ISSN: 1139-8736
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5.2. COHESIÓN Y COHERENCIA

La propiedad de una serie de proposiciones conectadas se llama conectividad o conexión (van Dijk 1989: 83). Van Dijk distingue de este modo la coherencia, en tanto que "es una propiedad semántica de los discursos, basados en la interpretación de cada frase individual relacionada con la interpretación de otras frases". La noción de conectividad, en cambio "cubre aparente-mente un aspecto de la coherencia discursiva, como las relaciones inmediatas, emparejadas entre las proposiciones subsiguientes tomadas como "un todo" (van Dijk 1989: 147). De esa manera explica que ambas formas de lazos pueden existir la una sin la otra: conexión o cohesión sin coherencia y viceversa. Lazos lineales sin lazos globales, o lazos globales sin lazos lineales.

Cohesión y coherencia están ligadas íntimamente, de forma que algunos llaman a la cohesión coherencia textual (van Dijk, 1983). Los factores de cohesión dan cuenta de la estructuración de la secuencia superficial del texto, afirmando que no se trata de principios meramente sintácticos, sino de una especie de semántica de la sintaxis textual, esto es, de los mecanismos formales de una lengua que permiten establecer, entre los elementos lingüísticos del texto, relaciones de sentido (Villaça Koch 1989; Marcuschi 1983). Para Halliday y Hasan (1976), la cohesión es una condición necesaria, pero no suficiente para la creación del texto, sin embargo, existen textos desprovistos de recursos cohesivos, en los que la continuidad surge en el nivel del sentido y no en el nivel de las relaciones entre los constituyentes lingüísticos: asimismo, hay textos en los que ocurre una secuencia cohesiva de hechos aislados que permanecen aislados, y con esto no tienen condiciones de formar una textura" (Villaça Koch 1989: 18).

Las relaciones de cohesión no necesitan realizarse explícitamente: es fácil encontrar textos sin lazos conectivos explícitos, por lo que la textura no parece ser un concepto fundamental para la interpretación y la co-interpretación de los textos (Brown y Yule, 1983:195). Los oyentes y lectores no dependen de las marcas formales de cohesión para identificar un texto como tal. Van Dijk se refiere al hecho de que las secuencias pueden conectarse sin ser coherentes, por lo que también insiste en que "la conexión puede ser una condición necesaria, pero no suficiente para la aceptabilidad del discurso" (van Dijk 1989:83).

Cualquier pasaje se interpretará como un texto si existe la más remota posibilidad de hacerlo así, lo que se ha llamado presunción de coherencia (cf. Halliday y Hasan 1976:26). Esto ocurre porque, según los mismos autores, la interpretación del pasaje en cuestión depende de algo más. Si este algo más resulta verbalmente explícito, entonces hay cohesión" (Halliday y Hasan 1976:13). Vimos un ejemplo de esto en el ejemplo (16), un aviso clasificado anunciando a una vidente. El texto Ford Festiva 98 full rines, en perfecto estado, un solo dueño, precio inigualable (02-9411169) se entiende como un aviso de venta de un carro de cierta marca y características y el número a continuación como el número telefónico del vendedor. Estos textos tienen sentido, aún cuando los elementos cohesivos que presentan son mínimos.

Pietrosemoli (1996) corrobora la distinción entre cohesión y coherencia en textos producidos por pacientes afásicos. Determina que dos tipos de afasia, la de Broca y la de Wernicke, se fundamentan en deficiencias en dos sentidos diferentes y demuestra que la afasia de Broca, caracterizada por la ausencia de los elementos conectores del discurso y de concordancia morfológica, o sea de aquellos elementos que conforman la textura, se relaciona con el concepto de cohesión. Por el contrario, la afasia de Wernicke se caracteriza por la fluidez del discurso, pero adolece de coherencia discursiva. No podemos dejar de recordar, en este sentido, la esclarecedora interpretación de Jakobson de estos trastornos, equiparándolos con las deficiencias en los ejes metonímico y metafórico, respectivamente (cf. Jakobson, 1973).

Puede distinguirse entonces entre los conceptos de cohesión y coherencia como los lazos lineales y globales que existen para la unidad de un texto, respectivamente. Los primeros se corresponden con la noción de cohesión de van Dijk 1984 o de conexión de Halliday y Hasan 1976; los segundos, con la noción de coherencia de ambos autores. Podríamos entonces sugerir que la cohesión es una condición de la función textual que se da intratextualmente, mientras que la coherencia refiere a las relaciones del discurso con los contextos situacional y cultural, es decir, extratextualmente. La cohesión estaría íntimamente relacionada con el modo del discurso, mientras que la coherencia lo estaría con el campo y el tenor del mismo (cf. Halliday y Hasan 1990).

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