ISSN: 1139-8736
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6.5 Anteposición a partir del siglo XIV

El principio de complejidad, que empieza a regular la colocación del PA con la construcción prep+Vinf en Crónica y que en aquella época también ya funciona en las oraciones subordinadas, interrogativas y negativas, es un principio general con respecto al orden de constituyentes en la oración. Como hemos dicho, el motivo directo para que pueda entrar en vigor en la construcción prep+Vinf es que la P1 de la frase de infinitivo se llena con un constituyente P1. En Crónica es sobre todo la preposición de la que se considera un constituyente P1, por su parecido sintáctico con la conjunción subordinante que; con las demás preposiciones en Crónica la anteposición del PA sólo se observa en cuatro casos (cf. la tabla 6.5). No obstante, en vista de que todas las preposiciones se colocan en la primera posición de la frase de infinitivo es probable que a la larga se llegue a considerar todas estas como constituyentes P1, igual que de. Habrá influido en ello el hecho de que en Crónica de sea la preposición que más frecuentemente se emplea en la construcción prep+Vinf (el 43% (42/97) frente al 19% (18/97) en el caso de por, la segunda preposición más frecuente). Por otra parte, es lógico que el principio de complejidad sea válido para todos los PAs con prep+Vinf, y no solamente para algunos. De ahí que no sea de extrañar que el funcionamiento de dicho principio se extienda relativamente rápidamente a la mayor parte de los casos de esta construcción, situación que observamos en Sumas y que se mantiene igual en Varones.

A pesar de la anteposición casi absoluta en Sumas, también se registran cinco casos de posposición (cf. la tabla 6.4). Se trata de un caso de de, dos casos de por, un caso de a y uno de fasta. Es interesante que, salvo en el caso de de, en los demás casos la preposición enlace la frase de infinitivo con una oración completa, sin que se trate de una relación estrecha entre ambas, o sea, que dichos casos se comparan con los casos de por+Vinf en Fazienda, donde también se relaciona el infinitivo con una oración completa y los PAs se posponen. No está claro, sin embargo, si los ejemplos de posposición de Sumas, de hecho, todavía representan una etapa anterior de la lengua o si su parecido con los ejemplos de posposición de Fazienda es una mera coincidencia. El único ejemplo de posposición del siglo XV, en Varones, es otro caso de de, donde la relación entre la frase de infinitivo y el núcleo del que depende, es relativamente suelta, dado que la frase de infinitivo se encuentra delante del núcleo y está separado del mismo por una oración subordinada. El ejemplo de Varones, por lo tanto, es comparable con los cuatro mencionados de Sumas, al menos por lo que se refiere a la relación entre el núcleo y la frase de infinitivo.1

A finales del siglo XV nos encontramos con la situación tal como está dada en la figura 6.1. Allí se presentan los diferentes contextos en los que el PA se antepone o se pospone respectivamente; los contextos en que el PA pospuesto es la forma claramente minoritaria se encuentran entre paréntesis.

Figura 6.1: estado de cosas respecto de la posición del PA a finales del siglo XV

anteposición posposición
V+fin
prep+Vinf
Vger               (V+fin)
otro+Vinf        (prep+Vinf)

Sin conocer los datos de Guerras podríamos pensar que, siguiendo la norma de colocación ya existente con las formas finitas, en las formas no finitas está llevándose a cabo una evolución a la anteposición absoluta del PA, siendo la construcción prep+Vinf la que primero presenta mayoritariamente PAs antepuestos. En tal caso, podríamos predecir que a la larga la anteposición se extendería también a otro+Vinf, y quizá a Vger, ganando así todas las formas no finitas.2

Sin embargo, desde el primer texto del corpus, o sea, desde el siglo XIII, las formas finitas y no finitas justamente se han manifestado como dos grupos diferentes, cada quien con su propio sistema de colocación y su propio desarrollo. De ahí que no fuera tan lógico que a partir del siglo XV las formas no finitas empezaran a seguir la norma de colocación de las formas finitas. En la figura 6.2 resumimos las distintas posiciones del PA con respecto a las formas finitas y no finitas. En los contextos distinguidos se ha indicado la posición mayoritaria del PA.

Figura 6.2: desarrollo de la colocación del PA del siglo XIII al XVI en las oraciones principales, subordinadas, prep+Vinf, otro+Vinf y Vger

  Fazienda Crónica Sumas Varones Guerras
V+fin princ.
posposición
anteposición
V+fin subord.
anteposición
prep+Vinf
posposición
anteposición
   posp.
otro+Vinf
posposición
Vger
posposición

Además de que la colocación del PA con las formas finitas y no finitas siempre ha sido diferente, hay otros argumentos en contra de la aparente lógica de la extensión del PA antepuesto a todas las formas no finitas. En caso de otro+Vinf se trata de un grupo de elementos bastante heterogéneos. En algunos casos la frase de infinitivo está encabezada por un constituyente P1, como es el caso cuando precede el elemento subordinante que, pero en otros casos, por ejemplo cuando precede una conjunción coordinante o el infinitivo es el sujeto gramatical de una construcción impersonal, no hay tal constituyente que ocupe la P1 de la frase de infinitivo. Por lo tanto, puede ser responsable de la falta de anteposición en el contexto otro+Vinf el hecho de que no se trate de un grupo de casos en que la P1 claramente esté ocupada por un constituyente P1 (cf. las categorías absolutas de las formas finitas y prep+Vinf), ni tampoco se llena la P1 sistemáticamente con un constituyente pragmáticamente importante (cf. las categorías de variación de las formas finitas). Es interesante que los contados casos de anteposición del PA justamente se den cuando precede un pronombre interrogativo o relativo o las conjunciones coordinantes e y o. Son éstas categorías que también con las formas finitas muestran la anteposición, bien absoluta, bien alternando con la posposición.3

Para Vger Granberg (1988: 273) menciona como contextos más frecuentes en que aparece esta forma, la posición inicial de la oración, cuando precede un sujeto, una negación o la preposición en. Esto se corrobora en nuestro corpus, aunque en caso de la preposición contamos con muy pocos ejemplos. Desde el punto de vista de la P1, que en el español antiguo parece jugar un papel tan importante en la colocación del PA, dichos contextos tampoco constituyen un grupo homogéneo. Con respecto a las formas finitas hemos argumentado en el apartado 4.6.4 del capítulo 4 que si el verbo está en posición inicial y si precede un sujeto, la P1 se llena con un constituyente pragmáticamente importante. En cambio, hemos definido tanto la negación (cf. el apartado 4.6.3 del capítulo 4) como la preposición (cf. la sección 6.4 del presente capítulo) como constituyentes P1.

Igual que en el caso de otro+Vinf, por lo tanto, falta una situación en la que la P1 siempre se llene con un constituyente P1 o con un constituyente pragmáticamente importante. Es de notar que en los tres ejemplos en que el PA se antepone a Vger (cf. la tabla 6.2), precede la negación no(n), o sea un constituyente P1.4

Curiosamente, si al gerundio le precede la preposición en, o sea, un constituyente P1, esto no lleva a la anteposición, al contrario de la situación con prep+Vinf (cf. Gessner 1893: 46; Granberg 1988: 274; Ramsden 1963: 184). En el caso de prep+Vinf hemos visto que en Fazienda la preposición por, la única que se emplea con frecuencia en dicha construcción, enlaza la frase de infinitivo con una oración completa y que la preposición no forma una combinación fija con ésta; en todos estos casos el PA está pospuesto al infinitivo. Esta situación es comparable con la de Vger precedido por la preposición en, dado que esta construcción también se relaciona de manera suelta con una oración completa, indicando principalmente la simultaneidad de la acción expresada por el gerundio con la del verbo finito (cf. Gili Gaya 1981: 193).5 Mientras que con prep+Vinf el empleo de un mayor número de preposiciones diferentes en Crónica ha sido muy importante para la aparición y propagación del PA antepuesto, no se ha producido en ningún momento tal aumento de preposiciones con Vger, con la que en siempre ha sido la única preposición posible. Las circunstancias en las que pudo surgir el PA antepuesto con prep+Vinf, por lo tanto, han sido muy diferentes de las que se presentaban con prep+Vger.

En relación con las formas finitas ya hemos argumentado que a partir del siglo XV va disminuyendo la relación fonológica entre el PA y la palabra que lo precede y que el PA se va orientando cada vez más hacia el verbo que lo sigue, del que depende sintácticamente (cf. la figura 5.2 del capítulo 5). Es de esperar que dicha evolución hacia la dependencia del PA tanto fonológica como sintáctica del verbo, es decir, dicho cambio en la naturaleza del PA, se da para todos los PAs, o sea, también para los que se colocan con una forma no finita.

El verbo, por lo tanto, va a jugar un papel cada vez más importante en la colocación del PA. Pero este verbo justamente puede ser de índole muy diferente, según que sea una forma finita o no finita. En las formas finitas la terminación marca el sujeto gramatical de la acción, el acontecimiento o el estado a que se refiere el verbo, al igual que indica el tiempo en que ocurre. En caso de las formas no finitas, en cambio, el sujeto gramatical y el tiempo de la acción, el acontecimiento o el estado no se expresan en la terminación, sino que se deducen (de la terminación) del verbo principal de la oración en que se encuentran las mismas (cf. Gili Gaya 1981: 185-186). Es de esperar, por lo tanto, que en el momento en que el verbo empiece a ser el constituyente en torno del que gira la colocación del PA, va a resaltar más el hecho de que las formas finitas y no finitas sean fundamentalmente diferentes que el hecho de que el PA se coloque en la misma posición con las formas finitas y parte de las no finitas.6

Además, tanto entre las formas finitas como entre las formas no finitas siempre ha habido contextos sin variación de colocación: en las oraciones subordinadas y las principales negativas e interrogativas el PA siempre se ha colocado delante del verbo, con Vger y con otro+Vinf el PA se ha colocado casi siempre detrás de la forma verbal. Son precisamente estas posiciones, es decir delante de V+fin y detrás de V-fin, las que en el español moderno se han gramaticalizado.

El hecho de que el verbo del que el PA depende sintácticamente, vaya adquiriendo cada vez más importancia para la colocación del PA, tiene serias consecuencias para el funcionamiento del principio de complejidad, que hasta ese momento había regulado la misma con prep+Vinf. La tendencia del PA de juntarse con la forma no finita, colocándose detrás de V-fin, a diferencia de su comportamiento con V+fin, obviamente está en conflicto con la tendencia de los constituyentes poco complejos, entre ellos los PAs, de colocarse antes en la secuencia lineal.

Por otra parte, el principio de complejidad podía funcionar gracias a que la P1 estaba ocupada por un constituyente P1. La orientación del PA hacia el verbo del que es un complemento, implica, al mismo tiempo, que la P1 pierde su importancia para la colocación del PA. La disminuición de la importancia de la P1 por lo que se refiere a la colocación del PA, ya la habíamos señalado en caso de las formas finitas en el siglo XVI, cuando la anteposición del PA ya no está relacionada con el tipo de constituyente que llena la P1, sino que se da siempre cuando la P1 esté ocupada por un constituyente que no sea el verbo (cf. la sección 5.7 del capítulo 5).

Antes hemos dicho que la subida de clíticos, un fenómeno muy general en el español antiguo, puede considerarse un reflejo del mismo principio de complejidad. Es significativo que justamente en el siglo XVI empiece a disminuir la frecuencia del fenómeno, junto con una reducción de la clase de verbos que admiten dicho movimiento del PA (Wanner 1982, aunque Spaulding 1927 y Gessner 1893: 47 fechan la disminución del fenómeno más tarde). Esto implica que entonces se prefiere colocar el PA al lado de la forma verbal del que sintácticamente depende, a expensas del principio de complejidad, de acuerdo con el que el PA antes se había juntado con el verbo principal.

Asimismo, cae en desuso en el siglo XV la costumbre de intercalar ciertas palabras entre el infinitivo y el PA antepuesto en prep+Vinf. Al perderse la interpolación, el PA se junta más estrechamente con la forma verbal, lo que coincide con un aumento de la posposición del PA, en contra de la tendencia de poner antes en la secuencia lineal los constituyentes relativamente poco complejos.

A nuestro parecer, por lo tanto, han sido tanto el desarrollo diferente de la colocación del PA con las formas finitas por un lado y con las formas no finitas por otro lado, como la importancia creciente del verbo en relación con la colocación del PA los que han sido responsables de la división absoluta y definitiva entre los dos grupos por lo que se refiere a la posición del PA. Es de notar que, si bien la anteposición del PA con prep+Vinf implicaba un grupo silábico grave (lo sabér, les pedír, etc.), que reafirmaba el patrón fonológico dominante de la lengua, la posposición del PA con esta construcción igualmente encaja con el mencionado patrón, ya que así el acento cae en la penúltima sílaba (sabérlo, pedírles, etc.).

Con el regreso a la posposición con V-fin en Guerras se llega, por primera vez, a una situación consistente desde el punto de vista del verbo, ya que entonces la colocación del PA está relacionada con la forma del verbo -finita o no finita, lo que para el hablante resulta en un sistema de colocación particularmente transparente.

Ya en 1535 Juan de Valdés ([1535] 1982: 234-235) se expresa rotundamente a favor de la posposición del PA respecto del infinitivo, lo que según él es «más llano y más puro, y aun más galano y más castellano». Dice:

Valdés: También avisaría que conviene usar la composición del verbo con lo y la, los y las muy libremente, sin pensar dezir por otra manera lo que se puede dezir por aquélla.
Marcio: ¿Cómo se haze essa composición?
Valdés: Diziendo hablarlo y traerla, hablarlos y traerlas.
Marcio: ¿Qué queréis en esto, que no os entiendo?
Valdés: Que se deve usar esta composición de la manera que digo, y no andar por las ramas como algunos, que por no hablar como los otros dizen por ponerlos, los poner, y por traerlas, las traer, etc. Es bien verdad que lo uno y lo otro se puede seguramente usar, pero el dezir ponerlos y traerlas a mi parecer es más llano y más puro, y aun más galano y más castellano.


NOTAS

1. El ejemplo de Varones reza:

..., porque de mostrarse los reyes afecionados sin templança, e no a quien, nin como, ni por lo que deuen ser, nascen muchas vezes las enbidias, ... (Varones, p. 13, l. 21)

2. Esto es lo que, en efecto, ha ocurrido con las construcciones de infinitivo en francés. Para un estudio muy detallado de la construcción en el francés antiguo, véase de Kok (1985: 113 y sig. y 325 y sig.). Para un análisis generativo de la construcción en varias lenguas románicas modernas, véase Kayne (1991).

3. En las formas finitas no tenemos ejemplos de la conjunción o. Granberg (1988: 252-254) registra sobre todo la anteposición con la misma.

4. Cf. Granberg (1988: 273), que afirma que con Vger sólo la negación afecta la posición del PA sistemáticamente.

5. Véase, a modo de ilustración, el siguiente ejemplo:

E deziendo esto echo mano por vn espada e metiosela en el coraçon, e en poniendose la espada echose en el fuego sobre aquellas cosas que alli quemaua de Hercoles. (Sumas, p. 149, l. 3)

6. Al analizar la posición del clítico en oraciones subordinadas y con infinitivos, Kayne (1991) también considera de suma importancia el hecho de que los infinitivos no indiquen persona gramatical ni tiempo, si bien su marco teórico es completamente distinto. Según él, los clíticos se adjuntan a la izquierda con un núcleo funcional. En tanto que con los infinitivos el clítico puede adjuntarse con el núcleo-I, sea T, sea Agr, esto con las formas finitas en oraciones subordinadas no es posible, puesto que en dicho tipo de oraciones no están disponibles ni T ni Agr. La diferencia de posición del clítico con las construcciones de infinitivo en italiano (posposición) por un lado y francés (anteposición) por otro lado, la explica Kayne postulando que en italiano el clítico se adjunta con T (como identificación concreta de I), V se adjunta con Infn y se mueve hacia la izquierda saltando T, lo que lleva a la siguiente representación: ...V+Infn...Cl+T...[Infne]...[Vp[Ve]... En cambio, en francés V sí se adjunta con Infn, pero V+Infn se queda en su sitio y el clítico en este caso se adjunta con Infn: [...T...Cl+[InfnV+Infn]...[Vp[Ve]...
Estará claro que este análisis, en sí muy interesante, no nos sirve para describir la colocación del PA en el español antiguo ya que no es capaz de explicar la variación. Por ejemplo, en caso de la construcción prep+Vinf tendríamos que suponer que algunas veces V+Infn se mueve hacia la izquierda y el clítico se adjunta con T, lo que resulta en posposición del PA, como en el italiano moderno, y otras veces V+Infn se queda en su sitio y el clítico se adjunta con Infn, lo que resulta en anteposición, como en el francés moderno. Dicho razonamiento no nos parece muy convincente.

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