ISSN: 1139-8736
Depósito Legal: B-37271-2002
Copyright: © Silvia Montero Martínez

1.2. La variación discursiva: El discurso general y el discurso especializado

A pesar de la naturaleza polémica que impide trazar una clara línea divisoria entre lenguajes de especialidad y lengua general, podemos afirmar que la lengua está constituida por un conjunto diverso de subcódigos que los hablantes usan, seleccionándolos a tenor de las necesidades expresivas y de las caraterísticas particulares del contexto comunicativo en que se encuentran. Tanto en el marco de una conversación cotidiana como en el de una sesión clínica, por citar dos ejemplos prototípicos de un discurso general y otro especializado, se seleccionan todos y cada uno de los elementos que integran el proceso de comunicación: desde la terminología y el registro hasta la entonación o forma de gesticular. Aunque es difícil establecer una tipificación de las características de uno y otro tipo de lenguaje, lo cierto es que los participantes saben de qué elementos hacer uso para comunicarse con éxito.

Las diferencias entre los diversos lenguajes es algo más complejo que la mera dicotomía término-palabra. Alcaraz Varó (2000) y Pérez Hernández (2000: 126), por ejemplo, afirman que no es posible definir los lenguajes de especialidad en términos estrictamente lingüísticos, ya que lo que los diferencia de la lengua general son características pragmáticas o extra-lingüísticas. A la hora de justificar la existencia de diferentes tipos de lenguajes tendremos que considerar la función, o uso, del mismo que se focalice en cada momento (Sager 1993: 22). Relacionado con este factor se encuentra la intención, "a deliberate exploitation of the possibilities offered by language for achieving communicative goals" (Sager 1993: 24); por ejemplo, observamos que la lengua de la ciencia, cuya función es transmitir el conocimiento, tiene una intención "informativa" y "evaluativa"; el mundo de la enseñanza de esa ciencia incluye la intención "directiva"; la "discursiva" se da tanto en la especulación filosófica como en las discusiones domésticas y la "interrogativa" aparecería ante cualquier necesidad de ser informados. Esta intención vendrá a determinar el registro, que nos permite identificar la situación pragmática en la que va a desarrollarse un acto de habla. En este sentido, para que la lengua pueda mantener su apertura como herramienta general de comunicación para un gran número de personas (Sager 1993: 25) debe estar regulada y controlada no sólo por reglas lingüísticas, sino también por convenciones sociales que dictarán unas pautas de comportamiento para cada tipo de situación.


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