Estudios de Lingüística del Español (ELiEs)
El documento hipertexto en el discurso de transmisión de conocimientos / Arlette Séré


1.1 Breve acercamiento histórico sobre la evolución de los paratextos

La exposición y explicación son dos procesos ligados que fundamentan las operaciones cognitivas básicas del discurso de transmisión de conocimientos; el paratexto de todos los tipos de textos pertenecientes a este discurso2 refleja las necesidades de este doble acercamiento que se inscribe en una tradición ya muy antigua que se remonta en España a antes de la imprenta, como lo demuestran las glosas Silenses del Monasterio de Silos3.

En este manuscrito, depositario de saberes, los comentarios -texto explicativo- están anotados en los márgenes del texto de referencia -exposición-, y en el cuerpo del mismo texto se utilizan dos colores relevantes, a modo de subrayado, definiendo, de esta manera, un paratexto heterogéneo que va a caracterizar el tipo de discurso que inaugura.

Para seguir con este breve resumen de la evolución de los paratextos en España, podemos señalar, en el mismo campo, el paratexto de la Biblia políglota, primer libro impreso en varias lenguas (1514-17)4 que conjuga procedimientos explicativos y expositivos gráficos de modo similar a los utilizados en el texto anterior. Los comentarios rodean el cuerpo del texto organizado en columnas, con distintos tipos de letras y número de columnas para diferenciar, a la vez, las distintas lenguas y el texto de la glosa como tal.

Anteriormente, en 1480, en otro campo de conocimientos, el primer libro de “historia universal desde la creación del mundo...”5 impreso en España, el Fasciculus temporum de Werner Rolewinck, ofrece una mayor complejidad del paratexto en comparación con los textos ya citados, dado el uso de elementos semióticos de naturaleza diversificada:

La disposición del texto incluye, en efecto, vistas panorámicas de ciudades -como Roma, Siracusa, etc.- y referencias a personajes cuya cronología se inserta en círculos, combinándose exposición y explicación, como en estas otras dos páginas del mismo manuscrito:

Podemos comprobar que, desde los primeros libros impresos, el paratexto adopta un diseño específico en cada campo de conocimientos, marcando así el principio de una tradición disciplinar, como lo atestigua el documento de Ptolomeo publicado en 1486 por Johannes Roger6.

Como puede observarse, las explicaciones aparecen en un segundo plano respecto al dibujo, en el margen del mapa o alrededor en pequeños globos que salen de la boca de los vientos. Si observamos ahora una página de una enciclopedia actual7, podemos comprobar la continuidad en la organización paratextual de estas obras recientes y su gran parentesco con las anteriores mucho más remotas.

El mismo tipo de paratexto se encuentra en las páginas de un método de idiomas8,

Desde su origen hasta nuestros días, la presentación formal de todos estos textos aparece como el resultado de una síntesis relevante de saberes de cada época, compuesta por elementos heterogéneos, yuxtapuestos, pero siempre significantes, con un gran parecido entre sí, y la creciente complejidad en la composición de las páginas evoluciona con las distintas técnicas de las que se dispone.

En el discurso de transmisión de conocimientos, el paratexto textual se caracteriza, en particular, por la rigurosa regularidad siempre significativa de la organización de la página: se trata de un texto aparentemente fragmentado pero centrado semióticamente en los elementos objeto de transmisión. Estas obras son instrumentos de estudio que no han sido concebidos para ser leídos desde principio a fin, sino para ser consultadas o utilizadas parcialmente en función de objetivos didácticos determinados. Sus contenidos se dividen en diferentes unidades significativas que configuran esencialmente tres niveles de lectura semánticamente diferenciados: 1) un nivel de lectura global de consulta, a partir de la estructura de la obra y de los índices, 2) un nivel temático homogéneo -capítulo, artículo, unidad didáctica...-, y 3) la doble página o unidad mínima de organización del sentido.

Se trata de obras de extensión variable, compuestas por uno o varios volúmenes que se pueden consultar simultáneamente o no, y que constituyen, en su totalidad, la unidad mayor de sentido. Poseen documentos que podemos denominar retrospectivamente “de navegación” que permiten consultar el libro diagonalmente. La obra va precedida de un sumario, seguida de distintos tipos de anexos -contenidos recapitulativos, índice alfabético...-. El sumario y el índice permiten encontrar rápidamente elementos interrelacionados que se encuentran en otro lugar de la obra, y los contenidos recapitulativos sirven para completar los saberes o para archivarlos más fácilmente en la memoria.




Notas

2 Souchier, E. (1999), “De la lecture à l’écran. Vers une lecture sans mémoire?” Texte. Revue critique et théorie littéraire, 25-26, pp. 47-68.
3 Hernández Alonso, C. y col. (1993), Las glosas Emilianenses y Silenses. Edición crítica y facsímil. Ayuntamiento de Burgos.
4 La Historia del Libro a través de las colecciones de la Universidad Complutense. (2002) Universidad Complutense de Madrid, p. 22.
5 Escolar, H. (1994) Historia ilustrada del libro español. De los incunables al siglo XVIII. Fundación Germán Sánchez Ruipérez, Madrid, pp. 69 y 272.
6 Biblioteca histórica. (2000) Universidad Complutense de Madrid, p. 11.
7 Enciclopedia Hispánica, (1990) Vol. 1 pp. 174-175.
8 Método de Inglés Apple Pie, libro del alumno, pp. 54-55, París, Hachette.





Estudios de Lingüística del Español (ELiEs), vol. 24 (2006)   
 ISSN: 1139-8736