ISSN: 1139-8736 Depósito Legal: B-35783-2001 |
4.4 Sistemas para el almacenamiento de información médica
A lo largo de ciento treinta años se ha intentado agrupar toda la información médica en clasificaciones, nomenclaturas y sistemas de codificación de diversos tipos, tales como SNOMED, el código READ o la CIE-9, que aportan en un grado u otro, un tono normativo en la utilización de los términos o de los sistemas de clasificación. En estos proyectos se trataba de acopiar datos e información cualificada en poco tiempo, cuanta más información de calidad, desde la perspectiva del facultativo de ciencias de la salud, mejor sería la base de datos en cuestión (Rector 1995: 235).
Hasta hace relativamente poco, tales clasificaciones se utilizaban en la mayoría de los casos para catalogar las causas de muerte y unificar unos mínimos datos diagnósticos para fines estadísticos y epidemiológicos (Baud et al. 1997: 112). Hoy en día, han logrado agrupar de manera rigurosa datos estadísticos sobre morbilidad y mortalidad, así como mejorar la comprensión de las causas y distribución de las enfermedades, basándose casi siempre en informes médicos. Sin embargo, a pesar del riguroso acopio de datos, las fuentes de información utilizadas y el usuario final hacen que la estructura clasificadora esté condicionada por el objetivo de aquellos que la diseñan: servir de ayuda a los especialistas a la hora de emitir un diagnóstico certero, principalmente (Baud et al. 1997: 122). A su vez, a esto se le añade la necesidad ineludible tanto de un manual de uso, para entender la organización de los códigos alfanuméricos, como de la interpretación experta por parte del médico, ya que no se facilita ningún tipo definición terminológica.
Los sistemas de clasificación convencionales, pues, sólo son útiles cuando el usuario real coincide con el usuario potencial y cuando el objeto de la búsqueda real es el mismo que el objeto de búsqueda que se planificó durante la creación del sistema clasificador en cuestión. Como consecuencia, resultan inútiles para otros fines. Así, para otros usuarios potenciales, entre los que no se encuentra el facultativo, la etiología o la fisiopatología ya no son claves. Podrían llegar a ser un criterio más de clasificación, pero no el pilar básico. Por ejemplo, el paciente y el documentalista, que tienen un papel muy importante que jugar en la gestión de recursos médicos (García Martín 1998: 167) necesitan cotejar documentos secundarios como artículos, bien especializados o de divulgación, y no documentos primarios, como informes médicos (Rodríguez del Castillo 1998a: 544). Los sistemas de gestión en el campo de las Ciencias de la Salud tienen un usuario potencial muy concreto, de forma que existen distintas clasificaciones para abordar las mismas patologías en función del usuario final.
A continuación se realizará un breve recorrido
por distintos sistemas de gestión en el dominio biomédico.
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