Actas del II Congreso de la Región Noroeste de Europa de la Asociación de Lingüística y Filología de América Latina (ALFAL)


11.2 Aspectos típicos del género español

El nombre de persona tía tiene género femenino y el nombre de persona tío tiene género masculino. El género del nombre, masculino o femenino en español se manifiesta por efectos de concordancia, efectos visibles en la forma del adjetivo que acompaña al nombre y no es una propiedad visible en el nombre mismo. Así, por ejemplo, combinaciones como querida tía y querido tío son aceptables. Esto se debe a que hay concordancia de la forma masculina del adjetivo, querido, con el nombre masculino tío y de la forma femenina del adjetivo, querida, con el nombre femenino tía. No son aceptables: *querido tía y *querida tío, por falta de concordancia.

Lo que llama la atención es que los nombres de persona tía y tío se parecen a las formas adjetivales querida y querido en que se pueden analizar como las formas femenina y masculina del mismo lexema: la forma femenina tía refiere a una persona de sexo femenino y la forma masculina tío refiere a una persona de sexo masculino. Es como si el valor morfológico "femenino" o "masculino" de los sufijos -a y -o se interpretase como refiriendo al sexo del referente de persona.

Hay más: otro fenómeno del español es que los lexemas de nacionalidad se usan casi todos como adjetivos y como sustantivos. Por ejemplo italiana/italiano es adjetivo en combinaciones como lengua italiana e idioma italiano y es sustantivo en secuencias como la italiana honesta/el italiano honesto (véase Bosque (1989: 109, d) Rasgos sociales).

En el modelo "minimalista" de la gramática generativa (véase Chomsky (l995)), la concordancia se considera como un fenómeno formal, uno de los métodos de que disponen las lenguas para expresar relaciones de dependencia o compañía. Hay muchas lenguas sin concordancia, en que los nombres y los adjetivos tienen una sola forma y son incapaces de expresar relaciones de concordancia. En estas lenguas, se supone que las relaciones de dependencia o compañía se expresan de otra manera, por ejemplo por un orden estricto de palabras. La concordancia es un fenómeno de muchas lenguas naturales, pero no de todas.

Una hipótesis fundamental del modelo "minimalista" es que los valores morfológicos de género (masculino = [masc] o femenino = [fem] en español) y número (singular = [sg] o plural = [pl] en español) tienen interpretación semántica en el nombre, y que no tienen interpretación en el adjetivo Por ejemplo, al interpretar querida tía, los rasgos de número (con valor [sg]) y género (con valor [fem]), que se dan tanto en el adjetivo querida como en el sustantivo tía, tienen interpretación en el nombre tía: [sg] tiene interpretación referencial, que es que el referente es una sola entidad; [fem] tiene interpretación semántica consistente en que el referente de persona es "del sexo femenino". Estos mismos rasgos no tienen interpretación en el adjetivo y se eliminan en él como efecto de la concordancia con el nombre. En combinaciones con "errores de concordancia", o sea valores desiguales de género como *querida[fem] tío[masc]/*querido[masc] tía[fem], el rasgo de género del adjetivo no se puede eliminar, y como sigue siendo ininterpretable, produce un "fracaso" (crash en inglés) en la derivación.

Nótese que el adjetivo querida/querido se puede usar como sustantivo, como en los vocativos mi querida/mi querido, en cuyo caso el rasgo de género tiene interpretación "sexual".

La hipótesis "minimalista" se resume en (1):

(1) Hipótesis relativa a la concordancia entre el sustantivo y el adjetivo
i) Los rasgos de número y género del sustantivo tienen interpretación
ii) Los rasgos de número y género del adjetivo no tienen interpretación
iii) La concordancia de número y género, o sea la no desigualdad de estos rasgos morfológicos en el sustantivo y el adjetivo que lo acompaña, elimina los rasgos de número y género del adjetivo antes de que se apliquen las reglas de interpretación semántica
iv) La estructura con rasgos de número y género no interpretados ni interpretables "fracasa" semánticamente, o sea, es una secuencia ilegítima, inaceptable

Consideremos primero el rasgo de número del nombre y algunos aspectos de su interpretación.

El nombre contable Nc(x) singular tiene un referente R(x), que es una sola "cosa" o "entidad" y el nombre contable plural refiere a más de una sola "cosa" o "entidad".

En el adjetivo, el rasgo de número no tiene interpretación y debe ser eliminado.

La interpretación numérica del nombre contable se representa en (2):

(2) Interpretación de número del nombre contable
i) Nc(x)[sg] se interpreta como E(1.x){R(x)}
ii) Nc(x)[pl] se interpreta como E(>1.x){R(x)}

Con un nombre de masa o no contable Nm, el único rasgo morfológico de número usado y, por tanto, interpretado es [sg]; el número plural [pl] no tiene interpretación e implica un "fracaso" por ser ininterpretable. El número singular [sg] de un nombre de masa Nm, pues, tiene interpretación, pero no tiene interpretación de numeral, sino de "cantidad" o "masa", valor que representaremos como "c", de la manera que se muestra en (3):

(3) Interpretación del número singular del nombre de masa
i) Nm(x)[sg] se interpreta como E (c.x) {R(x)}

El rasgo de género de los nombres de masa no tiene valor semántico alguno, de modo que añadimos la regla siguiente de interpretación del género morfológico de los nombres de masa como valor "nulo":

(4) Interpretación del género de un nombre de masa o no contable Nm
i) [fem/masc] = Nm__

Los nombres contables de cosa tampoco tienen rasgo de género interpretable, de modo que de nuevo tenemos que contentarnos con una intepretación semántica y referencial "cero":

(5) Interpretación de género del nombre contable de cosa Nc
i) [fem/masc] = Nc__

Estas reglas de interpretación "nula" son necesarias para explicar cómo se pueden describir fenómenos de la interpretación discursiva, en que la anáfora requiere información de género del antecedente, aunque el género no tiene interpretación semántica (véase Schroten (2001a) para un análisis detallado).

Con estas fórmulas, que no trateremos más, hemos desbrozado el camino para enfocar los casos que nos interesan, que son los rasgos de género interpretables. Estos se hallan en los nombres contables de persona y en los adjetivos que no determinan o modifican a ningún nombre.


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Volumen 22 (2005)
ISSN: 1139-8736