ISSN: 1139-8736


2. La comunicación electrónica

Las relaciones entre lingüística, informática e inteligencia artificial, ámbitos aparentemente dispares, pero, en realidad, muy relacionados, se han orientado en estos últimos años hacia el estudio de la producción y comprensión de enunciados y textos buscando procedimientos adecuados que combinen los niveles lingüísticos con los informáticos. En esta interrelación, los lenguajes artificiales y la lengua natural -- vehículo simbólico de representación y medio de comunicación -- parecen haber entrado en una sintonía equilibrada y, sin duda, uno de los grandes aciertos que ha llevado a esta circunstancia es que se pueden consultar esos poderosos mecanismos de procesamiento y tratamiento de textos sin necesidad de conocer ni aprender la lengua artificial empleada.

Siguiendo los presupuestos de la lingüística enunciativa6, el enunciador es el sujeto que produce el enunciado para un co-enunciador en un momento y en una situación de enunciación7. Voy a referirme brevemente a estos actantes y a la relación que se establece entre ellos.

El texto electrónico conjuga en la identidad del enunciador varias voces, asumidas esencialmente por dos instancias con funciones diferentes: la del informático y la del lingüista conceptor del modelo didáctico; ambos universos están mediatizados por el ordenador y esa polifonía se refleja simbióticamente en la pantalla8.

El informático es el enunciador que tiene como trabajo primordial formalizar el material lingüístico; dos son sus preocupaciones fundamentales: el cambio de la información lingüística en lenguaje artificial, es decir, la transformación de la lengua natural en un lenguaje lógico-simbólico y, además, la posibilidad de lograr una interfaz adecuada entre usuario/hardware/software.

El lingüista, experto en estrategias de aprendizaje y autor del material didáctico, es el enunciador cuya función central en la construcción del enunciado didáctico es doble y dialógica: conceptor y gestor de la interacción con el informático. En la comprensión lectora en LE, la operación es, además, compleja, ya que debe de tener en cuenta dos parámetros: el lector y el texto objeto de lectura. En relación con el primero, en el acto de leer intervienen, por una parte, la individualidad del texto con su autor y contexto y, por otra, las operaciones cognitivas que realiza y en cuyo proceso actúan, al menos, cuatro factores: la lengua del texto, los saberes lingüísticos y extralingüísticos de su lengua materna y los adquiridos de la lengua extranjera, y sus conocimientos generales. En cuanto al segundo, el texto objeto de lectura9, puede ofrecer características muy variadas y su selección dependerá de las necesidades pedagógicas10.

La relación entre lingüista e informático es complementaria, es decir, se aúnan saberes y competencias diferentes para integrar esos conocimientos en una operación única teniendo en cuenta, además, que ambos enunciadores están condicionados por las limitaciones y restricciones de cada función11. El resultado de esta unión se refleja en el ordenador cuya meta es la de ser un ejecutor de los programas, lugar de transformación en donde un alfabeto de signos con sus funciones lógico-simbólicas y sus reglas de organización convierten el lenguaje informático en lengua natural, permitiendo así mostrar el producto lingüístico; su funcionalidad es la de un realizador de una tarea establecida ya que se trata, en definitiva, de un mediador, pero lo suficientemente poderoso y autónomo para que el lector tenga la impresión de dialogar con él. En la comunicación hombre-máquina, el ordenador es el instrumento en el que, en primer lugar, se combinan y unen los dos enunciadores anteriores para construir un mensaje didáctico que, reflejando el proceso de escritura, facilita la comprensión textual; en segundo, es también un mediador entre el lector, el texto y el discurso didáctico, en un aparente principio de ubicuidad que anula las diferencias. Esta simbiosis de instancias actanciales se refleja en la pantalla mediante un espacio virtual enunciativo propio que le convierte en un intermediario de mediación intersubjetiva; se trata, en definitiva, de una espacialidad que une tres voces diferentes: lingüista, informático y lector.

El coenunciador lector12 es un sujeto real cuya actividad consiste en comprender e interpretar el texto a partir de su experiencia, sus conocimientos lingüísticos y su comprensión del mundo, además de sus saberes informáticos. Ante un ordenador, el lector admite que la máquina es un actante de comunicación y, en este sentido, le reconoce el estatuto enunciativo por el que es capaz de producir y comprender enunciados, interactuando en el proceso13. Esa imagen del otro es fundamental ya que permite la interacción en la construcción de una referencia común y compartida. Como veremos en la última parte de este trabajo, para el receptor, la lectura se presenta como un reconocimiento de formas, operación perceptiva que se inicia ante un estímulo gráfico: el lector reconstruye así el sentido del texto y lo conceptualiza en tanto que objeto de interpretación. La coexistencia de todos esos elementos genera una situación trilogal entre lector/módulo didáctico/máquina en donde, una vez más, la pantalla es el entorno en el que se construye y establece el proceso de interpretación textual.

Teniendo en cuenta todos estos parámetros, la situación y el acto de enunciación en los que se crea y fabrica el discurso didáctico son complejos en la medida en que intervienen varios co-enunciadores con funciones específicas y en momentos y espacios de enunciación diferentes: en la construcción del material didáctico hay una relación in praesentia entre lingüista e informático, instancias, sin embargo, in absentia en su difusión, relación virtualmente asumida por la pantalla. La gran revolución tecnológica del ordenador, por ello, lleva aparejada la creación de un entorno comunicativo propio en el que los procesos de escritura y de lectura se ven influidos directamente por una nueva morfología de carácter plural, dinámica e interactiva.





Notas

6 El enunciador produce un enunciado para otro sujeto -- co-enunciador -- , en un momento de enunciación, siendo el enunciado la unidad de enunciación producida por el enunciador en un acto de enunciación único.

7 En el artículo "La representación trilogal..." se analiza la diferencia entre una comunicación real y la informática; en esta última el tiempo es diferido y el espacio es virtual.

8 He analizado este punto en "La representación trilogal...", op. cit, apto. "El ordenador como generador de la actividad interactiva escritura/lectura".

9 Para un estudio más detallado de esta noción cfr. en C. López Alonso&A. Séré, La lectura en lengua extranjera. El caso de las lenguas románicas, Cap. I.

10 En nuestras experimentaciones hemos elegido textos completos, en su forma original, extraídos de discursos sociales habituales, que no exceden de 600 palabras y con temas muy variados de actualidad.

11 Hay tantas capas como enunciadores.

12 Para un estudio más detallado de esta función, cfr. en C. López Alonso & A. Séré, La lectura en lengua extranjera ...op. cit. cap. II

13 El ordenador asume parcialmente la función del profesor, ausente en el intercambio comunicativo, en una comunicación textual que se construye en el espacio virtual del discurso informático.







Volumen 23 (2006)
ISSN: 1139-8736