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2.7. Las clases de literatura española
Al igual que en las clases de lengua, el plan general de la asignatura de literatura española seguía el ya establecido para la de italiano, es decir, los contenidos se presentaban encuadrados en un marco histórico, dentro del cual, Alcalá Galiano, sin embargo, prefirió hacer una clasificación más general en cinco etapas, que él juzgaba más ajustada a su materia:
I intend to examine the literature of Spain through the different epochs in which I have divided it, in historical succession [...], I have therefore, preferred to consider it in his birth, rise, decline, depression and restoration, giving thereby the advantages of unity to my course of lectures (Alcalá Galiano 1828: 18). 31
Se establecía una importante distinción entre la literatura de España, donde se incluía la literatura del período de dominación romana y judía, y la literatura de la lengua española, que constituía la materia de la asignatura y la cual era explicada cronológicamente, examinando con detenimiento las características particulares y los escritores más sobresalientes de cada período. Esta clasificación empezaba con la Edad Media y más concretamente, con el Poema de Mio Cid. En cuanto a los poetas de esta época comparte la opinión de Manuel José Quintana y de José Mª Blanco White:
It is the opinion of the Rev. Blanco White, a very good judge in literary matters [...], that the Spanish authors who flourished before the sixteenth century are generally judicious and timid; not, as some have thought, bold and romantic. In that opinion I fully agree.
One of our best living poets, Quintana, has compared many of our ancient poems to that old panoply preserved in armouries, which however it may be admired by the lover of antiquities, is totally unfit for the uses of modern warfare. This judgement, though severe, is in many respects just (Alcalá Galiano 1828: 19-20). 32
La admiración por Quintana, el representante de la Escuela Salmantina, está justificada por el "abundante entusiasmo" (his abundant enthusiasm) que caracteriza su poesía patriótica (McClelland 1975: 336); aspecto que, sin duda, dejaba entrever el influjo del romanticismo en este autor.
Del siglo XVI y el renacimiento de los estudios clásicos, del cual analizaba la obra de humanistas españoles como Luis Vives, Antonio de Nebrija, Francisco Sánchez de las Brozas, etc., trataba como sigue:
At the beginning of the sixteenth century the literature of Spain assumed a totally different character. The revival of classical studies, the frequent intercourse with Italy, and the new impulse which the human intellect then received, were productive of the most beneficial consequences (Alcalá Galiano 1828: 20). 33
Del mismo modo examina las consecuencias que trajo para el pensamiento español la instauración de la Inquisición:
The Inquisition was established: but the spirit which gave birth to that tribunal made itself felt even in those things to which its interference did not extend [...]. It is not my present business either to extol or to censure such a state of things; but its influence upon literature, as coming within my province, deserves and ought to be noticed. From it, the great power and influence of the Spanish clergy had their origin, and studies of the Spaniards were directed to those paths which exclusively led to honour and preferment. Theology, but not free discussion, became the principal of those studies [...]. Polite literature was merely tolerated, not protected; and though protection is very inferior to freedom in its effects upon literature, yet it is better that neglect without freedom (Alcalá Galiano 1828: 21). 34
La libertad, uno de los elementos que caracteriza al denominado romanticismo español junto con el nacionalismo y el sentimiento patriótico (Peers 1940: 261), define, del mismo modo, la ideología de Alcalá Galiano, cuyo espíritu defensor del librepensamiento se manifiesta en los juicios literarios de este intelectual español. La última parte del siglo XVI formaba otro período por el que Alcalá Galiano demuestra un interés evidente:
The imitations of the Classics and of the Italians came to an end; and the Spanish writers became more original, though less pure in their taste [...], they often lost themselves in puerile refinement, and mistook bombast for elevation; but at the same time trusting more in their natural powers, they were more national, natural and original in their style of composition (Alcalá Galiano 1828: 22). 35
Naturalidad, originalidad y el apego al carácter nacional eran características muy apreciadas por la crítica romántica extranjera en autores españoles como Cervantes y Lope de Vega. Ambos escritores, junto con la novela picaresca (de la que destaca sus reminiscencias orientales), reciben los elogios de Alcalá Galiano 36. Al mencionar el orientalismo intenta demostrar que ni lo arábigo ni lo oriental son el único rasgo distintivo de los autores españoles, ni por lo tanto su único aspecto romántico, como demuestra el hecho de que muchos de ellos copien e imiten a los clásicos latinos e italianos en exceso:
That the Spanish writers have followed Arabian models, from which has sprung a wild, romantic, imaginative style of writing, very unlike that of the rest of Europe, and for this very reason, highly interesting. Such is not, however, the exclusive character of the Spanish authors; since in the most correct of them, too close an imitation of the Latin and Italian classics is a fault with which they may be justly taxed (Alcalá Galiano 1828: 17). 37
Pero en sus clases no se limitaba sólo a éstos sino que también trataba de otros menos conocidos internacionalmente:38
In mentioning the works of Cervantes, our Plays, and our Ballads, I have touched upon the three branches of Spanish literature which are best known and most admired by foreigners. [...], but the tribute of applause to which the authors of these productions are indebted will not make me forget the less admitted claims to approbation of their less known fellow-countrymen (Alcalá Galiano 1828: 23). 39
Del siglo XVII se estudiaban Quevedo, Moncada y Calderón, entre otros, especialmente autores dramáticos, cuyos méritos y desaciertos eran objeto de análisis. Sobre Calderón señala la admiración que le produce:
At the head of these is Calderón, whom the critics of a very enlightened nation have made an object of unbounded admiration and applause, in which sentiments I am ready to concur: though perhaps I shall not go such lengths as they do in their approbation of that author, nor bestow it upon those passages where they think it is most deserved (Alcalá Galiano 1828: 24). 40
Calderón era uno de los autores españoles más aclamados por los románticos alemanes 41. Alcalá Galiano coincide con ellos en su apreciación pero justifica, al mismo tiempo, su opinión, la cual se corresponde con su línea de pensamiento, que había evolucionado desde sus originales planteamientos pseudoclásicos según la influencia de la corriente romántica del momento 42. Como afirma D.L. Shaw, Alcalá Galiano intentó demoler los argumentos a favor del romanticismo histórico (cf. 1972: 1-3).
La época correspondiente a las primeras décadas del siglo XVIII es descrita como "la época del barbarismo [...] y de absoluta oscuridad mental" (The age of barbarism [...] absolute mental darkness) (Alcalá Galiano 1828: 25), en la cual:
[...] All traces of good taste, nay, even of common sense were completely obliterated amongst the Spaniards (Alcalá Galiano 1828: 25). 43
La postración del poder político del estado fue responsable de tal situación, en la que sólo se introdujeron algunos resultados beneficiosos con la llegada al trono de Carlos III:
The protection afforded to literature was productive of some good effects, though necessarily limited in their operation. The new writers of the French school were tame, spiritless, and stiff; but with all their faults no comparison could exist between them and their barbarous predecessors (Alcalá Galiano 1828: 26). 44
Feijoo y Jovellanos son los únicos autores de este período merecedores de su atención, habiéndolos seleccionado por la utilidad de sus trabajos:
A writer of a different cast, Feijoo [...]. Though totally devoid of genius, and hardly more than a translator of French works into not very purely Spanish, he possessed two qualities no less rare and estimable than genius itself: namely, common sense and moral courage.
Jovellanos, the steady patriot, the enlightened and firm magistrate, the elegant and melodious, no less than philosophical writer (Alcalá Galiano 1828: 26-27). 45
La ú ;ltima etapa del programa de la asignatura se correspondía con los años de su juventud y de su formación política y literaria; su propia generación, caracterizada por la exaltación política:
[...] Most of her literary men turned their attention to politics, and were all, or nearly all, wrecked upon that rock [...]. In the field of Spanish literature many stately trees have been fallen to the ground, many young opening flowers have been nipped in their buds (Alcalá Galiano 1828: 27) 46.
No se mencionan los nombres de las obras y autores decimonónicos contemporáneos estudiados, pero nos consta que formaban parte del programa de la asignatura 47. En cualquier caso, juzgamos que esta última sección se aproximaría a lo que años más tarde, en 1834, publicó en The Athenaeum 48.
La Lección Inaugural concluye con una apreciación global de la literatura española, haciendo referencia al interés que ésta había despertado en toda Europa (Alemania, Francia, etc.), donde eruditos distinguidos habían hecho traducciones y versiones de los más renombrados poetas y escritores españoles.
Notas
31 Es mi intención examinar la literatura española a través de las diferentes épocas en que la he dividido, en una sucesión histórica [...], he preferido, por lo tanto, considerarla en sus orígenes, desarrollo, decadencia y crisis y restauración; ofreciendo, de este modo, las ventajas de la unidad a mi curso de conferencias (trad. nuestra).
32 En opinión del
Reverendo Blanco White, muy buen juez en asuntos literarios [...], los autores
españoles que florecieron antes del siglo XVI son generalmente juiciosos
y tímidos; no como piensan algunos, audaces y románticos. Yo estoy
de acuerdo completamente con esa opinión.
Uno de nuestros mejores poetas vivos, Quintana, ha comparado muchos de nuestros
antiguos poemas con las viejas colecciones guardadas en arsenales, las cuales,
aunque sean admiradas por el amante de las antigüedades, son totalmente
inadecuadas para la guerra moderna (trad. nuestra).
33 Al comienzo del siglo XVI la literatura española asumió un carácter totalmente diferente. El resurgir de los estudios clásicos, el trato frecuente con Italia, y el nuevo impulso que recibió el intelecto humano en esa época, dieron lugar a los resultados más beneficiosos (trad. nuestra).
34 La Inquisición fue establecida: pero el espíritu que dio origen a ese tribunal se hizo sentir incluso en aquellas cosas a las que no alcanzó su intromisión [...]. No es asunto mío en este momento ni alabar, ni censurar tal estado de cosas; pero su influjo sobre la literatura, que es lo que me concierne, tiene que señalarse. De ella proviene el gran poder e influencia del clero español, y los estudios de los españoles fueron dirigidos por aquellos caminos que conducían exclusivamente al honor y a la promoción. La teología, no el libre debate, se convirtió en el estudio principal [...]. La literatura cortés era simplemente tolerada, no protegida; y aunque la protección es muy inferior a la libertad en sus efectos sobre la literatura, aun así, es mejor que el abandono sin libertad (trad. nuestra).
35 Se terminó con las imitaciones de los clásicos y de los italianos y los escritores españoles llegaron a ser más originales, si bien menos puros en su gusto [...], a menudo se perdían en refinamientos pueriles y confundían la elevación con la ampulosidad; pero al mismo tiempo, confiando más en sus poderes naturales, fueron más autóctonos, naturales y originales en su estilo de composición (trad. nuestra).
36 Sobre la apreciación que Alcalá Galiano hace de lo natural y lo nacional como elementos románticos en la literatura española puede consultarse lo expuesto por J.L. Alborg (cf. 1980: 155).
37Los escritores españoles han seguido modelos árabes, de donde ha brotado un estilo salvaje, romántico e imaginativo, muy diferente al del resto de Europa, y por esta misma razón, altamente interesante. Sin embargo, tal no es exclusivamente el carácter de los autores españoles; ya que, en los más correctos de ellos, se puede notar la imitación demasiado evidente de los clásicos latinos e italianos (trad. nuestra).
38 En este aspecto y en otros muchos se pueden encontrar similitudes entre lo expuesto por Alcalá Galiano en su Lección Inaugural y las afirmaciones de Pablo de Mendíbil y Antonio Garrido en sus respectivas obras: Biblioteca de Autores y Floresta, de las que se hablará en repetidas ocasiones a lo largo de este trabajo.
39 Al mencionar las obras de Cervantes, nuestras obras dramáticas y nuestros romances, he tocado las tres ramas de la literatura española mejor conocidas y más admiradas por los extranjeros. [...], pero el tributo de aplausos debido a estos autores no me hará olvidar las menos reconocidas reivindicaciones de aprobación de sus no tan conocidos compatriotas (trad. nuestra).
40 A la cabeza de éstos se encuentra Calderón, a quién los críticos de una muy ilustrada nación han convertido en objeto de desatada admiración y aplauso, sentimientos en los que coincido; aunque quizás yo no iría tan lejos como ellos en su aprobación de ese autor, ni de aquéllos pasajes que ellos consideran más dignos de la misma (trad. nuestra).
41 Según Allison Peers, los críticos alemanes lo elogiaron como uno de los grandes monumentos del arte romántico, al lado de Shakespeare, buscando así inspiración en el Siglo de Oro español para la reforma romántica en su propio país (cf. 1934: 3).
42Siguiendo a Allison Peers, recordamos que Alcalá Galiano formó partido con su correligionario José Joaquín de Mora en la querella calderoniana frente al alemán afincado en Cádiz, Böhl de Faber y su ardiente defensa del teatro calderoniano y de la literatura antigua española (cf. 1934: 3). Sin embargo, es evidente que el español se vio influido por las ideas románticas en una etapa posterior, como queda demostrado en su conocido prólogo a la obra del Duque de Rivas El Moro Expósito, al que J.L. Alborg ha calificado como “pieza capital en la crítica romántica española” (cf. 1980: 154).
43 [...] Todo vestigio de buen gusto, más aún, de sentido común, fue borrado por completo entre los españoles (trad. nuestra).
44 La protección proporcionada a la literatura produjo algunos buenos resultados, aunque necesariamente limitados en su operación. Los nuevos escritores de la escuela francesa eran sumisos, sin brío, y rígidos; pero con todas sus faltas no se puede hacer una comparación entre ellos y sus bárbaros predecesores (trad. nuestra).
45 Un escritor de casta diferente, Feijoo [...]. Aunque totalmente
carente de genialidad, y apenas más que un traductor de obras francesas
a un español no muy puro, poseía dos cualidades no menos raras
y estimables que el mismo ingenio; a saber, sentido común y valor moral.
Jovellanos, el firme patriota, el ilustrado e inquebrantable magistrado, no
menos escritor elegante y melodioso que filosófico (trad. nuestra).
46 [...] La mayoría de sus literatos se interesaron en la política y todos o casi todos naufragaron en esta roca [...]. En el campo de la literatura española, muchos sólidos árboles cayeron al suelo, muchas jóvenes flores fueron dañadas en sus capullos (trad. nuestra).
47 Como se puede comprobar a través de las siguientes afirmaciones:
Do not think, Gentlemen, that I decline the task of expressing my opinion upon my contemporaries. That it is invidious, I confess; yet without it my labour would be incomplete. I pledge myself to perform it honestly and fearlessly, according to my best judgement, dealing impartial justice to friends ad foes; and when erring, erring from the purest motives, yielding perhaps sometime to literary, never to political prejudices (Alcalá Galiano 1828: 27).
No piensen que declino la tarea de expresar mi opinión sobre mis contemporáneos, aunque confieso que es algo odioso; sin embargo, sin esto mi labor estaría incompleta. Me prometo a mí mismo hacerlo honradamente y sin temor, según mi mejor juicio, haciendo justicia imparcial a amigos y enemigos; y cuando me equivoque, lo haré por los motivos más puros, cediendo, quizás, a veces por prejuicios literarios, nunca políticos (trad. nuestra).
48 Sobre los artículos de Alcalá Galiano en publicaciones inglesas consúltese Llorens 1979: 373-377.
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