Estudios de Lingüística del Español (ELiEs)
El entorno multimedia, autoformación y enseñanza de lenguas / Christian Degache


3.2.1 La autoformación complementaria

Con esta autoformación se trata de aumentar el volumen de actividad del estudiante y/o de proponer algunos remedios (gramática, comprensión oral, etc). En una institución dada, se puede hacer patente la necesidad de auténticos complementos de clase utilizables de manera autónoma en el centro de recursos. La característica principal es que, a pesar de que puedan ser obligatorios por decisión del docente porque, por ejemplo, permiten dar una nota de control continuado, siguen siendo opcionales desde el punto de vista didáctico, en la medida en que la progresión de las clases presenciales no depende de ellos directamente. Este es, precisamente, uno de los objetivos del proyecto FLADI7 (Formación en Lenguas Abiertas y a Distancia Interuniversitaria)8, en particular para aquellas lenguas cuyo aprendizaje se ha iniciado en la universidad (árabe, chino, ruso, japonés) y en las que la posibilidad de que el aprendizaje sea más intensivo se considera favorable para las adquisiciones. Se trata, ni más ni menos, de animar el trabajo personal del aprendiente de manera a apuntalar las aportaciones de la clase, de igual modo que el cuaderno de actividades para hacer en casa, e incluso, como ya se experimentó en el pasado, los discos flexibles o las cintas magnéticas. No obstante, los recursos multimedia permiten extender la gama de dispositivos lingüísticos (sonido, imagen, vídeo,...) y facilitar, en principio, su transporte (disquetes, CD-ROM, Internet). Esta situación puede asemejarse al “presencial mejorado” de la categorización Competice, con la excepción de que no se trata, necesariamente, de un complemento anterior o posterior a la clase9 sino, más bien, paralelo, como entrenamiento sistemático de saber hacer y aumento de la exposición a la lengua. Es más, se utiliza sobre todo el Centro de Recursos antes que la comunicación a distancia por Internet.

Permanecemos claramente en el marco del aprendizaje heterodirigido, exceptuando que algunas actividades se realizan en ausencia del docente y que, en función de las herramientas y las consignas, el aprendiente podrá, eventualmente, realizar algunas elecciones: elección de la navegación-itinerario, el ritmo, los ejercicios... Hay que señalar que el grupo de la configuración presencial no experimenta ninguna modificación, de hecho no se mencionan10 las actividades de los aprendientes en el centro de recursos. Sin embargo, el aprendiente, al actuar de ese modo, va a descubrir otro marco pedagógico y a su personal, aunque las actividades que le conducirán a ello no deberían llevarlo a solicitar una evaluación particular, puesto que la autoformación complementaria está concebida como autónoma completa, realizándose el vínculo con la formación a través de una “hoja de ruta” y de un balance cifrado (balance del recorrido, porcentaje de realización, marcadores de éxito...).




Notas


7 N de T: FLODI (Formations en Langues Ouvertes et à Distance Interuniversitaire) en el original.
8 Proyecto interuniversitario grenoblés presentado en la convocatoria “Initiative Campus Actions” de la Región Rhône-Alpes y guiado por la Universidad Stendhal en el marco de su Política Abierta de las Lenguas (N de T: Politique Ouverte des Langues, en el original).
9 El proyecto ALIAS (Autoformación en Lengua Italiana para Aprendientes eSpecializados), calificado específicamente como presencial mejorado (Masperi y Balzarini 2003) correspondería más a este plan.
10 Por lo demás, el docente encargado del grupo puede no poseer un conocimiento preciso de este “recorrido paralelo” que ha sido definido por un responsable pedagógico en función del sílabo de la formación.





Estudios de Lingüística del Español (ELiEs), vol. 24 (2006)   
 ISSN: 1139-8736