ISSN: 1139-8736


5. La renuncia al concepto de argentinismo y cubanismo

Los directores de la reedición modificada del NDArg bajo el nombre de DEArg y del DECub en el marco de la nueva serie de los DCEA tratan de evitar el problema que se había presentado en la primera serie, vinculado con el significado de –ismo, con el cambio de denominación ya mencionado. Como ya dijimos más arriba, la definición de americanismo como un elemento léxico presente en el español en América que difiere de existencia o de uso del español en España es bastante fácil. Parece consecuente y fácil también –a primera vista- de subdividir el conjunto de los americanismos en –ismos específicos de cada país: colombianismos, mexicanismos, cubanismos, argentinismos etc. El problema es que los usos de la mayoría de los elementos que surgen como americanismos frente al uso en España no se usan dentro de todo el territorio de Hispanoamérica y otra cantidad considerable no son privativos del léxico de un país, sino se usan en varios, pero no en todos. La connotación evidente de una concepción contrastiva de las categorías de mexicanismo, venezolanismo, chilenismo etc. de uso (no de procedencia) en los países de Hispanoamérica como privativas constituyó un fallo teórico evidente de la generación de diccionarios de –ismos, si se aplica como ámbito de contraste únicamente el español peninsular. Debería hacerse un cotejo con todos los léxicos de los diferentes países hispanoamericanos también, lo que no ha sido posible por la razon práctica, la de evitar de postergar la publicación de los tomos nacionales individuales hasta terminar todos los cotejos multilaterales necesarias. La nueva "solución“ a este dilema es de renunciar a los conceptos de mexicanismo, cubanismo, colombianismo, argentinismo etc. y de llamar los diccionarios Diccionario del español de Cuba y Diccionario del español de Argentina especificando los ambientes de contraste Español de Cuba vs. Español de España y España de Argentina vs. Español de España respectivamente en los subtítulos. El producto del trabajo lexicográfico es –según la pretensión- el mismo, pero evitan que se pueda emitir el tipo de crítica que se hizo a la primera serie.11

Entonces, estando aclarado que no se trata de diccionarios de argentinismos o cubanismos permanece tal vez la crítica de que constituya un eurocentrismo que la preferencia del ámbito de contraste es el castellano de España en detrimento a otras variedades. Puede ser que la ideología de los directores fue así en el inicio del proyecto. Sin embargo, desde el punto de vista científico es legítimo un contraste como este. Sin duda, satisface un interés de conocimiento existente y legítimo. Pero a condición que por un lado sea sólo el primer paso dentro de una serie de otros contrastes más y por el otro que uno de los contrastes futuros enfocaría la especificidad del español de España, presentando un diccionario del español de España (Español de España vs. Español de América). Tal vez este paso resultaría una cosa de pura operación técnica al final de la confección de los diccionarios hispanoamericanos.

Hasta el momento hemos tratado el asunto dentro de la perspectiva de los DCEA. Pero hay que preguntarse si la renuncia al concepto de –ismo en el título constituye una mera maniobra de evitar críticas. Me parece que no. Los hechos expuestos arriba que el uso de palabras en Hispanoamérica que difieren de las usadas en España no coincide con las fronteras nacionales, sospechado ya antes pero probado ahora empíricamente por los trabajos realizados dentro del "Proyecto de Augsburgo“ tiene una consecuencia teórica fundamental: el concepto mismo de mexicanismo, guatemalismo, argentinismo, uruguayismo, cubanismo etc. se demuestra como inviabel. Un hecho ya constatado al nivel fonético-fonológico y morfosintáctico dentro de la dialectología hispanoamericana: las fronteras lingüísticas no coinciden con las fronteras estatales o nacionales. Por ello el deseo común de clasificar particularidades lingüísticas correlativas a entidades nacionales lleva a problemas teóricos y prácticos importantes: o falsifica los hechos o produce diccionarios que nadie (aparte de los lingüistas) quiere.





Notas

11  Cf. Zimmermann (1995: 104) y Montes Giraldo en su presentación en el NDCol (p. X).





Volumen 23 (2006)
ISSN: 1139-8736