Intercambios en los foros de debate: algunos elementos de reflexión para un acercamiento lingüístico / Gérard Gouti   


1. Intercambios en los foros de debate y tipo de producción verbal: ¿oral o escrito?

La pregunta que conviene hacerse aquí es la siguiente: ¿cuáles son las razones por las que, al observar los intercambios efectuados por diferentes interlocutores en un foro de debate, podemos comprobar que la producción verbal realizada parece poco conforme a las normas generalmente admitidas para los modelos canónicos orales o escritos o, más concretamente, por qué razones parece que las producciones verbales realizadas acumulan características propias de la producción escrita y de la producción oral?

Considerando el canal de transmisión utilizado que es el escrito, la comunicación en un foro de debate presenta una situación que se podría calificar de ad hoc si la comparamos con otras formas escritas de la comunicación, pero si el canal de transmisión de datos es el escrito, la situación de enunciación es más cercana a la comunicación oral. Por esta razón nos encontramos con un sistema híbrido de comunicación en el que las modalidades de realización tendrán rasgos característicos de los dos canales de transmisión, como por ejemplo, el marco espacio-temporal de realización de la comunicación.

Respecto al canal de transmisión, podemos observar que las intervenciones llevadas a cabo en un foro de debate tienden a cambiar la oposición tradicionalmente hecha entre los dos polos de la producción verbal que son lo oral y lo escrito. Si admitimos que el escrito se refiere más bien a enunciados de géneros concretos en los que el participante ocupa un estatuto muy claro, y que el oral es el procedimiento de intercambios espontáneos, la situación observada demuestra ser muy particular: una situación de comunicación espontánea, la oral, que utiliza un canal generalmente característico de una comunicación diferente, la escrita.

Y, además, siempre respecto al canal de transmisión, comprobamos, que en una situación de comunicación cercana a lo oral como son los intercambios observados en los foros de debate, la utilización de lo escrito obliga a hacer abstracción de una gran parte del potencial expresivo de lo oral y, más precisamente, de los aspectos prosódicos y de todos los elementos paraverbales4. Naturalmente, los participantes superarán esta deficiencia recurriendo a diversos mecanismos que permiten compensarla como, por ejemplo, usando muy a menudo signos de puntuación o bien, ejemplo típico de intercambios en un foro, inventando nuevas combinaciones gráficas con finalidad expresiva5. Estos procedimientos nunca pueden sustituirla en todos sus efectos.

Si observamos, con detenimiento, los elementos que tienen que ver principalmente con el marco espacio-temporal de la comunicación, vemos que, en un foro de debate, las personas que participan en el intercambio comunicativo no están presentes y que transcurre un tiempo entre el envío del mensaje y la recepción.

Respecto a la dimensión temporal, hablar de comunicación escrita implica que hay que tener en cuenta el hecho de que las intervenciones están reguladas por el ritmo de recepción y de respuesta impuesto arbitrariamente por el medio de comunicación, y no sólo por los locutores; ese tiempo, en el marco que nos interesa, es el que constituye una particularidad, puesto que si puede acercar al tiempo normal de intercambios escritos, puede también, debido a la rapidez de la transmisión de los datos por las nuevas tecnologías, parecerse a una transmisión inmediata como en la comunicación oral. Los locutores que intervienen en este tipo de espacio son conscientes de esta característica y, en consecuencia, adaptarán sus producciones escritas; determinadas huellas lingüísticas atestiguan esta particularidad, sobre todo la presencia de interjecciones o de comentarios.

Respecto a la dimensión más específicamente espacial, por una parte, la rapidez de los intercambios hace, por ejemplo, que al contrario del correo epistolar clásico, la situación creada sea muy parecida a la de un encuentro físico, ya que es posible intervenir en un foro inmediatamente o después de algunos días y la verdadera diferencia se sitúa en el hecho de que está permitido decidir el plazo de respuesta y gestionarlo. Por otra parte, conviene señalar igualmente que, además de lo anteriormente señalado, en un foro de debate nos encontramos en una situación particular de la dimensión del espacio en la comunicación escrita: aunque el espacio sea el de las personas que se comunican entre sí, está constituido también por un espacio “público” en el que todos los mensajes se archivan y se pueden consultar en todo momento, y no solamente por locutores implicados directamente o indirectamente en los intercambios sino, también, por eventuales simples lectores (que pueden también ellos convertirse en participantes). Un participante en un foro de debate es consciente de pertenecer a un espacio de este tipo, y gestiona sus intervenciones tomando en consideración no solamente su relación con el otro sino también su relación con los otros. Podemos observar estos fenómenos a partir de la implicación de todos los interlocutores (principalmente en la utilización de los pronombres y también con la aparición en un discurso subjetivo de un segmento generalmente declarativo que indica un cambio de posición hacia un nivel colectivo).

Podemos concluir que en los intercambios en un foro de debate nos encontramos con un sistema híbrido, debido a la particularidad del medio de comunicación: por una parte, el tiempo y el espacio están cerca del universo oral y, por otra, se utiliza formalmente el escrito. Estos fenómenos ya han sido analizados, tanto en el sentido de la huella de lo oral en lo escrito, como en lo contrario, lo escrito en lo oral (sobre todo en el nivel de la organización del texto).

Todas las características que acabamos de presentar tienen como consecuencia que los enunciados producidos llevarán las marcas de esta situación particular y tendrán una influencia en las técnicas de argumentación, orientación y organización colectiva del discurso construido.




Notas

4 Véase a este respecto Halliday A. K. M. (1985, pp. 61s.)
5 El “smiley” es la manifestación más evidente como lo escribe Dejond (2002, pp. 49 y ss.) “esquematizan las expresiones y las mímicas de la cara” y son “un signo que puede completar, incluso, confirmar un mensaje o resumir en si mismo un pensamiento”.





Estudios de Lingüística del Español (ELiEs), vol. 24 (2006)   
 ISSN: 1139-8736