Estudios de Lingüística del Español (ELiEs) |
Cortesía y descortesía: teoría y praxis de un sistema de significación / Alexandra Álvarez Muro |
1.1 Visiones diferentes
Para definir la cortesía podemos apelar a diversas fuentes: la primera es la concepción popular sobre la cortesía, que podemos obtener en la comunidad en la que vivimos, entre nuestros amigos, o nuestra familia. Otra definición puede provenir de los textos científicos, especializados. Entre estos dos niveles se encuentra, por ejemplo, la definición de un diccionario o de un manual de cortesía.
Los hablantes exponen, cuando hablan, sus ideas sobre lo que consideran comportamientos adecuados. Veamos por ejemplo el siguiente texto, en el que una merideña alaba a una amiga que se abstenía de hacer público el sufrimiento que le causaba su esposo.
(1) Hab.: Por e... yo por eso nunca... s... yo creo... creo que me recuerdo de algo, pero... pero muy vagamente, y usted sabe que la memoria mía es medio... […], pero... así... y el comportamiento de la señora C. fue siempre tan... digno, yo nunca la vi llorando...
Enc.: Ajá.
Hab.: Una vez. Una vez. Como ellos tenían el negocio... yo fui en la mañana y ella tenía los ojos llorosos, y entonces yo le digo "ay, señora C., ¿qué le pasa?" y entonces ella me dijo "no, que me acabo de bañar y me cayó agua en los ojos"... ¿no? (MDB3FB)3
La exposición del texto por parte de la hablante y la aparente aceptación por parte de la oyente nos permite suponer que, en la sociedad merideña, un comportamiento digno entre las mujeres es la contención –yo nunca la vi llorando– puesto que la señora oculta su llanto para no incomodar: minimiza el costo para los demás. El control de las emociones será, por lo tanto, un valor implícito en la concepción merideña de la cortesía, algo que podemos inferir de las actitudes que se manifiestan en lo que dicen. También podríamos preguntarle directamente a los hablantes qué entienden por cortesía: esto lo hicimos, en entrevistas informales, entre conocidos. Ellos la definieron como ser amable, ser gentil, saludar, dar los buenos días, etc.; usaron, en definitiva, sinónimos de amabilidad. En cambio, cuando preguntamos qué entendían por respeto, lo equipararon, sin excepciones, al concepto de educación y no lo relacionaron con la cortesía, de lo que inferimos que el respeto formaba parte de otro tipo de competencias.
Pero también encontramos el concepto de cortesía definido en textos, tales como diccionarios y manuales de cortesía. En los diccionarios encontramos la metalengua: en otras palabras, el lenguaje sobre el lenguaje. Así observamos la entrada cortesía en tres conocidos diccionarios del ámbito español:
Demostración o acto con que se manifiesta la atención, respeto o afecto que tiene alguien a otra persona.
Regalo (o dádiva)
Gracia o merced
Diccionario de la Real Academia Española (2001)Conjunto de reglas mantenidas en el trato social, con las que las personas se muestran entre sí consideración y respeto.
María Moliner (1966)Comportamiento amable, respetuoso y acorde con las buenas maneras sociales […]. 2. Cualquiera de las actitudes o de las maneras amables y respetuosas con que se trata a alguien […]
Diccionario del español usual en México (Lara 1996)
Retomemos lo que dicen estos textos: La definición de cortesía del DRAE refiere al aprecio del otro, cortesía como don, o dádiva. En cambio, la definición de urbanidad en este mismo diccionario apunta hacia la definición popular antes citada; en efecto el DRAE (2001) define: urbanidad: 'Cortesanía, comedimiento, atención y buen modo'. En la definición de Moliner se observa la función social de la cortesía, así como el hecho de ser ésta un valor que se manifiesta hacia los demás; un valor social. Los diccionarios pueden decirnos mucho sobre las creencias vigentes en el momento en que se escriben. Sin embargo, su propósito es simplemente el de explicar un término de la lengua natural. Los diccionarios constituyen el metalenguaje; son, como lo expresa Lara (2003:43) "depósitos de la memoria social del léxico".
Los manuales tienen una finalidad distinta de los anteriores. Si la definición popular nos revela las creencias y valores de las personas y los diccionarios nos explican el significado que tiene una voz con respecto a otras en una lengua, el manual de cortesía es prescriptivo: tiene un propósito pedagógico, quiere enseñar a la gente a ser cortés. Sin embargo, en todos ellos todavía nos encontramos inmersos en las creencias de la comunidad de habla, porque no nos hemos despojado del cariz evaluativo que ellos manejan. Detengámonos en la definición de tres manuales:
Básicamente puede decirse: la cortesía es una posibilidad de tender puentes a través de la conservación de reglas y formas. Ella puede crear cercanía a través del respeto mutuo, pero con ella también puede mantenerse la distancia […]La cortesía se muestra mucho en las cosas que hacemos diariamente sin pensar – sea esto la llamada o la tarjeta de cumpleaños, la felicitación por el examen logrado, o el abrir la puerta del automóvil, cuando una dama quisiera subirse o bajarse de él […]La cortesía es una suerte de estilo de vida que puede inclusive formar parte de uno mismo […] Se sabe cuando alguien es cortés cuando se comporta cortésmente. […] y nada molesta tanto a la gente como ser excluido o castigado por la indiferencia de los otros debido a su falta de estilo. Volverse a colocar entonces bajo una buena luz resulta muy difícil. (von Au/Knigge 2000: 15)
Se hace evidente que una sociedad humana no puede existir sin el respeto de ciertas reglas de juego y que, además, una sociedad armoniosa sólo es posible cuando cada uno, en vez de decir y hacer lo que le viene en gana, se comporta de la forma como se espera de él. Se espera de cada uno de nosotros que nos comportemos ante nuestros compañeros sociales de tal forma, como si respetáramos en él un ejemplar especialmente valioso de la especie homo sapiens. Eso es precisamente el comienzo y el fin de la cortesía. (Elwelspoek 1952:7, en Lange 1984:7)
"La urbanidad es el conjunto de reglas que tenemos que observar para comunicar dignidad, decoro y elegancia a nuestras acciones y palabras, y para manifestar a los demás la benevolencia, atención y respeto que les son debidos”. (Carreño 2001: 9)
El primero de estos manuales, el Knigge, centra la función de la cortesía en establecer vínculos o nexos entre las personas a través de normas preestablecidas, la cortesía como don, pero también como hábito, como experiencia adquirida. La cortesía tiene que ver con la identidad de la persona, con la imagen que otros se hacen de nosotros. Por su parte, el manual de Elwenspoek (1952) hace hincapié en las reglas preestablecidas que guían el comportamiento, mostrando una visión bastante estática de la sociedad y de la cortesía. Aquí prevalece –como en la definición popular– el concepto de contención y de que la manera de conservar a la sociedad es comportarse según las expectativas de la misma. Está también presente la idea manifiesta de manipulación: tratar al otro como si fuera algo especial. En el manual de Carreño se ve, además, la cortesía como indexación social y la distinción entre una sociedad culta y una que no lo es, entre civilización y barbarie, noción que también se encuentra en Knigge, cuando menciona el beneficio que se obtiene en cuanto a la estima, difícil de recuperar una vez perdida. Al comparar estos textos nos percatamos de que la cortesía no es homogénea; distintas sociedades y distintas épocas prescriben normas diferentes.
Ahora bien, tanto en la concepción popular que hemos revisado como en los diccionarios y manuales podemos distinguir dos niveles. El primer nivel es el de la cotidianidad que puede resumirse en: i) el uso o la acción cortés y, por otra parte, ii) la norma cortés, esto es, lo que se considera cortés dentro de una comunidad. Todas estas nociones dependen de la cultura y se refieren al punto de vista del miembro del grupo (insider): "las diversas formas en las que los miembros de grupos socioculturales hablan del comportamiento cortés" (Watts et al. 1992:3).4
Este primer nivel, llamado por Watts (1992) P1 o Politeness1, nos lleva al conocimiento de la cortesía desde el punto de vista de la comunidad de habla. Eelen (2001) traza un paralelo con lo emic, que es la visión que se tiene dentro del grupo como "cultural insider". "Lo emic puede entonces referirse tanto a la manera como un informante nativo conceptualiza su propio comportamiento, así como a lo que pasa dentro de la cabeza de un nativo mientras lo protagoniza". (Eelen 2001: 77)5
El concepto de cortesía adquiere, en este primer nivel y a grandes rasgos, el sentido de respeto, contención, pero a la vez de comunión (rapport). Estas definiciones revelan distintas concepciones de la cortesía, como un conjunto de normas preestablecidas y la expectativa de que éstas se cumplan, y como una forma de indexación social; esta última muestra el estilo de vida de la persona, el grupo al que pertenece y, finalmente, la importancia que tienen su conservación para la estructuración de la sociedad como tal.
La gente puede hablar sobre cortesía y expresar las concepciones populares de una cultura. Por otra parte, existen definiciones de la cortesía en los llamados manuales de urbanidad o manuales de cortesía, textos que reúnen las normas de lo que hemos llamado un juego social. El conocimiento de la cortesía desde lo cotidiano, de lo que se ha llamado P1, comprende, según Eelen (2001), las siguientes características fundamentales:
La evaluación de un acto como cortés no la lleva a cabo el mismo actor, o al menos no él solo; juega también un papel el receptor u oyente de la actuación del emisor o de su enunciado. Es por ello que, para Zimmerman (1984), las estrategias lingüísticas de la cortesía son expresión de la anticipación temerosa de una posible reacción desfavorable del receptor: llevan al hablante a tratar de evitar el fracaso y, por el contrario, a garantizar el éxito del evento. Cabe señalar que los criterios de calificación están relacionados con un estándar que está fuera del acto (Eelen 2001). La cortesía se deriva post actionem, como resultado de un proceso de juicio o evaluación que toma en cuenta un estándar fuera de ese acto.a. Evaluación. Las nociones de cortesía y descortesía se usan para caracterizar el comportamiento de otros y evaluarlos o juzgarlos; hay un 'momento de evaluación' que es posterior a la actividad de la cortesía. En esta etapa, lo cortés se evalúa positivamente, mientras que lo descortés se evalúa negativamente; porque la cortesía está conectada con valores sociales.
b. Argumentación. La idea común de cortesía y de descortesía no puede ser objetiva, sino que tiende hacia un efecto social, es por lo tanto argumentativa, en el sentido de empatía (involvedness) o interés (interestedness). Las personas no se identifican generalmente con la descortesía sino que se ven, a sí mismos, generalmente como corteses, lo cual no descarta la posibilidad de un hablante de actuar descortésmente para lograr algún efecto estratégico. También el concepto científico de la cortesía se repliega más que todo en el comportamiento cortés y ha dejado de lado la descortesía.
c. Normatividad. La cortesía implica la existencia de normas sociales. Cada sociedad tiene una serie particular de normas sociales, reglas más o menos explícitas, que prescriben un cierto comportamiento, un estado de cosas o una forma de pensar en contexto.
d. Modalidad y reflexividad. Las estrategias interaccionales de la cortesía son opcionales para el acto, pues si no hubiera la posibilidad de elegir, este no se evaluaría como cortés. Se dice que la cortesía es reflexiva porque, al ser evaluativa y normativa, se da en un segundo momento, post actionem.
Notas
3 Este código refiere al hablante en el corpus sociolingüístico de Mérida, publicado en Domínguez y Mora (1998). El código se explica como se señala a continuación: 4 The various ways in which polite behaviour is talked about by members of sociocultural groups.Estudios de Lingüística del Español (ELiEs), vol. 25 (2007) | ISSN: 1139-8736 |