ISSN: 1139-8736
Depósito Legal: B-35784-2001
Copyright: © Alexandra Álvarez Muro

2.2 SUSTANCIA DE LA PROSODIA

Los parámetros físicos que conforman la prosodia constituyen a su vez, su sustancia. En la terminología de Hjelmslev, la sustancia es la materia o el sentido, moldeados luego por la forma con miras a la significación (cf. Greimas, Courtés, 1990). Ahora bien, ¿cuál el alcance de la prosodia y cuál su sustancia?

Quilis (1981) considera que la reducción de la prosodia a la entonación, o sea a la curva melódica del habla, implica también su reducción a la sustancia de la expresión4; mientras que su extensión al conjunto de elementos prosódicos implica la consideración de la forma de la entonación y por consiguiente, también su definición como un signo lingüístico. Según este autor, hay una cara de la prosodia que es sólamente expresiva, con la que podemos manifestar enojo, alegría, etc. Pero hay otra cara que implica un nivel de señalización más abstracto y eleva la prosodia a la categoría de signo lingüístico, como veremos más adelante en este capítulo (cf. también Obediente 1998; 208-209). Aún aquellos fenómenos de índole emotiva dejan de ser instintivos y se integran en la lengua de forma esquematizada (Quilis, 1981: 412). Así dice este autor: "La forma, o estructura de la entonación5, viene dada por la descripción lingüística, que debe establecer el número de elementos que integran ese nivel y examinar sus relaciones y sus funciones. La sustancia es un continuo en el que hay que delimitar las unidades de entonación para obtener elementos discretos y establecer así sus patrones melódicos y la naturaleza de sus elementos" (Quilis 1981: 411).

Ahora bien, ¿cuál sería la sustancia de la prosodia? Aquellos parámetros físicos que la conforman: la frecuencia fundamental, o entonación, la duración y la intensidad. Todos ellos contribuyen a la percepción de la prosodia de modo que aún cuando el fundamental descienda levemente, una elevación en la intensidad se percibe como un tono levemente ascendente (Quilis 1981:416). Pertenecientes a la sustancia de la prosodia serían también otros elementos derivados de la vibración de las pulsiones laríngeas: la pausa, el acento y la sílaba. La sílaba es la unidad rítmica pulsional alrededor de un núcleo silábico. El acento es la prominencia acústica de una sílaba (cf. Léon, 1998).

Las pausas, por su parte, son las interrupciones o detenciones de la información que hacemos cuando hablamos o leemos en voz alta. Delimitan los grupos fónicos, o sea aquellas porciones del discurso comprendidas entre dos pausas (cf. Quilis, 1981, 1993). Los grupos fónicos no coinciden necesariamente con los grupos prosódicos, que, además de estar delimitados por pausas, pueden estarlo por las inflexiones del fundamental6. Estos grupos prosódicos se denominan también unidades entonativas o unidades de entonación.

La prosodia constituye, entonces, la infraestructura rítmica de la lengua hablada, su organización en el tiempo, y contribuye a facilitarle al hablante la retención de ciertos segmentos en la memoria. Podemos ver, que la prosodia está formada por una serie de parámetros que el hablante no percibe discriminadamente, sino como un todo. Ese todo le confiere también una totalidad de significados, que se perciben como un conjunto, pero que podemos discriminar en el análisis.


Notas

4 En la teoría de Hjelmslev, la sustancia es la materia o el sentido, cuando son tomados a su cargo por la forma semiótica con vistas a la significación. Materia y sentido son sólamente "soportes" de la significación (cf. Greimás y Courtés 1990:398)
5 para nosotros la prosodia.
6 Quilis ( 1981: 419) define el grupo de entonación como "la porción de discurso comprendida entre dos pausas, entre pausa e inflexión del fundamental, entre inflexión del fundamental y pausa, o entre dos inflexiones del fundamental, que configura una unidad sintáctica más o menos larga o compleja (sintagma, cláusula, oración).

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