ISSN: 1139-8736 Depósito Legal: B-39198-99 |
La colocación del PA respecto del verbo finito se caracteriza por una evolución muy destacada a lo largo de la historia del español. Ya desde el siglo XIII, el punto de partida de nuestro análisis, hay una diferencia notable entre la posición del PA en las oraciones principales y en las subordinadas. Mientras que en la primera clase de oraciones el mismo principalmente se pospone, en la segunda clase el PA casi exclusivamente se antepone, con sólo muy pocas excepciones.
De los datos que hemos reunido para los siglos XIII y siglo XIV, surge un sistema de colocación estable, en el que los porcentajes de anteposición y de posposición se mantienen iguales en ambas clases de oraciones. El que el porcentaje general de anteposición en el período mencionado sí aumente, tal como muestra nuestro análisis cuantitativo y de acuerdo con lo que afirman ciertos estudios, se debe únicamente al hecho de que en dicho período aumente el número de oraciones subordinadas y, consiguientemente, el uso del PA antepuesto. Es de esperar que este fenómeno se presente únicamente en la lengua escrita, que en los siglos XIII y XIV todavía está en vías de desarrollo. En cambio, no hay motivo para suponer que en el mismo período también haya habido un aumento del uso de las oraciones subordinadas y un consiguiente aumento del uso general del PA antepuesto en la lengua hablada. No obstante dicha diferencia entre la lengua escrita y hablada, parece probable que en la lengua hablada sí se haya dado el mismo período estable que hemos observado en nuestro corpus.
La diferencia de posición del PA en las oraciones principales, por un lado, y en las subordinadas, por otro lado, constituye el reflejo de unas reglas de colocación diferentes para ambas clases de oraciones. En parte de las oraciones principales (las categorías de variación) la posición inicial de la oración, la P1, se llena con un constituyente pragmáticamente importante, al igual que la posición delante del verbo sirve para colocar un PA cuyo referente necesita la atención especial. Se requiere dicha atención especial para el PA, cuando su referente comunicativamente es importante -una 1a ó 2a p.- o cuando su referente es poco predecible -hay una distancia relativamente grande entre el PA y su referente o entre los mismos hay otro posible referente-. La colocación del PA en tales casos, por lo tanto, obedece a un principio pragmático de acuerdo con las necesidades comunicativas del hablante.
En tanto que la anteposición del PA cuyo referente hace falta destacar es posible gracias a la presencia de otro constituyente pragmáticamente importante en la P1 que así puede servir como apoyo fonológico, no se puede anteponer el PA si dicho constituyente es el verbo. En tal caso el PA antepuesto sería el primer constituyente de la oración y, por consiguiente, le faltaría un apoyo fonológico precedente. De ahí que el PA siempre se posponga si el verbo está en posición inicial absoluta.
En las demás oraciones principales y en las subordinadas (las categorías absolutas), donde la P1 se llena con un constituyente P1 y, por eso, no puede recibir un constituyente pragmáticamente importante, la posición delante del verbo tampoco se puede utilizar para colocar un PA cuyo referente hace falta destacar. Por ello, en esas oraciones no funciona el principio pragmático. En cambio, hemos explicado la anteposición del PA allí a base del principio de complejidad, según el cual los constituyentes poco complejos se colocan relativamente al principio de la secuencia lineal.
No está claro por qué en oraciones en que la P1 no se puede utilizar por motivos pragmáticos, tampoco se aprovecha la posición preverbal pragmáticamente. A modo de hipótesis, hemos argumentado que puede haberse originado esta situación en oraciones donde el verbo sigue inmediatamente a la P1, ya que en tales casos la posición delante del verbo ya está ocupada por un constituyente P1 y, por consiguiente, no puede recibir el PA. Es concebible que a partir de entonces la imposibilidad de anteponer el PA con fines pragmáticos se haya extendido a todas las oraciones introducidas por un constituyente P1.
Hay que constatar que el principio pragmático, un principio comunicativo que llama la atención hacia la interpretación correcta del referente del PA, sólo se da en parte de las oraciones con un verbo finito. Sin embargo, es significativo, a nuestro parecer, que sea justamente en las oraciones principales donde funciona. Dado que en las oraciones principales suele presentarse información relativamente importante, allí hace más falta un principio que facilita el procesamiento correcto de la información.
Tanto en las categorías de variación como en las categorías absolutas la P1 juega un papel muy importante en la colocación del PA. Es la presencia de ciertos constituyentes en la P1 la que determina si se puede utilizar la anteposición del PA con fines pragmáticos o si la colocación del mismo obedece a un principio estructural del orden de constituyentes.
Es completamente diferente el desarrollo que presentan las formas no finitas en el período de los siglos XIII y XIV por lo que se refiere a la colocación del PA. Si bien a primera vista parecía tratarse de un aumento gradual a partir del siglo XIII, nuestro análisis ha sacado en claro que es solamente en la construcción prep+Vinf donde realmente aumenta el uso del PA antepuesto, en tanto que en los demás casos con una forma no finita la anteposición sigue siendo muy rara. Para explicar la anteposición en prep+Vinf se ha utilizado la noción de la posición P1, que también nos ha servido de base en el análisis de las formas finitas. Hemos postulado que en prep+Vinf la preposición funciona como un constituyente P1 que ocupa la P1 de la frase de infinitivo. Por ello, igual que en las oraciones subordinadas y parte de las principales, se excluye la posibilidad de colocar un constituyente pragmáticamente importante en la P1, al mismo tiempo que no se puede utilizar la posición delante del infinitivo para colocar el PA cuyo referente necesita especial atención. La anteposición del PA en prep+Vinf, por lo tanto, no está motivada pragmáticamente, sino que obedece al principio de complejidad, que también hemos aducido para explicar la anteposición absoluta con las formas finitas.
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