ISSN: 1139-8736
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6.4 La construcción prep+Vinf y la P1

En Fazienda, el texto más antiguo del corpus, los PAs se colocan invariablemente detrás del infinitivo en la construcción prep+Vinf. La variedad de preposiciones que preceden al infinitivo en dicho texto es relativamente limitada; por es la única que se utiliza con frecuencia (en el 84% (42/50) de los casos), en tanto que de, en y a no aparecen sino escasamente. En cambio, un siglo más tarde, en Crónica, se observan los primeros casos de anteposición, lo que coincide con una mayor variedad de preposiciones; además de de, por, en y a también se presentan casos de para y pora. A continuación, en Sumas la anteposición ya es casi absoluta, siendo el porcentaje allí con todas las preposiciones de más del 90%, salvo un caso de fasta (cf. la tabla 6.4).

El mismo fenómeno se produce en el francés antiguo, donde antes de 1300 en la construcción de infinitivo la posposición es la norma, mientras que a partir del siglo XIV la anteposición prácticamente es la única posición posible (de Kok 1985: 326).1Las causas que aduce de Kok (1985: 346 y sig.) en parte son idiosincrásicas del francés, puesto que en dicha lengua antes existían dos clases de pronombre de objeto (cf. la nota 1) y puesto que los pronombres de objeto conjuntos en el francés antiguo podían llevar acento. Asimismo, afirma de Kok (1985: 355) que la pérdida de la posposición al infinitivo encaja con una evolución más general hacia la anteposición general que también se produce con las formas finitas. En el francés antiguo dicha evolución hacia la anteposición absoluta tanto con las formas finitas como con las no finitas está consumada en el siglo XIV (de Kok 1985: 305 y sig.).

Si se compara la situación del francés antiguo con la del español antiguo, salta a la vista una discrepancia cronológica entre ambas lenguas. Mientras que en el francés antiguo la evolución hacia la anteposición se da al mismo tiempo, es decir antes del siglo XIV, tanto con las formas finitas como con las no finitas, en el español antiguo la anteposición con las formas finitas no empieza a propagarse sino en el siglo XV, en tanto que el aumento de anteposición con el infinitivo se da en el siglo XIV. Por lo tanto, a nuestro parecer, no se puede atribuir la anteposición con el infinitivo en el español antiguo a una tendencia general hacia la anteposición, dado que al producirse la anteposición con el infinitivo el PA antepuesto todavía no ha ganado terreno con las formas finitas.

Con las formas finitas en el español antiguo hemos identificado un período estable, que abarca los siglos XIII y XIV (de Fazienda a Sumas), en el que la anteposición en las oraciones principales era la posición numéricamente marcada y el uso del PA antepuesto estaba motivada pragmáticamente. En cambio, en vista de la velocidad con que se extiende la anteposición con las formas no finitas -de Fazienda a Sumas el PA antepuesto va de forma inexistente a forma única-, no es de esperar que haya habido un período estable en el que la colocación del PA obedecía a un principio pragmático, y que por un empleo excesivo del PA en la posición marcada ésta volviera a ser cada vez menos marcada. Además, es lógico que sea en las oraciones principales donde se tiene la posibilidad de destacar el referente del PA, dado que en estas oraciones se suele presentar la información más relevante (cf. Tomlin 1985), por lo cual allí es particularmente importante que se interprete bien el mensaje. En cambio, es menos comprensible que la colocación del PA obedezca a un principio pragmático en la construcción prep+Vinf, ya que se trata de un contexto bastante específico y menos frecuente que, por ejemplo, la clase de las oraciones principales. De ahí que por el momento descartemos la posibilidad de una explicación pragmática y vayamos en busca de una explicación estructural.

En su teoría de la Gramática Funcional Dik (1989: 339) distingue un grupo de constituyentes gramaticales, de los que forman parte los relacionadores. Son éstos los elementos gramaticales que sirven para enlazar dos constituyentes y/o marcar la función de un constituyente en la cláusula (cf. también el apartado 4.6.4 del capítulo 4). Entre los relacionadores que marcan una relación de dependencia, los llamados no-coordinadores, Dik (1989: 339) menciona las aposiciones (preposiciones y posposiciones), además de marcadores de caso y elementos subordinantes. Por lo tanto, las preposiciones, entre otras, sirven para enlazar un constituyente dependiente con un núcleo.

En la construcción que nos interesa aquí, la preposición (el relacionador) enlaza una frase de infinitivo (el constituyente dependiente) con un verbo, un sustantivo, adjetivo o adverbio (el núcleo). Además, las preposiciones por/pora/para, que suelen indicar el objetivo de la acción principal, enlazan la frase de infinitivo con una oración completa sin que formen una combinación fija con la misma. Véanse los ejemplos (1) a (5), en los que el núcleo y la preposición están en negrita y el infinitivo va en cursiva.

(1) ..., el padre e la madre e los otros sos parientes punnaron en la auer, ... (Crónica p. 22, l. 36 (a))
(2) ...; e tanto ouo sabor de les fazer mal, que non cato la tregua que auie con ellos, ... (Crónica, p. 16, l. 56 (a))
(3) ..., de manera que todos quantos lo oyessen no fuessen osados de se leuantar numqua contral sennorio de Roma. (Crónica, p. 45, l. 2 (b))
(4) ..., e com estaua muy cerca de conquerillos, nos quiso acoier a pleytesia ninguna quel mouiessen; ... (Crónica, p. 30, l. 35 (a))
(5) Aplegaronse todos sos fijos e sus fijas por conotarle e no lo quiso oyr. (Fazienda, p. 51, l. 29)

Es de notar que la gran mayoría de los ejemplos son casos de Vfin+prep+Vinf, es decir, casos como (1) y (5), y que los casos en que el infinitivo depende de un sustantivo, adjetivo o adverbio constituyen una minoría.

Como queda claro de la división de Dik (1989: 339), la preposición en su función de relacionador se compara muy bien con la conjunción subordinante. Ambos marcan una relación de dependencia entre un núcleo y un constituyente dependiente y ambos forman un solo constituyente con el dependiente. Esto queda claro si comparamos los ejemplos (6) a (9), en los que las conjunciones y las preposiciones están en negrita y los constituyentes dependientes en cursiva.

(6) Asy commo avedes oydo fueron pobladas las tres partes del mundo, ... (Sumas, p. 67, l. 27)
(7) E el escudero lo fizo bien asy commo la reyna lo mando, ... (Sumas, p. 74, l. 14)
(8) ..., e por mostralles mayor amor, mando a todos los que y vinien poblar que les comprassen los solares de las casas. (Crónica, p. 35, l. 19 (b))
(9) Esto dizie por enparalle ... (Fazienda, p. 51, l. 13)

En (6) y (7) vemos que las oraciones subordinadas asy commo avedes oydo y asy commo la reyna lo mando pueden encontrarse tanto delante de la principal (6) como detrás de la misma (7). En ambos ejemplos la conjunción se junta con la subordinada y se coloca con ésta delante o detrás de la principal. En los ejemplos (8) y (9) se expresa el objetivo de la acción por medio de una frase de infinitivo introducido por la preposición por. En tanto que en (8) el objetivo mostralles mayor amor precede a la acción mando, en (9) el objetivo enparalle sigue a la acción dizie. En la teoría de Dik (1989: 347) acerca del orden de constituyentes los ejemplos (6) a (8) se representarían como:

[R [dependiente]] ... [núcleo] (ejemplos 6 y 8)
y
[núcleo] ... [R [dependiente]] (ejemplo 7 y 9)

donde R (el relacionador) es la conjunción subordinante asy commo o la preposición por, el constituyente dependiente es la oración subordinada o la frase de infinitivo y el núcleo es la oración principal para ambos tipos de oraciones.2 Como ya hemos dicho, en las dos representaciones R se junta con el dependiente formando un constituyente, tanto cuando el dependiente precede al núcleo como cuando lo sigue. Obsérvese también que R en ambas representaciones encabeza el constituyente dependiente.

Las representaciones de los ejemplos (6) y (8) muestran claramente que el dependiente no necesariamente tiene que seguir al núcleo. Además, si lo sigue, pueden intercalarse otros constituyentes entre ambos. Compárense los siguientes ejemplos:

(10) E tanto aprendio el infante del que a pocos dias fue muy grand sabio, ... (Sumas, p. 76, l. 31)
(11) Atanto que un rey duna yente que llamauan estonce maxitanos ouo muy grand sabor, por quanto bien oyo contar desta reyna, dauella en qual manera que quier que pudiesse; ... (Crónica, p. 37, l. 51 (a))

En (10) la oración subordinada encabezada por que depende del núcleo tanto aprendio. No obstante, ambos están separados por el sujeto gramatical el infante y el complemento preposicional del. En (11) el núcleo muy grand sabor está enlazado con el infinitivo auer por medio de la preposición de (dauella = de-auer-la). Sin embargo, les separa la oración subordinada por quanto bien oyo contar desta reyna.

Los ejemplos (6) a (11), por lo tanto, muestran que la preposición que introduce una frase de infinitivo tiene mucho en común con la conjunción subordinante que encabeza una oración subordinada.

Por otra parte, en varias lenguas hay preposiciones que funcionan de conjunción. Éste es el caso, por ejemplo, en holandés con la preposición om ('para'), que en ciertos tipos de oraciones alterna con las conjunciones subordinantes dat ('que') y of ('si').3 En tales casos om introduce un verbo no finito, en tanto que dat y of encabezan una oración subordinada con un verbo finito (cf. Bennis & Hoekstra 1985: 55-57). Asimismo, Madeira (1993: 171), que trata la colocación de los PAs en el portugués europeo moderno, sugiere que la preposición para en la construcción prep+Vinf se comporta como una conjunción.

Para las conjunciones subordinantes hemos postulado que se trata de constituyentes P1, o sea, constituyentes que sólo pueden colocarse en la primera posición de la oración (cf. el apartado 4.6.2 del capítulo 4). Más concretamente, en caso de una oración subordinada la conjunción subordinante necesariamente tiene que ocupar la P1 de la misma. En vista del comportamiento sintáctico parecido de la oración subordinada y la frase de infinitivo, parece lógico suponer que la frase de infinitivo también contiene una P1 al principio de la oración. Dicha posición, entonces, siempre se llena con la preposición que enlaza el infinitivo con el núcleo.

Como se ha argumentado en el caso de las categorías absolutas, las oraciones subordinadas, interrogativas y negativas, una vez que está ocupada la P1 por un constituyente P1, la misma ya no puede utilizarse para colocar algún constituyente pragmáticamente importante. De ahí que en dichas oraciones la opción de anteponer un constituyente con función especial esté excluida automáticamente. Suponiendo que la preposición en las frases de infinitivo, de hecho, llene la P1, esto implica que allí tampoco se puede anteponer un constituyente por motivos pragmáticos. Por lo tanto, si a partir del siglo XIII el PA empieza a colocarse delante del infinitivo, esto no puede servir para destacar el referente del mismo, es decir, no puede estar motivado por algún principio pragmático. Esta constatación encaja con nuestra observación anterior de que tanto por la velocidad con que aumenta el porcentaje de anteposición con prep+Vinf como por el hecho de que se trate de un contexto bastante específico, no es muy probable que la colocación del PA obedeciera a algún principio pragmático.

En las categorías absolutas con anteposición hemos identificado el principio de la complejidad que rige la colocación del PA; dado que el PA es un constituyente poco complejo, aparece antes en la secuencia lineal que los constituyentes más complejos con una función parecida, por ejemplo los SNs en función de complemento (cf. Dik 1989: 351). En vista de que éste es un principio general del orden de constituyentes, es probable que el mismo sea responsable también de la anteposición del PA al infinitivo a partir del siglo XIII, donde, igual que en el caso de las categorías absolutas la P1 está ocupada por un constituyente P1.

Parece ser un reflejo de la misma tendencia de poner los constituyentes relativamente poco complejos antes en la secuencia lineal el fenómeno de la subida de clíticos, lo que es muy frecuente en el español antiguo (cf. Granberg 1988: 277 y sig.; Wanner 1982).4 Se trata de ejemplos en que el PA que sintácticamente depende del infinitivo, se coloca al lado del verbo principal, tal como ilustra el ejemplo (12):

(12) ..., e tanto lo supo seruyr e cobrar la voluntad que le ouo de ensennar lo que el sabia. (Sumas, p. 68, l. 15)

Como se puede ver, en el ejemplo (12) tanto el PA lo como le, que representan un complemento de los infinitivos seruyr y ensennar respectivamente, se colocan delante de los verbos principales supo y ouo. Estamos de acuerdo con Rivero (1986b: 205) en que dicho fenómeno confirma la distribución paralela entre los SNs y los PAs en el español antiguo, lo cual ella toma como prueba de la relativa independencia de los PAs (cf. la sección 3.2 del capítulo 3, especialmente los ejemplos (11) y (12)). Sin embargo, la tendencia parece ser mucho más general con los PAs que con los SNs y es interesante que, en caso de que se muevan los PAs, siempre se trate de un movimiento hacia la izquierda, es decir, hacia el principio de la oración.

El fenómeno de la interpolación, además de con las formas finitas (cf. el capítulo 3, sección 3.4, criterio 4), también se da con prep+Vinf (cf. Chenery 1905: 36; Sánchez Lancis 1993: 328). En tales casos el PA antepuesto está separado del infinitivo por otra palabra. Las palabras que se intercalan entre el PA y el infinitivo son las mismas que se registran si el verbo está conjugado, o sea, negaciones, ciertos adverbios y pronombres personales tónicos. Además, el período en que se da la interpolación con prep+Vinf parece corresponder con el en que las formas finitas presentan dicho fenómeno, a saber, del siglo XIII al siglo XV (cf. p.e. Sánchez Lancis 1993: 326). En nuestro corpus sólo hemos encontrado cuatro casos de interpolación con prep+Vinf en Sumas, el texto del siglo XIV. Véase el ejemplo (13):

(13) Enbio dezir que le perdonasen, ca su entençion era de lo seruir, mas de lo non ver en aquella sazon. (Sumas, p. 75, l. 28)

Si bien es verdad que los casos de interpolación demuestran que el PA en el español antiguo gozaba de cierta libertad sintáctica respecto del verbo, tal como hemos argumentado en el capítulo 3, estos casos también son interesantes a la luz del principio de complejidad y la caracterización de la preposición como constituyente P1. El PA sólo es separado del infinitivo por otra palabra si está antepuesto al mismo, lo cual tiene como resultado que viene a colocarse más hacia el principio de la oración; igual que con las formas finitas, no se dan casos de interpolación si el PA está pospuesto al infinitivo, o sea, que nunca aparece más hacia el final de la oración. Además, con las formas finitas la interpolación casi únicamente se produce en oraciones subordinadas encabezadas por una conjunción subordinante, es decir, en oraciones en las que la P1 se llena con un constituyente P1. Con las formas no finitas el fenómeno también sólo se produce si la P1 está ocupada por un constituyente P1, es decir, en la construcción prep+Vinf con una preposición en la P1.

El fenómeno de la interpolación con prep+Vinf, por lo tanto, parece reflejar el funcionamiento del principio de complejidad en este contexto, es decir, la tendencia de colocarse los constituyentes poco complejos más hacia el principio de la oración. Además, a nuestro parecer, la interpolación con prep+Vinf confirma el parecido sintáctico entre las preposiciones y las conjunciones subordinantes.

En vista de que en el siglo XIII, cuando surgen los primeros casos de anteposición con prep+Vinf, el PA necesita apoyarse en un elemento precedente debido a su falta de independencia fonológica, la presencia de la preposición en dicha construcción es un factor esencial para que el PA pueda colocarse delante del infinitivo; mientras que en posposición es el infinitivo el que le sirve de apoyo, en anteposición la preposición le sirve como tal.

Es curioso, sin embargo, que en nuestro corpus no hayamos encontrado ningún caso de apócope del PA antepuesto con prep+Vinf si la preposición termina en vocal, mientras que en la sección 3.5 del capítulo 3 hemos visto que los PAs me, te, se, le y lo masculino se apocopan detrás de varias clases de palabra. Puede ser que esto se deba al hecho de que en el período en que el apócope era particularmente frecuente, los siglos XII y XIII, la anteposición del PA con prep+Vinf todavía no se diera (en Fazienda) o todavía no fuera muy frecuente (en Crónica). Aunque el PA antepuesto se junta enclíticamente con la preposición, es posible que no se produzca una fusión tan íntima en la que el PA puede perder su vocal final, ya que la secuencia prep+PA+Vinf todavía no es muy frecuente.

Si bien es gracias a la presencia de la preposición que el PA pueda aparecer en anteposición, cabe preguntarse por qué es justamente en el siglo XIII, en Crónica, cuando surgen los primeros casos de anteposición, en tanto que en Fazienda sólo hemos registrado casos de posposición.

Esto parece deberse a las diferencias formales de la construcción de prep+Vinf en ambos textos. Mientras que en Fazienda se trata más bien de una construcción adverbial en la que la preposición por sirve de enlace entre una oración completa y un infinitivo (cf. el ejemplo (5)), en Crónica la construcción ha evolucionado a una en la que puede emplearse cualquier preposición, que sobre todo sirve de enlace entre un infinitivo y un verbo, sustantivo, adjetivo o adverbio, con el que forma una combinación fija (cf. los ejemplos (1) a (4)); los casos en los que la frase de infinitivo se relaciona con una oración completa en Crónica constituyen una clara minoría. Una vez que se presenta la situación de Crónica, se puede llegar a considerar la frase de infinitivo como una cláusula dependiente cuyo relacionador, la preposición, es un constituyente P1 que necesariamente llena la P1. Y, como ya se ha explicado antes, entonces puede entrar en vigor el principio de complejidad, según el que se pone el PA, un constituyente poco complejo, antes en la secuencia lineal, es decir, delante del infinitivo.

Podría pensarse que la diferencia de uso de la construcción prep+Vinf en Fazienda y Crónica se debe a la idiosincrasia de uno de los dos textos. Nuestros datos, sin embargo, coinciden básicamente con los de Beardsley (1966), que ha estudiado la construcción prep+Vinf muy detalladamente en una serie de textos españoles antiguos. Beardsley (1966: 98) observa que en el período que va desde el Cantar de Mio Cid hasta la Primera Crónica General el uso de de+Vinf ha aumentado rápidamente.5 Este aumento se registra también de Fazienda a Crónica, puesto que el porcentaje de de+Vinf en el primer texto es del 6% (3/50), en tanto que en el segundo texto es del 43% (42/97), para mantenerse más o menos estable en Sumas con el 36% (38/106). Además, afirma Beardsley (1966: 221) que el uso de la preposición pora ha aumentado considerablemente del Cantar de Mio Cid a Crónica, usurpando parte del territorio de la preposición por, cuando ésta expresa objetivo. Al comparar en nuestro corpus Fazienda con Crónica se observa la misma tendencia. Mientras que en Fazienda el porcentaje de por+Vinf es del 84% (42/50), sin que haya ningún caso de pora, en Crónica dicho porcentaje ha bajado al 19% (18/97), pero se registran 15 casos de pora. Si bien en Sumas ya no aparece ningún caso de pora, sí se encuentran 13 casos de para, la preposición que llega a sustituir a pora para expresar objetivo (cf. Corominas 1980: 439; Lapesa 1981: 214).

Parece legítimo concluir, por lo tanto, que la diferencia del uso de la preposición en prep+Vinf en Fazienda y Crónica no se debe al carácter especial de estos textos, sino que se trata de una evolución general del español antiguo.

Una vez que entra en vigor el principio de complejidad, es lógico que pase a regir en todos los casos en que la P1 se llena con una preposición. Este desarrollo, efectivamente, se observa en Sumas, texto en que la anteposición con prep+Vinf es casi absoluta.

Con respecto a la tabla 6.4 hemos concluido que no parece haber ninguna correlación clara entre la preposición precedente y la posición del PA respecto del infinitivo, aunque con cierta cautela, dado que el número de ejemplos en muchos casos es bajo. Sin embargo, aunque es verdad que casi todas las preposiciones a lo largo de la historia del español admiten tanto la anteposición como la posposición, es la preposición de la que en Crónica muestra el uso más elevado de anteposición. Esto queda claro si reorganizamos los datos de la tabla 6.4:

Tabla 6.5: % de anteposición (frente a posposición) del PA con de+Vinf y otra prep+Vinf

% (N/tot.) Fazienda Crónica Sumas Varones Guerras
de 0% (3) 36% (15/42) 97% (37/38) 92% (12/13) 24% (12/50)
otra prep. 0% (47) 7% (4/55) 94% (64/68) 100% (29) 9% (7/82)

El uso del PA antepuesto, por lo tanto, parece establecerse antes con la preposición de; en Crónica el porcentaje de anteposición con dicha preposición es del 36%, en tanto que con las demás preposiciones sólo es del 7%. Por otra parte, es interesante que de también sea la preposición con la que la anteposición es más persistente; en Guerras, donde el porcentaje general de anteposición con prep+Vinf ya ha bajado dramáticamente al 14% (cf. la tabla 6.3), dicho porcentaje con de todavía es del 24%.

Al tratar la evolución de las estructuras completivas latinas, Harris y Vincent (1988: 68-69) afirman que las preposiciones ad y de en las lenguas románicas han llegado a servir de introductores de infinitivos dependientes. En tanto que ad pasa a utilizarse en contextos donde en latín se empleaba una cláusula finita con ut ('para que', 'así que'), el papel de de está relacionado con el desarrollo de quod/quid como conjunción, cuyo uso en la evolución del latín a las varias lenguas románicas ha aumentado considerablemente, sobre todo a expensas de la construcción latina de acusativus cum infinitivo. Mientras que se propagaba el uso de quod+cláusula finita, al mismo tiempo se desarrollaba la estructura de de+infinitivo cuya distribución era complementaria con la de quod. Harris y Vincent (1988: 69) ponen varios ejemplos de construcciones románicas en las que los dos constituyentes pueden aparecer. Así, en español existe tanto antes de que/después de que+verbo finito como antes de/después de+infinitivo y en francés alterna il a décidé de nous accompagner con il a décidé que son fils nous accompagnera.

En las lenguas románicas, por lo tanto, la preposición de tiene mucho en común con la conjunción que. Ahora bien, si es verdad que la preposición en la frase de infinitivo es un constituyente P1 que ocupa la P1, igual que las conjunciones en las oraciones subordinadas, puede que esto sea particularmente obvio cuando se trata de la preposición de, por su parecido con que, un constituyente P1 por excelencia. Consiguientemente, es posible que en caso de de+Vinf el principio de complejidad empiece a funcionar antes y de forma más general, lo que explicaría el porcentaje de anteposición en dicho contexto notablemente más alto que con las demás preposiciones en Crónica.

Por otra parte, el mismo hecho de que el PA antepuesto se establezca relativamente temprano con de+Vinf, podría ser responsable del 24% de anteposición con de en Guerras, que, como ya hemos señalado, es considerablemente más alto que con las demás preposiciones.


NOTAS

1. Es verdad que en el francés antiguo antes de 1300 la construcción de infinitivo también ocurre con un pronombre en anteposición. No obstante, se trata en tales casos de un pronombre de objeto disjunto (pronom personnel régime disjoint), que difiere notablemente de los PAs del español antiguo (de Kok 1985: 113; para las características de los pronombres disjuntos, véase de Kok 1985: 19). El PA español es comparable más bien con el pronombre de objeto conjunto (pronom personnel régime conjoint).

2. La conjunción coordinante e que se encuentra a la izquierda de la preposición en (8) no forma parte de ninguno de las dos partes que relaciona; la estructura completa de (8), de hecho, sería:

... R1 [R2 [dependiente]] ... [núcleo]

3. Compárense los siguientes pares de ejemplos, provenientes de Bennis & Hoekstra (1985: 55):

Hij besloot om Marie een bos bloemen te geven.
'Decidió regalarle un ramo de flores a María.'
Hij besloot dat hij Marie een bos bloemen zou geven.
'Decidió que le regalara un ramo de flores a María.'
Hij probeerde om het hekje open te krijgen.
'Intentó abrir la verja.'
Hij probeerde of hij het hekje open kon krijgen.
'Intentó si podía abrir la verja.'

4.  Para un análisis muy interesante de la subida de clíticos en el español moderno, véase Myhill (1989). A base de un estudio cuantitativo él llega a la conclusión de que, aparte del tipo de verbo (principal) que está implicado en la construcción, es importante la posición que ocupa el clítico en la jerarquía: 2 > 1 > 3 humano singular > otros (véase el capítulo 4, sección 4.3, donde se explica la noción de jerarquía). Si la posición del clítico es más alta que la del sujeto, esto favorece el movimiento de aquél hacia el verbo principal.

5. El desarrollo de la construcción encaja con una tendencia más general observada en textos del siglo XIII de emplear una sintaxis más compleja y variada (cf. Lapesa 1981: 242-243).

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