ISSN: 1139-8736
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4.6.2 La posición P1 y anteposición absoluta

Al discutir una serie de principios que determinan el orden de constituyentes en diferentes lenguas, Dik (1989: 333 y sig.) plantea que todas las lenguas al inicio de la oración disponen de una posición especial, la P1, que se utiliza para fines especiales (348-349, 359 y sig.). Esta posición suele estar reservada para ciertos constituyentes, los llamados constituyentes P1, que sólo pueden colocarse allí. Por otra parte, si la P1 no está ocupada por uno de tales constituyentes, se puede colocar allí un constituyente que tenga especial importancia pragmática, por ejemplo porque funciona de tópico o foco. Esto implica que en tal caso el constituyente deja su posición canónica y se pone en una posición especial.

Para el holandés, Dik (1989: 360) distingue como constituyentes P1 pronombres interrogativos, conjunciones subordinantes y pronombres relativos implicando así que dichos constituyentes obligatoriamente se colocan en la posición inicial de la oración. Este análisis, sin embargo, no sólo vale para el holandés sino también para el español antiguo: nuestro corpus no presenta casos en que la conjunción, el relativo o el interrogativo no ocupe la primera posición en la oración principal o subordinada.1 Considérense, a modo de ilustración, los siguientes ejemplos en que la conjunción, el relativo y el interrogativo, de hecho, ocupan la P1 de la oración subordinada (ejemplos (10) y (11) y principal (ejemplo (12).

(10) ..., penso de fazer obra de manos por que asi en la vejez commo en la mançebia los podiese sojuzgar. (Sumas, p. 68, l. 29)
(11) Moysen escriuio un libro que a nombre Genesis, ... (Crónica, p. 4, l. 26 (b))
(12) ... e dixol: "Que es esto que fezist?" (Fazienda, p. 49, l. 1)

Además de ser las tres clases de palabra constituyentes P1, en el español antiguo las tres presentan anteposición absoluta del PA (cf. la tabla 4.1, las categorías 2 y II). Esto podría deberse al azar, pero también podría ser que justamente hubiera una relación entre los dos fenómenos. Si esto fuera el caso, quizá se pudiera explicar así la posición siempre preverbal del PA en las categorías 2 y II.2

Puesto que en las oraciones de las categorías 2 y II la posición P1 siempre está ocupada por un constituyente P1, dicha posición no puede utilizarse para destacar un constituyente pragmáticamente importante. En las oraciones principales interrogativas y las subordinadas y relativas, por lo tanto, la opción de anteponer un constituyente con función especial, colocándolo en la P1, queda excluida automáticamente.3

El mecanismo de colocar un constituyente en la P1 difiere del de anteponer un PA por lo que se refiere a la posición. En tanto que la P1 es una posición fija, al principio de la oración, la (ante)posición del PA está relacionada con (la posición de) el verbo. No obstante, en ambos casos se trata de una posición especial, marcada, que se utiliza para fines específicos. Puede ser que la imposibilidad de destacar un constituyente en función de tópico o foco en las oraciones de las categorías 2 y II, es decir la imposibilidad de anteponer un constituyente con fines pragmáticos, se haya extendido al ámbito de los PAs, que en otros contextos (las categorías 9 a 13) sí pueden ser antepuestos para llamar la atención hacia su referente.

Esta restricción puede haber surgido primero en casos en que el verbo seguía inmediatamente a la P1, que, ocupada por un constituyente P1, no podía recibir el PA.4 Es posible que a partir de esos casos se haya ido perdiendo la anteposición pragmática por completo, lo que ha resultado en las categorías 2 y II en una colocación absoluta, no determinada pragmáticamente.

Sin embargo, si la interpretación pragmática de la anteposición en las categorías 2 y II está excluida, cabe preguntarse por qué el PA justamente ha terminado antepuesto al verbo en dichas categorías.

Como ya se ha dicho antes, el hecho de que siempre haya un elemento en que el PA antepuesto puede apoyarse fonológicamente, a saber, un pronombre interrogativo, una conjunción subordinante o un pronombre relativo, no puede haber motivado la anteposición, puesto que, si el PA en dichas categorías se colocara detrás del verbo, también tendría a su disposición un elemento para apoyarse, a saber, el verbo.

Por otra parte, hemos demostrado en el capítulo 3 que la posición más común del complemento directo o indirecto si se trata de un SN es tras el verbo. Si el mismo complemento, empero, se expresa por medio de un PA éste se pone delante del verbo en las categorías 2 y II. Dicha colocación va en contra del principio de estabilidad funcional (Dik 1989: 343), según el cual los constituyentes que tienen la misma especificación funcional preferiblemente se colocan en la misma posición. Según este principio, por lo tanto, sería más lógico que todos los constituyentes en función de complemento (in)directo, tanto los SNs como los PAs, se colocaran bien delante bien detrás del verbo.

No obstante, el mismo Dik (1989: 345) afirma que el principio de estabilidad funcional puede ser anulado por el funcionamiento del principio de complejidad creciente. Según éste se prefieren colocar los constituyentes a base de su complejidad, apareciendo los constituyentes relativamente menos complejos antes en la secuencia lineal que los más complejos con una función parecida. El concepto de complejidad lo define Dik (1989: 351) como:

clítico < pronombre < SN < frase aposicional < cláusula subordinada

siendo el constituyente a la izquierda de otro menos complejo que éste y el de su derecha más complejo.

Ahora bien, si la anteposición del PA en las categorías 2 y II no se utiliza para destacar el referente del mismo, ni se origina en motivos fonológicos, ni encaja con el principio de estabilidad funcional, a base del principio de complejidad la posición del PA delante del verbo se explica perfectamente. Puesto que se trata de un constituyente poco complejo, en todo caso menos complejo que el SN con la misma función gramatical, el PA se pone relativamente al principio de la secuencia lineal, más específicamente, en posición preverbal, en tanto que el SN en función de complemento (in)directo suele estar pospuesto al verbo.

No obstante, si bien es verdad que la presencia de un constituyente P1 en la P1 de las categorías 2 y II no puede ser responsable de la anteposición absoluta del PA, como hemos dicho antes, la anteposición del PA sólo se hace posible gracias a dicha presencia, porque sólo entonces el mismo tiene un elemento precedente en que puede apoyarse fonológicamente, o sea que el hecho de que siempre hubiera un elemento delante del verbo y su PA probablemente haya favorecido notablemente la anteposición del PA en las categorías 2 y II.

Como se ha explicado en el capítulo 3, en el español antiguo podían intercalarse entre el PA y el verbo otras palabras (cf. Chenery 1905; Ramsden 1963: 134-158; Sánchez Lancis 1993). Hemos visto que la interpolación sólo se da si el PA está antepuesto al verbo y se produce casi exclusivamente en oraciones subordinadas. A nuestro parecer, estas observaciones aparentemente poco trascendentes, adquieren mayor importancia en vista de la presente discusión. Al interpolarse otra palabra entre el PA y el verbo, aquél llega a encontrarse incluso más anterior en la secuencia lineal, de acuerdo con el principio de complejidad. En este sentido es significativo que la interpolación no se dé si el PA se pospone al verbo, o sea, que el PA nunca se pone más hacia el final de la oración. Por otra parte, hemos argumentado que la anteposición absoluta en las oraciones subordinadas está motivada por el principio de complejidad y es justamente en esta clase de oraciones donde se da la interpolación y el PA, por consecuencia, se coloca más hacia el principio de la oración.5

Podemos concluir, por el momento, que si la P1 está ocupada por un constituyente P1 y no puede utilizarse para colocar un constituyente tópico o foco, esto coincide con y, probablemente provoca, la imposibilidad de anteponer el PA al verbo para llamar la atención hacia su referente. En cambio, en tal caso, la colocación del PA obedece al principio de complejidad, según el cual se colocan antes en la secuencia lineal los constituyentes relativamente menos complejos.


NOTAS

1 Es de notar que los ejemplos de pronombres interrogativos son muy escasos (cf. la tabla 4.1, categoría 2). En cambio, el grupo de oraciones subordinadas, en que están incluidas las oraciones relativas es mucho más grande (cf. la tabla 4.1, categoría II).

1 Wanner (1993: 288) también relaciona la colocación del PA en el español antiguo con la posición P1, particularmente con la fuerza del elemento que la llena. Según él, el PA normalmente se coloca a la izquierda del verbo, es decir, en anteposición, pero sólo si el elemento en P1 es fuerte. Si no lo es, el PA se coloca detrás del verbo. Establece la fuerza del elemento en P1 tanto en términos absolutos como en términos relativos. Hay elementos que de por sí cuentan como +fuertes, por ejemplo la negación, siendo la falta de algún elemento en P1 un caso de -fuerte. En términos relativos, un XPfoco es más fuerte que un XPtópico. A nuestro parecer, el razonamiento de Wanner no convence, ya que no explica el motivo de la postulada correlación entre la colocación del PA y la fuerza del elemento en P1. De ahí que parezca que la negación cuenta como elemento fuerte, justamente porque el PA siempre se antepone en oraciones negativas, razonamiento que obviamente sería circular.

3 Cf. Dik (1989: 363), que afirma lo mismo en relación con las oraciones subordinadas en holandés.

4 En nuestros ejemplos de la categoría II en Fazienda el verbo sigue inmediatamente a la conjunción en el 69% (44/64) de los casos, en Crónica en el 67% (93/138) y en Sumas en el 59% (91/154). En los dos casos de la categoría 2 (uno en Fazienda, otro en Crónica) el verbo también sigue inmediatamente al pronombre interrogativo.

5 Según de Dardel & de Kok (1996: 379) la interpolación se explica por la combinación de dos reglas heredadas del indoeuropeo primitivo, a saber, la regla de que las palabras con un acento propio débil tienden a colocarse enclíticamente con la primera palabra acentuada de la oración (la ley de Wackernagel) y la regla de colocar el verbo en posición final, lo que resulta en el orden SOV.

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