ISSN: 1139-8736
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1.4. LA TRANSCRIPCIÓN DE LA ORALIDAD

Transcribir la oralidad en escritura, el habla oral en habla escrita, es algo que hacemos naturalmente, porque la traducción de una forma de expresión del pensamiento en otro se da de forma automática. Ese problema se presenta, por ejemplo, con relación a la transcripción de grandes corpus de entrevistas orales, hechas para los fines de estudios sociolingüísticos o bien estudios dialectales de grandes poblaciones, lo que se ha dado en llamar "macrocorpora de habla"3 (cf. Álvarez y Mora, 1995, Bentivoglio y Sedano 1993, Domínguez 1996). Parece obvio que la escritura tiene todos los elementos necesarios para la transcripción de la oralidad, signos de puntuación, signos de exclamación, unidades sintácticas como oraciones y párrafos, además de las palabras que se corresponden, creemos, las unas a las otras.

Sin embargo, lejos de ser obvio, esto es además, falso. Los signos de puntuación de la escritura no equivalen a las pausas de la oralidad, por ejemplo. Si bien su función es equivalente, la de la ordenación sintáctica del lenguaje, escrito y oral, aquello que ordenan, o mejor dicho, las unidades en las que ordenan, no lo son. Además, las unidades de la lengua oral distan de ser equivalentes a las unidades de la lengua escrita. Tampoco corresponden los signos de exclamación totalmente a la entonación. Aquellos expresan admiración e interrogación, con lo que apenas se refieren a dos formas de interpretar el sentido de lo "dicho", por una parte; por la otra, admiración y interrogación -referidas a la semántica de la frase- pueden darse, por ejemplo, con diferentes entonaciones en los distintos dialectos del español hablado en América.

La entonación se refiere a la pragmática, es decir, al uso del lenguaje. Una pregunta puede tener - como bien sabemos- el sentido de una orden. Citando el ejemplo más trillado de la Lingüística, ¿me quieres pasar la sal? es una orden indirecta a los demás comensales para que me acerquen el salero (Searle, 1975).

Las unidades de la lengua escrita probablemente tampoco existen en la lengua oral. Blanche-Benveniste opina que la oración, quizás no sea la unidad fundamental de la oralidad (Blanche-Benveniste, 1998:21). La oración parece ser la unidad básica del lenguaje escrito, no del lenguaje hablado. Según Halliday, citado por Kress (1979:75), las unidades apropiadas de información están dadas por la entonación, o sea los movimientos de tono significativos de la voz humana. La unidad estructural pertinente para la oralidad es la unidad de información que a menudo coincide con una cláusula, rara vez con una oración. En este trabajo nos referiremos entonces a las cláusulas como unidades de información, mucho más afines a las frases de la música que a las oraciones de la escritura.

Una palabra aparte se la dedicaremos a la idea de que la lengua oral se produce en "prosa". La prosa es una forma de la lengua escrita, definida por oposición al verso. Según Jakobson (1988) la prosa se caracteriza por su recorrido hacia adelante, así como el verso "regresa" hacia atrás, con figuras que se agrupan en el llamado paralelismo. Se ha definido la prosa por oposición al verso, porque aquella no tiene ni ritmo (metro), ni repetición (formas fijas) ni periodicidad (rima) como aquel (Ducrot y Todorov, 1974). Ritmo, repetición y periodicidad son justamente los elementos caracterizadores de la oralidad. Monsieur Jourdain no recibió la respuesta correcta cuando preguntó: "¿Qué, cuando digo; "Nicole, tráeme las pantuflas y deme mi gorro de dormir, ¿eso es prosa?" No, Monsieur Jourdain. Lo que usted dice no es prosa, precisamente porque lo habla. Prosa es lo que se escribe, en las cartas, en los cuentos, en las novelas. Es una forma de escritura que se diferencia del verso, más parecido que la prosa a la oralidad.

La transcripción de la lengua oral es, sin embargo, necesaria. Nuestros corpus de materiales orales son más manejables para los especialistas si están escritos, simplemente porque nos resulta más rápido recorrerlos con la mirada, que oírlos nuevamente. Ellos son muy útiles, si el investigador es consciente de que se trata de un simple recordatorio de lo que hay en el material original (cf. Domínguez, 1996).

Para el análisis, sin embargo, se busca transcribir los materiales de una forma que traicione lo menos posible la oralidad. Chafe (1980, 1987) propone segmentar el texto a partir de las pausas que hay en el mismo, para reflejar la estructuración en unidades de información que envía el hablante al oyente. Hymes propuso, por su parte, un tipo de transcripción "que buscara una covariación sistemática entre la forma y el significado" en el que el "espíritu del método fuera estructural en el sentido de la Lingüística sapireana, émico y etnográfico en el sentido de la preocupación por una descripción válida del caso individual (Hymes, 1981: 10). Él mismo transcribió unos cuentos indígenas en líneas que asemejaban la estructura de un poema. Esto permitió observar la composición de las narraciones de una manera más fiel, y obtener el sentido verdadero de las historias.

¿Qué sería entonces una descripción émica, o respetuosa de la oralidad? Tendría que ser objetiva y reflejar a la vez, lo más fielmente posible, el punto de vista del hablante y no el punto de vista del observador. Esto está claro para los campos de la fonética y la fonología o fonémica, de los que Pike extrajo, en 1954, estos términos tan utilizados en la antropología. Sin embargo, quizás no sea tan transparente su aplicación a otros niveles de la lengua. En todo caso, una postura émica reflejaría, de una forma más adecuada, el verdadero sistema que subyace a la expresión lingüística en cada nivel.

En el terreno discursivo debería dejar ver más objetivamente la organización del texto desde el punto de vista del que lo produce y no desde el punto de vista externo del observador-lingüista o del transcriptor, quien no es sino un traductor que conduce de un código oral a otro escrito" (Álvarez y Mora, 1995:48-49). Sólo transcribiendo de esta manera se puede ver la estructura de la oralidad, que parecería sumamente desordenada de otra forma. Vemos cómo el texto siguiente se transcribió marcando unidades de sentido. Si en su primera versión parece desordenada, en la transcripción etnográfica se puede vislumbrar su orden interno. Veamos la transcripción:

Ay no, sí fui, a la escuela, no fui a la escuela pero una madrina mía era muy brava, una madrina mía, y entonces nos mandaba a la escuela y nos íbanos para los potreros como le conté, nos íbanos para los potreros y bajábanos los bichos eso que... ¿tienen la matas? y nos... íbanos por esa falda rodando y las cabuyas las poníanos por dos palos, para mecernos, y... la otra parte nos íbanos a comer cínoras, que habían cosechas, y la otra parte nos íbanos a buscar mortiños... para comer, para que se nos pusiera la lengua morada (Domínguez y Mora, 1998:322).

Al reproducir el mismo material en unidades de información, que se presentan para su transcripción forma de líneas de escritura, se observa una cierta estructura, como veremos más adelante. Por ahora, nos limitaremos a hacer notar las repeticiones o bien exactas (sí fui a la escuela -no fui a la escuela; o bien las estructuras recurrentes (nos íbanos + frase preposicional) nos íbanos para los potreros como le conté- nos íbanos para los potreros y bajábanos los bichos esos que ...¿tienen las matas? - y nos..íbanos por esa falda rodando) , etc. y ciertas repeticiones de elementos lingüísticos muy evidentes, como es el caso de la conjunción "y" que, además de yuxtaponer sintagmas, tiene una clara función en la construcción del texto:

(1)
Ay no..si fui..a la escuela
no fui a la escuela...
pero una madrina mía era muy brava
una madrina mía...
y entonces nos mandaba a la escuela
y nos íbanos para los potreros como le conté
nos íbanos para los potreros
y bajábanos los bichos eso que... ¿tienen las matas?
y nos... íbanos por esa falda rodando
y las cabuyas las poníanos por dos palos
para mecernos
y... la otra parte nos íbanos a comer cínoras
que habían cosechas
y la otra parte
nos íbanos a buscar mortiños...
para comer...
para que se nos pusiera la lengua morada

En otro tipo de discursos, se encontró que las intervenciones del público, tanto verbales como en aplausos y la entonación eran también un indicio de estructuración textual, como veremos en la sección dedicada a la sintaxis de la oralidad. Es el caso del discurso del sueño de Martin Luther King (Álvarez, 1988). A continuación se transcribe un corto fragmento (2) de ese paradigmático sermón en el que el público marca especialmente su presencia4. En él se ven, al final de cada línea, la entonación descendente (**) o ascendente (***), las afirmaciones del público (Yeah, My Lord, You got it, The riches of freedom, yes) y los aplausos.

(2)
When the architects of our Republic**
wrote the magnificent words of the Constitution and the Declaration of Independence** (Yeah)
they were signing a promissory note**
to which every American was to fall heir**
This note was a promise that all men**
Yes.. black men as well as white men ** (My Lord)
would be guaranteed the unalienable rights of life, liberty***
and the pursuit of happiness**
It is obvious today***
that America has defaulted on this promissory note***
insofar as her citizens of color are concerned** (My Lord)
Instead of honoring this sacred obligation***
America has given the negro people a bad check**
a check which has come back marked insufficient funds**
                                             (Yeah, My Lord, APLAUSOS)
But we refuse to believe that the Bank of Justice is bankrupt**(My Lord, ha ha)
We refuse to believe that there are insufficient funds in the great vaults of
opportunity of this Nation** (Oh yeah)
And so we've come to cash this check*** (Yeah)
A check that will give us upon demand the riches of freedom**
                                             (The riches of freedom, Yes)
and the security of justice** (Yes, APLAUSOS)
We have also come to this hallowed spot **(My Lord)
to remind America of the fierce urgency of now**
This is no time** (My Lord)
to engage in the luxury of cooling off or to take the tranquilizing drug of
gradualism** (My Lord, Yes, You got it, APLAUSOS).

La risa está presente en la conversación y es una actividad estructurada y organizada en colaboración, además de jugar un papel importante en la organización de actividades humanas (cf. Hoyle, en prensa, Tannen, 1984). Por formar parte significante de la oralidad, tiene un espacio en la transcripción. En el artículo citado, vemos cómo la risa estructura el diálogo de manera que toma turnos igual que las palabras, y podemos decir que es, el texto. El siguiente (3) es un ejemplo de Hoyle, traducido por mí, pero respetando la exacta transcripción de la autora en cuanto a la entrada de los turnos: en este fragmento se observa cómo la risa, al igual que el hilo de lo hablado parece estructurar la conversación:

En su transcripción, Hoyle (en prensa) interpreta la risa como un hilo de habla, tejido también en forma de texto.


Notas
3 En Venezuela se han recogido varios de estos conjuntos: existen, en Caracas, los Maateriales del Habla Culta de Caracas y dos conjuntos de grabaciones transcritas en grupos de hombres y mujeres socialmente estratificados de variadas edades. Según el mismo esquema, se han recogido materiales en otras ciudades, como Maracaibo y Mérida y esto se sigue haciendo en otras regiones.
4 Tomado de Álvarez, Alexandra. 1988: 351

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