ISSN: 1139-8736
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3.5 La naturaleza fonológica de los PAs

Como se puede ver en los esquemas 1.1a y 1.1b del apartado 1.2, todas las formas implicadas son monosílabos. Además, se trata de formas acentualmente débiles, átonas, es decir que carecen de un acento propio. Su carácter fonológicamente débil hace que los PAs no puedan funcionar independientemente sino que en una oración necesiten otro elemento, tónico éste, en el que pueden apoyarse. Esto implica que fonológicamente dependen de dicha palabra.

Los textos antiguos contienen numerosos ejemplos en los que la grafía refleja la enclisis del PA a la palabra precedente, habiéndose juntado ambos en una sola palabra, sin que los separe ningún espacio en blanco (cf., por ejemplo, el ejemplo (43) de este capítulo).1

Si bien no se puede descartar del todo la posibilidad de que en el texto original sí apareciera el hiato ortográfico y que la unión gráfica del PA y la palabra precedente sea una enmienda del editor, una prueba más contundente del carácter enclítico de los PAs la constituyen ejemplos como (44), aquí abajo. Ahí los PAs no sólo se han juntado enclíticamente con las formas verbales precedentes, sino que también, de paso, han perdido parte de su cuerpo fonológico, reduciéndose a l, m y l respectivamente.

(44) E dixol: "Iuram". E iurol. (Fazienda, p. 46, l. 22)

El ejemplo (44) es un caso ilustrativo del fenómeno de apócope, que consiste en la pérdida de la vocal final de los PAs me, te, se, le y, en menor medida, lo masculino detrás de otra palabra que termina en vocal. Para que se produzca el apócope, es indispensable que el PA se apoye en la palabra precedente, con la que pasa a formar una (nueva) unidad fonológica. Por lo tanto, los casos de apócope muestran claramente que los PAs, en tanto que fonológicamente dependientes, son formas enclíticas que dependen de la palabra precedente (cf. Ishikawa 1990: 118; Rivero 1986b: 217).

El período en que se produce el apócope abarca los siglos XII y XIII, perdiéndose el fenómeno en el siglo XIV (cf. Echenique Elizondo 1981; Gessner: 1893: 9; Lapesa 1981: 209, 257; Menéndez Pidal 1982: 254-255; Staaff 1906). En nuestro corpus encontramos casos de apócope en los dos textos más antiguos Fazienda y Crónica; en Sumas todavía hay un solo caso de apócope, mientras que después el fenómeno ya no se registra. La tabla 3.6 presenta los porcentajes de apócope para Fazienda y Crónica.

Tabla 3.6: % (N/tot.) de apócope de los PAs me, te, se, le y lo masculino2

Fazienda Crónica
52% (107/207) 60% (99/166)

De la tabla 3.6 se puede concluir que tanto en Fazienda como en Crónica al menos la mitad de los posibles candidatos para apocoparse en efecto aparece sin su vocal final. Además, las formas apocopadas constituyen el 38% (107/279) y el 35% (99/279) en Fazienda y Crónica respectivamente del total de los PAs. Por otra parte, es bastante sorprendente que en Sumas, un texto de mediados del siglo XIV, ya no se registre sino un solo caso de apócope; esto parece sugerir que el fenómeno decae en un período relativamente corto, a principios del siglo XIV.

La alta frecuencia de las formas apocopadas, tal como se desprende de la tabla 3.6, corrobora que en el español antiguo los PAs eran formas enclíticas que fonológicamente dependían de la palabra precedente.

Pruebas adicionales para la supuesta dependencia fonológica de los PAs las constituyen otros cambios fonéticos, de mayor o menor envergadura, en los que estaban implicados los PAs (cf. Staaff 1906: 5). Aquí abajo los discutiremos.

Detrás del infinitivo los pronombres de la 3a p. en l- se fundían frecuentemente con la -r final de aquél en un proceso de asimilación (cf. Ishikawa 1990: 127; Lapesa 1981: 209; Menéndez Pidal 1982: 255, 283), como ilustran los siguientes ejemplos:

(45) Esto dizie por enparalle e renderle a so padre. (Fazienda, p. 51, l. 13)
(46) ...; e por ende dizien aquellos que era bien en destroilla en todas guisas. (Crónica, p. 51, l. 49 (a))
(47) E Abraam aun yva con ellos por escorrillos. (Fazienda, p. 45, l. 12)

El fenómeno está bastante atestiguado en nuestro corpus, como muestra la tabla 3.7:

Tabla 3.7: % (N/tot.) de asimilación entre el infinitivo y el PA3

Fazienda Crónica Sumas Varones Guerras
6% (2/35) 62% (46/74) 0% (15) 0% (3) 32% (26/82)

Además, entre la -d final del imperativo de vosotros y la l- inicial del PA podía producirse metátesis (cf. Ishikawa 1990: 127; Lapesa 1981: 209; Menéndez Pidal 1982: 255, 301). El único ejemplo de nuestro corpus reza:

(48) ..., e por ende non dudes, mas feryldos de reçio, ca nuestro es el derecho». (Sumas, p. 77, l. 25)

En el período antiguo coexistían dos construcciones de futuro y condicional: las sintéticas, que han sobrevivido hasta la fecha, y las analíticas, perdidas en la actualidad, en las que el infinitivo y una forma del auxiliar haber (que servía de terminación) estaban separados por un PA (cf. Company 1985-1986). Los ejemplos (49) y (50) muestran un futuro analítico y un condicional analítico respectivamente.

(49) ...: yo fare vna imagen de criatura tan pequenna commo naçe o mas e fazer la he de pyedra de alabastro, ... (Sumas, p. 73, l. 20)
(50) ...; ca el omne faldrido e sabio e manso, sy quisiere desfazer la verdat e averiguar la mentira, a las vezes fazerlo ya; ... (Calila A, p. 51, r. 818)

A veces el PA y el auxiliar se fundían, proceso en el que aquél perdía parte de su forma fonética (cf. Company 1985-1986: 70-71; Ishikawa 1990: 123; Menéndez Pidal 1982: 324). Los ejemplos (51) y (52) ilustran este proceso de síncopa.

(51) Penso el padre e dixo: Quiçab adorartemos, io e tu madre e tos ermanos?» (Fazienda, p. 51, l. 4)
(52) Dixieron: "Que sabriemos nos si dizria adozirme l'edes aca?" (Fazienda, p. 55, l. 39)

Finalmente, el hecho de que en los textos antiguos no se encuentren sino muy contados casos del PA en posición inicial absoluta, es decir, al principio de la oración, puede verse como una prueba indirecta de la falta de indepencia fonológica del mismo (cf. Ishikawa 1990: 132-138; Rivero 1986a: 355); así, en nuestro corpus, que en su totalidad abarca el período de principios del siglo XIII a finales del siglo XVI, no hemos encontrado ningún caso del PA en dicha posición.4 Si es verdad que el PA necesitaba juntarse con otra palabra precedente, con la que pasaba a formar una nueva unidad fonológica, la posición inicial absoluta, donde faltaba un posible apoyo, lógicamente estaba fuera del alcance del PA; el que la palabra precedente sintácticamente formara parte de otra oración aparentemente constituía una barrera insuperable para que el PA se apoyara en esa palabra.

Todos los fenómenos descritos en esta sección -el apócope, la asimilación, la metátesis, la síncopa, la ausencia del PA en posición inicial absoluta- muestran que en el español antiguo los PAs eran formas enclíticas fonológicamente dependientes de la palabra precedente.

Hasta ahora sólo hemos hablado en términos generales refiriéndonos al elemento en el que se apoya el PA en el español antiguo y en ningún momento hemos concretado las características de «la palabra precedente». Sin embargo, vale la pena fijarnos en ello también, para completar nuestros conocimientos acerca de la naturaleza de los PAs antiguos.


NOTAS

1. Mientras que en la mayoría de los estudios sobre los PAs en el español antiguo se argumenta que los mismos eran enclíticos (cf. p.e. Elvira 1987: 78; Rivero 1986a: 355; Staaff 1906: 12 y 1907: 626), Chenery (1905: 77 y sig.) sostiene que desde que los PAs aparecieron delante del verbo en las lenguas románicas eran proclíticos.

Para el portugués antiguo Meyer-Lübke (1897) concluye que los PAs eran formas enclíticas, a pesar de que también encuentra casos como como olevarom ('como lo llevaron'), en los que el PA se ha juntado proclíticamente con la palabra siguiente; éstos los califica como excepciones a las que no hay que dar importancia (Meyer-Lübke 1897: 318). Es de notar que en nuestro corpus no hay ningún ejemplo proclítico seguro.

2. Se han calculado los porcentajes a base del total de formas que pueden ser apocopadas, es decir, el total de las formas me, te, se, le y lo masculino. Se han excluido los casos de lo neutro.

3. Se han calculado los porcentajes a base del total de formas que pueden asimilarse con el infinitivo precedente, que son todas las formas átonas que empiezan con l-.

4. Granberg (1988: 248-249) sí cita algunos ejemplos tempranos en los que el PA aparece en posición inicial absoluta.

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