ISSN: 1139-8736


6. El principio de neutralización en la antonimia léxica

Mientras que el principio funcional de la neutralización27 muestra especial funcionalidad en las relaciones de hiperonimia-hiponimia o inclusión semántica (cf. M. Casas Gómez 1997a), la aplicación de de dicho principio28 a las relaciones antonímicas, especialmente a algunos de sus tipos, como los tradicionalmente considerados complementarios e inversos29, resulta harto más complicada.

La neutralización en el ámbito de la antonimia se ha vinculado con asiduidad a la antonimia graduable, o aquella que permite la ubicación de las unidades léxicas en escalas en las que están representados distintos valores, sometidos a juicio por los hablantes. Ahora bien, si se admite que en expresiones del tipo “¿Cómo de alto es Juan?”, “El alto de la casa es de tres metros”, “Necesito saber el ancho de la falda”, “¿Qué largo tiene el salón?”, hay neutralización semántica30, hemos de reconocer que el fenómeno no se produce de la misma forma que en la hiperonimia-hiponimia. En los ejemplos citados las unidades alto, ancho y largo no se muestran indiferentes ante la marca que supuestamente poseen bajo, estrecho y largo, sino ante la marcabilidad semántica de cualquier valor de la escala, independientemente de que se halle lexicalizado o no. Por otra parte, es difícil determinar hasta qué punto el fenómeno está condicionado sistemáticamente o más bien depende de las circunstancias discursivas.

Así pues, aunque la neutralización se manifiesta en el discurso, ésta, ateniédonos al principio de neutralizabilidad formulado por E. Coseriu (1981a: 230 y 239), debería estar permitida antes en el sistema, evitándose la confusión con la designación real o denotación. Si nos acercamos a la antonimia graduable, observaremos que desde el punto de vista del sistema no hay ningún indicio de que alto, ancho y largo incluyan semánticamente a bajo, estrecho y corto, sino que más bien se trata de relaciones antonímicas o entre dos partes bien diferenciadas de cada escala que ponen de relieve una polaridad conceptual, pese a la continuidad real. Es más, no siempre que encontramos enunciados del tipo anterior aluden al mismo tipo de valor “neutro”. Si observamos los siguientes textos:

a) “Juan es el más alto de la clase. Creo que sería un gran jugador de baloncesto”.
“No me digas. ¿Cómo de alto es?”
b) “Juan tiene complejo de bajito”.
“No me digas. ¿Cómo de alto es?”
c) “Ana tiene un nuevo novio”.
“No me digas. ¿Cómo de alto es?”

mientras que en a) y b) alto presenta un valor “neutro” restringido a una parte de la escala, en c) alto asume un valor “neutro” más amplio que recoge toda la escala. Se pone de manifiesto en los ejemplos que proponemos la posibilidad de otorgar valores absolutos o relativos a los antónimos, especialmente a aquéllos de carácter espacial y temporal. Ahora bien, la relatividad de las unidades léxicas implicadas en la relación de antonimia y su dependencia de una norma no ha de confundirse con la neutralizabilidad de éstas, pues también bajo podría haberse utilizado, como alto, en el enunciado b) con un valor “neutro” restringido a una parte de la escala (“¿Cómo de bajo es?” “Muy / bastante / demasiado / algo bajo”).

Por nuestra parte, consideramos que en las situaciones anteriores no es nuestra competencia lingüística, sino nuestro sistema de conceptualización el que permite utilizar el término “positivo” como “relativo”. Es la marcabilidad pragmática la que justifica la preferencia por el miembro “positivo” desde el punto de vista de la sustancia en los contextos “no marcados”. Pese a todo, reconocemos la existencia de “valores neutros absolutos” o “relativos” en el uso de determinadas unidades léxicas pertenecientes a escalas de valoración, distintos a los valores generados en la neutralización de la hiperonimia-hiponimia.

La aproximación práctica31 a un número considerable de enunciados de español en que aparecen unidades léxicas con un valor supuestamente neutro nos lleva a sospechar que el grado de aceptación de éstas no depende de factores lingüísticos, sino más bien de condicionamientos externos. En la consolidación de tales expresiones la norma de la comunidad lingüística asume gran responsabilidad.

En los casos más aceptados y usados por los hablantes podemos hablar de un proceso de gramaticalización del “valor neutro absoluto”, si bien aún en marcha y en distinto grado32 de desarrollo en cada una de estas expresiones, teniendo en cuenta que ese valor convive con el “valor neutro relativo” a una parte de la escala. Es decir, las expresiones “¿Cómo de alto / cercano / largo / gordo / grande / rápido /...?” ostentan la posibilidad de aludir a un “valor neutro absoluto”, junto con la “valoración relativa” dentro de una sección de la escala global.

A tenor de nuestras observaciones sobre la supuesta neutralización antonímica, hemos de concluir que este fenómeno se manifiesta de distinta forma en ellos a la neutralización de hiperonimia-hiponimia, al intervenir factores de naturaleza textual y cognitiva. Las respuestas proporcionadas por los hablantes avalan la importancia de un grupo de pares antonímicos, en los que uno de los miembros ostenta, además de un valor neutro relativo que recubre la mitad de la escala, un valor neutro absoluto que incluye la totalidad de ésta, frente a los restantes pares en los que ambos miembros muestran un valor neutro relativo o restringido a una sección de la escala.





Notas

27 Recordemos, además, las diversas interpretaciones de este concepto en el ámbito semántico, que dificultan en gran medida llegar a un consenso general en su caracterización, pues oscilan desde las más amplias, próximas al concepto de designación, hasta las más estrictas, que reducen la influencia del fenómeno a las oposiciones privativas (M. Casas Gómez 1997ª y 1997b).

28 Ya resulta sumamente complicado el manejo de un principio inicialmente utilizado en fonología, en niveles en los que, si bien también se opera con oposiciones obtenidas por conmutación, las unidades presentan doble cara, significante y significado, lo que lleva aparejada una doble interpretación (cf. B. Rodríguez Díez 1997: 125).

29 No encontramos ejemplos de neutralización de ninguno de esos tipos de antónimos.

30 Podría pensarse que en tales expresiones en realidad se actualizan unidades léxicas distintas con un contenido semántico equivalente al de los sustantivos altura, anchura y largura. De hecho, en esos contextos los adjetivos asumen la categoría gramatical sustantivo.

31 Nos apoyamos en una serie de encuestas para comprobar la extensión y forma de manifestación de la neutralización en la antonimia escalar, dirigida a un grupo homogéneo compuesto por cincuenta individuos a los que se interrogó sobre su uso, como hablantes, y su aceptación, como oyentes, de distintas expresiones en que aparecen esas unidades con valor “neutro”.

32 No podemos equiparar tampoco el grado de acomodación de expresiones del tipo How old / tall / far / long /...? en la lengua inglesa con el caso de las expresiones del español que nos ocupan, aún en proceso de generalización en el uso.





Volumen 23 (2006)
ISSN: 1139-8736