ISSN: 1139-8736
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6.2.2.2. LA ARGUMENTACIÓN

En esta sección retomaremos un texto del orden expositivo, que consideramos claramente una argumentación para analizarlo. Mostraremos algunas estrategias argumentativas clásicas, como son los lugares, el recurso a lo emotivo y las preguntas que usa hábilmente este hablante, de avanzada edad y de un grupo socioeconómico bajo. El hablante justifica , en el texto, transcrito en (24) el no haber estudiado por la falta de recursos para ello y porque tuvo que trabajar. Este hecho, uno de los varios que muestran la injusticia social que permite que, mientras él pasó su vida trabajando y cobra una pensión miserable, hay otros que hacen menor esfuerzo y ganan mucho dinero; sin embargo, si bien él es pobre, hay gente más pobre que él.

Cuadro 9. La figura

i) Los lugares (topoi)

Los lugares son premisas de carácter muy general, llamados topoi por Aristóteles y designan las rúbricas bajo las cuales pueden clasificarse los argumentos (Perelman y Olbrechts-Tyteca, 1994: 145). Estos autores opinan que, además de haber lugares generales, llamados lugares comunes que podían servir a cualquier ciencia y los lugares específicos propios de una ciencia particular o un género oratorio específico, hay, en cada sociedad, cierta preferencia por algunos lugares. Los lugares pueden agruparse como lugares de la cantidad, la cualidad, el orden, lo existente, la esencia, la persona (Perelman y Olbrechts-Tyteca, 1994:147).

El lugar preponderante en este texto en (24) es el de cantidad, porque a través de ella se muestra la injusticia existente en el país: la riqueza no está distribuida equitativamente, lo que hace que algunos no pueden estudiar, sino trabajar; asimismo, en el trabajo un mayor esfuerzo no se refleja necesariamente en una mayor ganancia. Así lo reflejan los fragmentos siguientes (a,b):

(a) ¿cómo puede ser posible que hagan tipos que ganen cien mil bolívares mensuales y haiga elementos, bendito sea Dios....
(b) ¿y yo cobrando dos mil bolívares? ¿y él
cobrando veinticinco mil bolívares? ¿él cobrando
veinticinco mil bolívares?... ¿ah?

En el segundo fragmento, el uso de la coordinación muestra que basta con contraponer los hechos de la realidad, como muestra de la incompatibilidad. Además, se yuxtaponen las dos preguntas hacia un interlocutor que no es sólamente el oyente: se añade la interpretación a esa otra voz a quien se increpa, que es a la vez el investigador, Carlos Andrés Pérez y quien quiera que sea que pueda velar por la justicia en el mundo: ayer...perdóneme, ayer fui a cobrar... dos mil bolívares yo, los cobré, y llegó un obrero, que lo conozco yo, y cobró.. veinticinco mil bolívares... barriendo... barriendo, bueno yo estoy de acuerdo que... que sí... se caractericen, que se... que se... se... confronte todo con un obrero, está bien, yo estoy de acuerdo con todo eso, pero que también... es mucho sueldo...

Además, el esfuerzo debe remunerarse apropiadamente. Si bien el hablante no se niega a que los obreros ganen lo suficiente, este obrero en particular, que él conoce, ha devengado demasiado dinero por el solo esfuerzo de barrer. Ese orden de ideas se observa también luego cuando dice: también le digo que un kilo de pescado ya... ya ciento veinte bolívares, y un kilo de carne ciento treinta bolívares, tampoco puede ser así, tampoco, además el pescado no lo... no lo mantiene nadie sino el mar, el mar, entonces tampoco, el gobierno también tiene que tomar esas medidas... El... ganado... lo mismo, el ganado... uno tiene un terreno ¿verdad? un terreno... inmenso, mete... dos mil o cuatro mil vacas o... y toros y vainas de esas, entonces resulta de que... eso lo... eso lo produce es el pasto ¿verdad? y una salecita y... en cuando en cuando... este... un... un... bulto de... de... de a... de alimento, pero tampoco, tampoco, porque eso no puede ser justo tampoco.

A eso se opone el trabajo de vender naranjas a diez bolívares las mil naranjas y traerlas dificultosamente al mercado. El precio de los productos agrícolas es menor que el de la carne y el pescado y, sin embargo, los primeros requieren más trabajo, tanto en cuanto al cultivo, como en cuanto al transporte: hoy usted... cien naranjas le valen a usted cincuenta bolos, o setenta, o... ochenta bolívares, en esa época pues cien naranjas mire... llegando a la conclusión de las naranjas, yo vendí naranjas a veinticin... a venticinco bolívares el mil, en aquella época... ¿no? en un terrenito que nos dejó la madre a nosotros... a mí y al hermano mío... y de aquí de la casa... porque eso... (no se entiende) porque yo ya estoy viejo, en cualquier momento... tuesto y listo ¿no? [[risas]] pero... veinticinco bolívares el mil de... de naranjas... no... diez bolívares, el mil, traerlas de la Loma a acá abajo al Llanito, porque no había carretera... entonces... era... un desastre ¿no?

El argumento de cantidad es también lo que le da derecho a hacer esta "declaración", como dice el hablante: él ha trabajado mucho por su partido, por lo que ahora tiene derecho a exigir Yo en Mucuchíes le hice mu... mucha propaganda a Acción Democrática. Asimismo es de cantidad el argumento central: hay gente que gana mucho dinero y hay gentecita que no toma ni café. Unos están en la riqueza y otros, en la pobreza más extrema.

Los oficios de pescador y el de ganadero son para el hablante más fáciles que el suyo, de campesino, y el trabajo que realizó en el Ministerio. Los peces y el ganado se alimentan solos: a los primeros los mantiene el mar y el pasto hace al ganado, de modo que el mar y el pasto asumen el lugar del hombre en el trabajo por la producción del alimento. El esfuerzo por la producción vienen de fuera del hombre en el caso de la pesca y la ganadería, no de adentro, por lo que tienen menor valor y lo que se obtiene con mayor esfuerzo tiene más valor que lo que no; es ese un argumento de cualidad. (cf. Perelman y Olbrechts-Tyteca, 1994:163).

El ser miembro de un partido político representa una virtud que debe ser pagada con la misma virtud: fidelidad al partido por fidelidad a los compromisos. Podríamos considerar este argumento dentro del lugar de la esencia, que muestra la superioridad de la esencia sobre cada una de sus encarnaciones, y que es considerado por Olbrechts-Tyteca como un lugar del orden. Se consideran superiores aquellos individuos bien caracterizados por esa esencia. Nuestro hablante piensa que el adeco, militante de Acción Democrática, tanto como lo es el presidente de ese momento: Carlos Andrés Pérez, a quien dirige también su "declaración". Eso le da derecho a exponer su denuncia.

7) y yo como adeco .. que soy, adeco...como Carlos Andrés Pérez...
8) todo eso tiene que... le digo, el Presidente de la República... yo como adeco... y él compañero...

El texto muestra la oposición entre riqueza y pobreza, pero también una serie de contradicciones que no pueden ser sinónimos de justicia. Mucho tiempo de trabajo genera poco dinero, él ha trabajado toda su vida y recibe apenas dos mil bolívares mensuales; ha sido adeco-del partido Acción Democrática- toda su vida y el Presidente, adeco también, no responde a sus requerimientos; sus amigos estudiaron, él no; quienes trabajaron con toda la voluntad, con todo el sentimiento, son ahora mal remunerados.

En el eje temporal hay una oposición también: el antes y el ahora. El esfuerzo anterior no se revierte en la época de la cosecha; por otra parte la extensión de toda una vida de trabajo, se termina en el momento de la muerte: pero ahora ya yo estoy viejo, en cualquier momento tuesto.

ii) Lo emotivo

El discurso apela al recurso emocional. El orador, al contrario de lo que hace el filósofo, debe exitar las pasiones, emocionar a los oyentes, de manera de determinar una adhesión intensa, capaz de vencer la inercia y las fuerzas que actúan en sentido distinto al deseado por el orador (cf. Perelman y Olbrechts-Tyteca, 1994:94). Esto se logra en este trozo de dos maneras: por medio del recurso al detalle, y con el discurso directo.

Según Olbrechts-Tyteca la acumulación de hechos aumenta la presencia del orador. Así vemos como nuestro hablante se detiene en mostrarnos la lista de legumbres que sembraban en la granja: papa, naranja, yuca y todo:

y después estuve en una granja,
que se llamaba...        e... granja de... de agricultura y cría.
Ahí sembrábamos papa,
                                          naranja,
                                          para injertar,
                                          y... de todo...
                                          yuca
                                          y toda esa...
lo    sembrábamos nosotros ahí
                                          en la granja esa

Lo mismo hace en el segmento siguiente, donde se repiten y se enumeran las cualidades de los trabajadores:

que modifique las leyes... de los pobres trabajadores
que le trabajaron al gobierno
                 con toda la voluntad,
                 con todo el sentimiento...
                 con todo
                 con todo

O en este pasaje, más largo y con muchos más elementos sobre los frenos, las zapatas, las bujías o en aquél donde enumera los billetes de treinta, cincuenta bolívares

y yo me bandeaba [bandiába] allá hasta de noche trabajando mecánica,
porque yo trabajé primero... en el Ministerio, mecánico...
y yo me bandeaba porque me llegaban... elementos
"mire, que frenos,
que si... las zapatas,
que si esto...
que si... las bujías,
que tal"...

cambiando frenos,
una zapata o...
o purgando frenos...
o bujías

por Dios,
y mi madre santísima,
que está en los cielos,
donde... donde Dios la puso,

y yo...trabajaba hasta de noche
                                    hasta la una

Otra forma de apelar a lo emotivo es el recurso al discurso directo, para crear cercanía con los acontecimientos, en su propia voz, pero transferida al pasado:

y ..o... "bueno, lo que usted quiera",
entonces... sacaba el... el tipo... cincuenta,
                                                                o treinta bolívares,
y ahí [ái] me daban algo...
               "deme lo que... lo que ustedes puedan"...
y yo... comía con eso,

este... en la noche... me ganaba... e...
                                  "bueno, lo que usted quiera darme"...

Mención aparte merece la apelación a lo concreto: y hay gentecita que ni toma ni café/ hay gentecita que no toman ni café..../ hay mucha gentecita que no tienen ..ni adónde vivir / aquí hay mucha gentecita, aquí, en el barrio, que escasamente toman un poquito de guarapo que se repite como un leitmotiv a lo largo de la argumentación, mostrando el desequilibrio entre los que ganan mucho dinero y los pobres que no tienen ni casa, ni la bebida más elemental para un campesino de Los Andes, el café. "Cuanto más específicos son los vocablos, más viva es la imagen que evocan; cuanto más generales son, más débil es dicha imagen. Así en el discurso de Antonio, en Julio César de Shakespeare, no se designa a los conjurados como los que han "matado" a César, sino como aquellos cuyos "puñales han atravesado a César". El término concreto acrecienta la presencia" (Perelman y Olbrechts-Tyteca: 238).

iii) Las preguntas

El texto se nutre de una serie de preguntas como ¿no? ¿y con qué? ¿con qué íbamos a estudiar? ¿cómo iba a estudiar? ¿no? ¿cómo cree? ¿cómo puede ser? ¿verdad? ¿ah? ¿y yo cobrando dos mil bolívares? ¿él cobrando veinticinco mil bolívares? en las que el hablante busca la comunión con el oyente, involucrándolo a su favor. (Perelmann y Olbrechts Tyteca, 1994: 255). Para estos autores, la interrogación no busca aclarar nada, sino más bien lograr la complicidad del interlocutor a través de sus respuestas. En este caso, no hay respuestas del investigador, que se mantiene callado y permite así al oyente elaborar un discurso heurístico. Antes que dominarlo, puesto que no lo está contradiciendo, lo que sería un diálogo erístico, el interlocutor forma una encarnación del auditorio universal y el hablante argumenta solo, así no es un real diálogo, porque el otro no le responde.

Sin embargo, se oyen dos voces, la que clama por justicia y ese oyente virtual, que hemos llamado auditorio universal. Es a él a quien tiene que convencer el hablante, más que al investigador, en este caso. Podría ser él mismo quien encarna la otra voz, la de los poderosos, la de quienes han estudiado, la de quienes ganan mucho dinero en Caracas, siendo congresistas, la de Carlos Andrés Pérez, adeco (socialista de Acción Democrática) como él, que ha trabajado mucho por el partido pero que no ve llenarse las expectativas suyas, de sus hermanos, de los campesinos.

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