ISSN: 1139-8736
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1.2 Las formas implicadas

En la sección anterior hemos hablado muy en general de los PAs en el español antiguo. Hemos presentado una serie de ejemplos, a modo de ilustración, en los que figuran diferentes formas de los PAs. Si bien en la mayoría de los casos las formas de los PAs son iguales en el español antiguo y moderno, también hay ciertas diferencias entre ambas etapas de la lengua. Por ello, presentaremos aquí abajo en los esquemas 1.1a y 1.1b las formas que constituyen la clase de PAs. En el esquema 1.1a se encuentran las formas de la 1a y 2a p., tanto singular como plural, el esquema 1.1b da las formas de la 3a p., tanto singular como plural y distinguiendo entre formas no reflexivas y reflexivas.

Esquema 1.1a: los PAs de la 1a y 2a persona singular y plural reflexivo y no reflexivo

 
(no) reflexivo   singular   plural  
 
1a p.   me   nos  
 
2a p.   te   (v)os  
 
2a p.   (v)os   (v)os  
 

Esquema 1.1b: los PAs de la 3a persona singular y plural reflexivo y no reflexivo

 
no reflexivo   singular   plural  
 
    dativo   acusativo   dativo   acusativo  
 
masculino   le   lo/le   les   los/les  
 
femenino   le   la   les   las  
 
neutro   le   lo   les   --  
 
reflexivo  
se
 
 

Como se puede observar en el esquema 1.1a, originalmente había dos formas para la 2a p. singular, te y vos, que eran las formas de complemento de y vos respectivamente. se usaba para dirigirse a una 2a p. de confianza o a un inferior, vos estaba reservado para el trato respetuoso (cf. Menéndez Pidal 1976: 324; Spaulding 1943: 167). Es de notar que vos era una forma ambigua, puesto que, además de ser singular, también se utilizaba para referirse a una 2a p. plural. Compárense los ejemplos (14) y (15) aquí abajo, donde en (14) la reina Rea tutea a su hijo Júpiter, mientras que en (15) el autor utiliza vos para dirigirse al lector:

(14) ... e dixole asy: «Fijo, dos vezes te dy al mundo, e grandes denuedos he pasado por que tu llegases a este estado; ... (Sumas, p. 76, l. 8)
(15) ..., mas aqui queremos fablar de Europa por que tanne a la estoria de Espanna de que uos queremos contar, ... (Crónica, p. 5, l. 13 (a))

A finales del siglo XV vos singular empieza a perder su valor de cortesía y toma su lugar vuestra merced como forma respetuosa, la que finalmente se establece como usted. Una vez que ha surgido otra forma de tratamiento cortés y siendo la forma la que se emplea para el trato familiar, vos se utiliza cada vez menos y se pierde a lo largo del siglo XVII (Lapesa 1981: 392, 579; Spaulding 167-168).1

Ya en los primeros documentos de la lengua antigua aparece de vez en cuando la forma abreviada os, forma que se generaliza a finales del siglo XV (cf. García et al. 1990; Gessner 1893: 3-4; Lapesa 1981: 280; Menéndez Pidal 1982: 252). Así, por ejemplo, en el Cantar de Mio Cid nos encontramos con tres casos de os, además de numerosos casos de vos átono (Menéndez Pidal 1980a):

(16) Apriessa uos guarnid e metedos en las armas; (l. 986)
(17) Por leuaros a Valençia que auemos por heredad. (l. 1401)
(18) «Leuantados en pie, ya Çid Campeador: (l. 2027)

   Asimismo, es de notar que las formas nos y vos plural no solamente servían de complemento (in)directo sino también se utilizaban como sujeto y detrás de una preposición. En función de sujeto o como término de una preposición se les añade a partir del siglo XIV a veces el elemento -otros, al principio para contrastar y diferenciar al referente. Estas formas complejas se generalizan a finales del siglo XV, a costas de las formas simples, estableciendo así una diferencia entre formas tónicas (nosotros/vosotros) y átonas (nos/vos), diferencia formal que también se daba en el singular (yo/me, tú/te) (García et al. 1990; Gessner 1893: 3; Lapesa 1981: 259, 397; Menéndez Pidal 1982: 251).2

   Las formas me, te, se, le y, aunque menos frecuentemente, lo masculino pueden perder su vocal final detrás de otra palabra que termina en vocal. Dicho fenómeno de apócope se produce sobre todo en los siglos XII y XIII, con una concentración de ejemplos en el siglo XIII (cf. Echenique Elizondo 1981; Gessner: 1893: 9; Lapesa 1981: 209, 257; Menéndez Pidal 1982: 254-255; Staaff 1906). En el curso del siglo XIV las formas abreviadas van desapareciendo de los textos, a favor de las formas plenas originales.

Desde los primeros documentos le se usa también para el acusativo masculino, sobre todo referente a personas. El fenómeno también se da en plural (les por los) aunque mucho menos (Echenique Elizondo 1981; Gessner 1893: 5; Lapesa 1968; Menéndez Pidal 1982: 254).

Cuando el dativo y el acusativo de la 3a p. van unidos, se usa la combinación gelo, que es el resultado del grupo illi-illu > (i)lliello > gello > gelo. Por analogía gelo se propaga al plural, dando gelos. El cambio posterior de gelo > selo, que se emplea en el español moderno al unirse dos formas de la 3a p., se atribuye por un lado a la influencia analógica de expresiones reflexivas con selo/sela y por otro lado a la confusión de los sibilantes /s/ y /z/, /š/ en el siglo XVI (Gessner 1893: 6-7; Lapesa 1981: 397; Menéndez Pidal 1982: 254).3

Para el presente estudio se ha investigado la colocación de los PAs en general, es decir que se han tomado en cuenta tanto formas de la 1a y 2a p. como de la 3a p., tanto singulares como plurales. Con esto, sin embargo, no queremos implicar que el comportamiento de todos los PAs sea igual, pero, dado que nos interesa describir el sistema de colocación de los mismos y explicar los posibles cambios en dicho sistema, creemos que no sería lógico excluir de antemano parte de los PAs.


NOTAS

1. Si decimos que vos con valor singular se ha perdido, nos referimos al español peninsular, ya que la forma sobrevive hasta el día de hoy como forma de trato familiar en varios dialectos hispanoamericanos (cf. Lapesa 1981: 579-582).

2. Huelga decir que para la presente investigación sólo se han tomado en cuenta los casos de nos y vos de complemento (in)directo.

3. En cambio, Prado (1975:7 125-127) sostiene que no es probable que el cambio de ge a se se haya producido por motivos fonológicos, puesto que la sustitución de un sibilante palatal por uno apical es sumamente excepcional, ni tampoco es probable que el cambio se deba a motivos de analogía, tomando en cuenta que tanto la función como la forma de ge y se difieren. Según él, se trata de un caso de neutralización de un elemento marcado (le, marcado por número, caso y género) a un elemento no marcado (se).

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