ISSN: 1139-8736
Depósito Legal: B-35784-2001
Copyright: © Alexandra Álvarez Muro

2.4. LA PAUSA

La organización y delimitación del hilo fónico se efectúa gracias a parámetros prosódicos, como vimos anteriormente. En este apartado trataremos otro de los elementos de la prosodia, como es la pausa, que definiremos grosso modo como la detención de la información.

Algunos autores, como Obediente (1998:215) consideran la pausa como "aquella unidad de tiempo donde no hay fonación". Al respecto podemos decir que algunas pausas pueden también manifestarse por un sonido, como es el caso, por ejemplo de las llamadas pausas sonoras. Un hispanohablante hesita con sonidos como [m:], [ehte:], [ehte:] [em:, [am:] (Blondet, 1999:51), ejemplificando con un hablante merideño: Mérida este... a según e... tal... la explicación y tal (MDD5MA).

Debido a que sólo una pequeña parte de la información contenida en nuestro cerebro puede activarse al mismo tiempo, el hilo discursivo se presenta como seccionado por pausas. A menudo, las divisiones entre los distintos grupos o unidades vienen marcadas, antes que por verdaderos silencios, por modificaciones de la altura, de la intensidad o del tempo (cf. Obediente, 1998:215). Martinet le ha dado el nombre de pausas virtuales a este último tipo de pausas, "esto quiere decir, que la pronunciación normal ante una pausa puede mantenerse allí donde la pausa es, por así decirlo, virtual y no realizada", dice Martinet (1972:83). Blondet 1999 señala que estas pausas están en la mente del hablante y cumplen, por lo tanto una función lingüística, pero que no podrían verse en un análisis espectrográfico. En realidad, lo más significativo de las pausas virtuales parece ser la función sintáctica que éstas cumplen; por encontrarse ellas al final de un enunciado importante como el párrafo, o del discurso mismo y servir para deshacer ambigüedades, como en el caso de que#eso no me gusta; queso# no me gusta (cf. Léon 1998:101).

La prosodia agrupa, entonces, las unidades que constituyen el hilo fónico e informan sobre la estructura profunda del mensaje. Como hemos venido sosteniendo, el oyente percibe signos fónicos que "empaquetan" la información (cf. Chafe 1980), lo que se efectúa en la escritura a través de los signos ortográficos. Así las pausas, junto con la entonación, conducen al reconocimiento de la estructura discursiva de la oralidad.

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