ISSN: 1139-8736
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5.3.1. Características generales de la obra

El objetivo de la obra de Jiménez de Alcalá es primordialmente pedagógico, su gramática está concebida como libro de referencia y consulta para la clase, para asistir tanto al alumno como al profesor, tal y como él mismo pone de manifiesto:

The expediency of an identical grammar for an academical class must be felt, not only by the Professor, but by the Students, it being necessary every moment, during the class, to refer to some rule or other, in order to show the reason why a certain construction ought to be used; and this cannot be done with effect unless the Professor is enabled to quote immediately the page and the Student to look at the rule therein contained (Jiménez de Alcalá, 1840: preface) 165.

Como eje de este planteamiento metodológico, el autor parte de la utilización del principio de la Analogía como base para el aprendizaje de la lengua. Y así, ya en el esquema de la gramática, empleando un planteamiento diacrónico, desde el punto de vista del desarrollo histórico de las palabras, establece, en primer lugar, similitudes entre las lenguas inglesa y española y, posteriormente, aplica un sistema de reglas de derivación. Para la aplicación de este método era esencial que el alumno conociera las lenguas clásicas, latín y griego, porque a ellas debía remitirse para aprender el significado y la evolución de gran parte del léxico:

The greatest number of which, being derived from the Greek and Latin, may be easily formed from Spanish into English, and vice versa, by a few and most simple rules. The substantives are rendered into adjectives and these are formed into adverbs by a regular change in their terminations according to the desinent system of both languages (J. de Alcalá 1827: 1). 166

Como señalara Holger Pedersen (1931: 298), la evidencia del parentesco entre las diversas lenguas, demostrada en la primera década del siglo XIX con los trabajos de los comparatistas, había puesto de manifiesto la importancia de la Analogía como fuerza motriz en la creación y desarrollo de las palabras). Esta influencia analógica, como afirmaba Hernán Urrutia (1983:11), consistente en la tendencia a la uniformidad de las palabras según la afinidad paradigmática tiene su principal incidencia en la morfosintaxis. Este es precisamente el principio que Jiménez de Alcalá desarrolla a lo largo de su gramática, como él mismo explica:

SECTION V
Analogy of words

After the analysis and syntax of the noun, I think it would be useful to give the student here some rules of analogy, to enable him to find a great number of substantives and adjectives by a slight alteration in the termination of the corresponding English words.
There are sine substantives and adjectives, the terminations of which are common to both languages.
1. Adjectives ending in able, ible, oble, and uble, are the same in both languages. Ex. -laudable, sensible, noble, soluble, &c.
[…] There are others which require some slight change in their terminations, which are easily learned by practice. The difference will appear at one view in the following table […].
When these and similar words are rendered into Spanish, the gender, and some slight alteration in the orthography, must be attended to.
There are many other adjectives, which being of a different etymology, have no resemblance whatever, and must be learned by the student. A table of them will be found in the Appendix (J. de Alcalá, 1840: 43) 167.

Por lo tanto, la familiarización del alumno con las analogías y reglas de derivación constituía, a juicio de este autor, el sistema más eficaz para el conocimiento de una lengua extranjera y conllevaba, al mismo tiempo, el principio de la acumulación léxica, mediante la memorización del vocabulario de la lengua, tan popular en autores posteriores como Monteith, Ollendorff, Prendergast y Arteaga. Sin embargo, separándose de la tendencia general que se observa en obras gramaticales coetáneas 168, el autor rechaza incluir ejemplos de textos literarios para el ejercicio de traducción, así como diálogos conversacionales que habían caracterizado gramáticas precedentes tan prestigiosas como las de Sobrino y Moratori (Sánchez Pérez 1992: 155-162). La gramática de Jiménez de Alcalá no incluye vocabularios temáticos ni diálogos conversacionales y su ausencia aparece justificada por el autor:

No vocabulary; -because the substantives in a language are exceedingly numerous, and there is no more necessity to know the days of the week, the names of animals, the pieces of furniture or the utensils of a kitchen, than the name of everything created for or manufactured by man. A concise vocabulary, therefore, would be very imperfect in itself, insufficient for an illiterate person, and of little use to those who are versed in other languages. At all events, learners will be better judges of what they want to know; and by consulting the dictionary, they may easily compile, in a few hours, precise lists of those words which they most need to learn, according to their situation in life or their favourite study (Jiménez de Alcalá , 1840: vi) 169

D. Hook en su edición crítica de esta obra (cf. 1998: xix) afirma que esta ausencia es consistente con el propósito del autor de proporcionar un “libro de texto básico y elemental para estudiantes de español, no un manual completo de gramática española” (trad. nuestra). Sin embargo, el gramático sevillano ofrece una justificación más tajante y rotunda en el capítulo trece:

It is a general idea that the dialogues usually annexed to grammars enable learners to speak the language they wish to acquire; but whoever will examine this supposition will find that it is not correct. There is not an expression in any dialogue (except a few idioms) that is not construed in various modes, and with different words by different speakers […]. Committing a dialogue to memory is therefore objectionable; and the surest method for a learner to enable himself to converse in a foreign language is to form and produce the sentences as he conceives them in his mind (J. de Alcalá, 1840: 240) 170

La obra está dividida en dos partes: la primera comprende capítulos sobre el alfabeto y la pronunciación, así como sobre la ortografía. La descripción clara y detallada de los sonidos y la pronunciación se hace siempre desde la perspectiva del alumno inglés, poniendo de manifiesto las características comunes y diferenciadoras entre las dos lenguas, la inglesa y la española. Este rasgo comparativo se pone aun más de manifiesto, cuando se trata de las peculiaridades ortográficas de la lengua:

The most natural definition of Orthography seems to be “The art of representing, by means of letters, the words uttered by man to convey his thoughts to another individual”. The Spanish language, according to this rational principle, has rendered the characters subservient to the sounds they represent; while other highly polished languages of Europe have almost entirely separated their orthography form their pronunciation. In French, one language is written and another pronounced; the sounds however are constant, and reduced to rules. The words in English are not only written differently from their sounds, but in many instances they are of an uncertain pronunciation, and the best lexicographers do not agree in the spelling, in the accent, nor in the sound of many letters […] (Jiménez de Alcalá, 1840: 6) 171

La segunda parte, sin duda el verdadero cuerpo del libro, consta de trece capítulos que tratan de las partes del discurso. La organización de los contenidos es similar en cada capítulo, es decir, se hace un análisis morfosintáctico de cada elemento gramatical: al comienzo figura la morfología, se sigue con la sintaxis y se finaliza el capítulo con una sección de observaciones. Llama la atención el hecho de que, aunque el autor afirma seguir la clasificación de nueve partes de la oración, según el modelo de la RAE, en el índice de la edición de 1840 figuran diez partes, estableciéndose una separación entre el sustantivo y el adjetivo. Esta clasificación se contrapone, asimismo, con la esbozada en el Esquema de 1827, previo a la gramática, en la que establece una clasificación de ocho clases de palabras: artículo, sustantivo, adjetivo, pronombre, verbo, participio, adverbio y preposiciones, añadiendo en esta última categoría "otras partículas" (other particles) como la interjección y la conjunción, sin conferirles verdadero carácter de clases de palabras. Estas variantes clasificatorias se hacen eco de la diversidad de criterios existentes en la época, como explica el propio autor:

[...] Some grammarians have divided them into three classes, -the Noun, the Verb and the Particle; others have admitted five, adding the Article and Participle: others reckon six, classing together the Adverb, Preposition, Conjunction, Interjection and Participle; while others reckon ten, separating the Substantive from the Adjective. The Spanish Royal Academy has admitted only nine parts, which I shall here follow, being generally received as the standard of the Castilian language: -ARTICLE, NOUN, PRONOUN, VERB, PARTICIPLE, ADVERB, PREPOSITION, CONJUNCTION, INTERJECTION (J. de Alcalá, 1840: 12) 172

En cuanto al criterio utilizado en la definición de las clases de palabra, se aplica fundamentalmente un criterio funcional y descriptivo que deja patente la falta de interés del autor en proporcionar definiciones, a favor de una descripción de las particularidades de cada categoría gramatical, como se puede apreciar en este comentario:

CHAPTER V
OF THE VERB IN GENERAL

Verbs undoubtedly form the most important part of the discourse: no action can be expressed without a verb, the state of an object cannot be known without a verb, and without a verb no person or thing can be defined.
Verbs are commonly divided into five different classes […](J. de Alcalá, 1840: 72) 173

Al igual que sucede en otros estudios gramaticales analizados, el apartado relativo al verbo en español recibe especial atención en este trabajo, sin duda por tratarse de uno de los elementos más dificultosos para el estudiante extranjero. Se dedican secciones a las diferencias y usos de Ser y Estar, a las conjugaciones, verbos irregulares, impersonales e incluso se dedica todo un capítulo, el sexto, a la sintaxis del verbo con explicaciones sobre el uso correcto de los tiempos. Cada peculiaridad aparece ilustrada mediante frases o textos cortos en las dos lenguas que sirven de base para posteriores explicaciones aclaratorias, siempre desde la perspectiva del alumno inglés:

None of the preterites in this sentence can be rendered by the Spanish imperfect, because those English verbs cannot be altered to mean a usual or repeated action; and therefore they require to be placed in the perfect, which expresses an action past and completed (J. de Alcalá, 1840: 148) 174.

El capítulo doce trata sobre la sintaxis e incluye secciones sobre concordancia, régimen, así como sobre la construcción de las frases en español. En todas estas secciones, el autor proporciona abundantes explicaciones partiendo siempre de la comparación con otras lenguas:

SPANISH CONSTRUCTION

It is the peculiar character of the Spanish language to be equally adapted to any construction, and of an easy transmission into other forms of speech. The Italian, among the modern tongues, is the most liberal in the inversion of the natural order prescribed by grammar […] while the French and the English observe scrupulously the simple grammatical order, without ever postponing the nominative or omitting the pronouns […] (J. de Alcalá, 1840: 229). 175

El capítulo trece contiene, explicaciones sobre el uso de expresiones idiomáticas, útiles en la conversación y en la lengua escrita, la alternativa de este autor a los diálogos conversacionales y vocabularios temáticos, ya que como él mismo argumenta, la memorización y repetición mecánica de frases y palabras dista mucho de parecerse a la verdadera comunicación. 176

La obra finaliza con una tercera parte o apéndice que incluye tablas o listas de adjetivos, sustantivos y adverbios con diferente etimología en inglés, a modo de diccionario.

En realidad, A Grammar of the Spanish Language sigue la gramática de tradición latina, aunque con claras influencias de la gramática de la RAE así como de su diccionario 177. La influencia de la tradición latina, en la cual se inspiraron muchos gramáticos dieciochescos, queda corroborada por las continuas referencias a las lenguas clásicas y al papel esencial que éstas desempeñan en el estudio de idiomas modernos. Sin embargo, Jiménez de Alcalá también se hace eco de tendencias innovadoras en su época y las incorpora a su gramática, por lo cual se le podría situar en una línea de eclecticismo similar a la mayoría de los autores de gramáticas de español como lengua extranjera correspondientes a este período. Sin embargo, hay un rasgo que destaca en este autor de un modo mucho más evidente y es sus amplios conocimientos filológicos plasmados en las extensas explicaciones que encontramos en cada capítulo y que no se ciernen exclusivamente a la descripción de la lengua, sino a explicar sus pormenores y particularidades desde una perspectiva filológica o teórica, así como de uso o práctica. Al mismo tiempo, su gramática está estructurada de un modo totalmente pedagógico, teniendo en cuenta la perspectiva del alumno anglosajón y facilitando el entendimiento por parte del alumno del proceso de aprendizaje de la lengua extranjera.


Notas

165 No solo el profesor sino también los estudiantes han de percibir la conveniencia de una gramática similar en una clase académica, siendo necesario en todo momento, durante la clase, referirse a una regla u otra, con el fin de mostrar la razón por la cual se debe utilizar una cierta construcción; y esto no puede hacerse con efectividad a menos que el profesor pueda citar inmediatamente la página y el estudiante pueda mirar la regla que contiene (trad. nuestra).

166 Puesto que la mayoría de las cuales (las palabras), se derivan del griego y del latín, se pueden formar fácilmente del español al inglés, y viceversa, por medio de unas pocas y simples reglas. Los sustantivos se convierten en adjetivos y éstos se transforman en adverbios por un cambio regular en sus terminaciones según el sistema de desinencias de ambas lenguas (trad. nuestra).

167 SECCIÓN V. Analogía de las palabras.
Después del análisis y la sintaxis del nombre, creo que será útil dar al estudiante aquí algunas reglas de analogía, para que pueda encontrar un gran número de sustantivos y adjetivos con una ligera alteración en la terminación de las correspondientes palabras inglesas.
Hay algunos sustantivos y adjetivos, cuyas terminaciones son común a ambas lenguas.
1. Adjetivos terminados en able, ible, oble y uble, son los mismos en ambas lenguas. Ej.-laudable, sensible, noble soluble, etc. […].
Hay otros que requieren un pequeño cambio en sus terminaciones, que se aprenden fácilmente con la práctica. La diferencia aparecerá con una ojeada a la siguiente página. [...].
Cuando estas y otras similares palabras se transforman en español, se deberá atender al género, y a algunas ligeras alteraciones en la ortografía.
Hay muchos otros adjetivos, que siendo de etimología diferente, no tienen ninguna semejanza y deben ser aprendidos por el estudiante. Una tabla de éstos puede encontrarse en el Apéndice (trad. nuestra).

168 Véase Robins 1974: 166, sobre este particular. Recordemos, asimismo, la gramática de McHenry que sí incluía estos vocabularios.

169 Ningún vocabulario; - porque los sustantivos de una lengua son muy numerosos y no hay más necesidad de saber los días de la semana , los nombres de los animales, los muebles o los utensilios de cocina, que el nombre de todo lo creado para o fabricado por el hombre. Un vocabulario conciso, por lo tanto, sería muy imperfecto en sí mismo, insuficiente para una persona no letrada, y de poca utilidad para quienes están versados en otras lenguas. En cualquier caso, los estudiantes juzgarán mejor lo que quieren saber; y consultando el diccionario, pueden fácilmente recopilar en pocas horas, listas precisas de las palabras que más necesiten aprender, según su situación en la vida o sus estudios favoritos (trad. nuestra).

170 Existe la idea general de que los diálogos normalmente adjuntos a una gramática, permiten a los alumnos hablar la lengua que desean aprender; pero quienquiera que examine esta suposición se dará cuenta de que no es correcta. No hay una expresión en ningún diálogo (excepto unas pocas expresiones idiomáticas) que no se construya de varios modos, y con diferentes palabras por diferentes hablantes [...]. Por lo tanto es objetable memorizar un diálogo, y el método más seguro para que un estudiante pueda conversar en la lengua extranjera es formar y producir las frases tal y como las concibe en su mente (trad. nuestra).

171 La definición más natural de Ortografía parece ser “el arte de representar, por medio de letras, las palabras articuladas por el hombre para comunicar sus pensamientos a otro individuo”. La lengua española, según este principio racional, ha provisto los caracteres adecuados a los sonidos que ellos representan; mientras que otras lenguas de Europa más elegantes han separado casi por completo su ortografía de la pronunciación. In francés, se escribe una lengua y se pronuncia otra; los sonidos, sin embargo, son constantes y reducidos a reglas. Las palabras en inglés no están escritas solo diferentemente de sus sonidos, pero en muchos casos, son de pronunciación incierta y los mejores lexicógrafos no se ponen de acuerdo en la ortografía, en el acento, ni en el sonido de muchas letras (trad. nuestra).

172 [...] Algunos gramáticos las han dividido en tres clases, el Nombre, el Verbo y la Partícula; otros piensan que son seis, clasificando juntos el Adverbio, la Preposición, la Conjunción la Interjección y el Participio; mientras que otros creen que son diez, separando el Sustantivo del Adjetivo. La Real Academia Española solo ha admitido nueve partes, que serán las que yo siga aquí, por ser las que se recogen normalmente en la lengua castellana: - ARTÍCULO, NOMBRE, PRONOMBRE, VERBO, PARTICIPIO, ADVERBIO, PREPOSICIÓN, CONJUNCIÓN, INTERJECCIÓN (trad. nuestra).

173 CAPÍTULO V. DEL VERBO EN GENERAL.
Los verbos forman, indiscutiblemente la parte más importante del discurso: no se puede expresar ninguna acción sin un verbo, no podemos saber el estado de un objeto sin un verbo, y tampoco podemos definir una persona o una cosa sin un verbo (trad. nuestra)

174 Ninguno de los pretéritos en esta frase puede ser traducido por el imperfecto español, porque esos verbos ingleses no pueden alterarse para significar una acción corriente o repetida; y por lo tanto, requieren ser colocados en el perfecto, que expresa una acción pasada y completada (trad. nuestra).

175 LA CONSTRUCCIÓN EN ESPAÑOL. El carácter peculiar de la lengua española es que puede adaptarse por igual a cualquier construcción y que puede traspasarse fácilmente a otras formas de discurso. El italiano, entre las lenguas modernas, es la más liberal en la inversión del orden natural prescrito por la gramática, [...] mientras que el francés y el inglés observan escrupulosamente el orden simple gramatical, sin posponer nunca el nominativo u omitir los pronombres (trad.nuestra)

176 Véase la cita traducida en la nota 170.

177 Así, en el Esquema de 1827, en las explicaciones relativas a las reglas gramaticales, el autor confiesa su deuda con la tradición gramatical:
With respect to arrangement I preserve the classical and long established nomenclature and order, which in the whole, is the clearest, simplest and most proper method of designating the constituents parts of speech (J.de Alcalá 1827: 1) .
En lo que se refiere a la organización, mantengo la nomenclatura y el orden clásicos, establecidos desde hace largo tiempo, que en su conjunto, es el método más claro, más sencillo y apropiado para designar las partes constituyentes del discurso (tad. nuestra).



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