ISSN: 1139-8736
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3.2.6. La presentación de la información

Para establecer las relaciones entre las partes de un texto, las lenguas ofrecen varios recursos puesto que han sido moldeadas para satisfacer la necesidad humana de comunicación. Una noción importante al respecto es la de la "coherencia informativa" (Givón 1984 : 240). El tema o el asunto del discurso no debe ser conocido totalmente por el interlocutor porque si fuese así, el discurso resultaría redundante. Sin embargo, supone ciertos conocimientos previos para que el oyente pueda situarse y para despertar su interés. En este sentido, el discurso representa un compromiso de información, como lo formula Givón (ibid : 240), que se mueve entre dos extremos: la tautología, como una relación de redundancia informativa, y la contradicción, definida como una relación de incompatibilidad con la información anteriormente dada. El discurso no debe ser totalmente tautológico, es decir, constituirse de informaciones redundantes y no debe ser completamente nuevo porque resultaría contradictorio con la información ya establecida.

No sólo el discurso constituye un compromiso informativo. Cada cláusula dentro de un discurso coherente y cohesivo debe contener igualmente algo de información dada para conectarla con lo anteriormente dicho y también algo de información nueva para no ser redundante. Según Givón (ibid : 258), una cláusula contiene sólo un ítem de información nueva. Algo semejante sugiere Chafe (1987). Traer a la conciencia un concepto anteriormente inactivado requiere un esfuerzo cognoscitivo considerable, hecho que se evidencia en las pausas que, normalmente, preceden las cláusulas. No podemos concentrarnos en más de una información nueva por cláusula. Los otros elementos resultan ser establecidos y tienen la función de integrar la información nueva. Son indispensables para procesarla en un tiempo normal y hacer comprensible el discurso. La información dada puede comprender más ítemes que la nueva pero naturalmente tampoco un número infinito. Generalmente, abarca de 2 a 4 ítemes (Givón ibid : 264).

¿Cómo se presenta la información nueva y dada en la cláusula y en el discurso? Givón (1990 : 736) establece el Principio de la cantidad de la codificación (the code quantity principle):

Mientras menos predecible - o más importante - es la información, más prominente, más evidente y larga será el medio de codificación que la represente.

Esto significa que un ítem encargado de presentar una determinada información en un texto, independientemente de que sea nueva o dada, debe recibir una codificación tal que resalta más o menos según el grado de relevancia que tiene esta información en el texto. Si la información es más relevante recibirá una "cantidad mayor de codificación", esta información se codificará con mayor peso léxico; y, al revés, si es menos relevante se utilizará una "cantidad menor" para su codificación o menor peso léxico. ¿Cómo se evidencia este principio? La lengua provee los medios para que se cumpla. Así, existe una unidad que es capaz de cargar más o menos información según la necesidad: se trata del sintagma nominal. Este acepta modificadores y extensiones que los permite aparecer con mayor peso. Un nombre admite modificadores anteriores y posteriores.

(8)

a. mi hermanito de diecisiete años... (MDA1FA)

 

b. ... en el quinto piso del hospital (MDA3MA)

Además, existe la posibilidad de aumentar el peso del sintagma nominal mediante una cláusula relativa.

(9)

a. ... un hermano que está estudiando allá. (MDA3MA)

 

b. ... en un apartamento... que el compartía con otros muchachos... (MDA3MA)

Ni los verbos ni los adverbios tienen esta misma característica de los sintagmas nominales. Un grupo verbal contiene un solo elemento lexical: el verbo mismo. Los grupos adverbiales, por su parte, tienen un alcance muy limitado. (Halliday 1989 : 73) 12

Una codificación pesada comprende el uso de un sintagma nominal con todos los modificadores y extensiones necesarios; una codificación liviana comprende el uso de un sintagma nominal solo (el núcleo) y, por sobre todo, su pronominalización. Además, algunas lenguas como el español permiten el uso de un elemento cero ya que los verbos, normalmente, no se enuncian con su sujeto pronominal. En los casos en que se los utiliza son enfáticos y expresan una "insistencia particular en hacer resaltar el sujeto" (Gili Gaya 1968 : 228).

Según Castilho13, hay que medir el número de sílabas que posee el sintagma nominal para determinar su "pesadez" o "livianidad". Si el sintagma nominal presenta más de siete sílabas se trataría de un sintagma nominal pesado aunque, naturalmente, no puede exceder un número determinado de sílabas. En el caso contrario, si el sintagma nominal tiene menos de siete sílabas se trataría de un sintagma nominal liviano.

Así, el sintagma nominal puede realizarse como un sintagma nominal léxico pesado o liviano, un pronombre o un elemento cero, de acuerdo con el tipo de información que presenta.

Existe, entonces, una relación proporcional entre la relevancia de la información y la cantidad de su codificación. Evidentemente, será el hablante que juzgará la relevancia de un determinado ítem en su discurso. Su esfuerzo de codificación será mayor si decide dar más relevancia a cierta información. Pero este esfuerzo es necesario y "vale la pena" porque solo de esta manera puede alcanzar su objetivo: comunicarle a un interlocutor lo más vívido de una parte de la experiencia en el mundo real.

El "principio de la cantidad de código" tiene su fundamento cognoscitivo en el

Principio de la cantidad, la atención y la memoria" (Code-quantity,attention and memory):

a) La codificación más prominente y distinta atraerá más la atención del receptor.

b) La información que atrae más atención es memorizada, almacenada y recuperada más eficientemente. (Givón 1990 : 736)

Es así como el principio de uso se basa en nuestra muy particular manera que tenemos los seres humanos de percibir el mundo circundante y referirnos a este.

Los dos principios mencionados se reflejan en el estado de activación de un ítem y su resultante codificación. Chafe (1976 y 1987) encontró una correlación entre ambos aspectos. La información dada se presenta de una forma más liviana:

"...given information is conveyed in a weaker and more attenuated manner than new information." (Chafe 1976 : 31)

Esto se refleja de la siguiente manera en inglés: la información se pronuncia con un tono menos agudo y menos acentuado que la nueva. Además, muchas veces se codifica mediante un pronombre. Pero esto pasa solamente si no hay ambigüedad, es decir, si no hay dos conceptos que pueden ser expresados mediante el mismo pronombre. El hablante tiene que juzgar, entonces, no solo lo que está en la conciencia del oyente sino también la capacidad de este de identificar el referente correcto para el pronombre (ibid).

En español, una codificación liviana se presenta en el texto como un sintagma nominal liviano, un pronombre o cero como mencioné anteriormente.

Generalmente, el hablante y el oyente se tratan mediante el elemento cero ya que forman parte de la información dada. El hablante está consciente del oyente y viceversa. Otros ítemes en la lengua que son "inherentemente" (Halliday 1985 : 277) dados son los déicticos, es decir, los que pueden ser interpretados solo en referencia a la situación actual en la que se produce el texto, por ejemplo, hoy, esta noche, aquí, etc.

La información nueva lleva, en general, el acento principal de la cláusula y se presenta con mayor peso léxico para que el oyente encuentre el referente. Generalmente, se codifica mediante un sintagma nominal ya que es la unidad que más información puede codificar.

Chafe (ibid) señala que existe una interacción entre información dada - definición e información nueva - indefinición puesto que algo que no es identificable para el oyente difícilmente puede estar ya en su conciencia. Por otro lado, lo que es identificable para el oyente muchas veces lo es porque fue introducido anteriormente en el contexto lingüístico o se encuentra en el contexto de situación. No voy a profundizar más en este tema. Sin embargo, es necesario mencionar la relación de esta con otros status que puede tener un sintagma nominal. El mérito de Chafe es haber puesto la atención en la distinción entre la definición y la información nueva/dada muchas veces no reconocida.

He discutido ampliamente la diferencia entre Tema y el estado de activación de la información. Pero también en estos dos ámbitos puede haber coincidencia. Es evidente que el Tema "aquello de lo que se habla" puede concordar con la información dada. "Lo que se dice de ello", es decir, el Rema, puede constituir la información nueva. Esto sería el caso más usual, como señala Rojo (ibid : 91). Pero hay que recordar que se trata de aspectos de dos fenómenos distintos.


Notas

12 El potencial de la nominalización se aprovecha plenamente en el lenguaje escrito ya que este permite una mayor densidad lexical que el lenguaje oral como ya mencioné.

13 Castilho, Ataliba (comp.). 1987. A ordem do sujeito nominal no português culto falado em São Paulo. Trabajo inedito. Universidad Estatal de Campinas, Brasil.


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