Estudios de Lingüística del Español (ELiEs)
Intercambios en los foros de debate: algunos elementos de reflexión para un acercamiento lingüístico / Gérard Gouti


2. Intercambios en los foros de debate y forma discursiva

Ante una nueva forma de comunicación escrita, es interesante plantearse la pregunta de saber si ésta genera un forma y un tipo de producción escrito original.

Por una parte, y respecto a las intervenciones observadas en los foros de debate, hemos visto -y veremos más adelante- que dos perspectivas parecen atraer particularmente la atención: 1) la del punto de vista de la enunciación, que presta una atención particular a los fenómenos de actualización lingüística y, 2) la del punto de vista de la comunicación que opone los dos polos de la producción verbal: las producciones espontáneas y las producciones institucionalizadas.

Por otra parte, podemos observar que si la comunicación en un foro de debate tiene como característica común a otras formas de comunicación por ordenador en tiempo diferido6 utilizar el mismo “medio” de transmisión y el mismo “canal” de transmisión -el escrito- presenta, sin embargo, algunas diferencias sustanciales respecto a las relaciones establecidas entre locutores y respecto a la construcción de la trama discursiva realizada.

Por sus propias modalidades de realización, la situación de comunicación generada por el foro de debate hace que la actitud de los interactantes frente a sus propias producciones lingüísticas y a las de sus interlocutores pondrá en funcionamiento una modalización original del discurso. Nos podemos acercar a estos fenómenos de modalización preguntándonos si un foro de debate genera un tipo de discurso original o, dicho de otro modo, si nos encontramos frente a una nueva situación de comunicación en la que 1) las modalidades de intervención entre los interactantes serían específicas y 2) si las modalidades de realización de la comunicación relativas al canal de transmisión son propias de un foro de debate.

En el marco en el que nos situamos, el de la interacción verbal, se admite que en la tipología de las interacciones el modelo de la “conversación” constituya el prototipo general. Como dice Levinson (1983, p. 284) : “la conversación es claramente la clase prototípica de uso de la lengua, la forma en la que todos nos vemos expuestos a la lengua...”. Podemos admitir, sin dificultades, que la comunicación en un foro de debate forma parte de esta categoría de interacciones, ya que nos encontramos en el marco de una situación de comunicación simétrica en la que todos los locutores ocupan de facto una posición equivalente. Pero si la “conversación” presenta como postulado de base la búsqueda de un consenso y, respecto a la relación interpersonal, una neutralización momentánea de posicionamiento (es decir, una neutralización de la posición que ocupa un locutor en un campo de debate) demasiado marcado por parte de los interactantes, puede, sin embargo, tener una finalidad diferente: no se trata de la búsqueda de un consenso, sino más bien de la confrontación de diferentes opiniones. Es el caso general de los principales foros de debate, en los que se asiste a menudo a un fenómeno de orden discursivo que pertenece más al intercambio polémico que a la búsqueda de un compromiso: la actividad argumentativa7 realizada origina producciones lingüísticas que orientan el conjunto de los enunciados producidos hacia un conflicto. Esta actividad, si puede definirse de forma intradiscursiva (formas estructurales), es, sobre todo, significativa por su aspecto extradiscursivo, ya que no se trata de hablar de “conversación” sino de “discusión” (que no es, recordémoslo, más que una forma entre otras de intercambios polémicos8). Observando las intervenciones hechas en los foros de debate, y cualquiera que sea el tema abordado, podemos comprobar que el discurso puesto en funcionamiento debe relacionarse con este último tipo cuya finalidad es, como sostiene Bellenger (1984, p. 30), la “expresión de la divergencia”.

Desde esta óptica, si tenemos en cuenta el hecho de que este tipo de interacción se libera naturalmente del empleo de formas usuales de “cooperatividad”9 para evolucionar naturalmente hacia formas más “competitivas”, un participante en un foro de debate presentará producciones personales portadoras de la huella de esta competitividad, bajo la forma, por ejemplo, de “marcadores de oposición”, no sólo en el contenido de sus propias producciones sino, también, en relación con las producciones de los demás participantes.




Notas

6 En el sentido en que lo plantea van Eemeren (1996, p. 5) cuando escribe que: “La argumentación es una actividad verbal y social que tiene por finalidad reforzar o debilitar la aceptabilidad de un punto de vista controvertido respecto a un auditor o un lector, presentando una constelación de proposiciones destinadas a rechazar o a justificar este punto de vista ante un juez racional”.
7 A este respecto, Dascal (1998) propone una distinción interesante respecto a los intercambios polémicos, entre la “disputa” (en que ningún esfuerzo es hecho para conducir el adversario a cambiar de posición) y las “discusiones” (en que los locutores intentan resolver una oposición), situando entre estos dos polos las “controversias”.
8 Que Grice (1979) plantea como principio general en un intercambio comunicativo, elaborando “máximas conversacionales”.





Estudios de Lingüística del Español (ELiEs), vol. 24 (2006)   
 ISSN: 1139-8736