ISSN: 1139-8736
Depósito Legal: B-35783-2001

4.2 Bases de Datos Terminográficas y Bases de Datos Lexicográficas

En consonancia con la división entre las -logías y -grafías tanto en el léxico especializado como en el general, resulta bastante confuso diferenciar entre bases de datos terminográficas y lexicográficas, como si, en el marco de las últimas no encontráramos también algún que otro término y viceversa. En lo referente a la utilización de la raíz termino- frente a lexico-, quizá los extremos estén bastante claros. Lo que es innegable es que existen líneas difusas y discontinuas donde, en muchas ocasiones, un modelo de base de datos se confunde con el otro no tanto en su diseño como en su contenido (Pearson 1998: 69). Por otro lado, en cuanto al uso de los sufijos -lógica o -gráfica, refiriéndose a base de datos, aún conscientes del uso extendido dentro de la literatura del sufijo -lógica en detrimento de -gráfica, entendemos que el sufijo que se ha de utilizar es -gráfica, ya que se trata de una aplicación de un método de manipulación, de un producto final y en ningún caso de una disciplina. Lejos de querer crear una metaterminología o de defender una línea purista del uso de la lengua, sólo pretendemos delimitar los términos que se van a utilizar en este estudio en aras de la claridad expositiva.

La clave una vez más, no estriba en dibujar y establecer la línea divisoria entre palabra y término (§1.2), sino en saber que ésta existe de forma potencial y dar cuenta de ella, de forma descriptiva, mediante la estructuración dinámica de las definiciones, patente en la ordenación de la arquitectura relacional de cada categoría semántica. No se trata, por tanto, de solucionar esta complejidad, imposible por otro lado en el estadio en el que nos encontramos, sino de trabajar con ella. La diferencia, tildada en este estudio de arbitraria, cara y poco útil entre los dos tipos de bases de datos tradicionales, lexicográficas y terminográficas, nos lleva a la utilización de una sola base de conocimiento, centrada en la estructura conceptual, que dé cuenta de la complejidad de los elementos léxicos del lenguaje natural, sin tener que marcar límites entre término y palabra.

Melby y Wright (en prensa) describen un tercer tipo entre las bases de datos lexicográficas y las terminográficas al que definen como un híbrido entre las dos anteriores. Este modelo intermedio es el modelo ideal para el diseño de un sistema de gestión terminográfico que incluya en la estructura definicional elementos léxicos pertenecientes al lenguaje general y estructurados jerárquicamente. Esta última característica será muy útil de cara a aquellos usuarios potenciales que no sean expertos. En este modelo híbrido, pues, se nivela y extrae información de tipo lexicológico al mismo tiempo que terminológico. Melby y Wright (en prensa: 1) las denominan bases de datos léxico-terminográficas (lex/term-bases)1.

El diseño de este tipo de bases de datos híbridas, a caballo entre las lexicográficas y terminográficas, trae a colación la noción de recurso multifuncional, ya que en el abanico de usuarios potenciales se dibuja una gran variedad de tipos de conocimiento, no siempre uniformes. La noción de recurso multifuncional no es nueva. Tanto Melby (1988) como Galinski (1988) predijeron la utilidad de esta manera de almacenar información lexicográfica y terminográfica de manera que supusiera, cuanto menos, un ahorro de dinero. Sager (1990) dibujó una noción para la modelación de datos bastante pragmática, al mismo tiempo que estableció unas normas de uso para implementar dichas bases de datos. Ahmad (1996) describió un sistema actualmente en uso, TransTerm (§4.2.1), en el que se desarrolla esta misma idea de la base de datos a caballo entre la terminográfica y la lexicográfica.

Si se intentan unir los datos disponibles de una base de datos lexicográfica y de otra terminográfica, parecerá no una tarea difícil sino imposible. Ambos sistemas de almacenamiento de elementos léxicos, una vez estructurados, parecen incompatibles. Si se imprime una base de datos lexicográfica, lo más probable es que responda a un ordenamiento alfabético estándar, mientras que en el caso de una base de datos terminográfica, ésta se estructurará según jerarquías conceptuales, lo que sugiere la imposibilidad, en principio, de nivelar los datos de ambos sistemas de almacenamiento.

En el estado actual de los sistemas y programas, el orden de las palabras ya no es relevante. Como Sager señala, en las colecciones electrónicas la información terminológica se puede recuperar independientemente de que la compilación haya sido semasiológica u onomasiológica (Sager 1990: 140). La tecnología actual nos permite una indexación múltiple, así como la representación de conceptos complejos o de sistemas de clasificación incluidos dentro de los mismos datos léxicos disponibles. Por lo tanto, la posición física de un concepto o término en una colección determinada es probablemente sólo un tipo de solución arbitraria o identificadora y ya no supone una característica determinante de su metaestructura, ni tampoco ejerce ningún tipo de efecto permanente en la representación final ya sea ésta en soporte papel o electrónico.

Dos situaciones distintas están co-ocurriendo actualmente:

A pesar de todo lo dicho anteriormente, algunos estudiosos de la terminografía cuestionan la posibilidad aunque no la necesidad de crear sistemas unificados, mientras que otros, sin saber las diferencias entre los modelos de datos en cuestión, son poco conscientes de los retos que las bases de datos léxico-terminográficas conllevan. Muchos terminógrafos y terminólogos tradicionales dan por sentada la centralidad del concepto en su trabajo y, sin embargo, centran muchos de sus esfuerzos en dibujar los límites, en decidir si un término tiene cabida o no en una base de datos terminográfica.

Una vez más, teoría y práctica no van de la mano. Si es cierto que hay unanimidad en la comunidad terminológica a la hora de enfatizar la centralidad del concepto en los estudios y en la práctica terminográfica, esto debería reflejarse en el producto final. Si el concepto es central, la diferenciación entre término y palabra, será posterior (no en tiempo sino en importancia) y siempre dependerá de la estructura conceptual. En otras palabras, la inclusión o no de un elemento léxico en una base de datos dependerá del concepto. La formalización del concepto en una palabra o un término dependerá del uso de ese concepto en una situación comunicativa determinada.


NOTAS

1 Retomaremos este concepto de base de datos híbrida cuando tratemos la importación y exportación de datos entre los dos tipos de bases de datos tradicionales, y al hablar sobre el Comité Técnico 37 de la ISO (ISO TC 37).

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