ISSN: 1139-8736 Depósito Legal: B-39120-2002 Copyright: © Chantal Pérez |
Ya hemos reiterado que el conjunto de las palabras especializadas de una determinada disciplina constituye la terminología propia de esa especialidad. Los términos, a su vez, designan los conceptos propios de cada disciplina especializada. A este respecto, nos parecen pertinentes dos aclaraciones que encontramos en Lerat (1997: 17): desde el punto de vista lingüístico, una terminología no se presenta a primera vista como un conjunto de nociones, sino como un conjunto de expresiones que sirven para denominar, en una lengua natural, las nociones que forman un área de conocimientos tematizada. Es necesario tener en cuenta que dichas expresiones pueden ser estrictamente lingüísticas (palabras o grupos de palabras), estrictamente extralingüísticas (elementos ajenos al alfabeto) o mixtas (como es el ejemplo de rayo a). La característica común de estas expresiones es que se usan para denominar y no sólo para designar; designar, en las palabras de Lerat (ibid.), es sólo "mostrar, aislar, orientar hacia algo ("señalar"), mientras que denominar es la forma de llamar por su nombre un objeto o clase de objetos".
Los términos constituyen, por tanto, unidades sígnicas que poseen una doble cara: la de la expresión, que se hace patente por medio de la denominación (la estructura morfo-fonológica del término y las distintas posibilidades de formación y combinación de términos); y la del contenido, en la que representa la noción o concepto a que se refiere la denominación (Cabré 1993: 195). Además, según se recoge en la norma ISO 704 de 1987, los conceptos son las "construcciones mentales que sirven para clasificar los objetos individuales del mundo exterior o interior a través de un proceso de abstracción más o menos arbitrario", por lo que es necesario establecer una diferenciación entre el concepto propiamente dicho y los objetos de la realidad que representan los conceptos.
A esta doble dimensión hay que añadir la vertiente discursiva y comunicativa de los términos, ya que es imprescindible tener en cuenta que los términos son unidades usadas en el seno de una comunidad de especialistas para designar los objetos de una realidad ya existente.42 La Figura 15, adaptada de Cabré (1993: 169), recoge las diferentes dimensiones que conforman la unidad terminológica:
Figura 15: Dimensiones que conforman la unidad terminológica.
Un perfecto ajuste entre estas tres dimensiones (la lingüística, que conecta el concepto con su denominación; la conceptual, que relaciona el concepto con la realidad que representa; y la comunicativa, que sitúa al término en su contexto de uso) es el único garante de que la terminología cumplirá su función: la transmisión del conocimiento especializado. Aunque en las secciones que siguen trataremos estos aspectos por separado es necesario tener presente que, en la realidad, se presentan de forma simultánea e indisociable.
Notas
42 Estas tres dimensiones, aplicadas a la terminología, pueden también derivarse de la estructura de los capítulos que se encuentra en el manual de Sager (1990), en el que se contempla una dimensión cognitiva, una dimensión lingüística y una dimensión comunicativa.
ISSN: 1139-8736 Depósito Legal: B-39120-2002 Copyright: © Chantal Pérez |