ISSN: 1139-8736
Depósito Legal: B-39120-2002
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3.1.2 Problemas y limitaciones de la terminología actual

A pesar de la importancia creciente de la terminología, del informe del proyecto POINTER, basado en un análisis exhaustivo de la situación actual de dichos recursos, también se desprende que existen hoy día una serie de problemas y carestías a las que es necesario poner remedio. De entre los problemas señalados por el informe POINTER destacan:

Las soluciones y recomendaciones propuestas para solventar estos problemas y carestías son de tres tipos fundamentales: operativas, de contenido e infraestructurales. La ejecución de las medidas propuestas depende en gran medida de la colaboración y la coordinación de esfuerzos y recursos a nivel internacional, así como del compromiso de las instituciones y organismos involucrados en el proceso de creación y difusión de los recursos terminológicos.

Entre las medidas operativas propuestas, se encuentra el apoyo institucional a la creación y diseminación de recursos terminológicos de alta calidad, orientados a diversas aplicaciones (véase Figura 9), así como la reutilización de los recursos ya existentes. Por otra parte, se deberá plantear la creación de diversos servicios de consultoría y apoyo técnico metodológico que efectúen controles de calidad, promocionen el uso de los estándares propuestos y validen modelos y procedimientos terminológicos. A fines prácticos parece natural que esta medida sea puesta en práctica por organismos normalizadores ya existentes, así como por centros terminológicos ya existentes y asociaciones dedicadas a la creación y difusión de recursos lingüísticos de reconocido prestigio internacional, como por ejemplo ELRA (European Language Resources Association, véase § 2.4.1).

Otras medidas operativas contemplan el empuje de las actividades formativas (cursos de especialización en la teoría y práctica de la terminología, manejo de herramientas informáticas, organización de proyectos, etc.) y la creación de servicios de información tanto para los usuarios como para los profesionales de la terminología.

Quizá las medidas propuestas de mayor alcance son las infraestructurales, aunque éstas son también las que más tiempo y esfuerzo requieren para su puesta en marcha. Algunas de ellas, como la creación de un Terminology Forum, ya se han puesto en marcha. Otras medidas, como la creación de centros nacionales de terminología en aquellos países donde no existen, la cooperación entre centros (tanto dedicados a la terminología como a otras áreas de investigación) ya existentes, la coordinación con la industria o las campañas de concienciación de la importancia de la labor terminológica, tardarán todavía algún tiempo en dar sus frutos.

Por otra parte, la terminología no podrá dar los frutos necesarios y requeridos por la sociedad actual a no ser que adapte sus planteamientos teóricos para dar cuenta de la pluralidad de situaciones en las que es requerida, y se constituya como una ciencia y una metodología lo suficientemente flexible como para poder adaptar una serie de principios generales a diferentes situaciones reales, con terminógrafos que trabajen en las más variadas situaciones y bajo el peso de las más variadas circunstancias y con propósitos diferentes. Más importante aún nos parece otro requisito básico que la terminología debe cumplir, sobre todo si recordamos la definición de terminología que proponía la International Association of Terminology: "the study and use of the systems of symbols and linguistic signs employed for human communication in specialised areas of knowledge and activities". Si la terminología constituye el estudio y el uso de los símbolos y unidades lingüísticas usadas en la áreas de conocimiento y actividades especializadas, debe ser capaz de dar cuenta de la multiplicidad de registros, situaciones y variaciones posibles que pueden darse en esas circunstancias. En este sentido, nos parecen muy relevantes la propuestas teóricas y metodológicas que abogan por un acercamiento a la "terminología de la realidad", entre las que hay que destacar, sin lugar a dudas, la ya mencionada Teoría Comunicativa de la Terminología (TCT) (Cabré 1999b).

Está claro, pues, que las numerosas medidas propuestas por el consocio del proyecto POINTER no podrán ser puestas en marcha sin la participación activa y la financiación de los gobiernos, la industria y, sobre todo, los organismos nacionales e internacionales implicados en los aspectos teóricos o prácticos de la terminología. De la misión y las labores realizadas por algunos de estos organismos nos ocupamos brevemente en el apartado siguiente, en el que, para situar el alcance y la aplicación de nuestro trabajo de investigación, analizamos dos orientaciones terminológicas diferentes: la terminología normalizadora o prescriptiva y la terminología descriptiva.


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