ISSN: 1139-8736
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3.5. COHERENCIA POÉTICA

Las estructuras de los textos poéticos, tales como el paralelismo, además de ser factores de cohesión, lo son también de coherencia. Según Hasan el paralelismo, por ejemplo, tiene significación textual porque la autora supone que la labor cumplida por un esquema o modelo en la construcción del texto es central. La integración de los esquemas y del texto se convierten en una y la misma cosa, porque sin que se cumpla esa tarea no habría texto, o al menos el texto sería otro diferente del texto actual (Hasan, 1989:12).

El arte verbal es para Hasan un sistema semiótico constituido por los niveles de la verbalización, la articulación simbólica y el tema (Hasan, 1989). La verbalización es la codificación en palabras, para lo cual es importante que toda la comunidad pueda recurrir a ella. La articulación simbólica une la verbalización con el tema del texto; las palabras tienen un significado, pero además a estas palabras se les puede adjudicar otro sentido. Los dos sistemas semióticos, el arte verbal y el del lenguaje humano, pueden unirse para formar un todo (Hasan 1989).

Hasan demuestra la estabilidad de la dirección semántica del texto en el sentido de que los esquemas resaltados o llevados al primer plano señalan hacia un mismo tipo de sentido general, efecto que ha sido llamado también tensión semántica. El signo deja de ser automático, porque no hay signo poético que lo sea. En esta actualización del signo al nivel de la conciencia, foregrounding, o materialización, se refiere Hasan a una noción creada por Mukarovsky cuya noción nuclear es el contraste (Hasan 1989:94). Lo importante de este procedimiento es su consistencia, tanto en lo que se refiere a la dirección semántica como a su ubicación textual. (Hasan, 1989:95).

Veamos en el habla cotidiana, un texto de una mujer de 76 años, analfabeta, que sorprende siempre por esa tensión de sentido en su conversación. El segmento refiere la época de su infancia, con un padre agricultor, machista, que maltrata a los hijos y a la madre. Ellos se mueren de hambre y el padre vende los comestibles, para beber. El padre los maltrata y la madre sufre: y nos cogía con esa correa, nos sacaba los pedazos de las costillas y del rabo y mamá...ella lo odiaba... y él nos sacaba los pedazos...de las piernas y nos rompía y entonces nos curaba mamá...(MDD5FB)

La desgracia y el hambre se crecen en la injusticia del padre, déspota y machista, y la fortaleza de la madre en su debilidad. Las niñas pequeñitas -coñiticas- van a comer a veces a casa de la abuela, mientras trabaja la madre, buscando paja para construir, que luego vendía para comprar comida. La investigadora pregunta sobre esta circunstancia y la hablante responde (16):

(16)

Enc.: ¿Estaban chiquitos?
Hab.: ... sí, estábanos chiquitos, chiquitos... y mamá se iba para aquellas lomas, que todavía están esas lomas ahí porque cuando se acaban y... porque antes hacían este...bahareque de pura... paja, esa paja, y hacían bahareque de barro y entonces buscaban paja de esa... que pegaba... entonces se iba, se iba para... se iba para allá para el monte, para la montaña a traer paja y se bajaba... un tercio de paja ahí en las... en las costillas y se iba para Mérida a vender esa paja, de aquí hasta Mérida y... yo no sé cuánto le darían a mamá, cinco bolívares, cuatro bolívares, por un tercio de paja que eran... doce... eran en mechón que los amarraban, en mechones, entonces... ah, eran doce mechones eran un tercio que llamaban y... eran doce y doce y... ese manso bulto para... para cargar mamá, para Mérida, para venderlo... y ahí...
Enc.: Era a pie que se venía...
Hab.: A pie, en las costillas, entonces... este... esperando nosotros, decía "pongan una múcura de agua y un palo para que fumée ahí", entonces nosotros coñitas, había un camburalito y entonces poníanos la olla a hervir, y una múcura de agua que era de barro ¿no? y un palo para que no se apagara el fogón y humeara, y nona decía "ay, ¿tenían sancocho? porque no vinieron hoy" y yo "ay, no, nona, no teníanos nadita sino un palo allá en el fogón y mamá esperándola... el agüita que mermaba y le volvíanos a echar y no llegaba mamá y no llegaba con tantica panela... pero la panela valía medio ¿ve? la panela, ajá, ahora una vela de pescado... ¿de pescado? estábanos esperando el pescadito, nos lo comíanos hasta crudo, lo jalábanos así y nos lo comíanos... hambreados, hambreados... (Domínguez y Mora, 1998:320).

El texto enfatiza el trabajo de la madre, que se sube un peso insoportable a los hombros para recoger la paja y llevarla a vender a Mérida. El esfuerzo se acrecienta en la distancia entre la casa y las lomas, las lomas y la ciudad, el esfuerzo de una Madre Coraje para alimentar a sus hijos. Estos la esperan con la múcura de agua hirviendo y el palo que fumea, y la espera se hace patente en las veces que vuelven a llenar el recipiente porque el agua, mientras tanto, se merma: y no llegaba mamá y no llegaba con tantica panela... Luego nuevamente las horas de espera no permiten ni siquiera cocinar el pescado nos lo comíanos hasta crudo, lo jalábanos así y nos lo comíanos...hambreados, hambreados. La abuela no ayuda, no espera, y pregunta incisivamente ay, ¿tenían sancocho? porque no vinieron hoy.

La poética sería entonces una estrategia de coherencia y de rasgos como el balance semántico y sintáctico entre las líneas, la estructura temática, el ritmo y el foco de la información, así como la estructura métrica representan varios aspectos de la textura: el significado textual, es lo que convierte a un texto en un texto (Halliday & Hasan 1990:23). La hablante se torna consciente del lenguaje y trabaja explorando sus posibilidades, un signo que se convierte en ella misma, en su historia.

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