Estudios de Lingüística del Español (ELiEs)
La comprensión oral en un entorno informatizado / Eric Martin


II.- Las ventajas del soporte informático


3.2 Los límites del autoaprendizaje

Los demás defectos del soporte informático no son sólo propios de los ejercicios de comprensión oral, también son patentes en los ejercicios sobre la lengua escrita, y, son, sobre todo, inherentes a la situación de autoaprendizaje.

En primer lugar, la elaboración de un ejercicio de comprensión en situación de autoaprendizaje requiere una evaluación previa del grado de dificultad de las secuencias. Ahora bien, dicha evaluación sigue siendo una tarea delicada, sobre todo en lengua oral, de ahí la importancia del análisis del documento y de los tests de comprensión de los estudiantes. Es imprescindible analizar previamente el documento con el fin de identificar los momentos más complicados para un público en concreto, para, posteriormente, decidir lo que dará lugar a un trabajo de comprensión o a la aparición de una ayuda. Resulta esencial poder determinar, gracias a una serie de tests, los puntos opacos, las razones de tal opacidad y, por consiguiente, las estrategias o el tipo de ayudas más útiles para el estudiante en el segmento analizado. Sin embargo, al llevar a cabo este análisis y concebir el ejercicio, uno debe ser consciente de que sus propias expectativas siempre corren el riesgo de no cumplirse. La opacidad no siempre aparece dónde la anticipamos, en especial en la lengua oral, y la estrategia o la ayuda proporcionadas pueden resultar ineficaces, sobre todo si recordamos que el grado de comprensión del segmento así como el grado de eficacia de la estrategia y de la ayuda propuestas al alumno siempre están supeditados a las competencias del mismo.

La informática, por este motivo, nunca podrá reemplazar el diálogo profesor-alumno, el único que ofrece un marco que permita contestar a la totalidad de las preguntas que pueden surgir según la personalidad de cada alumno, en especial en la lengua oral, donde no se pueden prever todos los casos de segmentación o de percepción incorrectas. El tutor parece difícilmente sustituible para trabajar eficazmente los problemas de percepción de un alumno. Además, si seguimos la perspectiva verbo-tonal de la comprensión oral, parece poco conveniente disociar los ejercicios de percepción y de producción oral, ya que sabemos que el reconocimiento del habla deja, hoy por hoy, mucho que desear y, por este motivo, la informática no puede competir con un profesor en este campo. Sin embargo, tenemos que reconocer que los límites al respecto tampoco son propios del soporte informático, sino inherentes a cualquier método de autoaprendizaje. Cabe recordar, además, ciertos procedimientos mencionados anteriormente (el diagnóstico del perfil auditivo del alumno entre otros) que ofrecen unas posibilidades didácticas imposibles en otros soportes.

El multimedia e Internet presentan las mismas insuficiencias en cuanto al tipo de preguntas y al tratamiento de las respuestas del alumno. El multimedia no puede proponer preguntas abiertas, al igual que cualquier otro método de autoaprendizaje, todo lo contrario de lo que puede suceder en un aula durante un trabajo de comprensión oral (o escrita). Un profesor siempre tiene la posibilidad de pedir a sus estudiantes que le expongan cuáles han sido las principales informaciones del documento escuchado; en cambio, este tipo de preguntas abiertas es poco pertinente en una situación de autoaprendizaje, ya que el estudiante no tendrá ni la respuesta correcta ni la evaluación de su propia respuesta.

La situación de autoaprendizaje, por este motivo, nos obliga a recurrir a preguntas cerradas. En el caso que nos ocupa, el programa informático sólo podrá evaluar la respuesta del estudiante si la pregunta es de este tipo. En la mayoría de los casos, las únicas preguntas propuestas son de tipo preguntas de elección múltiple, sea cual sea su forma (hacer clic en un sitio concreto o desplazar un ítem) y no hay que dejarse impresionar por el aspecto lúdico o atractivo de tales actividades. Ciertamente se trata de otra ventaja de los soportes informáticos en comparación con los demás materiales didácticos, en los cuales las actividades resultan muy austeras y relativamente repetitivas. Las principales actividades con soporte informático no dejan de ser preguntas de elección múltiple, lo cual no resulta muy pertinente ya que se trata de un ejercicio artificial, a mil leguas de las actividades de comprensión a las que nos tenemos que enfrentar fuera del ámbito de una clase. La realidad cotidiana no está hecha de preguntas de elección múltiple. Cuando un estudiante se encuentra en una situación cotidiana, raras veces tiene la posibilidad de escoger entre dos, tres o cuatro opciones. Se trata, además, de un ejercicio que puede dificultar la operación cognitiva, ya que el alumno tiene que analizar unas opciones erróneas que con mucha probabilidad ni se había planteado, o al contrario, puede darle unas pistas que nunca encontraría en la vida cotidiana. En todo caso, no se familiariza al alumno con el tipo de esfuerzo cognitivo que tendría que realizar en la vida cotidiana.

Existen otras preguntas cerradas un poco más satisfactorias desde el punto de vista pedagógico. La plataforma Galanet propone, por ejemplo, un tipo de preguntas que permiten al alumno escribir una respuesta, del mismo modo que contestaría oralmente a un profesor en una aula. Para que dicha respuesta pueda ser tratada de manera informática es preciso, dado el nivel técnico actual5, que la respuesta pertenezca a una lista cerrada, por ejemplo: ¿Cuál es la cifra mencionada?

Este tipo de preguntas presenta dos ventajas. Se trata de una actividad de comprensión auténtica que autoriza al alumno a dar una respuesta espontánea en vez de tener que elegir entre distintas opciones, y es susceptible de ser tratada de manera informática dando lugar a una evaluación y a la corrección.

Se ha intentado, también, probar otra pista en el marco del programa Galanet, que consiste en proponer una serie de preguntas abiertas, cuyas respuestas no pertenecen a unas listas cerradas. Se trata de preguntas a las que el estudiante debe contestar por escrito, antes de que aparezca en la pantalla una respuesta modélica, y el alumno tiene que proceder a una autoevaluación, confrontando su propia respuesta con el modelo propuesto.

En cuanto a los límites de los feedbacks, tienen mucho que ver con las insuficiencias que presentan las evaluaciones sin matices y con la dificultad de establecer un diagnóstico del error. En una situación de autoaprendizaje, las evaluaciones son siempre globales y estandarizadas. Nunca pueden ser matizadas, como las que realiza un profesor, que siempre puede tener en cuenta todas las características del alumno.

Cuando un estudiante se equivoca, la informática difícilmente puede identificar las razones de tal error y, por ello, su diagnóstico resulta mucho más delicado que en una clase presencial. Es difícil tener en cuenta todas las combinaciones de factores que pueden conducir a un error, y en el caso de que fuera posible, sería muy complicado atribuir al error concreto de un alumno uno de los diagnósticos establecidos. En una clase, en cambio, el diálogo de un profesor con su alumno y los comentarios del mismo proporcionan una serie de claves insuperables.




Notas

5 El equipo de la Universidad Stendhal, que coordina el programa Galanet, está estudiando las posibilidades técnicas de un tratamiento informatizado de una serie de preguntas abiertas.





Estudios de Lingüística del Español (ELiEs), vol. 24 (2006)   
 ISSN: 1139-8736