ISSN: 1139-8736 |
3.2. Relación de enseñanza entre aprendiente y ordenador: la interactividad
Tal como defendemos en nuestros trabajos, la tecnología no puede sustituir al profesor pero, sin embargo, ayuda a realizar tareas fundamentales, tanto en el dominio de la macrosintaxis como de la microsintaxis. El diálogo entre el aprendiente y la pantalla corresponde a una comunicación simulada en la que esta última asume el papel de experto conocedor, es decir, de traductor del producto creado por el lingüista y el informático, diálogo que propone al lector seguir determinados trayectos de aprendizaje.
En nuestros productos informatizados28, la interactividad que hemos programado es de tipo comunicativo, ya que no se trata de una pedagogía de repetición o de restitución, sino de una simulación de estrategías de comprensión que ayudarán al sujeto a desarrollar su propia autonomía de autoaprendizaje. Tal como he presentado en el apartado anterior, esa relación didáctica es de tipo modular por lo que no hay una linearidad discursiva, sino que cada uno de los diferentes módulos 1) aborda fases distintas de comprensión y 2) son una ayuda eficaz para entender el contenido y el plan del texto. La hipótesis central que preside esta interacción es que el lector, con sus conocimientos, procede a una lectura en la que interrelaciona sus saberes implícitos con los propiamente explícitos en el texto. Lector y ordenador construyen, conjuntamente, una intercreatividad que es la base inicial para lograr la comprensión e interpretación del texto.
Desde estos presupuestos, el ordenador no es sólo un depositario de la información sino que permite tratarla, de ahí la interactividad que se entabla entre todos los elementos. Esta dinamización es una manifestación lingüística de la interacción en la que el ordenador resulta ser una herramienta muy bien adaptada a la simulación propuesta por el lingüísta y el conceptor informático, simulación ideal que refleja el trayecto de lectura que debe ser recorrido, con la posible intervención de experimentar el error y poder controlarlo y suprimirlo.
La funcionalidad de esta interrelación se basa en un principio de cooperación29 en el que el lector partirá de sus representaciones y de su universo de creencias sobre el contenido del texto y sabrá encontrar y seguir las marcas de una coherencia semántica en una lengua que no le es familiar e, incluso, muy ajena. La relación que se establece es un tipo de diálogo que puede ser manipulado también por el lector -- lo que es, en sí mismo, un modo de aprendizaje -- en la medida en que se le orienta a trabajar, en un primer momento, con la macrosintaxis de títulos y subtítulos y, en uno segundo, con la microsintaxis, especialmente las actividades de inferencia del sentido en palabras desconocidas, o las preguntas sobre los campos temáticos del texto y modos de interrelacionarlos etc...etc. Esta relación interactiva se apoya en un principio de isotopía macro y microtextual que postula la existencia de unidades semánticas globales que el aprendiente reconoce y puede interpretar, de ahí que la interpretabilidad sea, en cierta medida, la base de la utilización interactiva de la herramienta informática.
Notas
28 LECTICIEL ; Lire en français ; en fase de producción, GALANET.Volumen 23 (2006) ISSN: 1139-8736 |