ISSN: 1139-8736
Depósito Legal: B-25223-99

6.9. Conclusiones

Vamos a revisar muy brevemente los aspectos más importantes que hemos presentado en las páginas anteriores. En el próximo capítulo expondremos más ampliamente algunas conclusiones y sus implicaciones en el marco del Modelo Relacional de Anclaje.

Clasificación

Los problemas de clasificación pueden ser solucionados en el contexto de la red semántica y al servicio de ésta, para que su diseño permita aplicar correctamente mecanismos de herencia o iteración.

Los significados que suelen implicar relaciones meronímicas directas son principalmente los siguientes:

Los puntos de vista de clasificación son los siguientes:

Además, podríamos establecer la clasificación desde otros puntos de vista eminentemente prácticos y necesarios para controlar los mecanismos de inferencia:

Existen además ciertas abstracciones y clasificaciones para que la tipología de meronimias no aumente hasta hacerse inmanejable. Por ejemplo, bajo la meronimia porción-masa (mero-3/holo-3) se agrupan:

Representación

Los problemas de representación pueden ser solventados en gran medida mediante las propiedades de relaciones de meronimia y relacionando los dos elementos a través de subtipos distintos de meronimia.

La especificación del significado y por lo tanto la desambiguación de éste o de algunos relacionados que contribuyan a la misma hacen que no sólo se representen las relaciones inmediatas, sino también niveles o arcos superiores (o inferiores), es decir, se exige entonces ese otro nivel de relación: holónimo-subholónimo y merónimo-submerónimo en la misma entrada.

La división entre Meronimia Genérica y Especificada, así como la diferenciación entre significados relacionados con denotación determinada y no determinada son dos herramientas de clasificación y metodológicas de gran utilidad, pues permiten:

1) Postular una relación meronímica más primitiva, manteniendo subtipologías.
2) Resolver, desde el punto de vista de la representación, casos dudosos para el lexicógrafo.
3) Hacer generalizaciones y comprobaciones por el hecho de poseer denotaciones determinadas o indeterminadas.

Desambiguación

Las meronimias no son superfluas, sirven para procesos de desambiguación, al igual que la hiponimia y la clave semántica. También pudimos ver una conexión entre la desambiguación del destinatario de una relación meronímica y el tipo o subtipo de relación de la que se trate. En este caso, como en otros, la especificación de un tipo u otro de meronimia ayuda a identificar el significado del otro elemento relacionado.

Vimos que incluso los valores de los atributos de las propiedades de las relaciones meronímicas son a veces necesarias para obtener la desambiguación léxica.

Hiponimia y meronimia

Hemos podido postular en varias ocasiones una cierta interdependencia entre ambas relaciones. Por ejemplo, la interdependencia (o influencia mutua) entre hiponimia y meronimia que existe con respecto a la cuantificación; o el hecho de que a veces pueda ser suficiente el tipo de relación meronímica para la desambiguación (ver raza-1 y raza-3), en casos en los que sin embargo las acepciones son ambiguas desde el punto de vista del hiperónimo; o la tendencian a poseer el mismo tipo de meronimia, ya que poseen el mismo hiperónimo refuerza la idea que existe una cierta interdependencia.

Esta idea se ve reforzada por las estadísticas de combinaciones de meronimias. A continuación mostramos sólo los casos en los que la combinaciones de meronimias aglutinan tipos idénticos.

Combinaciones Nº de Entradas: % del total de entradas (3986) % del total de Holónimos /Merónimos (4452)
Combinación 0,0 8 0,20% 0,18%
Combinación 1,1 287 7,20% 6,45%
Combinación 2,2 117 2,94% 2,63%
Combinación 3,3 37 0,93% 0,83%
Combinación 4,4 221 5,54% 4,96%
Combinación 5,5 4 0,10% 0,09%
Combinación 6,6 56 1,40% 1,26%
Combinación 7,7 6 0,15% 0,13%
Combinación 1,1,1 2 0,05% 0,04%
Combinación 2,2,2 1 0,03% 0,02%
Combinación 4,4,4 2 0,05% 0,04%
Combinación 7,7,7 1 0,03% 0.02%
   742 18.62% 16.67%

 Podría parecer que un 18.6% y un 16.6% no es mucho. Sin embargo, si excluimos los casos que, sin duda por limitaciones en la recogida de datos, sólo tienen una meronimia, éstos constituyen una mayoría:

Combinaciones Nº de Entradas: % del total de entradas (3986) % del total de Holónimos/Merónimos (4452)
Combinación 0 108 2,71% 2,43%
Combinación 1 2051 51,46% 46,07%
Combinación 2 510 12,79% 11,46%
Combinación 3 310 7,78% 6,96%
Combinación 4 281 7,05% 6,31%
Combinación 5 109 2,73% 2,45%
Combinación 6 220 5,52% 4,94%
Combinación 7 6 0,15% 0,13%
  3595 90.19% 80.75%

Por otro lado, los términos comodines meronímicos, es decir, unidades léxicas que indican meronimias sin duda alguna, estén o no especializadas, ni con respecto a un subtipo de meronimia especificada, ni con relación a otra unidad léxica, ‘rebaño’ y ‘oveja’, ocupan lugares privilegiados entre los posibles hiperónimos de significados que poseen meronimias.

Consideramos que hay datos suficientes para proponer la siguiente generalización:

La subclasificación de meronimias es un producto entre la meronimia genérica o por defecto y la adscripción hiponímica de los significados implicados. Es decir, el subtipo meronímico lo determinan coordenadas de meronimia e hiponimia.

Esta idea era compatible con el Modelo Relacional de Anclajes, ya que los antecedentes hiponímicos, o anclajes, pueden determinar el tipo de meronimia. Es decir, si ambos significados son lugares, muy probablemente sea una meronimia lugar-área; sin son substancias, materia-objeto; etc.

Postulamos en consecuencia el siguiente cálculo semántico:

RM(a,b) RM[0,1,2,3,4,5,6](a,b)

si los anclajes de a y b son compatibles con [0,1,2,3,4,5,6]

Siendo,

RM = relación meronímica
(a,b) = significados origen y destino de la relación
[0,1,2,3,4,5,6] = subtipos de relación meronímica

Pero aclaramos que necesitaríamos elaborar nuevos experimentos para confirmar este cálculo y, en su caso, determinar qué anclajes convienen a qué tipos meronímicos.

Vimos también que las referencias tanto del hiperónimo como del merónimo en un contexto oracional en el que co-aparezcan con la entrada que estamos tratando han de ser distintas. Si no fuera así, estaríamos en presencia de una paradoja, o de una reflexividad desplazada hacia el hiperónimo.

La meronimia interviene de diversas maneras para representar la distinción de significado e incluso de sentido de distintas acepciones de una misma unidad léxica.

Propiedades atributo-valor de las relaciones meronímicas

Establecimos una distinción entre propiedades atributo-valor con valores cerrados y con valores abiertos. Las propiedades cuyos valores son clases abiertas:

Las propiedades cuyos valores son clases cerradas:

Factivo/No-Factivo (contingente/necesario)
Conjuntiva/disyuntiva ( e lógicos)

Vimos que los holónimos son disyuntivos por defecto y a priori no pueden ser conjuntivos (¿estaríamos hablando de un anexo?). Sin embargo, los merónimos pueden ser de ambos tipos. De hecho, aparecen holónimos conjuntivos en lugar de holónimos no lexicalizados, como en el ejemplo de substancia medicamentosa.

Ya hemos mencionado que las propiedades de las meronimias pueden ser una clave para la desambiguación. Además son múltiples y pueden ser de distinto tipo en la misma relación.

Estas propiedades pueden tener un efecto en la interpretación semántica de una oración. Por ejemplo, vimos que la cuantificación tiene un efecto en la interpretación semántica de oraciones con cuantificación indeterminada, pues permitía precisar algo más esa indeterminación. La propiedad cuantitativa de las relaciones meronímicas se distingue entre:

2.1 meronimia de cuantificación definida (dual, trío, etc.)
2.2 meronimia de cuantificación indefinida (no hay un número fijo aunque no es infinita)

Por último, hemos llamado la atención sobre el peligro de confundir las propiedades con relaciones.

 Propiedades lógico-matemáticas y reticulares

Las redes semánticas del léxico suelen ser no binarias y de múltiple superclase. En este sentido, meramente funcional en una red, las relaciones de meronimia no son derivadas, sino primitivas.

Las relaciones primitivas del modelo informático de representación de la semántica léxica generan, mediante los mecanismos que proveen las propiedades lógico-matemáticas y reticulares de estas relaciones, relaciones derivadas que a menudo son inferencias válidas o elementos para realizar cálculos semánticos más complejos que proporcionen inferencias válidas. Estos mecanismos pueden también servir para construir algoritmos de reordenación, para evitar la redundancia inútil y para distribuir correctamente las relaciones.

Además, sobre todo en las relaciones componente-objeto, vimos que existen relaciones de tipo predicativas especiales entre co-merónimos que intervienen de una manera especial en el todo. Estas relaciones, a priori sintagmáticas, quedan fuera de nuestro ámbito de estudio, sin embargo pueden ser representadas y prototipificadas en bases de datos de conocimiento léxico y han sido estudiadas en varias ocasiones.

Hemos tenido en cuenta dos definiciones de herencia:

Definición amplia: un objeto de tipo clase (es decir denotativo, no referencial como las instancias) recibe de todos sus hiperónimos y de los hiperónimos de sus hiperónimos las relaciones de meronimia de éstos. La herencia se detendrá cuando uno de los hiperónimos, de cualquier nivel de la jerarquía, no posea ninguna relación parte-todo.

Definición restringida: un objeto de tipo clase (es decir denotativo, no referencial como las instancias) recibe de todos sus hiperónimos y de los hiperónimos de sus hiperónimos las relaciones de cada uno de éstos, pero sólo las de los subtipos y tipos meronimia que continúan la línea meronímica. La herencia se detendrá cuando uno de los hiperónimos, de cualquier nivel de la jerarquía, no posea ninguna relación parte-todo del tipo que se esté heredando.

La explosión combinatoria de este mecanismo nos hace ser prudentes a la hora de utilizar una u otra definición. Así, optaremos por la definición restringida o herencia múltiple restringida de meronimias.

Además, al igual que ocurre con las relaciones predicativas, las relaciones meronímicas poseen una serie de propiedades prototípicas que se presuponen cuando el término es utilizado en un contexto meronímico, cuyos atributos son heredados, pero no los valores.

La herencia nos proporcionaba además algunos datos interesantes:

1) Que existe una relación o influencia entre el hiperónimo y el merónimo.
2) Que las meronimias son susceptibles a las restricciones que sobre su sentido establecen merónimos de hiperónimos en uno o más grados.

La herencia de merónimos y holónimos soluciona en muchos casos la redundancia y distribuye mejor la representación, por ejemplo, en este caso, no haría falta especificar que es de hierro, puesto que lo hereda de su hiperónimo barra:

riel-#1|Sustantivo|clase|import|general|barra-#1|holo-||mero-||sinónimo||material|Barra pequeña de metal en bruto.

Por otro lado la iteración permite luego establecer la transitividad, así como recorrer la red a través de sus arcos para poner en marcha otros tipos de mecanismos como la herencia inversa o para elaborar reglas de coherencia y pruebas de corrección formal, así como algoritmos de reordenación para evitar la redundancia inútil y para distribuir correctamente las relaciones. Además, las inferencias que se crean son de tipos diversos, como veremos en el próximo capítulo.

Transitividad

Hemos visto que en los casos en los que se mezclen elementos y conjuntos cuando se examinan sus propiedades en la teoría de conjuntos, así como el hecho de que la meronimia se pueda representar mediante intersecciones de conjuntos explicarían por qué algunos subtipos de meronimias parecer ser SIEMPRE transitivos, el que combina pertenencia e inclusión, y otros, en cambio, a veces lo son y otras no, el que combina pertenencia e intersección.

Esta concepción puede ser explicada por el hecho de que no haya herencia de propiedades del significado entre merónimos y holónimos, como la hay entre hiperónimos e hipónimos. La cantidad de rasgos compartidos y el alcance de la intersección son variables y dependen de factores tanto lingüísticos como extralingüísticos.

Como pudimos ver, no sólo existe la transitividad en las meronimias, aunque de manera irregular, sino que a veces es el mecanismo fundamental por el que podemos desambiguar o individualizar el significado. Así, ciertos casos de transitividad se explicitan en las definiciones y en la consecuente representación relacional para individualizar el significado.

Parece que existe transitividad si los significados involucrados en las dos premisas son co-hipónimos directa o indirectamente entre sí, esto es, tienen el mismo anclaje semántico. Esta generalización es compatible con el Modelo Relacional de Anclajes. Como dijimos en un principio los anclajes nos permiten generalizar al extrapolar las relaciones, relativas, de su entorno local a un entorno global, absoluto. Esta generalización es compatible con la visión matemática mostrada más arriba, ya que al ser co-hipónimos directos o indirectos compartirán más rasgos y por tanto habrá una amplia intersección e incluso una inclusión. También apoya la hipótesis de Cruse (1986) expuesta en la sección 2.3 que dice que si un elemento en una meronimia denota un objeto físico cohesionado, área geográfica o nombre abstracto, etc., entonces todos los otros elementos de esa relación de meronimia deben serlo también.

Esto nos lleva a concluir que la meronimia no es un orden parcial finito, tal y como lo define Carpenter, aplicado a la hiponimia, luego ambas son relaciones bien diferenciadas. En este sentido, tampoco sería una relación de estricto orden parcial como afirmaban Chaffin, Herrmann y Winston (1987) (ver sección 2.2).

 

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