ISSN: 1139-8736
Depósito Legal: B-8929-00


    2.1 Enfoques léxico-relacionales: la meronimia.


2.1.1 Lyons
2.1.2 El enfoque psicolingüístico
2.1.3 Cruse
2.1.4 Recapitulación



    En esta sección describiré el enfoque léxico-relacional del fenómeno parte-todo, que comprende los problemas de la propia naturaleza de las relaciones de este tipo, su definición, sus clases, y el problema de la transitividad entre ellas. Examinaremos sucesivamente el análisis de Lyons, el psicolingüístico, y el de Cruse, para finalizar con una recapitulación de los aspectos más relevantes de todos ellos.

2.1.1 Lyons

    El primer trabajo relevante al respecto es el de Lyons (1977), quien parte de la concepción saussureana de la lengua como una estructura relacional, en el que las unidades lingüísticas (sonidos, palabras, significados) son tomadas como puntos de un sistema o red de relaciones. En dicho modelo, los constructos postulados para el análisis del lenguaje derivan de su mutua relación con otras unidades del mismo sistema lingüístico. Desde este punto de vista, se considera que una de las relaciones que estructura el léxico es la relación parte-todo.

    En primer lugar debe constatarse que no ofrece Lyons una definición formal de la relación parte-todo, aunque sí asume que la misma,

    "tal como se aprecia en los referentes de las expresiones [es] una relación establecida entre los componentes separados o separables de una cosa y la cosa entera de la que son componentes." (Lyons,1977)

    El principal objetivo del análisis de Lyons es dilucidar si la relación parte-todo es, como la hiponimia, transitiva; y apunta de entrada que el desacuerdo que dicha cuestión suscita indica de inmediato que

    "en la lengua existen diversos tipos de relaciones parte-todo." (op.cit.)

    Para el autor debe distinguirse, respecto a la transitividad, entre la que se establece en el vocabulario y la que se establece en el mundo, apreciando que

    "el hecho de que una entidad pueda describirse como parte de otra no implica, sin embargo, que se establezca una relación parte-todo entre los lexemas del vocabulario que se emplean para aludir a estas entidades." (op.cit.)

    Su conclusión al respecto es que mientras en el mundo, por lo que refiere a entidades físicamente discretas y a puntos o zonas del espacio-tiempo, tal relación es transitiva (en su ejemplo, si una empuñadura es parte de una puerta y una puerta lo es de una casa, una empuñadura es parte de una casa), en el lenguaje las relaciones parte-todo no necesariamente son transitivas: pueden serlo, pero no todas lo son, lo que deduce de la no aceptabilidad de frases como (1c) a pesar de la aceptabilidad de (1a,b):

                       (1) a. la empuñadura de la puerta
                        b. la puerta de la casa
                        c. * la empuñadura de la casa

    Lyons constata asimismo que es difícil diferenciar entre meronimia e hiponimia en el caso de relaciones léxicas en las que se ven implicadas palabras que no sean nombres cuantificables que denoten objetos discretos, p.e. nombres de masa o sustancia ('oro'), abstractos ('honradez'), o colectivos ('ganado'); o verbos que denotan actividades ('coser'). Así, 'oro' puede ser visto como un tipo de 'sustancia' o una parte de 'sustancia' ('esta sustancia contiene oro' frente a 'esta sustancia es oro'); 'honradez' como un tipo o una parte de 'virtud'; 'hilvanar' como un tipo o una parte (un subevento) de 'coser'; 'vaca' como un tipo o una parte de 'ganado'. Respecto a éste último caso, hace notar que, por contra, no es posible postular relación de hiponimia, y sí sólo de meronimia, entre 'oveja' y 'rebaño'. La razón recaería para Lyons en que los nombres de grupo, como 'rebaño', a diferencia de los colectivos como 'ganado', tienen una función individualizadora, similar a la de 'estanque' en relación a 'agua': 'rebaño' individualiza un conjunto respecto a individuales indiferenciados ('ovejas') de la misma forma que 'estanque' individualiza una cantidad de una sustancia ('agua').
 

2.1.2 El enfoque psicolingüístico.

    El equipo encabezado por Chaffin y Herrmann desarrolla a partir de las consideraciones de Lyons un marco explicativo de las relaciones meronímicas fundamentado en la experimentación psicolingüística. En dicho marco se trata las relaciones ya no simplemente como un medio para estructurar el léxico de una lengua sino además como entidades con realidad psicológica que constituyen el armazón de la memoria semántica de los hablantes, los cuales incluirían dentro de su competencia lingüística las capacidades de comparar, identificar y producir de forma creativa relaciones semánticas.

    La aproximación más relevante en dicho marco es la de Winston et al. (1987), que tiene su antecedente en el de Transue (1982), quien clasificó 31 términos que ocurren en el esquema "A es un X de B", agrupándolos en las cinco categorías mayores reflejadas en la tabla II.1.

    Tomando dicho trabajo en consideración, Winston et al. (1987) desarrollan su propio análisis de las relaciones léxicas parte-todo, llegando a las siguientes conlusiones generales:

    · la meronimia no es una relación sencilla sino una familia de relaciones
    · la meronimia es una clase de relaciones distinta de la inclusión espacial y de la inclusión entre clases
    · la transitividad no se propaga a través de tipos diferentes de relación meronímica.


Tabla II.1: Esquemas 'A es un X de B'

       En cuanto a la transitividad de la inclusión meronímica, los autores postulan la hipótesis de que, existiendo diversos tipos de meronimia, no puede darse la transitividad que implique tipos diferentes. Esta hipótesis da cuenta de las aparentes paradojas señaladas por Lyons (1977) y Cruse (1979) (cf. Iris et al., 1988). Así, la no aceptabilidad de (2c) se explicará por el hecho de que (2a) y (2b) son instancias de diferentes tipos de meronimia (respectivamente, Componente-Objeto y Miembro-Colección).

    (2) a. El dedo de Simpson es parte de Simpson
    b. Simpson es parte del Departamento de Filosofía
    c. *El dedo de Simpson es parte del Departamento de Filosofía

    Los tipos de relaciones meronímicas que Winston et al. (1987) postulan son los de la tabla II.2:
 

    Relación     Ejemplo
    componente - objeto     pedal - bicicleta
    miembro - colección     barco - flota
    porción - masa     rebanada - pan
    material - objeto     acero - coche
    fase - actividad     pagar - comprar
    lugar - área     oasis - desierto

Tabla II.2: Modelo de Winston et al. (1987)

    Asimismo desarrollan la teoría (Teoría de los Elementos Relacionales) de que cada tipo de meronimia no es en sí una entidad unitaria o primitiva, sino que pueden ser descompuestas -y definidas- a partir de tres elementos de significado de orden más básico, o rasgos semánticos booleanos: ±Funcional, ±Homómero, y ±Separable. Las definiciones que ofrecen para dichos rasgos son las siguientes:

    · Funcional: las partes están o no en una posición espacial/temporal específica con respecto a las demás [partes del todo] , lo que sirve de base a su rol funcional con respecto al todo
    · Homómero: las partes son similares o no en naturaleza respecto a las demás [partes] y respecto al todo al que pertencen
    · Separable: las partes pueden o no ser, en principio, separadas físicamente del todo al que están unidas

    La combinación de dicho trío de pares de rasgos (o elementos relacionales) caracteriza cada tipo de meronimia, del siguiente modo:

    · Componente-Objeto +F -H +S
    · Miembro-Colección -F -H +S
    · Porción-Masa -F +H +S
    · Material-Objeto -F -H -S
    · Fase-Actividad +F -H -S
    · Lugar-Área -F +H -S

    Dichas tesis fueron desarrolladas posteriormente por Chaffin y Herrmann (1988), abundando en la idea de que las relaciones son conceptos abstractos compuestos de elementos relacionales, los cuales gozarían de entidad psicológica real -según demostraría la experimentación psicolingüística llevada a cabo por los autores-.

    Los elementos relacionales dan cuenta para Chaffin y Herrmann de las características de las relaciones meronímicas y de la capacidad del hablante para emitir juicios al respecto: cuántos más elementos compartan dos relaciones, más similares serán éstas entre sí. En un experimento previo (Chaffin y Herrmann, 1984) se ofreció a un grupo de sujetos un listado de 31 relaciones ejemplificadas mediante cinco pares de palabras cada uno, a fin de que las clasificaran de acuerdo con la similitud o disimilitud que juzgaran existían entre ellas. El resultado fue una jerarquía de similitud de relaciones, las cuales resultaron agrupadas en los cinco grupos mayores siguientes: Contrastes ('vivo'-'muerto'), Inclusión de Clase ('animal'-'caballo'), Similares ('coche'-'auto'), Casos ('pintor'-'pintar') y Parte-Todo ('coche'-'motor').

    Cada relación se definió mediante rasgos distintivos (tomados del trabajo de Stasio et al., 1985, quién a su vez las extrajo de diversas fuentes bibliográficas de los terrenos de la lingüística y la psicología). Para la familia parte-todo, los rasgos -o elementos relacionales- relevantes son:

    PR (Propiedad): Palabra2 es una propiedad de Palabra1
    PO (Posesión): P1 posee una propiedad o atributo
    A ('attachment' Conexión): P2 está conexa a P1
    H (Homogéneo): Las P2 son intercambiables
    S (Social): P2 es parte de P1 por acuerdo social
    L (Inclusión Locativa): P2 está "en" P1

    De acuerdo con dichos rasgos se clasificaron las relaciones parte-todo como un subconjunto de siete relaciones (de entre las 31 relaciones semánticas clasificadas), definidas y ejemplificadas del siguiente modo:

    · Objeto Funcional (árbol-hoja) PR, PO, A, C
    · Colección (bosque-árbol) PR, PO, H
    · Grupo (coro-cantante) PR, PO, H, S
    · Ingrediente (pizza-queso) PR, PO, L, C
    · Localización Funcional (dormitorio-cama) PR, PO, A, C
    · Organización (ejército-batallón) PR, PO, A, C, S
    · Medida (hora-minuto) H

    En un segundo estudio, la familia de relaciones parte-todo y similares fue afinada y detallada, resultando la clasificación reflejada en la tabla II.3.


Tabla II.3: Relaciones parte-todo en Chaffin y Herrmann (1988)
 

    Como se ha apuntado, dicho haz de relaciones se ordenó de forma jerárquica de acuerdo con la proximidad entre ellas (de acuerdo con la percepción de los sujetos del experimento). Los resultados más destacables de dicha ordenación son: (a) se percibe que el mayor grado de diferencia es el existente entre el grupo de relaciones de Material y el resto de relaciones; (b) de entre el resto de relaciones (todas excepto Material), el mayor grado de diferencia es atribuido a la relación Masa-Porción (ver fig. II.5).
 


Fig. II.5: Percepción de diferencias fundamentales entre relaciones de parte y
similares según los experimentos de Chaffin y Herrmann (1988)
 

    Hasta aquí hemos visto las líneas fundamentales de la aproximación psicolingüística. A continuación examinaremos la de Cruse (1986), que toma algunos aspectos de la misma y la extiende a partir de criterios más estrictamente lingüísticos.
 

2.1.3 Cruse

    Cruse (1986), al igual que Lyons, parte del axioma de que el significado de las unidades léxicas se refleja necesariamente en esquemas de comportamiento lingüístico; es decir, en juicios de normalidad o anormalidad aplicados al uso de tipos coherentes de palabras en contextos determinados, los cuales se toman como paradigmas reveladores de las propiedades léxico-semánticas. Por ejemplo, la posible relación de hiponimia entre 'oveja' y 'animal' o 'planta' vendrá determinada canónicamente por la normalidad o anormalidad de su uso en la expresión 'un/a X es un/a Y' ('una oveja es un animal', '*un animal es una oveja', '*una oveja es una planta').

    Para Cruse la meronimia es el segundo tipo principal de jerarquía léxica ramificante -tras la hiponimia-, y admite la plausibilidad de la hipótesis antropocentrista (ver más abajo 2.2.1) defendida por Lakoff y la corriente cognitivista, según la cual una percepción o conciencia primigenia de la estructuración parte-todo del propio cuerpo sería el detonante de la formación de una organización análoga del resto de categorías léxico-conceptuales.
 

    Relación de parte y relación de porción

    La distinción básica que hace es, dentro de la relación parte-todo que engloba a ambas, entre relación de parte ('part of') y relación de porción ('piece of'), diferencia que ilustra tomando como ejemplo una máquina de escribir. Con la ayuda de una sierra puede dividirse una máquina de escribir en un número indeterminado de trozos; sin embargo, para obtener sus partes deberá usarse un destornillador. Partes y porciones comparten las siguientes características: estabilidad topológica (no puede hablarse de una parte o una porción de vapor), continuidad espacial (una parte o una porción son entidades continuas), y relación topológica determinada de partes y porciones con sus todos y sus partes o porciones 'hermanas'. Por contra, difieren en las siguientes:

    · La relación porción-de es siempre transitiva; la parte-de no siempre lo es
    · Las partes son, en algún grado, autónomas; las porciones no (una parte de una máquina de escribir puede reemplazar a otra igual en otra máquina de escribir, o puede no haber formado parte nunca de ninguna y ser utilizada para la construcción de una máquina de escribir de nuevo cuño; pero un trozo de una máquina de escribir no será trozo de otra ni podrá usarse para la construcción de una de nueva)
    · Los límites de las porciones son arbitrarios, los de las partes no
    · Una parte tiene una función determinada con respecto al todo, una porción no.

    Esta última característica, la funcionalidad, es especialmente importante dado que es capaz de delimitar 'partes' sin que exista discontinuidad con el todo, p.e. 'la punta de la lengua' ('the tip of the tongue') deberá ser considerada 'parte' y no 'porción' en tanto tiene una funcionalidad definida.

    Asimismo, para Cruse la relación de porción no cristaliza en niveles léxicos debido a que las porciones no pueden ser agrupadas en subclases debido a la falta de una suficiente constancia de atributos.
 

    Definir la meronimia.

    Hasta aquí las consideraciones de Cruse no han sido de tipo lingüístico sino general. A partir de ellas, pasa al terreno estrictamente lingüístico. Una primera definición provisional de meronimia es:

    "the semantic relation between a lexical item denoting a part and that denoting the corresponding whole"

    ["la relación semántica entre un lexema que denota una parte y otro que denota el correspondiente todo"]  

(Cruse, 1986)

    A partir de ella debemos hacer notar dos cosas:

    (i) que la meronimia no incluye la relación de porción, sino únicamente la de parte;
    (ii) que no necesariamente toda relación de parte es meronímica -únicamente si dicha relación está lexicalizada-.

    La definición formal básica (que deberá ser ulteriormente precisada) de meronimia es, para el autor, la siguiente:

    X es un merónimo de Y si y sólo si oraciones de la forma "un Y tiene Xs / un Y tiene un X" y "un X es parte de un Y" son normales cuando las frases nominales "un X", "un Y" son interpretadas genéricamente.

    Así, para que exista meronimia debe poder juzgarse normalidad en ambos supuestos posibles ('un cuerpo tiene brazos' y 'un brazo es parte de un cuerpo'; pero nótese que: 'un hijo tiene una madre' / '*una madre es parte de un hijo').

    Hemos dicho que la anterior definición formal es la básica, sin embargo no la definitiva pues no cubre todo tipo de meronimias: por ejemplo, aunque 'sépalo' parece que debe ser considerado merónimo de 'flor', Cruse no juzga normal la oración '?una flor tiene sépalos' (debido a que no todas las flores tienen sépalos). En consecuencia, propone incluir un nuevo 'test' que permita aceptar como meronímica la relación 'sépalo'-'flor' y otras (que trataremos a continuación) que no tienen cabida en la definición básica:

    las partes de un Y incluyen el X/los Xs, el Z/los Zs, etc.

    Para el autor, la existencia de meronimias que no superan el test fundamental corrobora la tesis ya anteriormente formulada de que existen no una, sino una multiplicidad de relaciones meronímicas, las cuáles se deben a diversos factores, que trataremos más adelante.
 

    Transitividad de la meronimia

    Los principios más generales postulados por Cruse respecto a la transitividad de las relaciones parte-todo son:

    · La relación 'porción de' es inequívocamente transitiva (una porción de una porción de un todo es una porción del todo, p.e., un trozo de un trozo de pan es un trozo de pan); sin embargo, en la relación 'parte de' -lingüísticamente, la meronimia- deben cumplirse ciertas condiciones.
    · La condición principal que se debe cumplir para que una jerarquía meronímica sea transitiva es que, dado que existen muy diversos tipos de meronimia, la transitividad sólo existirá si la relación se mantiene dentro del mismo tipo (excepto, como veremos, en el caso de las 'partes unidas'). Este principio se formula únicamente de forma genérica, admitiendo el autor que es difícil de articular en muchos casos; sin embargo sí es útil para descartar relaciones obviamente mal formadas del tipo 'el dedo de Simpson es parte de Simpson; Simpson es parte del Departamento de Filosofía, luego el dedo de Simpson es parte del Departamento de Filosofía'.

    En relación con los ejemplos típicos de Lyons (1977) de existencia ('puño'® 'manga'® 'chaqueta') o inexistencia ('empuñadura'® 'puerta'® 'casa') de la transitividad, Cruse atribuye el segundo supuesto a tres tipos de factores.

    Por una parte, postula que la transitividad no se mantiene en el caso de las 'partes unidas', y sí en el de las 'integrales.' Así, siendo 'dedo' parte unida de 'mano' y 'mano' de 'brazo', será dudoso afirmar que '?un dedo es parte de un brazo'; pero sí podrá decirse que 'una rótula es parte de una pierna' ya que 'rótula' es parte integral de 'rodilla' y 'rodilla' lo es de 'pierna'. En los ejemplos de Lyons (1977), no se producirá la transitividad entre 'empuñadura' y 'casa' y sí entre 'puño' y 'chaqueta' por las mismas razones.

    Otro factor que determina la no aceptabilidad de 'una empuñadura es parte de una casa' es el de la polisemia lógica (en la terminología de Cruse, la subyacencia de un espectro de sentidos) de 'empuñadura': dado que el término es susceptible de referir a una gama diversa de objetos, aún cuando pudiera concebirse una casa con empuñadura (p.e. en el caso de una casa de juguete), dicho sentido -aunque estrechamente relacionado con el mismo- no sería exactamente el atribuible a 'la empuñadura de una casa'.

    Finalmente, '*una empuñadura es parte de una casa' tampoco es aceptable a causa de lo que Cruse denomina dominio funcional. Considera que las partes tienen típicamente una función más o menos determinada con respecto al todo; y en el caso que nos ocupa no es imaginable la función de una 'empuñadura' con respecto a una 'casa' (excepto en el supuesto de una casa de juguete). En cambio 'puño' sí tiene una función con respecto a 'chaqueta' -la misma que con respecto a 'manga', una función básicamente decorativa-, por lo que sí es aceptable la expresión 'el puño de una chaqueta'.
   

    Diferencias y similitudes entre taxonomías y meronimias.

    Para el autor ambos tipos de jerarquías léxicas, fundamentalmente y aparte de otras consideraciones marginales, se asemejan en que parecen responder a un mismo principio subyacente de subdivisión, y se diferencian en cómo se relacionan con los hechos extra-lingüísticos, pues las meronimias parecen estar más directamente relacionadas que las taxonomías con la realidad.

    Ambas, taxonomías y meronimias, implican para Cruse una especie de relación de inclusión por lo que parecen ser manifestaciones alternativas de un mismo principio: la subdivisión. Cada una de ellas daría cuenta de dicho principio atendiendo a un parámetro diferente. La taxonomía lo haría desde el punto de vista de la distintividad externa, es decir, basándose en el grado de similitud o disimilitud entre entidades por causa de atributos compartidos y no compartidos. La meronimia, por su parte, atendería al factor de cohesión interna de las entidades, es decir, a la oposición entre integridad física y desconexión. La consecuencia más directa de la similitud/disimilitud entre una y otra relación es que una taxonomía puede ser descrita como una relación parte-todo, pero no al revés.

    Por lo que respecta a las diferencias, para Cruse la fundamental es que 'la taxonomía es una jerarquía de clases y la meronimia una clase de jerarquías'. La meronimia trata de la estructuración de las partes (individuales) de cada entidad (individual), por tanto, como relación, es una clasificación de un haz de jerarquías (p.e., de todas las relaciones cabeza-cuerpo detectables en el conjunto de los cuerpos). Advierte sin embargo, que ello no debe hacer presuponer que la meronimia es puramente un asunto de la realidad, sino que es primordialmente léxico-semántico (como es de observar a partir de los diversos fenómenos antes relatados de facultatividad, espectros de sentidos, etc.) ya que se fundamenta no en la realidad en sí sino en la atribución de etiquetas léxicas a partes o grupos de atributos de la realidad.
   

    Tipos de meronimia: Meronimias Central y Periférica

    La distinción básica que sienta Cruse es entre el tipo de meronimia que considera central y los tipos periféricos o cuasi-meronímicos. La primera es la relación existente entre partes y todos de entidades físicas cohesionadas y tangibles; la segunda clase incluye relaciones entre nociones tales como colectividades, entidades abstractas, masas, etc. Ambos tipos se abordan por separado y dentro del tipo central se tienen en cuenta dos tipos de factores: en primer lugar factores de interferencia de niveles; y en segundo los diversos tipos de cohesión parte-todo -a fin de seguir la descripción, véase a continuación la tabla II.4-.

    I. Meronima central: entidades fisicas. Diversos factores diferenciales motivan la existencia de diversos tipos entrelazados de relación meronímica (incluso dentro del propio tipo central). El primer paquete de factores tiene que ver fundamentalmente con el hecho de que las taxonomías meronímicas no muestran una organización clara en niveles coherentes sino diversos grados de interferencia y solapamiento entre ellos. Describiremos en primer lugar dicho haz de factores, y a continuación otros dos relativos el tipo de cohesión existente entre las partes de las entidades.

    Factores de interferencia de niveles en el tipo central de meronimia. Un grupo de cuatro factores: opcionalidad, congruencia, espectro de sentidos y holo-meronimia, es la causa de que diversas relaciones parte-de no superen, o lo hagan de forma dudosa, los tests de meronimia estricta que sirven de definición de la relación. Los describiré someramente a continuación.


Tabla II.4: Clasificación de los tipos de meronimia según Cruse (1986)

 
    (a).- Posible opcionalidad de la relación.

    Este criterio contempla el hecho de que una parte lo sea de un todo (o un todo tenga a algo por parte) de forma necesaria, o bien de forma opcional. Así, una flor, opcionalmente -pero no necesariamente- tiene sépalos; y ello es lo que invalida la expresión '?una flor tiene sépalos', pero no 'un sépalo es parte de una flor'.

    La combinación de las condiciones de opcionalidad y obligatoriedad en cualquiera de los dos sentidos de la relación ('X es merónimo de Y', 'Y es holónimo de X') da lugar a cuatro tipos de meronimia:

    (a1).- canónica/canónica (p.e. 'brazo'-'mano', pues una mano es necesariamente parte de un brazo y un brazo necesariamente tiene una mano)

    (a2).- facultativa/facultativa (p.e. 'universidad'-'museo', dado que un museo puede ser parte de una universidad y una universidad puede tener por parte a un museo, pero no necesariamente un museo es parte de una universidad ni una universidad tiene por parte a un museo)

    (a3).- facultativa/canónica (p.e. 'editorial'-'periódico': un periódico no necesariamente tiene editorial -en el sentido de artículo de opinión, no de empresa editora-, pero un editorial es necesariamente parte de un periódico). Otro ejemplo sería 'tejado'-'casa': no todas las casas tienen tejado, pero un tejado siempre lo es de una casa.

    (a4).- canónica/facultativa (p.e. 'líquen'-'hongo', ya que al parecer un líquen necesariamente tiene por parte a un hongo, pero un hongo puede tener existencia autónoma y no necesariamente es parte de un líquen).

    (b).- Congruencia.

    Este factor es parecido al de la opcionalidad de la relación pero no idéntico a él. La diferencia se halla en que en el caso de la opcionalidad se considera que cualquier ejemplar del holónimo puede o no estar en relación con el merónimo, o viceversa (p.e., cualquier periódico puede tener o no editorial); sin embargo en el que nos ocupa ahora la opcionalidad no es libre sino condicionada a un subtipo específico (p.e. no cualquier flor puede o no tener sépalos, sino que ciertas flores necesariamente los tienen y otras necesariamente no los tienen).

    Esta característica da lugar básicamente a dos tipos de holonimia/meronimia: aquél en que el merónimo es más general que el holónimo (p.e. 'nail' ('uña'), en relación a 'finger' ('dedo de la mano') y 'toe' ('dedo del pie'), puesto que 'nail' es merónimo tanto de uno como de otro pero no de forma indiscriminada, las uñas de los dedos de las manos son diferentes de las de los dedos del pie; y aquél en que el holónimo es más general que el merónimo (p.e. 'flor'-'sépalo' y 'cuerpo'- 'útero', dado que un cuerpo tiene o no útero dependiendo de si es femenino o masculino).

    La terminología utilizada por Cruse al respecto es la siguiente: 'dedo' es super-merónimo de 'mano' y 'pie', y éstos son hipo-holónimos de 'dedo'; 'cuerpo' es super-holónimo de 'útero', y éste hipo-merónimo de 'cuerpo'.

    (c).- Espectro de sentidos relacionados.

    Es el caso del típico ejemplo de Lyons (1977) 'puerta'-'empuñadura' ('door'-'handle'). Este factor hace que sea dudoso afirmar que '?a handle is a part of a door', pero no que 'a door has a handle'. 'Handle' debería considerarse un super-merónimo de 'door', dado que puede hablarse de 'handles' de puertas, de cajones y de cucharas; pero considera Cruse que, de forma más precisa, lo que ocurre es que existen varios sentidos para 'handle' estrechamente relacionados, uno de los cuales sería [empuñadura de puerta], otro [empuñadora de cajón] y otro [mango de cuchara].

    (d).- Holo-meronimia.

    Se da cuando un término puede denotar alternativamente la parte de un todo, o el todo en sí. Es el caso de 'blade' (aproximadamente, 'brizna', u 'hoja' en sentido restrictivo, es decir, la hoja sin el tallo), que puede ser merónimo de 'leaf' ('hoja') si la hoja tiene tallo, o denotar la hoja entera si no lo tiene. Un ejemplo en castellano de holo-meronimia es la relación existente entre 'piso' y 'casa' -en su sentido de [morada, lugar donde uno vive]-: un piso puede ser una parte de la casa (si ésta tiene planta baja y piso/s) o toda la casa en sí.

    Diferentes tipos de cohesión parte-todo en el tipo central de meronimia. Cruse expone dos tipos de oposición que tienen que ver con formas divergentes de integración de la parte en el todo:

    (a).- Partes unidas vs. partes integradas.

    El ejemplo prototípico de dicha diferenciación es la existente entre 'palma' y 'dedo' respecto a 'mano'. La palma es una parte integrada, no separable, de la mano: no puede concebirse una mano sin palma y las expresiones '*una mano sin palma' o '*la palma está unida a la mano' no son admisibles. El dedo, sin embargo, es separable de la mano: una mano es concebible aunque le falte algún dedo, y las expresiones 'una mano sin dedos' o 'el dedo está unido a la mano' son aceptables. La noción fundamental subyacente a esta distinción es que un todo no queda destruido si le falta una 'parte unida', y sí si le falta una 'parte integral'.

    (b).- Partes sistémicas vs. partes segmentales.

    Tomando nuevamente como ejemplo el cuerpo humano, consideraremos que 'cabeza', 'brazos', etc. son partes segmentales y 'nervios', 'músculos', 'arterias' etc. partes sistémicas. Las primeras están dispuestas de modo secuencial, se desarrollan a lo largo de los ejes espaciales mayores de un todo y muestran un mayor grado de cohesión espacial; las segundas son topológicamente interpenetrantes y muestran una mayor unidad funcional y de constitución que las primeras. Apunta Cruse que el lenguaje ordinario tiene mayor preferencia por dividir un todo en partes segmentales.

    II. Clases no centrales de meronimia. Describe Cruse una pléyade de relaciones parte-todo que, aunque no considera sean en sentido estricto meronimias, sí pueden ser vistas como cercanas o similares a ella. Son las siguientes:

    (a).- Lugares incluídos en los límites de otros lugares, como p.e. Francia:Europa. Considera que son más 'porciones' que 'partes', como demuestra la inaceptabilidad de '*Europa tiene Francia', y deben tomarse más como aspectos terminológicos peculiares que como relaciones parte-todo. Sin embargo, añade, ello no es tan claro en una relación del tipo capital:país, ya que sí es aceptable 'un país tiene una capital'.

    (b).- Partes de entidades con estructura temporal, como 'strip-tease:show', 'movimiento:sinfonía'. Todo suceso que tenga una duración en el tiempo es susceptible de ser dividido en partes, denominadas 'estadios' o 'fases'. Como en el caso de las entidades, pueden ser segmentales (caso de 'movimiento'-'sinfonía') o sistémicas ('strip_tease'-'show').Tambien pueden considerarse relaciones de orden más periférico como partes de estados ('autocontrol'-'madurez', 'el autocontrol es parte de la madurez') o rasgos típicos de eventos ('calor'-'verano', 'el calor es parte del verano').

    (c).- Medidas, como 'gramo'-'kilo'. Cruse no considera esta relación como estrictamente meronímica por no ser ramificante. La característica principal es la total falta de diferenciación entre las partes (un gramo es exactamente igual a otro gramo)

    (d) Colectividades, como 'tribu', 'clero', 'bosque' o 'rebaño'. Este tipo de entidades está menos integrado estructuralmente que los objetos, y sus partes son todos independientes -y a menudo indiferenciados- de un tipo más básico. Distingue Cruse entre cuatro tipos de relaciones colectividad-miembro:
 

    (d.1).- Grupo-Miembro, como en 'tribu', 'equipo', 'comité', 'familia', 'orquesta' o 'público'. Parecen restringidos a asociaciones de humanos y suelen designar un propósito o función común de la colectividad. En algunos casos existen nombres específicos para los elementos del grupo ('músico', 'senador'). Se caracterizan morfosintácticamente en inglés por admitir el plural ('teams' -'equipos'-) y poder concordar con el verbo indistintamente en singular o plural ('the team is/are under investigation').

    (d.2).- Clase-Miembro, como en las relaciones 'proletariado'-'trabajador', 'clero'-'obispo' o 'aristocracia'-'duque'. En este caso la agrupación está justificada más por atributos comunes que por la función de la colectividad; es orgánicamente menos cohesiva que un grupo y sus miembros son menos claramente partes que los elementos de grupos. Morfosintácticamente, parecen rechazar el plural (?'aristocracies') y prefieren la concordancia en plural ('the aristocracy were/?was unhappy').

    (d.3).- Colección-Miembro, como en 'bosque'-'árbol', 'montón'-'piedra' o 'biblioteca' (en el sentido de colección, no de lugar)-'libro'. Son típicamente agrupaciones de objetos inanimados. La relación de miembro a colección suele ser facultativa y la inversa necesaria (un árbol no tiene por qué ser parte de un bosque, pero un bosque está formado por árboles). Los nombres de colección son pluralizables ('forests' -'bosques'-), pero si están en singular no pueden concordar con el verbo en plural ('the forest is/*are necessary')

    (d.4).- Grupo de Animales-Animal ('rebaño', 'piara'). Para Cruse esta relación es intuitivamente diferente de la de grupos de humanos ya que el nombre de la agrupación comparte propiedades morfosintácticas de las relaciones de Grupo y de Colección, ya que en inglés '?the herd are...' -'el rebaño son...'- no parece aceptable, pero 'the (wolf) pack have...' -'la jauría (de lobos) han...'- sí lo es.

    (e).- Ingredientes o constituyentes ('acero'-'coche', 'café'-'café con leche'). Se caracterizan porque la parte es un nombre de masa, y refiere a sustancias usadas en la preparación del todo o que forman parte de su composición.

    (f). Partículas de sustancias ('grano'-'arena'). En este caso el nombre de masa es el todo, mientras que la parte es contable. Sucede cuando el todo es una sustancia que, examinada con detalle, resulta estar compuesta de partículas.

    Hasta aquí hemos visto el análisis de la meronimia hecho por Cruse. Examinemos en la sección siguiente cuáles son las líneas generales de las aproximaciones relacionales en las que ésta se incluye.
 


  2.1.4 Recapitulación

    A pesar de que los autores relacionados hasta aquí siguen dos líneas distintas de definición de las relaciones meronímicas -los lingüistas, a partir de tests de aceptabilidad; los psicolingüistas, a partir de elementos conceptuales abstractos subyacentes-, todos ellos concuerdan en afirmar que no existe una sola sino una vasta familia de relaciones léxicas parte-todo. Definir las propiedades de transitividad de las mismas parece ser algo difícil de articular. Winston et al. postulan que la relación parte-todo es transitiva mientras se mantenga dentro de un mismo subtipo; sin embargo Cruse hace notar la dificultad de mantener tal aseveración en todos los casos.

    La multiplicidad de clasificaciones ofrecidas y la heterogeneidad de los factores que en ellas se manejan parece ser reflejo de la dificultad de llegar a una delimitación clara de los diferentes tipos de relaciones meronímicas. Con el paso del tiempo, la clasificación que ha adquirido mayor grado de consenso (cf. Saint-Dizier y Viegas, 1995), quizá por ser la que propone un número más reducido y general de tipos y una mayor claridad de definición de los mismos, es la de Winston et al. (1987), que repito a continuación:

    • componente / objeto integral (relación estructural y funcional clara antre el todo y las partes)
    • miembro / grupo o conjunto (no existe necesariamente relación estructural o funcional entre el todo y las partes)
    • porción / masa (similaridad estructural total entre el todo y las partes; los límites de las partes son arbitrarios; no existe relación funcional entre las partes y el todo)
    • objeto / material (describe los ingredientes o materia constitutiva de un todo)
    • fase / actividad o proceso (describe una relación parte-todo temporal)
    • lugar / área (relación parte-todo locativa; la parte no es funcional respecto al todo)

    Esta clasificación, como veremos en el capítulo siguiente, es la que sirve de base a los modelos computacionales de representación del conocimiento léxico WordNet y EuroWordNet.

    En muchos aspectos, quizá debido a su voluntad generalizante, la clasificación de Winston et al. resulta demasiado esquemática, debiendo ser tenidas en cuenta diversas apreciaciones de Cruse, de las que cabe destacar como más relevantes las siguientes:

    • Existen múltiples factores que interfieren en la tarea de establecer relaciones meronímicas unívocas y bien definidas, siendo los más destacables diversos grados de opcionalidad de las relaciones, así como, inevitablemente, los diversos grados de polisemia a que se hallan sujetos los lexemas que son términos de las mismas.

    • Desde el punto de vista lingüístico, es difícil fijar un conjunto claro y bien definido de tests de aceptabilidad que den cuenta de forma clara y discriminativa de la relación parte-todo en general y de sus diversos subtipos.

    • La relación establecida entre (nombres denotadores de) objetos físicos tangibles y sus partes estructurales son concebibles como el ejemplo central de relación meronímica, siendo los demás tipos de meronimia de orden marginal o secundario.

    • Parece necesario establecer una distinción entre relaciones meronímicas (o de parte) y relaciones de porción. Para Cruse la distinción fundamental entre ambas debe hallarse en que las partes tienen una función distintiva respecto al todo, y los porciones no. Un segundo criterio a tener en cuenta es el de delimitación: los límites de las partes son motivados y los de las porciones, arbitrarios.

    • Un aspecto a ser tenido en cuenta es el de la lexicalización de las relaciones parte-todo. Para Cruse las relaciones de porción no lexicalizan y las relaciones meronímicas sí.

    Esta última afirmación, como veremos ampliamente más adelante, es discutible. Tanto la clasificación de Cruse como las diversas clasificaciones del equipo de Chaffin y Herrmann contemplan relaciones meronímicas del tipo 'grano' / 'arroz' o 'rebanada' / 'pan', las cuales no pueden ser consideradas en puridad como relaciones parte-todo lexicalizadas, sino que más bien los nombres de parte ('grano' y 'rebanada') parecen ser, más que nombres de objetos, predicados nominales susceptibles de ser aplicados, respectivamente, bien a cualquier tipo de entidad granular, bien a cualquier tipo de entidad susceptible de ser cortada en rebanadas. Por otra parte, entidades clasificables como porciones o trozos, pueden ser consideradas lexicalizadas en castellano en palabras como 'jirón' o 'mendrugo'.
   


    Continuar
    Volver al inicio del capítulo
    Volver al índice
 


Climent S. (1999) Individuación e información Parte-Todo. Representación para el procesamiento computacional del lenguaje. Estudios de Lingüística Española (ELiEs).

ISSN: 1139-8736
Depósito Legal: B-8929-00