ISSN: 1139-8736
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1.3.1. La lexicología y la lexicografía: Tendencia panlexicista

La vertiente teórica de la lingüística se ha centrado durante muchos años en la sintaxis por ser el aspecto más fácilmente constatable de la lengua. Así, hasta hace poco, los trabajos sobre sintaxis han sido mucho más numerosos que los estudios sobre semántica, y, a menudo, los libros de texto trataban superficialmente el concepto de lexicón, ya que el significado era considerado un aspecto mucho más abstracto y complejo.

El lexicón, por tanto, se ha considerado como un elemento secundario útil en la medida en que permitía dar explicación a fenómenos irregulares que la sintaxis no resolvía. Para Bloomfield (1933: 274) el lexicón no era más que un apéndice de la gramática. Sin embargo, fueron sus seguidores quienes finalmente dejaron fuera del marco lingüístico al significado, ya que la sintaxis resultaba más fácil de estudiar sin hacer mención a este componente (Wierzbicka 1996: 4). En la década de los 50, la Gramática Transformacional (gt) de Chomsky recoge esta idea y en general se observa una tendencia a minimizar la información léxica en beneficio de un componente sintáctico más algorítmico (Faber y Mairal Usón 1999: 5).

Sin embargo, pronto se hizo evidente que la sintaxis por sí misma no encerraba la explicación de todos los problemas de la lengua, y que sólo teniendo en cuenta el significado se podría llegar a una explicación holística. Por ejemplo, la gt de Chomsky (1965) evolucionó e introdujo la idea de un lexicón en el que cada entrada léxica va acompañada de un marco de subcategorización en el que se especifican los tipos de complementación que pueden aparecer con un lexema y la naturaleza semántica de estos complementos se codifica por medio de una serie de restricciones de selección (animado/inanimado, abstracto/concreto, etc.). Este cambio de paradigma se observa también en la aparición de otros marcos teóricos mucho más centrados en el léxico como fueron la Word Grammar de Hudson (1976), la Gramática de Montague (1970ab, 1973) y la Gramática Lexico-Funcional (Bresnan 1979, 1982). Este nuevo interés por la semántica coincide en parte con ciertos avances en la teoría lingüística, la lexicología, la lexicografía, la psicología y la lingüística computacional (Faber y Mairal Usón 1999: 6). En el caso de la lexicología y la lexicografía, comienzan a aparecer marcos teóricos de corte semántico cuyo objetivo, entre otros, era la elaboración de representaciones léxicas más ricas.

Podemos afirmar, por tanto, que existe acuerdo en el panorama de la teoría gramatical contemporánea respecto a la importancia del lexicón como fuente de información sobre la estructura oracional. Los lexemas, y toda la información que contienen, se han convertido en los pilares de la lengua (Sinclair 1996, Faber y Mairal Usón 1999: 1). Según Fellbaum (1998: 3), la percepción del lexicón como componente central de la gramática se debe a la constatación de que éste es un repositorio de reglas y principios estructurados lo que le confiere una importancia que hasta entonces sólo se le daba a la sintaxis. Así, una de las premisas de la tendencia panlexicista mantiene que no es posible separar la semántica de la sintaxis. De hecho, la mayoría de los modelos lingüísticos afirman que la semántica se codifica en una estructura predicado-argumento y que la estructura de la oración se puede predecir partiendo de la semántica de los predicados. A estas nuevas propuestas se les da el nombre de semántica léxica y su objetivo es el desarrollo de representaciones semánticas para la formulación de una serie de reglas que determinen la realización sintáctica de los argumentos (Faber y Mairal Usón 1999: 4). La semántica léxica hace hincapié, por tanto, en la capacidad representacional de la lengua que se concentra en las relaciones entre la lengua y la estructura conceptual, sin dejar a un lado la importancia de la naturaleza de los conceptos lingüísticos (Saeed 1997: 46, 47).

El análisis del significado de las unidades léxicas implica la representación de información conceptual o conocimiento, una de las características que se le atribuyen a la terminología. Modelos lexicológicos que pertenecen a esta tendencia son el Natural Semantic Metalanguage de Wierzbicka (1985, 1996) y el Meaning Text Theory (MTT) de Mel’cuk y Zholkovskij (1984, 1996) (§3.4.1.1., 3.4.2.6). También dentro de esta corriente panlexicista y, más concretamente, del enfoque relacional del léxico (Márquez Linares 1998), se encuadra el Modelo Lexemático-Funcional (mlf) (Capítulo 2), cuya orientación onomasiológica lo acerca todavía más a los postulados de la terminología. A finales de los ochenta y principios de los noventa, Martín Mingorance propuso la teoría de que las representaciones léxicas son la clave para determinar y explicar las representaciones sintácticas de los predicados. Este planteamiento inicial se materializó en la elaboración del mlf que, en un principio, se describía como la integración de la Lexemática de Coseriu (1981) y la Gramática Funcional de Dik (1989). El objetivo era desarrollar el componente léxico de esta última.

En cuanto a los ámbitos de acción de la lexicografía, entendida como una ciencia aplicada (Rey 1995: 113), encontramos la elaboración de diccionarios así como un importante cuerpo de estudios teóricos y metodológicos conocidos como lexicografía teórica o metalexicografía. Por ejemplo, Bergenholtz y Tarp (1995: 31), basándose en Wiegand (1988, 1989), afirman que la metalexicografía integra tres ramas fundamentales: i) user research que estudia el uso de los diccionarios y propone modelos para la mejora del acceso a la información; ii) dictionary criticism que se encarga de formular criterios de evaluación y revisión de los diccionarios; iii) systematic dictionary research, que engloba tanto los estudios sobre la historia de la lexicografía como la formulación de nuevas teorías y metodologías lexicográficas, algunas de ellas de carácter experimental y por tanto no directamente aplicables a la compilación de diccionarios comerciales, pero muy innovadoras e interesantes desde el punto de vista de la investigación. En los últimos años, estamos asistiendo al inicio de trabajos metalexicográficos centrados en el estudio de los diccionarios de especialidad (Fuertes-Olivera y Velasco-Sacristán 2001), una manera de reconocer de forma implícita la connexión entre lexicografía y terminografía, como puede observarse en algunos de los diccionarios especializados publicados últimamente (Alcaraz Varó y Hughes 1993, Alcaraz Varó y Hughes 1996, Alcaraz Varó, Hughes y Campos 1999, Alcaraz Varó et al. 2000).


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