ISSN: 1139-8736 Depósito Legal: B-25223-99 |
En cualquier investigación en la que se trabaja con el significado léxico, la definición de éste suele ser el primer obstáculo difícil de superar. Para evitar, en muchos casos, largas disquisiciones que impidan seguir adelante en la investigación, se suele pensar que el significado es un concepto pre-teórico e intuitivo (Lyons, 1977).
Por otro lado, una de las distinciones metodológicas en las que se ha basado la semántica, en muchas de sus teorías, ha sido la que estableció Saussure entre relaciones sintagmáticas y relaciones paradigmáticas. Esta división, al igual que otras, como la que Chomsky estableció entre el caso y los papeles temáticos, permite abordar el intrincado entramado que constituye la significación desde distintas perspectivas. El término significado, tan accesible e inaprehensible como el de palabra, se nos presenta de esta manera como una intersección de al menos dos planos: el que forman las palabras dentro del léxico y el que forman las palabras dentro de una oración, de un enunciado y, en última instancia, dentro de un texto.
El hecho de que el lenguaje discurra en un proceso temporal de codificación y descodificación, o espacio-temporal en el caso de la lengua escrita, así como la constatación de que dos hablantes de una misma lengua comparten una parte del conocimiento que tienen sobre la misma para lograr con éxito la comunicación, nos permiten identificar dos nuevos planos o procesos cognitivos diferentes y complementarios: 1) el almacenamiento de los elementos y 2) el uso de esos elementos en enunciaciones concretas o, en palabras de Noan Chomsky, la competencia y la actuación.
Desde el punto de vista cognitivo, la complejidad del sistema lingüístico viene dada, entre otras cosas, porque 1) los elementos lingüísticos que almacenamos son de naturaleza muy distinta y están estrechamente ligados al pensamiento y porque 2) su producción puede decirse que es infinita.
Ambos binomios teóricos de la Lingüística moderna han sido utilizados metodológicamente tanto por las teorías formales o matemáticas sobre el lenguaje natural, como por otras disciplinas aplicadas, como la Lingüística Computacional. Cada uno de estos binomios ha sido traducido en exigencias formales de los modelos que se han acometido. En la Semántica Formal, por ejemplo, la dualidad entre las relaciones sintagmáticas y las relaciones paradigmáticas se ha cristalizado en los axiomas de función y entidad (o conjunto de entidades). En la Lingüística Computacional, las relaciones paradigmáticas plantean más problemas de almacenamiento, organización y propiedades lógico-matemáticas, mientras que las sintagmáticas plantean más problemas de procesamiento e interpretación de sus restricciones, tanto en análisis como en generación.
Dentro de la Semántica Computacional, cuando uno se plantea la representación del significado léxico, la noción de éste ha de ser más concreta, ya que habitualmente el significado constituye una unidad de información dentro de un sistema de representaciones que conforma el léxico de una lengua. Los binomios paradigma-sintagma y competencia-actuación trazan una línea metodológica más o menos clara en la manera de abordar los problemas de representación. Mientras que el paradigma/competencia, tanto en el léxico como en la gramática, se aborda mediante estructuras de datos estáticos (relaciones, rasgos, propiedades, etc.) y reglas, el sintagma/actuación se aborda mediante algoritmos que utilizan estas estructuras y reglas, sobre los que a su vez imponen restricciones.
Desde la primera perspectiva, el significado léxico se convierte en un registro dentro de una base de datos o en una serie de reglas dentro de un sistema de reglas semánticas sobre el léxico. Así pues, si pensamos en la representación del significado léxico en términos de estructuras de datos relacionadas entre sí, que constituyen una compleja red, el significado pasa a considerarse como uno o más tipos de registros o nodos de una malla de relaciones, que se definen y distinguen entre sí por medio de esas mismas relaciones, amén de otras propiedades, rasgos y elementos que completan la información de dichos registros 1.
Esta hipótesis nos hace suponer que el léxico de las lenguas naturales son sistemas complejos de relaciones, pero no nos permite suponer que solamente intervengan dos planos de relaciones, ni nos especifica qué tipo de relaciones existen en cada uno de los planos, ni nos explica cómo se relacionan aquellos planos entre sí.
Iris, Litowitz & Evens (1988) examinan los modelos de conocimiento semántico-léxico, dentro del contexto teórico de modelos de memoria semántica. Según estas autoras, existen los siguientes modelos de organización semántica:
1) Modelos de campos.
2) Modelos componenciales o de rasgos.
3) Modelos relacionales.
Éstos últimos se componen de dominios semánticos diferenciados por sus propiedades. Producen una representación en forma de red, en la que cada nodo sería un concepto y los conceptos estarían conectados mediante varias relaciones semánticas léxicas2. Los elementos comunes de los modelos relacionales son: taxonomía, modificación, sinonimia y graduación (grading). En cambio, la relación parte-todo es a veces considerada fundamental, otras derivada y otras ignorada.
En este mismo trabajo, dan un repaso a la historia del estudio de la relación parte-todo desde la Lingüística, que pasamos a exponer a continuación.
La relación parte-todo no fue detectada al principio en el estudio de Casagrande & Hale (1967), quienes clasifican las relaciones en 800 definiciones populares. Algunas son: la relación espacial (tongue/mouth) y la ejemplificación relacional (wing/bird). En cambio, como hablantes de inglés, añaden las relaciones de constitución (cheek/face).
Werner et al. (1969/1981), en el Anatomical Atlas of the Navajo, tratan la relación parte-todo como una primitiva lógica. Después concluirán que es una relación «compleja» y no «atómica». Werner & Topper (1976) analizan A thumb is part of the hand como A thumb is a kind of hand-part y así derivan la relación parte-todo de la taxonomía.
En psicolingüística, Collins y Quillian (1972) distinguen la relación de parte (como en nose/face) de la que llaman localización.
Riegel (1970) separa parte y todo en dos relaciones, etiquetándolas como relaciones infra-lógicas, esto es, basadas en las cualidades, eventos, objetos... denotados. Un producto de abstracción de rasgos físicos a partir de unidades como en zebra-stripes o table-leg.
Chaffin, Hermann y Winston (1986) hacen una clasificación de tipos de relaciones parte-todo3.
Apresyan, Mel'_uk y _olkovsky (1970) no mencionan la relación parte-todo, sin embargo postulan otras relaciones más específicas que se suelen considerar como meronimias, como la relación CAP(tribu)=jefe; o Centr, que expresa la relación entre un concepto y su punto central, como en Centr(life)=prime; Sign representa la relación entre un nombre contable y su correspondiente nombre de masa, como Sign(noticias)= artículo.
Wierzbicka (1980) menciona trece primitivos semánticos, entre los que se encuentra una relación parte-todo, concretamente la relación más extendida: componente-objeto integral.
Cruse (1979) hace un análisis contextual de la relación parte-todo4.
Además, Iris, Litowitz & Evens (1988) también revisan el estudio de la relación parte-todo en la Filosofía.
Rescher (1975) cita a Lesnie'wski, que en su cálculo de individuos incluye Merology como un primitivo.
J.H. Woodger (1937), filósofo y biólogo, desarrolla un sistema axiomático para expresar conceptos fundamentales de la biología: son diez términos entre los que se encuentra la relación de ser parte. Es un uso genérico que incluye las partes espaciales y temporales. Junto a él Tarski desarrolla una teoría de Parte y Tiempo. Ambos consideran esta relación transitiva.
Richard Martin (1971) ha reformulado la relación parte-todo dentro su cálculo de eventos. Para él la transitividad es una axioma de la relación.
Por otro lado, se ha denominado también relación parte-todo, en los estudios sobre campos semánticos, a la relación que existe entre los lexemas y los campos léxicos y a la que hay entre éstos y el vocabulario. Esta relación parte-todo no es la relación de meronimia, ya que supone una simple partición, en el sentido que hallamos en la teoría de conjuntos, del conjunto que forma el vocabulario5:
Figura 1
No obstante, si consideramos la posibilidad de que haya lexemas que pertenezcan a más de un campo semántico, nos encontraríamos ante modelos mucho más complejos.
Sobre la relación léxica parte-todo, Chaffin, Herrmann y Winston (1987:417-444) se han planteado tres interrogantes:
1) ¿Existen varias familias distintas de relaciones meronímicas o existe un solo tipo general?
2) ¿Cómo se distinguen las relaciones meronímicas de otras relaciones semánticas?
3) ¿Son las relaciones meronímicas siempre transitivas?
Para dar cuenta de estas interrogantes establecen dos objetivos:
1) Elaborar una taxonomía de los tipos de relaciones semánticas de este tipo.
2) Entender las implicaciones de las relaciones meronímicas mediante las teorías actuales sobre la memoria semántica.
En este sentido, adoptan los principios de las teorías sobre la memoria semántica que asumen que el conocimiento de relaciones semánticas se almacena en la memoria semántica de una manera estructurada e interrelacionada. Citan varios prototipos, redes o marcos: Anderson (1976), Norman y el LNR Research Group (1975), Rosh & Mervis (1976) y Shank & Abelson (1977). En estos trabajos se asume que las relaciones entre conceptos en la memoria son centrales a la manera en que se representa el conocimiento semántico. Pero se ha prestado poca atención a qué relaciones semánticas se han de representar y cómo han de ser distinguidas de otras6. Vamos a ver algunas de las respuestas que se han dado a estas interrogantes. Comenzaremos con algunas definiciones de meronimia.
NOTAS
1 Hemos de mencionar las restricciones pragmáticas que deberían existir en cualquier sistema de representación y procesamiento de la Semántica Léxica.
2 Ver Evens et al. (1980), Chaffin & Hermann (1986).
3 Hay una detallada descripción de sus propuestas en las próximas secciones.
4 Ver más abajo.
5 Lyons (1977:238).
6 Chaffin & Herrmann (1984).
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