ISSN: 1139-8736 |
3.1. Relación didáctica entre texto y ordenador: construcción y deconstrucción
Tal como ya he adelantado, la simbiosis lingüística e informática se refleja en una única realidad que corresponde al discurso didáctico que aparece en la pantalla -- fase de construcción -- . La relación que se establece entre el objeto texto y el agente ordenador15 es un proceso doble; en primer lugar, es un espacio de construcción de una articulación entre una lengua natural y un lenguaje artificial; en segundo, desde ese principio genérico de construcción, se recurre a una operación de deconstrucción que revela los subsistemas de la concepción modular tanto los del sistema informático16 como los de la realidad lingüística -- de ahí que el material está concebido en archivos diferentes que son las capas que permiten la organización de los módulos. Voy a referirme especialmente a esta segunda.
En nuestros trabajos aplicados a la comprensión con soporte electrónico17 defendemos una arquitectura modular que parte de la hipótesis de que el texto es una unidad temática que provoca en el lector un efecto global de sentido y, por tanto, leer un texto es, en cierto modo, construir una representación de su contenido. La metarregla general que gobierna metodológicamente esta organización, y que es la posición central que se defiende para la estructuración y clasificación de los módulos, es que lo global rige siempre lo local; el modelo modular concebido va desde lo más genérico -- intertextualidad -- hasta lo más específico -- intratextualidad -- , es decir, de lo abstracto y general a lo particular, en un trayecto interactivo entre los diferentes módulos. Esta metarregla gobierna la organización de los módulos y facilita, a su vez, la interacción entre ellos; en este sentido, los módulos están orientados, esquema que no debe entenderse como una sucesión de etapas sino que cada uno de ellos incide activamente en los restantes, es decir, la información circula en un flujo que va del texto a la palabra y de la palabra al texto.
Esta metarregla general preside los cuatro niveles de comprensión que corresponden a lo que hemos llamado niveles de legibilidad. Voy a referirme brevemente a ellos.
El primer nivel de legibilidad es de naturaleza cognitiva, se sitúa en la sintaxis global y corresponde a la representación mental que el lector se hace sobre el tipo de discurso y de género del texto. Siguiendo el dialogismo bakthiniano (1978), todo texto se sitúa en una transtextualidad18, es decir, en una interdiscursividad a la que el texto pertenece y que es la fuente a la que recurre el lector para relacionarlo con textos anteriores. La macrorregla 1 que guía este supermódulo19 es que la representación, organización y posible significado del texto dependen del tipo de discurso y del género; el acceso a la lectura, por tanto, es inicialmente inductivo, y se basa en los conocimientos acumulados de los sujetos con los que activa toda una serie de propiedades tipológicas que influyen, de manera directa, en la forma de comprender e interpretar la organización del texto.
El lector construye el segundo nivel de legibilidad20, de carácter también cognitivo, con las palabras de los títulos y subtítulos, cuyos contenidos se han activado por los scripts, marcos o escenarios de conocimiento que transmiten los saberes que el sujeto tiene sobre el universo significativo. La macrorregla 2 que gobierna este supermódulo21 es doble: por una parte, los títulos corresponden al tema del texto; por otra, los subtítulos reflejan habitualmente la estructura estratificada del tema global. Como resultado de nuestras investigaciones hemos podido observar que los sujetos, y sobre todo ante un texto en lengua extranjera, se basan en sus conocimientos generales para inferir -- inferencias de anticipación -- una posible representación del contenido del texto, actualizando, en primer lugar, los esquemas mentales relevantes y, a continuación, elaborando un modelo mental de los posibles elementos descritos en el texto.
El tercer nivel de legibilidad, de carácter esencialmente lingüístico, corresponde a la construcción del sentido y se basa, esencialmente, en los niveles de la palabra y la oración22. En esta fase se localizan las grandes diferencias entre la lectura en lengua materna y en lenguas extranjeras porque, mientras que en la primera el lector no se detiene conscientemente en estos niveles, en la segunda son los elementos motores de la comprensión y el lector se apoya fundamentalmente en inferencias léxicas y transferencias morfosintácticas. Este supermódulo presenta una arquitectura modular compleja que reposa en un módulo de semántica referencial23. La palabra24 es el principio constructor de la microestructura y la microrregla 3 que rige este módulo es de tipo nocional ya que el sujeto puede comprender su significado y, además, acceder a una serie de propiedades -- morfológicas, sintácticas, semánticas -- que están almacenadas en su memoria. Además, Microrregla 4, asocia esa palabra con otros términos relacionados con ella, recorrido interpretativo en el que funcionan los marcos y las redes e isotópicas25 del texto para marcar la cohesión textual. El lector en LE delimita la oración y busca la relación tema/rema fijándose en las escenas cognitivas que se activan en las oraciones a partir de los diferentes términos que la componen y de sus funciones temáticas26.
Finalmente, en el cuarto nivel de legibilidad el lector elabora una interpretación global; se detiene especialmente en tres parámetros -- enunciativo: /quién dice, qué dice, a quién dice/ y su localización espacio-temporal -- , fases que corresponden a tres microrreglas sobre la organización textual27.
Notas
15 Recuérdese que este agente es un mediador o traductor de las instancias enunciativas del informático y del lingüísta.Volumen 23 (2006) ISSN: 1139-8736 |