidad de relaciones parte-todo propuestas por las aproximaciones psicolingüísticas son vistas como inmotivadas, siendo el reflejo de una metodología experimental tendente a imponer a los sujetos del experimento tipos de relación apriorísticos. Por contra, se postula que existe un número muy reducido y general de esquemas merológicos: componente funcional-todo, miembro-colección, y segmento-todo.

    La hipótesis planteada en este último punto implica, respecto de la aproximación de Winston et al. (1987), la subsunción de las relaciones lugar-área, material-objeto y fase-actividad de alguno de los tres tipos mayores -siendo los otros tres tipos de relación de Winston et al. asimilables a éstos-.

    A mi juicio, como expondré en §4.2, lugar-área es subsumible en componente funcional-todo; las relaciones fase-actividad pueden ser vistas como realizaciones en el plano temporal de esquemas componente-todo o segmento-todo; y la ausencia de relación objeto-material debe ser reputada como una omisión del modelo de Iris et al.
 
 

2.2.2 La semántica conceptual: Jackendoff

    Partiendo de la asunción global de que la información relativa la inclusión de entidades y sucesos en otros más genéricos no es un problema simplemente léxico sino un fenómeno de orden conceptual, expresable en el lenguaje de múltiples modos, Jackendoff (1991) expande ciertos aspectos del marco teórico que ha venido desarrollando en los últimos años, la semántica conceptual , a fin de dar cuenta de una serie de fenómenos de la semántica de los nominales, tales como la distinción masa-contable, la pluralidad, las construcciones partitivas, las construcciones constitutivas (p.e. 'una casa de madera'), las palabras de límites ('final', 'borde', 'superficie'), o el denominado universal packager -construcción de la referencia a entidades individuadas a partir de nombres de masa, como 'un café' o 'dos cervezas'-.

    En la semántica conceptual, como en la GC, no se toma en consideración la referencia de las unidades léxicas hacia un mundo externo independiente de los hablantes, sino hacia un modelo representativo de la reconstrucción mental que los hablantes hacen del mundo. Jackendoff plantea su trabajo como una investigación de los principios de representación mental que dan lugar al pensamiento y su expresión mediante el lenguaje. Su hipótesis básica al respecto es la existencia de una representación mental, denominada estructura conceptual que sería innata y común a los hablantes de cualquier lengua. Ésta estaría en correspondencia, por un lado con otros tipos de representación mental (sistemas visual, auditorio, motor, etc.), y por otro con el componente sintáctico del lenguaje (vid. fig. II.3 en la introducción de este capítulo).

    La estructura conceptual estaría sujeta a unas reglas de formación compuestas de primitivas y principios combinatorios (ambos innatos) que conjuntamente darían lugar, de modo generativo, al conjunto total de conceptos posibles; entendiendo que tales conceptos pueden ser tanto léxicos (sentidos de palabras) como frasales (grupos, sintagmas, proposiciones). La aplicación de los principios combinatorios a las primitivas conceptuales es denominada por Jackendoff la sintaxis del pensamiento.

    La justificación del conjunto de primitivas y principios postulado radica, para el autor, simplemente en su pura capacidad de ofrecer explicaciones y dar cuenta de generalizaciones, de modo análogo a lo que se asume en cualquier otro campo de investigación, reclamando pues para la lingüística la validez del método científico habitual: postulación de modelos explicativos sujetos a falsación. En todo caso, independientemente de que dichas hipótesis innatistas y decomposicionales sean o no aceptadas, la semántica conceptual proporciona un marco de representación semántica que, por su descomposición en rasgos y por su potencial explicativo, resulta muy apto para la representación formal -y por ende computacional- del significado.
 
 

    2.2.2.1 Primitivas y funciones conceptuales

    A fin de introducir su sistema de rasgos y funciones conceptuales Jackendoff parte de un problema planteado por Talmy (1978), ilustrado por la oración (5a), equiparable a la oración española (5b).

    (5)
    a. The light flashed until dawn
    b. Gumersindo estornudó toda la noche

    El problema en (5) es la construcción de un significado iterativo (repetición de múltiples sucesos de un tipo) a partir de un sintagma que no comporta tal significado. Frases del tipo ejemplificado en (6) denotan un evento simple (una luz destella o alguien estornuda, una sola vez; y el evento termina). Por consiguiente debe reputarse como una contribución del significado de los complementos temporales ('until dawn'/'toda la noche') la que motiva una interpretación iterativa de las frases en (5).

    (6)
    a. The light flashed
    b. Gumersindo estornudó

    La explicación que ofrece Jackendoff a dicho fenómeno se basa en las nociones de delimitación (boundedness) y granularidad (internal structure) y reside en la interpretación de que la distinción entre nombres contables e incontables (count y mass en terminología anglosajona) es análoga y equiparable a la distinción entre eventos temporalmente delimitados (bounded) y eventos temporalmente no delimitados (unbounded). La intuición fundamental es que no es posible dividir (una entidad correspondiente a) un concepto delimitado y obtener otro concepto denominable mediante la misma expresión lingüística; lo cual sí es posible con los conceptos no delimitados. Por ejemplo, no puede dividirse una silla y obtener algo que pueda ser llamado 'silla'; sin embargo, sí puede dividirse algo llamado 'agua' y obtener algo que pueda seguir siendo llamado 'agua'. Del mismo modo, en el plano verbal, no puede dividirse un evento denominado 'Gumersindo estornudó' y obtener diversos eventos denominables 'Gumersindo estornudó', pero sí si se fracciona (en el tiempo) el evento 'Gumersindo dormía', los eventos resultantes pueden seguir siendo designados como 'Gumersindo dormía'.

    Una observación relacionada es que plurales y nombres incontables comparten la característica de no delimitación (una división cuantitativa de 'arroz' sigue siendo denominable como 'arroz', una división de 'lentejas' como 'lentejas').

    En consecuencia, Jackendoff propone etiquetar tanto plurales como nombres de masa (o incontables) como no delimitados. Plurales y nombres de masa, por una parte, y nombres contables, por otra, se distinguirán pues por serles atribuibles valores opuestos del rasgo conceptual booleano ± Delimitación (en lo sucesivo, ± D).

    En segundo lugar postula la existencia del rasgo ± Granularidad (en lo sucesivo ± G), que comparten plurales, grupos ('un comité') y agregados ('ganado'), el cual es indicativo de la estructuración interna de un concepto internamente estructurado en múltiples conceptos unitarios de un mismo tipo ([comité] : miembros del comité; [ganado] : animales; [animales] : animales individuales, denominables como 'animal').

    Ambos rasgos son aplicables tanto a entidades materiales como a eventos dando lugar a una clasificación de ambos tipos de conceptos del siguiente modo:

    · [+D -G] - Individuales (a pig, 'un cerdo')
    - Eventos Cerrados (John ran to the store, 'John corrió hacia el almacén')

    · [+D +G] - Grupos (a committee, 'un comité')
    - Eventos Iterativos Delimitados (the light flashed until down, 'la luz relampagueó hasta el anochecer')

    · [-D -G] - Sustancias (water, 'agua')
    - Procesos Homogéneos no-Delimitados (John slept, 'John durmió')

    · [-D +G] - Agregados (buses, cattle, 'autobuses', 'ganado')
    - Procesos Iterativos no-Delimitados (the light flashed continually, 'la luz estuvo relampagueando')

    Retomando el ejemplo (5b) introduciremos la noción Jackendoffiana de función. Una función es vista en semántica conceptual como un mecanismo que aplicado a un argumento -con los rasgos conceptuales que le son propios-, da como resultado una nueva estructura conceptual. El problema planteado -la emergencia de un significado iterativo en (5b) no existente previamente en (6b)- recibe para Jackendoff una explicación fundamentada en ciertas funciones y estructuras conceptuales subyacentes (y no siempre expresadas abiertamente) a las estructura lingüísticas, del siguiente modo:

    (i).- [estornudó] es un evento [+D-G] (una sola instancia de [estornudar] )

    (ii).- TODA LA NOCHE es una función delimitadora en el tiempo; por consiguiente necesita ser aplicada a eventos no delimitados en el tiempo ([-D]) - p.e. [Rodrigo durmió] -D -, alrededor de los cuales traza límites temporales:

    - [[Rodrigo durmió] -D toda la noche] +D

    (iii).- siendo [estornudó] un evento [+D], TODA LA NOCHE no es aplicable a [estornudó] ; como no lo es a [Feliciano dió un puñetazo a Edelmiro] :

    - * Feliciano dió un puñetazo a Edelmiro toda la noche

    (iv).- la función pluralizadora (PL) convierte conceptos [+D] en [-D+G], como en:

    - PL([silla] +D ) = [sillas] -D+G : silla

    en donde debe entenderse que el concepto [sillas] está compuesto de múltiples unidades del tipo [silla]

    (v).- la función PL suele corresponder a una marca morfológica (como en 'silla' ® 'sillas'), pero puede que no se de el caso en ciertos fenómenos -como en el que de modulación del significado verbal que ahora nos ocupa-

    (vi).- en 'Gumersindo estornudó toda la noche', PL se aplica a [estornudó] dando lugar a la siguiente estructura conceptual:

    - PL([estornudó] +D) = [estornudó] -D+G

    (vii).- a partir de este estado de las cosas, la función TODA LA NOCHE es aplicable a [estornudó] -D+G (por ser un evento -D); el resultado de la aplicación de TODA LA NOCHE será un evento +D compuesto de instancias del tipo [estornudó] -D+G

    La totalidad del proceso es representable algebraicamente como en (7):

    (7) TODA LA NOCHE(PL([estornudó] +D-G)-D+G)+D

    La interpretación de la representación (7) es:

    · [estornudó toda la noche] es un evento [+D] (delimitado en el tiempo); el cual traza límites temporales alrededor de un evento PL([estornudó] ); el cual a su vez es un evento (en sí no delimitado en el tiempo) compuesto de una multiplicidad de eventos simples (sí delimitados temporalmente) del tipo [estornudó] .

    Como puede verse, las funciones de Jackendoff son equivalentes a reglas léxicas, las cuáles, en su modelo, actúan sobre la estructura conceptual subyacente a las unidades léxicas dando como resultado una nueva estructura conceptual, sirviendo el mecanismo para dar cuenta de fenómenos semánticos que de otra forma tendrían difícil explicación.

    Jackendoff postula seis funciones, en tres pares complementarios, ejemplificados en (8), (9) y (11). La función PL ya ha sido suficientemente ilustrada; la repito en (8a) únicamente como ejemplo de su aplicación en el campo de la semántica nominal. Su inversa aproximada es la función ELT -por element- (8b) la cual extrae un elemento de una masa o agregado.

    (8)
    a. PL([silla] +D)-D +G = sillas
    b. ELT([arroz] -D +G)+D -G = grano de arroz

    Vemos a continuación en (9) las funciones, también inversas entre sí, COMP (composed) y GR (grinding). COMP, aplicada a una sustancia, da como resultado una entidad individual compuesta de dicha sustancia. Dicha función es responsable de la formación de, p.e. 'casa de madera' por aplicación de COMP a 'madera'; o, como en el ejemplo (9a), de 'un café' -como dosis individual- a partir de 'café' -sustancia-. De modo inverso, GR (9b) aplicada a una entidad individual resulta en una sustancia compuesta de la misma; en el ejemplo, del sentido de 'cordero' como animal se deriva el sentido de 'cordero' como carne.

    (9)
    a. COMP([café] -D)+D = un café
    b. GR([ternera] +D)-D -G = ternera

    La función de grinding (aproximadamente, 'pulverización' o 'triturado'), da cuenta de frases como (10c) y (10d) en la que se utilizan sentidos de masa de 'dog' y 'lamb' derivados de los correspondientes sentidos de animal individual en (10a) y (10b).

    (10)
    a. The car ran over a dog ('el coche atropelló a un perro')
    b. Mary had a little lamb ('Mary tenía un corderito')
    c. There was dog all over the street ('Había perro por toda la calle')
    d. John eats lamb. ('John come cordero')


    Finalmente, las funciones PART (parte) y CONT (contiene) no cambian la estructura interna del sentido léxico sobre el que se aplican. Las utiliza Jackendoff para dar lugar, respectivamente, a partes de entidades delimitadas (11a); y a sustancias que contienen a otra sustancia (11b).

    (11)
    a. PART([mesa] +D)+D = la pata de la mesa
    b. CONT([ternera] -D)-D = estofado de ternera

    Otros elementos de la estructura conceptual: límite, dimensionalidad y direccionalidad

    Jackendoff (1991) postula asimismo la existencia de otros elementos de la estructura conceptual, tales como límite, dimensionalidad perceptual -siguiendo y extendiendo la teoría de Marr (1982) de la codificación de la forma de los objetos-, y direccionalidad. Dichos elementos, junto a los descritos anteriormente (delimitación y granularidad) son susceptibles de intervenir en la esquematización mental de objetos y sucesos (en la línea de los esquemas mentales de Langacker comentados en la sección anterior, con la diferencia que en la hipótesis de Jackendoff los elementos intervinientes en los esquemas son innatos).

    El rasgo de direccionalidad es utilizado para caracterizar trayectorias o caminos dentro de la clase general de 'espacios', así como para diferenciar eventos de estados (trayectorias y eventos son considerados direccionales; espacios y estados, no direccionales).

    Por otra parte, Jackendoff postula que los límites de las entidades se conceptualizan como elaboraciones mínimas (notadas e) de sus límites topológicos ideales, entendiéndose por elaboración mínima la porción tridimensional resultante de extender mínimamente un límite idealizado -que por ser idealizado se entiende como de menos de tres dimensiones: un punto, una línea, un plano-. Así, por ejemplo, 'la punta de la lengua' se concibe como una porción tridimensional correspondiente a la elaboración mínima del punto cero-dimensional que idealmente constituiría el extremo de la lengua; o 'la superficie del mar' como la elaboración mínima del plano (bidimensional) que idealmente constituiría la superficie de cualquier entidad física -en este caso, el mar-.

    En cuanto a dimensionalidad, la hipótesis es que los hablantes conceptualizan objetos y eventos como esquemas n-dimensionales idealizados, p.e. caminos, ríos o lazos son mentalmente esquematizados como líneas (1D); las alfombras como superficies (2D); las naranjas como volúmenes (3D). Un objeto +Delimitado puede asimismo ser idealizado como un punto (0D) -siendo éste el principio que permite representar a las ciudades como puntos en los mapas-. De forma similar, en el campo de los objetos temporales, los accomplishements son 1D -líneas de desarrollo temporal- mientras los achievements son 0D -puntos en el tiempo-.

    La conceptualización de los objetos implicaría además una dimensionalidad secundaria, la de su sección transversal. Así, dos objetos 1D, como un tubo y una cinta, difieren entre sí en que su dimesión secundaria es, respectivamente, una circunferencia (2D) -el tubo- y una línea (1D) -la cinta-. Esto tiene implicaciones en la representación de palabras de límites, ya que, por ejemplo el "final" puede ser tanto una parte 0D de un item 1D (no importa que se hable del "final de una línea" o del "final de una charla"), como una parte 1D de un elemento 2D ("poner el vaso al final de la mesa"). Ello conllevaría la representación, en términos de la semántica conceptual, del concepto "final" como la parte de dimensión n-1 que delimita el eje transversal de una entidad de dimensión n.

    Y aplicando la noción de elaboración mínima comentado anteriormente, se entenderá que el concepto denotado por "el final", se concebirá como la expansión mínima a lo largo del mencionado eje transversal; es decir, obviamente, 'el final de un tubo' o 'el final de una charla' no serán estrictamente entidades espaciales o temporales puntuales ideales, sino una cantidad de tiempo o material lo suficientemente pequeños como para ser representados mentalmente como una parte límite.
 
 

    2.2.2.2 Recapitulación

    Cabe resaltar del modelo de Jackendoff que afronta aspectos interesantes y poco tratados del conocimiento parte-todo subyacente a determinados fenómenos lingüísticos. Destaquemos en primer lugar un tipo muy productivo de relación constitutiva, la alternancia masa/contable, (p.e. 'café [substancia] ' - 'café [dosis] '; 'cordero [animal] - 'cordero [carne] ') que es equivalente a la relación denominada hecho de (término habitual en formalismos de representación del conocimiento) o material-objeto (p.e. en Winston et al., 1987), con la peculiaridad de que en este caso ambos conceptos relacionados, entidad y materia de la cual la entidad está hecha, están denotados por un mismo lexema; lo que por consiguiente implica que se está tratando un caso de polisemia lógica. En segundo lugar cabe destacar el tratamiento de la relación entre conceptos granulares y los elementos de que están compuestos ('arroz'-'grano de arroz'; 'toser[iterativo] '-'toser[puntual] '), así como la visión de la pluralidad como una relación de este tipo.

    Este tipo de fenómenos reciben en Jackendoff (1991) un tratamiento, basado en rasgos conceptuales y funciones, innovador y de gran potencial explicativo, dado que se intuye capaz de dar cuenta de un amplio abanico de casos; más cuando el formalismo es aplicable tanto en el orden espacial (nombres) como en el temporal (verbos). Por otra parte, el modelo de Jackendoff tiene la ventaja de ser altamente formalizable, pudiendo codificarse fácilmente las funciones como reglas léxicas y los rasgos conceptuales como rasgos en estructuras de representación del conocimiento.

    Por añadidura, las nociones de direccionalidad y dimensionalidad esbozadas en el marco genérico de la semántica conceptual, son adecuadas para desarrollar a fondo métodos de representación del conocimiento léxico como la de nombres de límites de entidades. Por ejemplo, pueden codificarse los usos de las palabras 'principio' y 'final' en términos de direccionalidad; o los de las mismas y otras como 'extremo' en función de la dimensionalidad ('final' sería aplicable a entidades conceptualizadas como delimitadas y unidimensionales -en el espacio o en el tiempo-, como 'camino' o 'viaje').

    En el debe de Jackendoff cabe apuntar el hecho de que las funciones no están definidas con la precisión deseable, sino que más bien apuntan una dirección a seguir. Sin duda alguna, ello es achacable a que el modelo se halla aún en fase de desarrollo.

    Como cuestión colateral, a mi juicio, las consideraciones relativas a palabras que denotan límites ('final', etc.) no deberían circunscribirse puramente a límites, sino que deberían ser extensibles, en general, a partes relevantes de esquemas topológicos. Por ejemplo la palabra 'centro' (como en 'el centro del mundo'), tiene un claro potencial de formar sintagmas denotadores de partes de entidades, aunque obviamente no es una palabra 'de límites'.

    Finalmente, no cabe duda que la postulación de los elementos conceptuales como constituyentes mentales primitivos, innatos y universales es una hipótesis (de claro sabor chomskyano) altamente susceptible de ser objeto de polémica y discusión; pero también es cierto que es posible -tal y como será mi postura en este trabajo- prescindir de tales implicaciones psicológicas y tomar el de Jackendoff como un modelo lingüísticamente relevante por sus capacidades formal y explicativa.
 



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Climent S. (1999) Individuación e información Parte-Todo. Representación para el procesamiento computacional del lenguaje. Estudios de Lingüística Española (ELiEs).

ISSN: 1139-8736
Depósito Legal: B-8929-00