Estudios de Lingüística del Español (ELiEs) |
Cortesía y descortesía: teoría y praxis de un sistema de significación / Alexandra Álvarez Muro |
3.4 Rostros diferentes
Como reacción al trabajo de Brown y Levinson (1987), algunos investigadores han encontrado que, si bien el individuo y el grupo tienen una imagen en todas las culturas, esta imagen no es universal y la importancia concedida al uno o al otro son diferentes. Mao (1994) revisa el modelo de Brown y Levison basado en el concepto de face de Goffman. Este investigador traza la idea hasta su origen en el chino en los conceptos de miànzi y liăn y critica la investigación de Brown y Levinson, recordando también la relación entre el concepto de cara y la cortesía (lĭmào) según los estudios de Gu. El ensayo muestra como la idea de Brown y Levinson de que su modelo de face/imagen es universal, es inadecuada empíricamente.
Se sugiere entonces la relatividad del constructo de imagen en cuanto a la identidad social ideal y la autonomía ideal individual. En efecto, según Mao, cuando Brown y Levinson definen face como "la imagen pública de sí mismo que todo miembro reclama" (1987:61), suponen que la imagen pertenece al individuo, mientras que lo que es esencial a la imagen de Goffman es que es pública. Mao define la cara como "un resultado negociado de la interacción", mientras que Brown y Levinson suponen que es un deseo individual o intención. Por otra parte, la elaboración de la imagen parece ser una empresa mutuamente beneficiosa. Al alabar el vestido de alguien, por ejemplo, el hablante no solamente atiende a la cara positiva del otro (su deseo de gustar) sino que también consolida su propia cara positiva, mostrando su buen gusto.
Según Blum Kulka, mientras el poder social es predictivo para la variación sociolingüística en el hebreo, la distancia social no lo es (Blum-Kulka et al. 1985). Esto implicaría que la sociedad israelí está orientada hacia la cortesía positiva, minimizando la distancia social y los grados de imposición. Por su parte, Matsumoto (1986) e Ide (1987) afirman que el concepto de face en Japón es diferente al del mundo occidental. Para los japoneses lo que gobierna la interacción es el reconocimiento y el mantenimiento de la posición relativa de un miembro, en vez de la preservación del territorio personal. Ser cortés, para un japonés, es pagar tributo al lugar que tiene una persona en la sociedad. Esto demuestra que las diferentes sociedades manejan distintos conceptos de face o rostro.
A propósito de esta discusión, Scheu Lottgen y Coperías Aguilar (2000: 53) refieren la utilidad de relacionar lenguaje y cultura a través del término de linguacultura. Las diferentes linguaculturas comparten lo universal, pero difieren en la comunicación culturalmente específica. Las autoras señalan lo importante de este concepto para la comunicación, que consiste en dos mensajes, el mensaje explícito y el metamensaje. Este último le indica al hablante cómo debe interpretarse el mensaje básico y para ello el oyente debe hacer referencia o al contexto o a las claves de contextualización (Gumperz, 1971, 1982, 1992)41. En resumen, hay una cantidad de conocimiento compartido que se revela como necesario para la interpretación. Estas restricciones sociopragmáticas determinarán, por ejemplo, el grado de dirección o indirección necesarios en una cultura, dado que las culturas difieren de acuerdo con el grado de transparencia con que expresan sus intenciones (2000: 53-54).
Puede incluirse en este marco el estudio de Pietrosemoli (2001) sobre una comunidad de sordos venezolanos dentro de una cultura oyente, cuando describe los principios básicos de la cortesía en el uso de señas por parte de los venezolanos hablantes, y algunas estrategias usadas equivocadamente por sordos en sus interacciones en la cultura principal. Para la autora, el problema no radica en la cultura compartida por sordos y oyentes, cuyas creencias y tabúes comparten, sino más bien en la inaccesibilidad mutua a los canales de comunicación del otro. Evidentemente que en este choque no se comparte la valoración de las señas, ni lingüísticas, ni culturales.
De esta manera, en su uso diario de la lengua española, los oyentes venezolanos perciben la diferencia pragmática entre el uso de una palabra y el uso de una seña cultural. Para los señantes sordos, esta diferencia, aún cuando se percibe, es insignificante. Para estos sordos, las señas son la forma de expresar ideas y, en este sentido, las señas culturales ('señas oyente', para usar la expresión de la autora) son tan buenas o mejores que las del LSV, porque vienen del grupo de prestigio (Pietrosemoli 2001:178)
Podemos recapitular hasta aquí diciendo que no solamente hay dos caras de la imagen –siendo una de ellas la construcción del ego, la imagen positiva, y la otra la defensa de alter o territorialidad, la imagen negativa– sino que, además, la realización de esta imagen no se hace por igual en todas las sociedades. En algunas sociedades la imagen –de hecho un constructo social interactivo– puede tender más hacia lo individual que en otras, donde la prioridad es la sociedad. Por otra parte, parece haber sociedades donde se cuida más la imagen positiva que la negativa, la autoestima más que el territorio, o viceversa.
En este sentido, García (1989a), en un estudio comparativo sobre mujeres estadounidenses y venezolanas mostró que, al disculparse por no haber asistido a la reunión de un amigo estadounidense, ambos grupos tuvieron comportamientos diferentes. Las estadounidenses buscaron crear armonía y, al hacerlo, tanto ellas como el dueño de la fiesta quedaron satisfechos con el resultado, mientras que las estrategias de las venezolanas no lograron disipar el conflicto entre el huésped y las mujeres: el primero percibió el comportamiento de las invitadas como áspero, mientras que las venezolanas se sintieron acosadas por el pedido de respeto del amigo, en lo que para ellas era un problema de solidaridad. En estudios relacionados, la misma autora (García 1989b, 1992) observa las estrategias usadas por mujeres americanas y venezolanas para mostrar desacuerdo y, aunque cada una de ellas usó estrategias distintas, García encuentra que la diferencia está en los modelos culturales. Las hablantes norteamericanas usaron estrategias no confrontacionales cuando mostraron desacuerdo y estrategias impersonales para solicitar servicios; mientras que las venezolanas emplearon estrategias confrontacionales para mostrar su desacuerdo y estrategias más personales cuando solicitaron un servicio. Esto sugiere que las norteamericanas se mueven en el marco de los negocios, mientras las venezolanas se mueven en el marco de la camaradería. Ambos intercambios produjeron choques interculturales.
En toda esta discusión subyace el presupuesto de que si la cortesía depende de la imagen ideal de una sociedad, la cortesía será diferente cuando esta meta a la que se dirige el grupo sea distinta. Nuestro propósito en esta sección es mostrar que se manejan diferentes ideales de persona en los distintos sectores del espacio social y, por lo tanto, también distintas formas de cortesía.
Para ello revisaremos las grabaciones de cuatro merideños, dos hombres y dos mujeres, transcritas en Domínguez y Mora (1998). Ellos pertenecen a dos sectores distintos del espacio social dos ocupan el espacio más favorecido económicamente y dos, el menos favorecido42. Nuestro propósito es observar qué rostro proyectan estos hablantes a través de su discurso y qué formas de la cortesía utilizan43. Partimos de la base de que, si su ideal de persona no es homogéneo, tampoco habrá una sola forma de la cortesía. Examinamos, en lo que sigue, el aspecto interpersonal de su imagen, la forma como se presentan al entrevistador y también a nosotros, como jueces últimos de su actuación.
El análisis de estos textos se hizo, en lo lingüístico, con base en ciertos elementos discursivos que señalan su pertenencia a un nivel social determinado:
a. MITIGACIÓN. La mitigación es una de ambas direcciones de la modulación o intensidad, es decir la codificación estilística de la enunciación, su expresividad, opuesta y complementaria al refuerzo en una dirección. (Caffi 1999:882). La cortesía se logra a veces a través de la mitigación del contenido proposicional, la fuerza ilocutiva o la impersonalización. Es importante para la construcción de la identidad de ego como portador de distinción social.
b. FRASES DE RELLENO. De acuerdo con Labov (1972b), los hablantes de clase media usan frases como algo así como, cosas así, particularmente (such a thing as, some things like that, particularly). Estas frases son en parte responsables por la verbosidad de la clase media y pueden eliminarse del texto sin alterar el significado.
c. ACOLCHAMIENTO. La repetición y la reformulación de ciertas frases dan la impresión de un estilo más cuidadoso, evitando las formulaciones equivocadas (misstatements) o las exageraciones (overstatements). (p. 218). Las palabras, según este autor, se multiplican algunas modificando y calificando, otras repitiendo o acolchando el argumento principal (p. 219)
d. PALABRAS O FRASES APRENDIDAS. El uso de voces o frases técnicas o cultas, como: visión, enfoque, país de posibilidades.
e. PALABRAS O FRASES FAMILIARES. Uso de vocabulario no técnico o étnico/ rural: piojera, coñitas, ponerse en órbita.
f. MORFOLOGÍA NO ESTÁNDAR. Los dialectos rurales usan, en Venezuela, el sufijo -nos, en vez del estándar -mos: estábanos, veníanos, por estábamos, veníamos; y también formas no estándares como haiga por haya.
g. DIMINUTIVOS: Uso plano del diminutivo –no para mitigar– como casita, camburalito.
h. COMODINES: palabras imprecisas, como cosa, vaina.
Rostro A
Es el de un hombre joven de clase social alta. La entrevista tiene como tópico sus estudios de Ciencias Políticas, las reformas que él haría si estuviera en el poder, en relación con la política regional, la revisión curricular en la que ha participado en la Universidad de Los Andes, su pertenencia a un partido político y sus planes de vida. A lo largo de la entrevista, se observan enunciados que contribuyen a la construcción de una imagen favorable del entrevistado, de una imagen de éxito, responsabilidad e integridad moral dentro de su carrera política.
En (42) el hablante muestra uno de sus logros, haber ganado una preparaduría en la universidad; la investigadora lo felicita por ello y él se reafirma diciendo que es uno de los fundadores del nuevo pensum de estudios y, por lo tanto, uno de los renovadores de la carrera. En (43) señala su responsabilidad, como político, de mejorar el país; en (44) se desliga de quienes engañan al pueblo con falsos ofrecimientos y muestra así sus buenas intenciones y su integridad. En todos estos ejemplos el hablante construye su rostro y la investigadora contribuye con esta construcción, cuando le extiende su felicitación en (42) y cuando en (46) hace preceder su pregunta de un halago: él es de esas personas que sabe cumplir con sus roles y los asume con responsabilidad y coraje.
También se observa la defensa que hace el hablante de su imagen: en (47) hubo un malentendido porque la investigadora creía que el entrevistado era estudiante de Veterinaria porque cuidaba a sus perros, por lo que le dice, de una forma invasiva, ¿Pero te gusta eso?; el entrevistado responde que lo hace porque le gusta verlos bien, lo que interpretamos como que él hace algo, por deber, que no necesariamente es de su agrado. Lo mismo ocurre en (45) donde cuenta como una señora lo molesta porque no sabe lo que es la Politología, ni reconoce la falta que esa carrera le hace al país. Ese momento de crítica está marcado con la risa, que crea consenso con la investigadora y alude a valores compartidos con ella (cf. Zimmermann 2003).
(42) Hab.: …por cierto, acabo de ganar un concurso de…
Inv.: …qué bien… te felicito…
Hab.: … en la materia de Sociología…y bueno, soy de los… el primero, de los primeros preparadores…que nos inauguramos...con este nuevo pensum y con esta nueva…visión, con este nuevo enfoque de lo que debe ser las Ciencias Políticas ¿no?
(43) Hab.: los... más pequeños, porque a ellos es...hay que... son... es a los que hay que dejarles... un país... más organizado, un país mas sano, un país... de realmente... este... de... posibilidades... de desarrollarse, y en ese sentido pues... nosotros tenemos una gran responsabilidad, los que estamos dentro de los partidos políticos…
(44) Hab.: ... que era... no les ofrecemos... no le venimos a ofrecer nada porque nada tenemos que ofrecer... queremos acabar con la demagogia, no queremos venir a levantar falsas expectativas para que después usted nos llame embusteros, demagogos …(45) Hab.: ... "bueno, y ahora ¿qué iré a hacer yo?". A mí todo el mundo en la calle me dice que un poli... que no sabe pues para qué... para qué sirve un politólogo, qué hace un politólogo... yo un día de atrevido le dije a una... señora por allá que... me sacó un poco de quicio, le dije "bueno, un politólogo eso son... son de esas personas que lo que hacen son politos... politos, helados... nosotros... salimos especialistas en hacer politos" [[risas]] Porque realmente era gente que se ponía a criticar una carrera, o se pone a criticar una carrera, sin saber realmente de qué es lo que se trata y de que... si le hace falta al país o no... entonces... esa es una de mis anécdotas...
(46) Inv.: Mjm. Está bien. Ahora, tú eres una persona que asume muchos sus roles y…y los asume con responsabilidad y con coraje…algo bonito..
(47)Hab.: Lo que pasa es que.. es que como nadie le mete mano a los perros…pues a mí es el que me ha tocado ¿no? Si se quiere, hacer…el papel de veterinario de la casa.
(48) Inv.: ¿Pero te gusta eso?
Hab.: No buen, me gusta curar los perros porque sencillamente…me gusta ver… verlos mejor ¿no?
En lo lingüístico, el hablante emplea mitigación en me sacó un poquito de quicio, o de atrevido. También emplea frases de relleno como por cierto, realmente, pues, si se quiere. Las palabras y frases cultas, como nos inauguramos, visión, enfoque, cuando describe su trabajo como preparador, dan la impresión de un habla cuidada. Por otra parte, emplea el acolchado, en las siguientes repeticiones y reformulaciones.
-soy de los… el primero, de los primeros…
-con este nuevo pensum y con esta nueva visión, con este nuevo enfoque
-un país…más organizado, un país más sano, un país… de realmente… este…de… posibilidades…
-no le venimos a ofrecer nada porque nada tenemos que ofrecer
-queremos acabar con la demagogia, no queremos venir a levantar falsas expectativas
- para qué sirve un politólogo, qué hace un politólogo.
Esto se traduce en verbosidad, que dice menos de la realidad que del hablante mismo, pues alude a su voluntad de mostrar competencia lingüística.
Rostro B
El segundo rostro que queremos describir es el de una diseñadora de modas, que se inició en la carrera de ingeniería civil, pero que descubre a tiempo su pasión por el diseño. Ella se mueve en medio de la gente de su misma categoría social, que tiene sus mismos valores estéticos. Sabe lo que se usa en la actualidad porque viaja a Nueva York periódicamente para "respirar" la moda; también va a Caracas, una ciudad donde no se siente cómoda por los peligros que en ella se viven, pero a la cual le reconoce su buen gusto. Veamos algunos pasajes de su texto:
En (48) y (49) señala cómo sus viajes a Nueva York le proporcionan rápidamente la visión de la moda; eso, refiere, le da autoridad para vender, la convierte en la persona que puede decirle a sus clientes lo que está bien y lo que está mal, lo que es de buen o mal gusto. Ese buen gusto (50) se basa en la adecuación del vestido a la situación en que va a ser exhibido, a la edad de la persona, y eso se lleva a todos los detalles del vestido, sus partes, sus colores y el material del que está hecho. En (51) describe, hablando de una mujer joven y linda que podría constituir un ideal de persona: ella está sentada y recostada así, sobre una silla cuyo diseño también es de calidad.
(48) …y siempre a uno.. se le abre la mente caminando por esas calles, o sea, tú digieres la moda…
(49)…cuando las ves aquí la entiendes, y la puedes vender, y tienes autoridad para … entonces por eso viajo, a veces no es ni tanto por lo que se pueda comprar…
(50)…porque yo respeto mucho a la persona… y el evento, o sea, no me gusta disfrazar a una persona para una misa de grado, ni me gusta recargar una niñita, ni me gusta poner de pava a una vieja, ni me gusta poner de vieja a una pava, yo respeto las mangas, los largos, las telas, los colores, para cada quien.
(51)Hab.: Sí, ella es linda, […] ella sale a veces sentada en esa silla que tienes tú […] sentada en el piso y recostada así, una muchacha bien linda, bien joven.
En (52) leemos un texto muy importante para conocer la forma como piensa esta hablante. Su ciudad, Mérida, la agobia, porque es una ciudad pequeña, pero a la vez reconoce sus grandes valores: el cultivo de la familia como núcleo de la sociedad y la calidad de vida. Caracas podrá ser un centro de la moda, pero es caótica y carece del orden que debe tener una ciudad para vivir.
(52)… Hab.: ... Mérida me de... me agobia, las montañas me... ay, me siento así como... ¿no?, eso eso es como... es como si tu te atreves a despegar y miras al pueblito, así todo mundo como gafito y chiquitico, entonces yo necesito salir y voy, voy a Caracas, voy a un buen restorán, voy a hacer mis compras al mayor, y bueno, y e... la... mismo caos de Caracas me reconcilia con... con Mérida porque uno dice "bueno, serán más bobos, será una ciudad lo que tú quieras, pero es una ciudad... donde uno tiene una calidad de vida mejor, donde tú puedes convivir con tu familia...
También atenúa cuando describe su reacción hacia los clientes de mal gusto: romper el contacto, dice, en vez del desecharlas, de la entrevistadora. Por otra parte, emplea palabras y frases cultas para describir sus sentimientos y estados de ánimo: se le abre la mente, tú digieres la moda, tienes autoridad, me agobia, tú te atreves a despegar, caos, me reconcilia, convivir.
Rostro C
El tercer rostro que aquí presentamos es el de un hombre mayor, luchador político que trabajó toda su vida como agricultor. Adora Mérida, sobre todo la ciudad como era antes. Al final de su vida se da cuenta de que el trabajo no trae el bienestar, porque se esforzó mucho y no logró lo que otros; denuncia la pobreza del campo y la indiferencia de los políticos ante ella.
En el primero de estos textos (53) el hablante describe su ciudad con detalles emocionales (Janney y Arndt 1992)44. Era bonita, era muy feliz, era un páramo, era una bellezura; el agua era clara, pero ahora ha dejado de serlo. Pocos trazos para mostrarle al receptor que ha habido un cambio desfavorable, porque ha pasado de ser un campo puro a una ciudad contaminada; el "progreso" ha sido nocivo.
(53) Mérida era muy bonita. Mérida era una cosa... muy feliz. Mérida este... a según e... tal... la explicación y tal, Mérida era era un páramo, Mérida era era... frío, las calles... eran de piedra... ¿no? y por la avenida... Uno habi... venía una... una... una cloaca, que no era cloaca sino la... la agua era...
Enc.: Era clara.
Hab.: Era... bueno... Pero eso era una bellezura ¿no? Lo que se llamaba Mérida. Ahorita no es bellezura, ahorita es un... una cosa que... que uno vive... asombrado ¿no?...
El hijo del hablante trabaja, lo que señala con el dativo de interés él me está trabajando allá y yo lo tengo allá (54) eventualidad por la que alaba a Dios ambos rasgos emocionales, pero también giros familiares. La mención de las dos niñitas trae nuevamente el detalle afectivo al texto, al igual que la exclamación ¡uy uy uy!, que remite al habla merideña como marcador de identidad. Este hablante usa también comodines como eso, cosa, vaina, que pueden verse como elementos cohesivos de sustitución (Halliday 1994) pero que pueden sugerir imprecisión.
(54) Hab.: No... no... no estoy de acuerdo... yo tengo unas maticas de café y eso no le da nada al muchacho, porque él me está trabajando allá y yo lo tengo allá y, bendito sea Dios, por los niños... do... dos niñitas... pero no estoy de acuerdo ese aumento tan brusco ¡uy uy uy! porque eso no... no sirve.
En (55) la postura es antiheroica, el hablante no se va a meter en problemas, es decir, no va a dar la cara por daños y perjuicios que no le corresponden. No clama para sí una imagen favorable, porque se diseña como víctima de la injusticia política.
(55) Hab.: ... bueno... ahora yo... me dicen "bueno..." me dice el gobernador "bueno, usted viene con esta petición, usted es responsable de daños y perjuicios lo que haiga" ¿y usted piensa que así yo me voy a meter en eso? digo "mi... mijo, déjese de vainitas, yo no soy responsable". No puede haber la... la caravana, no puede haber nada... porque... porque... no puede ser así, porque si tú... yo voy a ir... yo me voy a meter en... en... en problemas.
En (56) cuenta que ha sido pobre, pero ha administrado bien su dinero yo he sido muy económico. Los esfuerzos realizados en su vida son el centro de este texto, pobreza a pesar del trabajo sostenido, con su mujer. La imagen que ofrece de sí mismo es de víctima en lo político, en lo social, en cuanto a la vida misma. En este segmento nuevamente uno de los pasajes más expresivos del texto: hay gentecita que no toman ni café.
(56) Hab.: Bueno... yo no... yo no estoy de... yo no digo nada ¿no? sino que... que el gobierno... de Carlos Andrés, tiene que poner... punto en la cosa... porque hay gentecita que no toman ni café... y de ñapa pagando recto, yo ... y mi mujer, mi señora... porque nos hemos puesto... en órbita, y si no, no tuviéramos nada, porque yo... he sido muy económico... yo he sido muy económico... mire, se lo digo buenamente, yo hipotequé esto, para poder hacer la casita... y yo me quedaban veinte bolívares, en la semana, para comer, en Mucuchíes, trabajaba con un médico, y yo me bandeaba [bandiába] allá hasta de noche trabajando mecánica…
Rostro D
El último rostro es también el rostro de la pobreza: rostro de la injusticia perpetrada contra la mujer, rostro del hombre que maltrata a la familia, rostro del alcohol, de la enfermedad, de la madre que sufre, de Madre Coraje. Este texto tampoco muestra una imagen distinguida, ni elegante. El empleo de la primera persona plural, estábanos, veníanos, por parte de esta hablante, es un rasgo característico de la variedad rural de la región y puede considerarse morfología no-estándar. Estos textos muestran también expresiones familiares, como güina, los tifus, chinelitas, plata, camburalito, tantica, fogón. Nótese también su uso frecuente de diminutivos.
En el primero de los ejemplos (57), cuenta la entrevistada cómo le compraban el calzado más barato y la tela más económica para los vestiditos de todas las hermanas. Luego relata cómo estaba de enferma con piojera (58) y alaba la bondad de una familia que se ocupaba de ella; la imagen propia es desfavorable: me sacaban a calentarme porque estaba tullida (59).
La descripción de la olla que humea mientras las niñas esperan a la madre que viene con un poco de panela para escasamente alimentar a las hijas, es más bien un cuadro expresionista, donde la emoción –expectativa y tristeza al mismo tiempo– es el color de fondo (59)
(57)... bueno, yo... era una güina... todavía, pero me dio... los tifus, era muchachona todavía, no... trabajaba por ahí, para comer, para que me dieran cinco bolívares me pagaban por mes... y de los cinco bolívares compraba... unas chinelitas que eran... valían... un bolívar con medio ajá y... había una sola casa de modas en la plaza Bolívar y bajábanos hasta abajo, hasta la plaza Bolívar, comprábanos cuatro varas que vendían... metros no, varas.
Enc.: ¿Cuatro varas de tela?
Hab.: De tela, por un bolívar, cuatro varas, a medio el metro, porque no había plata, había de todo barato pero no había plata.
(58)... y eso hasta me cayó una piojera muy sumamente de grande, enferma, y... esa familia, que ya se ha muerto, este... ay, eso era enorme de buena conmigo, me cuidaban y me sacaban a calentarme porque estaba tullida...
(59). entonces nosotros coñitas, había un camburalito y entonces poníanos la olla a hervir, y una múcura de agua que era de barro ¿no? y un palo para que no se apagara el fogón y humeara, y nona decía "ay, ¿tenían sancocho? porque no vinieron hoy" y yo "ay, no, nona, no teníanos nadita sino un palo allá en el fogón y mamá esperando la... el agüita que mermaba y le volvíanos a echar y no llegaba mamá y no llegaba con tantica panela...
En todo este texto hay cuadros contrastantes, la madre empobrecida, trabajadora, valiente (60) el padre borracho, irresponsable (61, 62) pero víctima también de la pobreza y la desolación. Son imágenes dramáticas, salidas de la vívida descripción de este discurso, pero ninguna de ellas promueve una imagen favorable socialmente.
(60)…entonces se iba, se iba para... se iba para allá para el monte, para la montaña a traer paja y se bajaba... un tercio de paja ahí en las... en las costillas y se iba para Mérida a vender esa paja, de aquí hasta Mérida y...
(61) y eso cuando le robábanos los huevos a la nona, y los poníanos a cocinar y nos... lo comíanos, así en paradura de niño... los comíanos... entonces, le ponían la queja a papá y nos agarraba con un cable de luz, y nos daba esa paliza, y si mamá se metía la agarraba a golpes...
(62) entonces por el camino él... jalaba mucho la caña, bebía mucho y... dejaba las cargas por ahí y me pasó el buey, me pasó por encima mío, antes era tullida, porque la carga se le fue de medio lado y yo lo traía era de cabresto, ¿usted sabe que me ponía mi papá... coñitica... de cabresto? para traer el toro, y mi papá atrás rascado, pasó el buey por encima mío...
Hay diferencias entre hablantes de la misma ciudad, como son la mayor defensa de la imagen positiva, la defensa más contundente del territorio en los hablantes que ocupan los niveles más altos del espectro social. Podemos reunir así a los primeros dos rostros (A y B) como los de personas que cuidan la imagen que presentan ante los demás; conscientes de su valor, de su autoridad. Se cuidan de las agresiones –probablemente inconscientes– de los investigadores, agresiones tanto a su persona como al espacio que les corresponde dada su posición social; cuidan también la imagen de alter. Los segundos (C y D) no cuidan ni su propia imagen, ni la de otros. En estos textos son los hechos, la historia misma los que acusan a quienes han sido irresponsables y violentos. En ambos, sin embargo, podemos observar el respeto por el espacio social ajeno.
En lo lingüístico, en los hablantes A y B encontramos mitigación, frases de relleno, acolchamiento, palabras y frases cultas. En los hablantes C y D encontramos morfología no-estandar y comodines, que no se observan en A y B. Pudo observarse cómo la mitigación, las frases de relleno, el acolchamiento y las palabras o frases aprendidas contribuyen a la construcción consciente de una imagen favorable, mientras que las voces familiares, la morfología no estándar, los diminutivos y los comodines no lo hacen.
Si comparamos a los hablantes merideños y los que Barros describe en el corpus brasileño, la defensa de la imagen personal es aparentemente mayor en los hablantes pertenecientes a los niveles más altos del espacio social, de modo que la imagen del hablante de nivel alto merideño se parece bastante al hablante culto estudiado por Barros (1987) en São Paulo:
Las conversaciones cultas tendrán así por norma el poco compromiso de los hablantes, un cierto “distanciamiento” entre ellos, la ausencia explícita por un lado de conflictos o de polémicas, por otro de aproximaciones apasionadas, el disimulo de las relaciones más pasionales, la franca tensión conversacional y el carácter “dulce” o “flojo” de los lazos de interacción. Se construye de esa forma el hablante culto, distante, elegante, condescendiente, al menos en la apariencia evidenciada en la conversación. Esa condescendencia en la conducción del diálogo abre camino para que el hablante culto use las variaciones lingüísticas con tranquilidad (Barros, 1997:39, mi traducción).
Puede decirse, sin embargo, que el hablante merideño a pesar de cuidar su espacio personal no es necesariamente distante, como describe Barros al de São Paulo. Como vimos antes, en el corpus de Mérida se da gran importancia a los acuerdos y crea lazos de interacción fuertes, enfatizando la comunión con su interlocutor, aunque de forma respetuosa. Los conflictos y polémicas, ausentes en São Paulo, lo están también en el grupo alto de Mérida, porque también aquí se ocultan las relaciones pasionales.
Por otra parte, nuestro modelo apunta a la diferencia trazada por Janney y Arndt (1992) y Watts (1992). Estos autores señalan la existencia de dos conceptos, la cortesía y la conducta socialmente apropiada (politic verbal behavior). Ambos comportamientos son comunicaciones exitosas. En el modelo resumido en el Cuadro1, caracterizamos el primero como un comportamiento marcado, con construcción de la imagen45 (facework) control afectivo y evitación de la ruptura. Consideramos la no-cortesía, por el contrario, como no-marcada, sin construcción de la imagen, sin control afectivo, ni evitación de la ruptura. Estas dos formas se corresponden, respectivamente, con el primero y el segundo grupo de los rostros analizados. Si bien el segundo no deja de ser adecuado socialmente, porque cultiva el respeto social hacia el otro participante, solo el primero de ellos puede considerarse como cortés.
Notas
41 El problema de onsiderar a la prosodia como parte del contexto es que se le niega su carácter fonemático y lingüístico, central en la producción/recepción de la cortesía, como se verá en el capítulo sobre Estrategias de la cortesía.Estudios de Lingüística del Español (ELiEs), vol. 25 (2007) | ISSN: 1139-8736 |