Estudios de Lingüística del Español (ELiEs)
Cortesía y descortesía: teoría y praxis de un sistema de significación / Alexandra Álvarez Muro


3.1 Amenazas para el rostro

Las expectativas de construcción del ego y de defensa del territorio son mutuas y, de alguna manera, "previstas" en la producción. Es por ello que también aquí, cuando se trata de descubrir cuál es la imagen ideal en el grupo social representado por El Habla de Mérida, usemos la vía alterna de la reparación del entuerto; vemos la foto a través de su negativo. Son estas reparaciones las que Barros considera como procedimientos de reparación de la imagen (1997:41). Se apreciará, en primer lugar, en la formulación de las dos caras de la imagen –y de la cortesía– la negativa en la defensa del territorio privado y la positiva en el cuidado de la apariencia, propia y de los demás. Luego nos preguntaremos si el concepto de cortesía es homogénea y, por lo tanto, si la identidad tal y como se construye en el corpus lo es también.

Calsamiglia y Tusón (1998: 164 y sigs.) reseñan y simplifican los tipos de actos que pueden resultar amenazadores del rostro: i. Los que amenazan la imagen positiva del enunciador, porque son autodegradantes, como la confesión, la autocrítica o el autoinsulto; ii. Los que amenazan la imagen positiva del destinatario porque degradan la imagen del otro, como el insulto, la burla, la ironía, el sarcasmo, el reproche, etc.; iii. Los que amenazan la imagen negativa del enunciador, porque están potencialmente abiertos a un fracaso o un daño, al exponer los bienes propios o autolimitar la libertad de acción, tales como las ofertas, compromisos y promesas; iv. Los que amenazan la imagen negativa del destinatario, porque amenazan su territorio, como las órdenes, consejos, recomendaciones, prohibiciones o preguntas indiscretas. Su explicación se resume en el Cuadro 4.

Veamos algunos ejemplos del corpus de Mérida (Domínguez y Mora 1998). La imagen positiva del enunciador se ve amenazada en el siguiente fragmento de la conversación de una joven madre con la investigadora, que viene a responder una pregunta insólita para personas que supuestamente nunca se han visto. La investigadora le ha preguntado, hablando sobre la familia: ¿Te hubiera gustado que te dieran…quizás más afecto? A lo que la hablante responde (26) lo siguiente:

(26) Hab.: Que me dieran más amor porque ¿Tú sabes qué?…nosotras por lo general todas mis hermanas somos muy secas. (MDA1FA)



Cuadro 4.
Actos amenazadores de la imagen,
según Calsamiglia y Tusón 1998.

Más adelante, la hablante termina en una conmovedora confesión (27) que remite a la falta de afecto sentida en su infancia:

(27) Hab.: Exacto, pero sí hubieron otras cosas ¿ves? O sea… hubo un amor porque me enseñaron de… por encima de todo la familia es la familia, de que los hermanos unos se tienen que ayudar a los otros, eso sí me lo enseñaron ¿no? me lo inculcaron bien, pero así amor…ese amor que tú dices, eso no lo tuve yo. (MDA1FA)

La imagen positiva del destinatario se vulnera con enunciados que lo disminuyen. Es evidente que, en un corpus de materiales de habla como el de Mérida, es difícil encontrar un insulto; sin embargo, encontramos un episodio en que el hablante rechaza la forma en que la investigadora hace la pregunta. Ella se asombra de que su entrevistado se ocupe de curar a los perros, quizás porque no le gustan los animales y piensa que él los cura sólo porque estudia Veterinaria; dicho de otro modo, porque no le queda más remedio que hacerlo. Pero el entrevistado le responde que estudia Ciencias Políticas, pero que hace el papel de veterinario en casa. En la pregunta de la investigadora (28), la altruista labor del joven se sustituye por eso, lo que evidentemente lo molesta lo cual puede percibirse en su respuesta, cuando defiende su rostro a través del adverbio sencillamente y con el marcador de interacción ¿no?

(28) Inv.: ¿Pero te gusta eso?
Hab.: No bueno, me gusta curar los perros porque sencillamente… me gusta ver… verlos mejor ¿no? (MDA1MB)

La imagen negativa del enunciador se pone en juego cuando se confronta la palabra con los hechos. Los compromisos pueden vulnerar el territorio de quien los hace, porque la palabra empeñada puede llegar a cercenar su libertad. Es por ello que, a nuestro modo de ver, el hablante de nuestro corpus introduce una serie de modalizaciones cuando habla sobre su labor en la Facultad de Ciencias Políticas (29). En efecto, introduce pausas y retoma el hilo de la narración recordándole a la investigadora que ya habían hablado de eso, usa el verbo tratar para reducir su compromiso; reformula la palabra aporte con la expresión un pequeño grano y finalmente termina con una modalización del saber: y yo creo que lo hemos hecho:

(29)Hab.: Y nos metimos en este proceso de… revisión curricular que antes… te señalé, te conté un poco de esa experiencia, para tratar, como te digo, de… de dejar una Escuela que… de dejarle un aporte, un pequeño grano a la Escuela de Ciencias Políticas…
Inv.: Mjm.
Hab.: …y yo creo que lo hemos hecho. (MDA1MB)

La imagen negativa del destinatario se vulnera cuando la entrevistadora le pregunta a su entrevistado directamente sobre el dinero, lo que lo deja literalmente mudo, porque el estilo de la investigadora es mucho más informal que el suyo. Lo que él ha dicho veladamente sobre las ventajas económicas que tiene tener un trabajo en la Universidad de Los Andes –la ULA–, ella lo desnuda (30) de forma invasiva:

(30)Hab.: Yo creo que sa.. conocer todos los privilegios que dan ahí en la ULA…
Inv.: Te dan préstamos para una casa…
Hab.: Sí tiene… e… préstamos… (MDA1MB)

Lo interesante del sistema de la cortesía, como podemos ver, es que se es cortés no solamente en la perfección, cuando se cumplen las normas, sino también en la imperfección. El hecho de reparar el entuerto deja ver que el participante en la interacción reconoce la existencia de la norma y, por lo tanto, es un individuo cortés. Pero la cortesía está, como hemos señalado, no solamente en la producción sino también en la percepción, de ahí que deba señalarse nuevamente la importancia del oyente en la evaluación de la acción comunicativa, puesto que evaluación favorable presupone una comunicación lograda, pero también la expectativa del consenso, a su vez relacionada con las expectativas del oyente.





Estudios de Lingüística del Español (ELiEs), vol. 25 (2007)   
 ISSN: 1139-8736