ISSN: 1139-8736
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Copyright: © Alexandra Álvarez Muro

3.4. FACTORES DE COHERENCIA

El recurso de coherencia básico es el tópico discursivo común, que los participantes construyen en colaboración a través de varios turnos conversacionales; una mayor cantidad de turnos de negociación puede significar dificultades en la comprensión (Geluykens , 1999).

Otro factor de coherencia importante es la empatía o comunión (rapport) que surge entre los hablantes a través del discurso. Para Tannen (1994) el rapport se logra, entre otras cosas, en la situación, por la proxémica, o sea través de las posiciones físicas y las posturas corporales de los participantes, por ejemplo, en una conversación. Tannen (1994) descubre cómo las niñas, al situarse frente a frente cuando conversan, acortan el espacio entre ellas encogiendo las piernas y además se miran a los ojos, mientras que los varones en edad escolar voltean sus cuerpos alejándose del centro virtual del espacio, se sientan separados y miran hacia cualquier lugar del salón, evitando la mirada directa entre ellos. La autora lo interpreta como una postura más directa entre las mujeres y más indirecta entre los hombres, lo contrario de lo que se supone que hacen los adultos; además encontró que las niñas hablaban de menos temas diferentes que los varones, haciendo mayor la sensación de empatía en la conversación de las primeras (Tannen 1994).

En el ejemplo (12), se logra esa comunión entre las dos mujeres por varias razones, que sobresalen en un segmento como ese, aún pequeño. Las mujeres, entrevistadora y hablante se conocen, al menos tienen conocidos en común. Sobre todo se logra la unión por el tópico del sufrimiento en el amor y el matrimonio, que parece extenderse a lo largo de una buena parte de la entrevista, porque, entre mujeres, es un tema lamentablemente tan común que podría llegar a la categoría de general; el estereotipo se cumple, aquí, las mujeres son bolsas (tontas) y los hombres muérganos (malos), canallas, malvados. La empatía se evidencia, en el texto, a través de las risas de la encuestadora, pero también a través del acuerdo explícito: No, y qué le va a estar hablando uno a ese tipo. Y en el completarse los turnos entre las dos hablantes, como en el segmento siguiente, que repetimos en (14):

(14)

Hab.: que Dios me perdone chica, pero es que ése fue tan... canalla, tan malo, que uy...
Enc.: Tan muérgano.

La coherencia parece atribuirse a la racionalidad. Para Villaça Koch y Travaglia (1993), la incoherencia se atribuye por lo general a cuestiones de raciocinio lógico, a contradicciones entre un pasaje y otro del texto o entre el texto y el conocimiento establecido de las cosas (Villaça-Koch y Travaglia, 1993: 11). Puede haber coherencia sin cohesión. Los autores lo muestran en un poema que es una lista de palabras y sin embargo coherente, porque quien lee tiende a percibir en estas secuencias lingüísticas una unidad de sentido que permite establecer una relación entre sus componentes, haciendo que sea vista como un texto y no como un montón aleatorio de palabras. Lo mismo se da en los avisos clasificados. El lector trata por defecto de establecer un sentido.

En los extranjeros se distinguen dificultades de percepción del sentido (Gumperz 1982) o cuando la negociación de la coherencia dura varios turnos en la conversación (cf. Geluykens, 1999). Las dificultades en la construcción del sentido se producen también por otras razones: Las fallas en la coherencia se deben principalmente a tres factores: i) la falta de una intención comunicativa (solamente personas con problemas síquicos o neurológicos; ii) el productor del texto no desarrolla bien el plano global que posibilita que su texto cumpla su intención comunicativa; ii) el productor del texto no realiza las operaciones necesarias para expresar verbalmente el plano global (cf. Bublitz y Lenk, 1999) . Sin embargo, es que los que intervienen en una situación comunicativa se tornan mutuamente cooperativos y el receptor hará lo posible por establecer un sentido de la secuencia que recibe, aunque se absurda, sin sentido, etc, se vuelva texto (Villaça y Travaglia, 1993, 48). Si observamos el siguiente texto de un aviso clasificado (15), de El Nacional, de Caracas, del 25 de julio de 2000, notamos la falta de una cantidad muy grande de información que el lector, por defecto, suple.

(15)

VIDENTE RECONOCIDA, consulto cartas españolas, cocos, sin que digas nada, consulto otra persona, trabajos, amor. Previa cita. 02-573.3062, 016-611.3882. Mary.

Incluso sin conocer que el aviso está en la sección "clarividentes", el lector asiduo del diario sabe que es un servicio que se ofrece de una persona que lee el futuro, que por su habilidad, no necesita que el cliente 'la ayude' con ningún tipo de información. Además puede decirle al cliente asuntos de otra persona e influir en el destino a través de trabajos especiales y sobre todo, mejorar su vida amorosa. Para ir a consulta debe llamarse primero y hacer una cita a los números telefónicos allí indicados: el primero de la ciudad de Caracas, el segundo de un teléfono celular de la compañía Movilnet, perteneciente a la telefónica nacional, Compañía Anónima de Teléfonos de Venezuela. El nombre de la vidente es Mary.

Hemos hablado hasta ahora únicamente de la coherencia de las personas sanas. El discurso de una persona demente puede no estar relacionado con lo que lo rodea: los psicóticos suelen hablar con personas imaginarias que ellas suponen a su alrededor. Geluykens (1999) refiere la incoherencia en textos producidos por sujetos enfermos: es decir del habla de las personas que tienen deficiencias mentales. Pietrosemoli (1996) distingue las incohe-rencias propias de algunos tipos de discurso afásico, donde sólamente se conservan los elementos cohesivos, pero donde el texto deja de tener sentido para el común.

Vemos entonces, de acuerdo con Bublitz, cómo la coherencia es un proceso en el que contribuyen una serie de factores de todos los niveles de comunicación, desde la variación prosódica a la organización textual, desde la progresión temática a la alineación entre los hablantes. Como proceso, la coherencia no es obvia sino que depende de la situación, del género o tipo de texto y se ve más bien como tentativa y temporal, necesitando contínuamente controlarse la información nueva que puede hacer necesaria la adaptación y la actualización (Bublitz 1999: 2). Resumiendo, dice este autor cuando describe la coherencia, que es imperativo distinguir agudamente entre los puntos de vista del productor, del receptor y del analista; que la coherencia es específica al medio y al género y que puede variar de la lengua hablada a la escrita, de género a género, de tipo de texto a tipo de texto (Bublitz 1999:3).

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