ISSN: 1139-8736
Depósito Legal: B-35783-2001

1.4.1 Lexicografía

Lexicography is first of all an applied science. (Rey 1995: 113)

La lexicografía se suele definir como la praxis de la lexicología que se ocupa de la elaboración de diccionarios. Sin embargo, la lexicografía como disciplina no se limita a la compilación de diccionarios sino que también engloba un importante cuerpo de estudios teóricos, conocidos normalmente como lexicografía teórica (cf. Fuertes et al. 2001) o metalexicografía.

La metalexicografía estudia aspectos tales como la historia de los diccionarios, su estructura, su tipología, su finalidad, su relación con otras disciplinas (lexicología, sociolingüística, semántica, estadística e informática), la metodología de su elaboración y la crítica de diccionarios.

Los productos lexicográficos son numerosos. La tipología de diccionarios es amplia y sus contenidos muy diversos al igual que lo son las aproximaciones teóricas y los objetos tratados. Se puede establecer una primera diferencia entre aquellos diccionarios que intentan tratar la totalidad de la lengua (diccionarios generales) y aquellos que no permiten generar un discurso porque no contienen todos los tipos de palabras (Rey 1995: 114) y se centran solamente en un aspecto de la lengua como podrían ser determinadas unidades fraseológicas (The bbi Combinatory Dictionary of English, bbi, de Benson et al.). En segundo lugar, la clasificación más común de enfoques y tipos de diccionarios parte de su macroestructura (Bergenholtz y Tarp 1995: 15). La macroestructura es el término lexicográfico para describir la distribución del conjunto de lemas (entradas léxicas). Un diccionario puede tener una o más macroestructuras, según el número de listas de palabras. Es decir, hablamos de diccionarios monolingües, bilingües y multilingües que representan y reflejan dos realidades distintas que implican métodos diferentes de producción para conseguir objetivos variados (Rey 1995: 114). Además, la macroestructura puede estar ordenada a través de una clasificación sistemática (diccionarios onomasiológicos), ideológica o analógica (diccionarios ideológicos) o alfabética (diccionarios semasiológicos). En este último aspecto, es preciso decir que existe un viejo debate en la lexicografía acerca de si las entradas deben ordenarse alfabéticamente o por su contenido temático (Pamies et al. 1996: 181), y si bien es verdad que por un lado ha predominado a lo largo de la historia el primer enfoque, es un hecho cualitativamente significativo el reiterado intento de establecer diccionarios ideológicos o analógicos, desde los que se elaboraron en China varios siglos antes de nuestra era, hasta el Thesaurus de Roget (1852), el Diccionario ideológico de la lengua española de J. Casares (1942), el de Alvar Ezquerra (1995), etc.

Los diccionarios monolingües semasiológicos con pretensiones de abarcar la totalidad de la lengua general, se pueden dividir en diccionarios dirigidos a los hablantes nativos y aquellos dirigidos a los estudiantes de una lengua. Los primeros tienden a ofrecer una visión más amplia de la lengua que los segundos, que tienen como objetivo cubrir las palabras más comunes de una lengua. Las entradas en los diccionarios monolingües se organizan generalmente en orden alfabético y los lemas de cada entrada pueden estar constituidos por una sola palabra o unidades poliléxicas. El cuerpo de la entrada, la microestructura, puede estar subdividida incluyendo una o más características del lema o de frases que la contengan. Se puede incluir además información etimológica, una descripción fonética, una indicación de la categoría gramatical, una definición de cada una de las acepciones del lema y ejemplos que ilustran el uso. Los usuarios consultan estos diccionarios para informarse del significado de una palabra, su pronunciación, o asegurarse de que su conocimiento sobre tal palabra es certero. Dependiendo del tamaño y alcance del diccionario, se incluirán desde palabras comúnmente usadas en la lengua (ej., Collins Cobuild English Language Dictionary, cobuild) hasta una visión comprehensiva de una lengua en particular (Oxford English Dictionary, OED).

El oed (§2.2.2.2) es un diccionario semasiológico que se corresponde con el modelo tradicional, el enfoque convencional que tuvo como padre, en el s.xviii, a Samuel Johnson. Frente a esta corriente convencional, han aparecido otras propuestas innovadoras de gran interés como pueden ser la del cobuild (§2.2.3) y la del Explanatory Combinatorial Dictionary (ecd) (§2.2.4) de Mel’cuk que surge como resultado de los postulados de la Meaning Text Theory. El cobuild es un diccionario para estudiantes de inglés que surge de un enfoque novedoso principalmente en lo que se refiere al acceso a la información de las entradas, la manera en que se estructura la definición y, el hecho de que los datos utilizados provienen de un grupo representativo de textos en inglés almacenados en soporte electrónico, un corpus.

El diccionario bilingüe de lengua general está destinado a la búsqueda de equivalentes para una palabra o frase en otra lengua. Este tipo de diccionario es frecuentemente bidireccional (ej. inglés-español, español-inglés) y generalmente se organiza de forma alfabética. El lema suele consistir en una palabra aislada y el cuerpo de la entrada se puede dividir para recoger varios significados o variantes de la misma en forma de frases. La descripción fonética y la categoría gramatical también se suelen indicar junto con ejemplos de uso en la lengua meta. Sin embargo, los diccionarios bilingües no suelen ofrecer definiciones. Se suele asumir, de forma errónea, que el usuario ya conoce el significado de la palabra y si no, consultará un diccionario monolingüe. Al no proveer esta información los diccionarios bilingües pueden dar origen a malas traducciones (Pearson 1998: 69, 70).

Nosotros haremos uso del Oxford Superlex Spanish English Dictionary (superlex), en formato cd-rom, a la hora de ejemplificar el tratamiento que se le da al término cáncer en distintos diccionarios (§3.6.2). Su elaboración comenzó con la redacción del esqueleto monolingüe correspondiente a cada idioma. Para garantizar la autenticidad e idiomaticidad de los ejemplos, la compilación fue encomendada a equipos de redactores residentes en sus países de origen, quienes tuvieron acceso a varias bases de datos para complementar su propia competencia lingüística. La estructura monolingüe inicial fue luego traducida a la lengua de destino por hablantes nativos de la misma, mientras que el proceso de revisión final fue llevado a cabo por equipos de hablantes de ambas lenguas trabajando conjuntamente en Londres. Según sus editores, el texto resultante ofrece un tratamiento actualizado del inglés y el español modernos, incluyendo numerosos vocablos de nuevo cuño y términos especializados así como una amplia cobertura de la lengua coloquial y miles de ejemplos tomados de la realidad.

En cuanto a la ordenación temática u onomasiológica, se puede decir que este tipo de organización es más propia de las enciclopedias que de ninguna otra obra. Sin embargo, también los diccionarios y vocabularios, por ejemplo, pueden presentar una organización temática, aunque sea mucho menos frecuente. Esta forma de ordenación es mucho más informativa que la alfabética y, entre otras cosas, permite advertir las lagunas y ausencias de términos correspondientes a una parte de un todo, así como situar cada término en su espacio de conocimiento, hallar hiperónimos y sus correspondientes hipónimos y cohipónimos y definirlos mediante la especificación de parámetros de diferenciación. Por supuesto, las obras que utilizan este tipo de ordenación necesitan no sólo un índice temático amplio y bien realizado, en el que se aprecie claramente la complejidad de la materia, el tronco del árbol temático, sino también, y sobre todo, un índice alfabético lo más amplio posible, que permita hallar todos los términos tratados (Martínez de Sousa 2000: 6).

La ordenación analógica o ideológica presenta los materiales léxicos organizando las palabras por ideas afines, de manera que todas las que se refieran a una cuestión aparezcan agrupadas. Los diccionarios ideológicos responden a este criterio organizativo, en el que el lenguaje se dividen en campos léxicos que permiten buscar los conceptos y las materias donde se halla recogido el léxico que les corresponde. Suelen constar de un cuadro general de clasificación (parte sinóptica) y de la parte analógica, donde se exponen los campos semánticos con sus términos. Normalmente estas dos partes van seguidas de una tercera, la alfabética, en la que se da la definición en que se toman las palabras expuestas en las partes precedentes. Esta parte alfabética, sin embargo, no es imprescindible. Para los mismos efectos valdría un diccionario general con el número suficiente de entradas. Sin embargo, como este tipo de diccionarios suelen realizarse con un léxico cerrado, nada mejor que ofrecer en el mismo volumen el propio diccionario del cual se han extraído esos términos (Martínez de Sousa 2000: 6).

No abundan en español los diccionarios de este tipo pero podemos encontrar ejemplos muy válidos como el ya mencionado Diccionario ideológico de la lengua española de J. Casares (1942). Otra obra importante y actual es el Diccionario ideológico de la lengua española de Alvar Ezquerra (1995), el cual hemos utilizado en diversas ilustraciones. Se trata de diccionarios muy útiles pero con un léxico limitado por lo que no ofrecen solución a todos los problemas que se puedan plantear.

Dentro de esta línea, cabe destacar otro diccionario en español, el Diccionario de Uso del Español (1966-1967, 1992) de María Moliner. A pesar de que registra aproximadamente el mismo número de voces definidas que el Diccionario de la Lengua Española de la rae (drae), su éxito se logra gracias al propósito renovador que impulsa su creación. Se trata de la conjunción de tres rasgos: el concepto del diccionario como una herramienta total del léxico (Seco 1985: 208); la voluntad de superar el análisis tradicional de las unidades léxicas, y el intento de establecer una separación entre léxico usual y el léxico no usual. Pero fundamentalmente, el interés para nosotros se centra en su aportación en el terreno de la definición (§ 2.2.2.3).

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