ISSN: 1139-8736
Depósito Legal: B-8929-00


     4.1 Lexicalización, individuación
y categorización


4.1.1 Categorización, individuación y lexicalización como funciones de correspondencia
entre niveles semánticos
4.1.2 Individuación y cuestiones relacionadas
4.1.3 Lexicalización y grupos partitivos


La escuela cognitivista (ver §2.2) postula que el conocimiento semántico es indisociable del conocimiento general. Las representaciones formales que desarrollaré en este trabajo se fundamentan en la asunción de dicha hipótesis; en concreto asumo que el conocimiento léxico-semántico denominado meronimia -relaciones de parte existentes entre palabras- no es un tipo de conocimiento aislable sino un aspecto de una capacidad más general de los hablantes: el conocimiento o la capacidad de conceptualización de varias relaciones de inclusión susceptibles de ser establecidas entre categorías de entidades (merología).

    En consecuencia, a partir de dicha hipótesis, como he anunciado anteriormente, las relaciones de inclusión que se representarán lo serán, no entre signos léxicos, sino entre entidades del modelo.

    Dado que, como ya se ha sugerido, y más adelante trataremos, una entidad puede ser designada tanto mediante una única palabra (concepto léxico) como mediante una expresión compleja (concepto sintagmático), una determinada relación merológica entre dos entidades puede realizarse lingüísticamente como una relación tanto entre lexemas como entre sintagmas (o una combinación de ambos). Un ejemplo de tal situación puede observarse a partir de (27). En (27a) la interpretación anafórica de que 'yugular' remite a 'terneros' será inferible a partir de una relación parte-todo entre [yugular] y [ternero]. La misma interpretación en (27b) debe inferirse a partir de una relación parte-todo entre [yugular] y [cabezas de ganado].

    (27)
    a. Los lobos mataron doce terneros. Les destrozaron la yugular a mordiscos.
    b. Los lobos mataron dos cabezas de ganado. Les destrozaron la yugular a mordiscos.

    Las representaciones formales que desarrollaré están dirigidas a permitir inferencias de dicho tipo y otros similares; por ejemplo, en casos como (27), dirigidas a permitir la asimilación semántica entre [cabeza de ganado] y [animal] de modo que las relaciones merológicas de este último concepto lexicalizado sean aplicables a las del concepto denotado por el grupo nominal partitivo.

    Ambos objetos semánticos deben recibir una representación análoga debido a que ambos son modos de individuación lingüística de una misma entidad del mundo. La única diferencia radica en que, mientras un concepto ([animal] ) es léxico, el otro ([cabeza de ganado] ) no lo es.

    Categorización, lexicalización e individuación, sus similitudes y diferencias, y la relación que guardan entre sí, son aspectos de la semántica léxica que no suelen ser abordados, quizá por considerarse que resulta innecesario o que se trata de cuestiones obvias. Sin embargo, creo que es conveniente como cuestión previa dedicar algo de espacio a la tarea de intentar definir la relación que guardan entre sí dichos conceptos.
 

4.1.1 Categorización, individuación y lexicalización como funciones de correspondencia entre niveles semánticos

    Categorización, individuación y lexicalización son tres términos que parecen designar nociones similares, o relacionadas. Mi interprestación es que se trata de funciones de correspondencia entre niveles ontológicos distintos.

    En gramática cognitiva, corriente que introduce el término categorización, no suele precisarse si las categorías, los elementos a partir de los cuales se organiza el pensamiento y el lenguaje, corresponden a lexemas. Sin embargo, el tono general del discurso y los ejemplos utilizados, así parecen indicarlo. Es habitual en GC el abordar la naturaleza de las categorías de color (categorías [rojo] , [verde] , etc.); de las implicaciones entre las categoría [árbol] , [bosque] y [arbusto] ; o de la relación entre las categorías [ave] , [animal] , [ruiseñor] y [pingüino] . Todos ellos, como se ve, conceptos correspondientes a una palabra en el lenguaje -habitualmente del inglés, lengua que manejan los principales autores en dicho campo-, lo que puede llevar a inferir que el término categoría es aquello que corresponde en el lenguaje a unidades léxicas simples.

    Sin embargo, esta correspondencia no se declara nunca de forma abierta. Sin duda porque, aunque las categorías lexicalizadas parecen ser los mejores ejemplos de categorías, existe la asunción implícita de que no todas las categorías están lexicalizadas. Lakoff (1987), por ejemplo, habla de que también el conocimiento lingüístico se organiza alrededor de categorías (lingüísticas), por lo que cabe pensar en categorías como como [frase] , [sintagma nominal] , [nombre] o [nombre propio] . Como se ve, [sintagma nominal] y [nombre propio] no son conceptos que se expresen en castellano o en inglés mediante un lexema simple; de lo que debe inferirse que, en el margo de la GC, no necesariamente las categorías mentales corresponden a categorías léxicas.

    Sin embargo, sí que puede deducirse la existencia de una fuerte tendencia a la lexicalización de las denominadas categorías mentales: la mayoría de los ejemplos de categoría mental corresponden a lexemas; y las que no, corresponden a grupos notablemente lexicalizados ('sintagma nominal', 'nombre propio').

    Esto por lo que atañe a la relación entre categorización y lexicalización. Por lo que respecta a la individuación (o extracción o delimitación de entidades individuales a partir del continuum del mundo de referencia), tal noción puede confundirse con la de categorización en cuanto es un modo de agrupar un conjunto de referentes bajo una misma denominación. La diferencia, sin embargo, es que mientras la categorización debe entenderse en el marco del sistema conceptual, la estación de término de la individuación es, como la de la lexicalización, al ámbito de la realización lingüística.

    En consecuencia, situándome en un marco cognitivista, distinguiré entre los tres términos a partir de un triángulo mundo<--> sistema_conceptual<--> lenguaje, al estilo de la fig. I.4, en el que se entiende por mundo el mundo real y por sistema conceptual el de las categorías mentales (o clasificación del mundo real), incluyendo lenguaje tanto el significante como el significado de los signos y expresiones. Categorización, individuación y lexicalización deben ser entendidas como funciones que ponen en correspondencia objetos pertenecientes a alguno de dichos polos: entidades, categorías (o conceptos) y signos lingüísticos (léxicos o complejos), tal como se muestra en el esquema de la fig. IV.1.

    Tomemos el ejemplo de los gatos. En el mundo de referencia existe una serie de entidades perceptualmente muy similares (se aprecia en ellas un alto grado de regularidad respecto a estructuración, aspecto, tamaño, modo de actuación, etc.), lo cual es el detonante para su clasificación en una única categoría, [gato] . Esta correspondencia entre entidades del mundo y categorías del sistema conceptual es la categorización.
 


Fig. IV.1: Funciones de correspondencia
 

    La convención lingüística, u otros mecanismos, motiva que dicha categoría mental sea expresada genéricamente en el lenguaje mediante un signo léxico simple: 'gato'. Esta correspondencia entre entidades del sistema conceptual (categorías, conceptos) y lexemas es la lexicalización.

    Finalmente, un número cualquiera de dichas entidades del mundo de referencia es expresable en el lenguaje de diversos modos ('doce gatos', 'un gato siamés', 'Micifuz', 'ése', 'los gatos' -genérico-, etc.). Esta correspondencia entre entidades y expresión lingüística discreta es la individuación.

    En puridad, pese a lo que parece interpretarse en la fig. IV.1, la función de individuación no es, evidentemente (en un modelo mentalista), una relación directa entre mundo y lenguaje; sino que se halla mediada por el nivel conceptual: la individuación de entidades se realiza necesaria e inevitablemente utilizando categorías conceptuales. Por ello, el diagrama de fig. IV.1 debe entenderse, de modo más exacto, como en fig. IV.2.


Fig. IV.2: Funciones de correspondencia- 2

    Por lo que respecta a posibilidad de lexicalización de las categorías, mi interpretación se basa en la concepción de la categorización como un mecanismo dinámico, un aspecto que no se toma en consideración, al menos de modo explícito, en la GC.

    Tomemos las expresiones 'gato callejero' y 'gato siamés'. Algunos de los gatos que por el mundo merodean pueden ser referidos mediante las anteriores expresiones. Ello implica una conceptualización diferenciada, basada en rasgos perceptivos (color, aspecto) o de otra índole, de un subconjunto de los gatos en relación al conjunto total; es decir, una categorización. O, si se prefiere, subcategorización; pero toda subcategorización es, en definitiva, una nueva categorización.

    Diversos factores parecen intervenir en la lexicalización o no lexicalización de una categoría: prominencia perceptual, convención social, convencionalización lingüística, o relevancia semiótica. La mayor confluencia de factores de este tipo posiblemente se hallen en relación directa con la posibilidad de lexicalización de la categoría. Ello explicaría por qué 'gato siamés' prácticamente se ha lexicalizado a partir del adjetivo: hablar de 'un siamés' es entendido sin problemas como hablar de un gato de este tipo; cosa que no ocurre con 'un callejero', expresión que difícilmente, a menos que exista un contexto muy marcado, podría reputarse como relativa a un gato.

    Este fenómeno podría explicarse, a mi juicio, a partir de las nociones de categoría estable y categoría ocasional. Cualquier agrupación de entidades del mundo en una única categoría mental, o concepto, es una categorización; por ejemplo, de entre todos los animales, [gato] , y de entre todos los gatos [siameses] y [gatos callejeros] . Algunas de estas categorías, por diversas razones, son utilizadas en la comunicación, dentro de una comunidad lingüística o social, de forma más recurrente que otras; en otras palabras, son más estables. La mayor estabilidad de una categoría favorecería su lexicalización, quedando para el resto, de índole más ocasional, la referencia mediante modos compositivos (adjetivación, grupos partitivos, etc.). Ejemplos del primer caso serían 'siamés' y 'mendrugo'; ejemplos del segundo, 'gato callejero' y 'trozo de pan'. Este fenómeno puede ser observado de forma diacrónica, analizando cómo una mayor recurrencia de uso de una categoría en una comunidad y un tiempo suele implicar la lexicalización del concepto ('teléfono móvil' -> 'móvil'; 'horno de microondas' -> 'microondas'); e incluso el fenómeno inverso de deslexicalización por pérdida de recurrencia de uso ('ultramarinos' -> 'tienda de comestibles') o confluencia de otros factores sobrevenidos con el paso del tiempo ('la dictadura' -> 'la dictadura de Primo de Rivera').

    De modo más específico, por lo que aquí nos atañe, la expresión mediante grupos partitivos de ciertas partes o porciones de cosas, estaría motivada por una menor estabilidad perceptual (indefinición de forma o de límites topológicos: 'un pedazo de pollo' frente a 'una pechuga') o funcional (carencia de una función distintiva respecto a la del todo: 'norte de España' frente a 'provincia').

    De modo relacionado, desde el punto de vista de los mecanismos fundamentales de construcción de las categorías mentales según las hipótesis de Rosch (1973), los esquemas parte-todo podrían estar relacionados con la lexicalización del siguiente modo. Se postula que la creación de una categoría (distinta de otra a la cual es similar en otros aspectos) es debida en muchos casos a diferencias estructurales analizables en términos de rasgos de parte (ver §2.2.1, esp. la fig. II.8). Por ejemplo, las aves se diferencian (entre otras cosas) del resto de los animales por tener alas. A mi juicio, la participación de un rasgo de parte en la construcción de una categoría -y por ende, en su diferenciación de otras categorías- es uno de los posibles factores determinantes de la lexicalización. En el ejemplo, la decisiva contribución de [ala] a la creación de la categoría [ave] sería motivo suficiente para la lexicalización del concepto, 'ala' -como sucede en español y en muchas otras lenguas-.

    A continuación trataré de la individuación y la lexicalización, de modo más estrictamente relacionado con ciertos aspectos relevantes del conocimiento parte-todo y con las necesidades de representación del significado.
 

4.1.2 Individuación y cuestiones relacionadas

    Una necesidad semiótica que probablemente cualquier lenguaje existente o concebible debe ser capaz de expresar es la de referirse a entidades como unidades discretas e individuales. Como acabamos de comentar, el mecanismo mediante el cual las lenguas extraen unidades individuales de un continuum de referencia suele ser denominado individuación (cf. Lyons, 1977).

    Las lenguas individúan mediante diversos tipos de recursos. Por ejemplo, en castellano, puede utilizarse la referencia deíctica ('ésto'), otros pronombres ('nosotros'), o un amplio espectro de sintagmas nominales ('dos árboles', 'una rama', 'café', 'una taza de café', 'este equipo', 'un grupo de gente', 'una cabeza de ganado', etc.). Como veremos en §5, lenguas de otros tipos, como las lenguas con clasificadores (vietnamita, japonés, thai, etc.) individuan en muchos casos utilizando construcciones con clasificadores, como las de (28), en dónde el nombre o su especificador combinan con una unidad léxica -en ciertas lenguas, por afijación, con un morfema- los cuales, por una parte aportan la noción de entidad individual y, por otra, establecen diversos tipos de especificaciones formales relativas a la entidad denotada por el grupo nominal (es decir, la clasifican de acuerdo con ellas). Ejemplos de tales especificaciones son: tipo de entidad, forma, colección, animacidad, consistencia, tamaño, disposición, cantidad, magnitud, etc -cf. Allan (1977); vid. §5.1, esp. la tabla V.1-. Asimismo, los clasificadores pueden ser usados, en ausencia del nombre, de modo anafórico o deíctico; como por ejemplo en (28c,d).

    (28)
    a. khru· lâ· j khon [profesor tres persona] = 'tres profesores'
    b. os-tehk te [árbol-planta tres] = 'tres árboles
    c. tua nán [cuerpo esto] = 'esto (animal, objeto)'
    d. sì· tua [cuatro cuerpo] = 'cuatro (animales, objetos)'

    Bunt (1981) -cf. Vossen (1994)- ha postulado que existen dos modos básicos de referirse a las entidades: discreto y cumulativo, los cuales corresponden en general a las nociones de conceptos delimitados y no delimitados -Jackendoff (1991), ver §2.2.2; Langacker (1991)-. El principal efecto relativo a la representación formal de ambos modos de referencia es que, mientras en el primer caso la acumulación es representable mediante conjuntos de entidades, en el segundo caso, lo es como una masa indiferenciada, de modo que una subdivisión de la entidad es concebida como una cantidad más pequeña de la misma cosa.

    El español, el inglés, y otras muchas lenguas, no disponen de marcas léxicas superficiales que distingan entre ambos tipos de conceptos; por consiguiente las diferencias deben ser deducidas a partir de su comportamiento gramatical (contabilidad/no contabilidad de la unidad léxica). Por ejemplo, en español, la posibilidad o imposibilidad de combinación con numerales y otros determinantes; en inglés, además, alternancias entre 'much' y 'many' y similares. Por el contrario, en las lenguas con clasificadores, los nombres son por defecto no delimitados (en el sentido de Jackendoff, 1991); es decir, en ausencia de ulteriores especificaciones realizadas mediante clasificadores, implican una referencia cumulativa (en el sentido de Bunt, 1981).

    En resumen, parecen existir en relación a esta cuestión dos principios básicos probablemente independientes de lenguas en particular:

    (1).- Existen dos modos fundamentales de conceptualizar las cosas y de referirse a ellas mediante el lenguaje: como entidades individuales o como masa;

    (2).- La comunicación requiere que los lenguajes tengan modos de expresar la individuación.

    La existencia de sistemas lingüísticos como las lenguas con clasificadores indica que los hablantes de lenguas como el castellano o el inglés no deben prejuzgar que, tal como parecen indicar sus sistemas lingüísticos, la discretividad sea una especie de noción por defecto o un hecho que pueda establecerse de forma objetiva por dimanar directamente de como son las cosas en realidad. De hecho, como puede verse, en otras lenguas la noción por defecto perece ser la contraria.

    Sirva esta argumentación de base para notar que, en español, una misma entidad puede ser referida alternativamente bien mediante conceptos delimitados, bien mediante conceptos no delimitados -o en la terminología de Bunt, de modo discreto o de modo cumulativo-. En función del punto de vista del hablante, o dependiendo de factores pragmáticos, una puede ser llamada 'ruido' (29a,b); un cigarrillo, 'tabaco' (29c,d); un palo, 'madera' (29e,f); una pelea, 'violencia' (29g,h); o un rebaño, 'animales' (29i,j), o incluso 'carne'(29k).

    (29)
    a. ¡Qué canción tan hermosa!
    b. ¡Vaya ruido espantoso!
    c. ¿Tienes un cigarrillo?
    d. ¿Tienes tabaco?
    e. Trae aquí ese palo
    f. Trae aquí esa madera
    g. Dicen que hubo otra pelea en Salt Lake City
    h. Volvió la violencia a Salt Lake City
    i. Esos rebaños son del Rey
    j. Esos animales son del Rey
    k. Toda esa carne es del Rey

    En los casos de (29), una determinada entidad es expresada mediante palabras distintas y pertenecientes a clases distintas -desde el punto de vista del modo fundamental de conceptualización (discreto o cumulativo, delimitado o no delimitado)-. A continuación veremos en (30) como tambien se da un fenómeno en cierta forma contrapuesto: un único lexema es usado para expresar conceptualizaciones distintas (delimitada versus no delimitada) de una entidad.

    (30)
    a. Trae más café
    b. Trae otro café
    c. Voy a comer arroz
    d. Voy a comerme un arroz
    e. Están recogiendo la aceituna
    f. Están recogiendo aceitunas
    g. Hay mucho coche hecho polvo por ahí
    h. Hay muchos coches hechos polvo por ahí

    Los pares (30a,b) y (30c,d) son ejemplos del caso más típico de esta clase de fenómeno: las alternancias masa/contable, en donde una palabra que denota una entidad en principio de tipo masivo (o si se prefiere, cumulativo, o no delimitado), como [café] o [arroz], es usada para expresar una conceptualización de orden discreto o individualizado, en los casos de los ejemplos dosis convencionalizadas de la sustancia en cuestión -presumiblemente [una taza] de café en (30b) y [un plato] de arroz en (30d)-.

    Un caso similar pero distinto de alternancia delimitado/no delimitado, es el de pluralización no marcada superficialmente, representado por los pares (30e,f) y (30g,h). El modo habitual de referirse a una multiplicidad indefinida de unidades individuales es mediante el uso del plural (30f,h: 'aceitunas', 'coches'); sin embargo, también es posible en el contexto adecuado usar la forma en singular, como en (30e,g). Con ello resulta que, una misma forma léxica, el singular 'aceituna' o 'coche', puede ser usado tanto del modo habitual para denotar un único elemento de un tipo (una única aceituna, un único coche), como para referirse a una pluralidad de elementos de dicho tipo (una multiplicidad de aceitunas o de coches). En casos como este último, la pluralidad es vista del mismo modo que, por ejemplo, en 'arroz', en dónde las unidades individuales (granos de arroz, aceitunas individuales), aunque existentes, parecen caer fuera del alcance conceptual, siendo únicamente relevante la masa genérica.

    Los fenómenos de (30a,b,c,d), individuación de nombres de masa o delimitación de conceptos no delimitados parecen radicar en el mismo principio fundamental que permite un fenómeno inverso, el denominado grinding (ver en §2.2.2 la presentación del análisis de Jackendoff, 1991) o masificación de entidades individuales, que se ilustraba mediante los ejemplos de (10), un par de los cuales reproduzco a continuación en (31a,b), junto a otro ejemplo similar (31c,d).

    (31)
    a. The car ran over a dog ('El coche atropelló a un perro')
    b. There was dog all over the street ('Había perro por toda la calle')
    c. Ponle un tomate a la ensalada
    d. Ponle tomate a la pizza

    Las palabras 'perro' en (31a) y 'tomate' en (31c) deben recibir la interpretación de entidad individual; sin embargo, las mismas en (31b) y (31d) deben ser interpretadas como una sustancia derivada del correspondiente individual -en el caso, bastante repugnante por cierto, de (31b), la sustancia de la que están hechos los perros; en el de (31d), presumiblemente salsa confeccionada a partir de la sustancia de la que están hechos los tomates-.

    Las regularidades fundamentales que se extraen de los ejemplos de (29), (30) y (31) son, a mi juicio, las siguientes:

    • Dado un objeto semántico de un cierto nivel ontológico: una entidad (nivel de los referentes, o mundo) o un lexema (nivel del lenguaje) siempre es posible, en las condiciones pragmáticas apropiadas, algún tipo de alternancia discreto/cumulativo, o delimitado/no delimitado.
 

Por una parte, una entidad -como p.e. una canción (29), una cierta cantidad de café (30), o una pluralidad de aceitunas (30)- puede ser referida tanto mediante unidades delimitadas como no delimitadas. Por otra parte, una misma forma léxica -como 'café'(30a,b), 'arroz' (30c,d), 'perro' (31a,b) o 'tomate (31c,d)- puede referir tanto a entidades individuales como a una masa.

    • Ese tipo de alternancias parecen estar basadas en el siguiente principio general de conceptualización: las entidades (sean físicas o abstractas) están hechas de algún tipo de sustancia o materia.
 

 Por ejemplo, [un café] está hecho de [café] ; [un perro] está hecho de [perro/carne]; [una canción] está hecha de [sonido/ruido]; [una botella] está hecha de [cristal] ; [una información] está hecha de [información] ; [una hoja de papel] está hecha de [papel] .

    Las anteriores consideraciones, sin embargo, no deben en absoluto llevar a pensar que cualquiera de las interpretaciones alternativas de una palabra goza de un mismo status lingüístico. En otras palabras, algunos lexemas (p.e. 'tomate', 'perro', 'canción') típica y habitualmente son utilizadas en el lenguaje para denotar entidades individuales; por lo que las interpretaciones de tipo masa deben ser consideradas como secundarias o derivadas. En otros casos (p.e. 'café', 'arroz', 'ruido') el proceso es el inverso. Es decir, a pesar del hecho de que, dado un contexto lingüístico o pragmático apropiado, los nombres pueden ser forzados a adoptar denotaciones alternativas -en cuanto a la oposición discreto/cumulativo-, la intuición de los hablantes parece indicar que una de ellas es la básica, y la inversa la derivada.

    Asimismo, es preciso hacer notar que este fenómeno no depende, como mínimo totalmente, de cómo son las cosas en realidad, sino de cómo son conceptualizadas. Veámoslo con un par de ejemplos. Adviértase en primer lugar que no parece existir diferencia perceptual objetiva entre el arroz y las lentejas que justifique el por qué el primero es denotado mediante un nombre de masa, y las segundas mediante un nombre contable. En segundo lugar, obsérvese cómo un mismo concepto es tratado de forma discreta en una lengua, y de forma cumulativa en otra. Por ejemplo, recuérdese el ejemplo mostrado anteriormente en (24). En inglés una multiplicidad de muebles es referida mediante el colectivo en singular 'furniture', y un mueble individual mediante el partitivo 'piece of furniture'; en español sucede de modo inverso: la entidad individual es expresada mediante el nombre contable en singular 'mueble', y una multiplicidad mediante su plural, 'muebles'.
 

4.1.3 Lexicalización y grupos partitivos

    Diversos tipos de entidades, aparte de entidades individuales típicas (32a,b) pueden ser referidas de modo discreto. Por ejemplo: un conjunto o pluralidad (32c,d,e); una cantidad de sustancia (32f,g,h); o una parte, porción o elemento de una entidad discreta (32i,j,k,l):

    (32)
    a. un árbol
    b. un palo
    c. una jauría de lobos
    d. un equipo
    e. ganado, animales
    f. un vaso de vino, un vino
    g. una madera, un trozo de madera
    h. un arroz, un plato de arroz
    i. una rama
    j. la cima de una montaña
    k. una cabeza de ganado
    l. uno del equipo

    Además, resulta evidente que, como se ha apuntado anteriormente, no toda entidad individual es lexicalizada en una determinada lengua o comunidad. Algunas, como 'árbol', 'palo' y 'equipo' en español, lexicalizan (32a,b,d); otras no lexicalizan, y son referidas mediante sintagmas partitivos, como 'jauría de lobos' o ' la cima de una montaña' (32c,j). Finalmente otras pueden ser expresadas de ambos modos, dependiendo de la perspectiva del hablante: 'un vino' <--> 'un vaso de vino'; 'una madera' <--> 'un trozo de madera'; 'un arroz' <--> 'un plato de arroz' (32f,g,h).

    Una consecuencia para la representación semántica de los nominales es que, como se ha dicho, en muchos casos, nombres y sintagmas partitivos son denotacionalmente equivalentes. Por consiguiente, las representaciones semánticas de ciertos tipos de nombres y las de los sintagmas partitivos deben ser de algún modo equivalentes. Por ejemplo (con algunos matices), la composición semántica de 'cabeza' + 'de' + 'ganado' debe dar lugar a una representación a la de 'animal'; o la de 'vara' + 'de' + 'madera' a la de 'palo'.

    De modo más específico, es preciso que, en el procesamiento del lenguaje, las representaciones formales de las construcciones partitivas puedan ser tratadas de un modo análogo a las de los nombres referenciales. Considérense los ejemplos de (33):

    (33)
    a. Eduvigis tiene que corregir un examen
    b. Eduvigis tiene que corregir una montaña de exámenes
    c. Estoy terminando el libro
    d. Estoy terminando el segundo capítulo del libro
    e. Se ha constituido el Senado
    f. ?? Se han constituido los miembros del Senado
    g. * Se ha constituido un miembro del Senado

    En (33a), las restricciones selectivas de 'corregir' (en el sentido apropiado) se ven satisfechas por el complemento, 'un examen'; e igualmente en (33b) por 'una montaña de exámenes'. Ello implica que tanto el nombre 'examen' como el grupo partitivo 'montaña de exámenes' deben recibir el mismo tipo semántico. En consecuencia la composición de 'montaña' + 'de' + 'exámenes' debe dar lugar a una estructura de tipo 'examen', y no, por ejemplo, de tipo 'montaña'.

    'Terminar' y verbos similares (cf. Pustejovsky, 1995) seleccionan argumentos de tipo eventivo. Por ejemplo, las oraciones de (33c,d) reciben una interpretación en la que se hallan implícitas las nociones 'leer' o 'escribir'. Tanto 'estoy terminando el libro' como 'estoy terminando el segundo capítulo del libro' son interpretables, bien como 'estoy terminando de escribir el libro/el segundo capítulo del libro', bien como 'estoy terminando de leer el libro/el segundo capítulo del libro'. Por consiguiente, dado que tanto (33c) como (33d) son oraciones posibles y aceptables, la representación semántica del grupo partitivo 'capítulo del libro' debe contener algún tipo de especificación, también presente en el nombre 'libro', relativa a que tanto una como otra entidad implican eventos de tipo 'leer' o 'escribir'.

    Finalmente, la dudosa aceptabilidad de (33f) frente a la aceptabilidad de (33e) es achacable al hecho de que 'Senado' es un grupo o colectivo que se crea al ser 'constituido'; siendo discutible que pueda hablarse de la 'constitución' de elementos individuales de dicho colectivo. En todo caso, sí resulta totalmente inaceptable la frase (33d), '*se ha constituido un miembro del Senado'. Pustejovsky (1995) describe fenómenos similares del inglés como casos de co-composición (vid. §6.1), es decir, casos en que la composición del grupo verbal es posible a partir de la coincidencia de ciertos elementos semánticos presentes tanto en el verbo como en el complemento. En el caso del ejemplo, la estructura del verbo 'constituir' (en su sentido apropiado) contendría la noción de creación de una entidad a partir de la amalgama de sus partes. De igual modo, 'Senado' deber contener una información análoga: como grupo o colectivo se crea por agrupación de elementos. En cambio, 'miembro del Senado', al no ser un grupo sino una entidad individual simple, no puede ser concebida como creada por agrupación, por lo que no puede combinar con un verbo como 'constituir'.

    En resumen, es necesario en un formalismo de representación del significado dar cuenta de este tipo de problemas; especialmente de la relación existente entre las especificaciones semánticas de los nombres referenciales y las de los grupos partitivos formados a a partir de éstos. En concreto, se debe dar cuenta de:

    (a)- cómo el significado de los primeros (p.e. 'examen') contribuye al de los segundos (p.e. 'montaña de exámenes');

    (b)- qué aspectos semánticos se conservan y cuáles no;

    (c)- cuál es la contribución de la semántica del nombre partitivo ('montaña', 'capítulo') al grupo completo ('montaña de exámenes', 'capítulo del libro');

    y (d)- qué tipo de especificaciones que no se hallaban presentes en el complemento son aportadas por el partitivo (p.e., 'montaña': información de magnitud; 'capítulo': información de ser parte).

    En definitiva, los formalismos de representación deben suministrar los mecanismos necesarios para combinar partitivos y nombres a fin de obtener las representaciones adecuadas para los sintagmas resultantes.


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Climent S. (1999) Individuación e información Parte-Todo. Representación para el procesamiento computacional del lenguaje. Estudios de Lingüística Española (ELiEs).

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